Pasos de peregrinos: devoción y cultura religiosa en Oaxaca

Edward Wright-Ríos[1]
Vanderbilt University

A través de muchos años, en México se han sostenido una variedad de tradiciones peregrinas de la religión católica. Cientos de santuarios regados por el país atraen devotos de todo el territorio nacional. Los más famosos albergan imágenes de la Virgen María, como Nuestra Señora de Juquila en Oaxaca. A primera vista, simplemente se trata de viajar a uno de estos lugares, pero más allá de un paseo espiritual, las peregrinaciones abarcan varias cuestiones: fe, esperanza, sacrificio, comunidad, y relaciones personales.

Para muchos mexicanos, se trata de ver a María como una intercesora poderosa que aboga por los fieles: cuidándolos y concediéndoles asistencia milagrosa. Venerar representaciones de la Virgen María es parte de esta dinámica, y aunque no sea de costumbre entre todos los católicos, sigue siendo aceptado como modo de religiosidad ortodoxa. En cualquier caso, los que celebrarán su devoción de esta manera tienen a su alcance una reserva profunda de costumbres centradas en cultivar una conexión personal con una imagen específica— peregrinar, representa una de estas prácticas.

Las peregrinaciones, sin embargo, son distintas por su énfasis en el movimiento físico por el paisaje y la manera en que combinan lo personal y lo colectivo. Por una parte, se trata de fervor y acción individual; por otra, su fama procede de una experiencia social intensa: un esfuerzo compartido entre un grupo específico de peregrinos entremezclado con una convergencia festiva de miles de otros devotos.

No obstante, sigue enraizado en el sacrificio personal y una relación casi contractual entre el devoto y la figura sagrada. En términos sencillos, los fieles buscan un vínculo emocional con una abogada celestial; y a cambio, ofrecen ser netamente comprometidos a su devoción. Humillarse y buscar conocimientos y purificación a través del sufrimiento físico son aspectos cruciales. En este contexto, los devotos abrazan la oportunidad de caminar, correr, o andar en bicicleta durante varios días seguidos, incorporando distintos ritos en el camino. Aunque viajar hasta 300 kilómetros es relativamente común, ni la velocidad o la distancia son de gran importancia. Cada devoto trata de superar sus límites personales, entendiendo el dolor y agotamiento como penitencia y ofrenda.

En fin, así son los pasos peregrinos—una experiencia cinética, pública, e íntima que se siente hasta en los huesos. Dista mucho de los rezos contemplativos en casa o los rituales litúrgicos en la iglesia.

Estas fotografías, entonces, representan una ventana—pero no la única— sobre este fenómeno en México. Tomadas en Oaxaca, durante una peregrinación a Juquila en 2016, son parte de una colaboración entre Edward Wright-Ríos (Profesor e Investigador de Historia Latinoamericana en la Universidad de Vanderbilt) y Mike DeBose (Fotógrafo). Y esto fue posible gracias a la amable invitación de un grupo de vendedores del Mercado de Abastos en Oaxaca que se han nombrado “Grupo de Amigos Caminando Juntos Bajo una Misma Fe.” Esta ventana, por así decir, les pertenece a ellos.

Juquilita 

“Juquilita,” como dicen los devotos, ha sido reproducida en varios medios durante siglos. Muchos grupos de peregrinos tienen una copia de la imagen que los acompaña. Aunque el origen preciso de la imagen original se disputa, la devoción data del surgimiento de un catolicismo barroco durante el siglo XVII. Para fines del siglo XVIII, contaba con una devoción grande. Según un libro promoviendo la devoción en 1791, atraía 23 mil peregrinos y 1.5 mil comerciantes a su feria cada 8 de diciembre.[2] A fines del siglo XIX, aproximadamente 30 mil personas asistían, según la prensa católica de la época.[3] Hoy el gobierno oaxaqueño calcula que 2.5 millones de personas visitan Juquila cada año.[4]

Entre hombres 

Al contrario de los estereotipos del machismo, la peregrinación revela a muchos hombres tomando parte en una diversidad de actividades religiosas y abiertamente expresando su piedad. En una de las bodegas cuatro peregrinos cuidadosamente adornan y atan la Virgen a una silla que han modificado para cargar la imagen. Su devoción se nota en otras maneras también. Uno de estos hombres, por ejemplo, vive en Texas, pero regresa cada año para participar en la peregrinación.  Además, dona al grupo los chalecos reflectantes de su negocio nombrada por la Virgen oaxaqueña, “Juquila Air Comfort Systems.”

La Ruta

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A finales del siglo XVIII un sacerdote oaxaqueño escribió un libro sobre la peregrinación que incluye un mapa de la ruta de Oaxaca a Juquila. Aunque en verdad hay muchas rutas, este plano colonial traza un camino casi idéntico al que siguen los peregrinos del Mercado de Abastos. Aquí, pequeños grupos de peregrinos se extienden sobre dicha ruta. En algunas partes, lo que parecen ser trozos del viejo camino real con su empedrado se siguen usando.

El Valle 

Los dos primeros días de la caminata tienen lugar en el Valle Central de Oaxaca. Al amanecer del segundo día, la vanguardia del grupo acompaña su imagen. En gran medida, la historia de Juquila se centra en la interacción entre los residentes del Valle y las comunidades de la sierra sur y la costa. Siglos atrás, la peregrinación coincidía con una feria de comercio importante. Gente de estas zonas siguen encontrándose en el santuario, pero hoy miles de devotos de regiones más lejanas también toman parte.

La Virgen te mueve 

 “¿Cansado? La Virgen y tu fe te mueven,” dice el grafiti peregrino. En todo el camino, los devotos dejan mensajes y señales. A primera vista, los mensajes emanan de una cultura de apoyo mutuo que la mayoría de los peregrinos sostienen. Por ende, piedras y paredes tienen flechas indicando el camino correcto, e individuos y carros pasan echando porras a los devotos. De la misma manera, hay mensajes como este que ofrecen inspiración. A un nivel más profundo, las señales, cruces, adornos, testimonios, y las leyendas compartidas entre peregrinos nos hablan de un largo proceso por el cual los devotos de Juquila le han añadido un significado religioso, simbólico y moral a lugares específicos en el paisaje.

Huevos al comal

Donde existen peregrinaciones, hay economías que dependen del flujo de peregrinos. En los caminos y senderos, los empresarios locales anhelan aprovecharse del movimiento masivo de devotos. A veces son negocios netamente improvisados—por ejemplo, vendiendo bebidas y bolis de una mochila en el camino. En otros casos, ofrecen un panorama del espíritu empresarial mexicano: desde mesas y bancos caseros debajo de lonas de plástico, con sus cocinas al aire libre, hasta restaurantes con piso de cemento, techo de lámina, y aparatos de sonido en la carretera. La comida por lo general es abundante y rica y huevos al comal en una tortilla recién hecha, con salsa y un poco de sal, es el clásico platillo peregrino.

El Pedimento y su imagen

Después de caminar seis días, los peregrinos del Mercado de Abastos hacen una pausa en el Pedimento, una capilla a escasos kilómetros del santuario. Allí se encuentra una copia de la Virgen de Juquila tallada en piedra. Alrededor de la capilla, hay puestos vendiendo velas, milagros, y pequeñas representaciones de carros y casas para que devotos dejen modelos de sus peticiones. Después de hacer cola tranquilamente, muchos peregrinos tocan sus velas a la imagen y después las pasan por a sus cuerpos. Los individuos tocan a la Virgen, palpitan su manto, y le dejan milagros. En los muros y columnas pegan fotografías, títulos escolares y licencias profesionales.

Devoción Digital 

Nuestra era digital ha traído importantes trasformaciones en la devoción popular. Siempre ha habido una cultura emotiva de piedad en los santuarios. Además, hay una tradición compleja acerca de los objetos simbólicos y textos breves alabando la Virgen como intercesora. Hoy en día, estas costumbres están colonizando los medios sociales. Casi todos los peregrinos toman fotos y videos con sus teléfonos. Algunos hacen videos y documentales caseros. Unos pocos publican exvotos virtuales incluyendo corridos originales contando historias de milagros recibidos. Naturalmente, hay empresarios con conocimiento tecnológico que ofrecen sus servicios a los devotos.

Los Árboles del Pedimento  

Sean de piedra, madera, metal o plástico, los devotos hacen, o mandan a hacer, objetos para comunicar sus súplicas y anunciar su fe. Lonas de vinil de todo tipo abrigan los árboles del Pedimento donde también ofrecen pruebas acerca de la expansión geográfica de la devoción mientras ondean en el viento. Son muy variadas mostrando retratos, fotos de vehículos, recuerdos de un viaje al santuario en familia, o conmemorando décadas de compromiso peregrino. Muchos otros dejan cruces con mensajes escritos o tallados en su superficie, que se encuentran sembradas en las laderas del Pedimento o atados a las ramas en los mismos árboles.

Su bastón y su pena 

El bastón y sombrero han sido emblemas simbólicos y accesorios prácticos de la peregrinación por siglos. Entre los devotos de Juquila, hay un nivel de sentido adicional en torno a las varas que portan en el camino. Más allá de ayudarles con los pasos que toman, cada bastón, según dicen, se carga con los pecados y penas de su amo. Es costumbre, por lo tanto, tener cuidado y no confundirlos. El último día, cuando agotados transitan las calles de Juquila, pasan una pequeña capilla abierta. Allí se demoran, contemplan la cruz y abandonan sus bastones, y a veces también sus sombreros, antes de proceder aliviados. Por otra parte, este momento presagia su retorno a los ritmos y realidades mundanos del México actual—la peregrinación está por terminar.

El Atrio 

Por fin llegan los peregrinos a Juquila, sea caminado, corriendo, en bicicleta, en carro o en autobús. En la época más intensa de peregrinaciones, noviembre y diciembre, la constante llegada de procesiones de peregrinos con sus imágenes llena el atrio de la basílica todo el día. El santuario, repleto de gente durante la misa, deja a muchos afuera escuchando por unos parlantes con ofrendas en mano, deseando aproximarse a la Virgen de Juquila, quien se ve iluminada en el altar desde lejos. Cuando termina la misa entran los devotos de afuera e inmediatamente los reemplazan nuevos grupos de peregrinos.

Crédito de fotografías: Michael DuBose, United Methodist News Service


Bibliografía

Ruiz y Cervantes, Joseph Manuel, (1791), Memorias de la portentosa imagen de Nuestra Señora de Xuquila, México, Felipe de Zúñiga y Ontiveros.

La Voz de la Verdad, (1899), 17 de diciembre. Periódico de la época.


[1] Correo: edward.wright-rios@vanderbilt.edu

[2] Joseph Manuel Ruiz y Cervantes, Memorias de la portentosa imagen de Nuestra Señora de Xuquila (México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1791), pp. 58-61.

[3] La Voz de la Verdad, 17 de diciembre de 1899. Periódico de la época.

[4] Gobierno del Estado de Oaxaca, “Gobierno de Oaxaca apuntala el desarrollo de las Rutas Turístico-Económicas de Oaxaca,” San Pedro Juchatengo, 7 de noviembre, 2015, http://www.oaxaca.gob.mx/gobierno-de-oaxaca-apuntala-el-desarrollo-de-las-rutas-turistico-economicas-de-oaxaca/.