Cinemantropos
Karla Paniagua
Directora de Futuros, CENTRO
El cine ha aprovechado la curiosidad que despierta el canibalismo para generar diversas representaciones, ya sea bajo la forma de tribus aisladas, psicópatas sofisticados, muertos vivientes o mutantes producto de la radiación atómica. Sin embargo, el caníbal ha adoptado una nueva forma: la de una chica adolescente. ¿Cómo es que uno de los peores tabúes pasó a ocupar apariencias y corporalidades pretendidamente inocentes?
Esta película dirigida y protagonizada por John Krazinski narra la historia de la familia Abott, Lee el padre, Evelyn la madre y sus hijos Beau, Marcus y Regan. Cierta raza alienígena ataca a los seres humanos, estos seres letales son ciegos, pero tienen un oído finísimo que les sirve para localizar a sus presas.
Hay un slogan ambientalista (que quizá proviene de la sabiduría ancestral de muchos pueblos) que dice que “la Tierra no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos”, que subraya al mismo tiempo la importancia de cuidar tanto a nuestro entorno como a quienes nos sucederán en esa sencilla pero nada fácil tarea. Y este largometraje australiano, dirigido por Peter Cattaneo (2006), acerca de las fantasías de una niña en un entorno inicialmente hostil a ello nos plantea, entre otras, cómo la búsqueda del bienestar no puede pasar por alto los sueños de la infancia