Historia del CIESAS Sureste: desde sus orígenes
en la frontera

María Dolores Palomo Infante[1]
CIESAS Sureste

Instalaciones de la Unidad Regional Sureste

La frontera sur de México estuvo en el origen de la Unidad Sureste del CIESAS y sigue presente en su desarrollo académico actual. En enero de 1985 nació esta sede como resultado de un proyecto de investigación sobre la Frontera Sur. Fue Andrés Fábregas quien lanzó el proyecto y finalmente fundó el CIESAS Sureste. A él acudí para poder escribir estas líneas, pues nadie mejor que él puede darnos testimonio de ese momento tan importante para el Centro y para todos los que actualmente trabajamos en la Unidad. Al leer las notas que me envió, empecé a recordar sus palabras en una sesión de un seminario de la maestría al que lo invitamos a participar, cuando todavía no había regresado al CIESAS y estaba empeñado en fortalecer la Universidad Intercultural de Chiapas. Recuerdo esa sesión porque en una plática amena, y con el objetivo de hablar sobre la antropología en Chiapas, hizo un perfecto encuadre y una reflexión sobre la importancia del CIESAS Sureste en el desarrollo de la antropología, la historia y otras disciplinas sociales y humanísticas en esta región. Con sus reflexiones, pudimos apreciar cómo los estudiantes se sentían orgullosos y seguros de haber elegido la mejor opción para sus estudios. Dejó muy claro cómo esta unidad ha sido desde su origen uno de los pilares básicos para las ciencias sociales en el Sureste y una institución de referencia para el análisis y la reflexión sobre muchas de las problemáticas que han aquejado a esta región de México y también a una parte de Centroamérica. Sobre esto regresaré más adelante. Ahora retomaré la información y las palabras de Andrés.

A mediados de 1983, Eduardo Matos Moctezuma, por entonces director general del CIESAS, nombró a nuestro colega Fábregas como Coordinador de Proyectos Especiales y le encargó diseñar un proyecto de investigación antropológica de la Frontera Sur, que estaría financiado por la Subsecretaría de Cultura de la SEP, a cargo del Lic. Juan José Bremer Martino. Al terminar el proyecto a finales de 1984, Andrés presentó los resultados a Juan José Bremer, y comentó la importancia de fundar “…un centro de investigación especializado y con sede en alguno de los estados de la Frontera Sur. Siendo nativo de Chiapas, comenté que ese sería el indicado para ser sede, debido a que era el que más municipios tenía en colindancia con Guatemala.” La propuesta fue presentada al secretario de Educación, Jesús Reyes Heroles, a finales de noviembre de 1984. Dice Andrés que: “Reyes Heroles escuchó con paciencia mi informe acerca de la Frontera Sur y cómo, en el campo de la antropología, las Universidades Norteamericanas ejercían una suerte de monopolio en la investigación y publicaban sus resultados en inglés y en su país.” A pesar de estar convencido con los argumentos, Reyes Heroles opinó que no era buena idea crear una institución al final del sexenio, por lo que “…convenimos en que había que seguir el ejemplo de Gonzalo Aguirre Beltrán quien había fundado el CIESAS del Golfo.”[2] Surgió así el CIESAS Sureste, con el propósito de realizar estudios especializados sobre “los procesos sociales y culturales en la Frontera Sur, lo que equivalía a poner atención también en los países de Centroamérica. En igualdad en importancia señalé la necesidad de analizar al Caribe como parte de la Frontera Sur”. Con Leonel Durán Solís como director general del CIESAS comenzaron las andanzas de la unidad, con el primer proyecto de investigación: “Religión y Sociedad en el Sureste de México”, cuyos resultados fueron publicados en 6 volúmenes de los Cuadernos de la Casa Chata. Asimismo, los resultados y materiales del Proyecto de Investigación Antropológica de la Frontera Sur se publicaron en 1985 también en la misma colección, en los números 124 a 126.[3]

Nos dice Andrés que, en un principio, las instalaciones se ubicaron en Tuxtla, en donde él mismo fungió como primer director regional, con el apoyo de Miguel Sandoval como administrador y de Carlos Román García como bibliotecario, y en donde también trabajaba María Elena Tovar. Poco después se instaló otra sede en San Cristóbal de Las Casas, en unas casas rentadas —antes de que se comprara el terreno e instalaciones en las que se ubica actualmente— donde trabajaban otros investigadores de Sureste, como Carlos Guzmán Bockler, Aída Hernández, Graciela Freyermuth, Jan De Vos, Juan Pohlenz, Juan Pedro Viqueira y Graciela Alcalá. Con ellos se fueron diversificando los temas de los proyectos de investigación: salud, refugiados, historia, entre otros, en los últimos años de la década de los ochenta y primeros de los noventa. Estos eran algunos de los temas que podían explicar la complejidad de esta región de México, en un ir y venir entre la antropología y la historia.

La fundación de CIESAS Sureste se dio en un contexto en el que la antropología era necesaria en Chiapas y Centroamérica. La relevancia de las problemáticas relacionadas fundamentalmente con la población indígena y la necesidad de proveer de un contexto más adecuado para la relación con los ladinos o cashlanes —incluida población en general e instancias de gobierno—, hacían imprescindible el desarrollo de investigaciones que pudieran explicar el complejo mundo en el que se desarrollaban —o no— esas relaciones. Esto implicaba un amplio abordaje de la sociedad y la cultura del Sureste, lo que necesariamente llevaba a realizar un acercamiento amplio sobre otros temas que pudieran explicar la realidad chiapaneca en sus diferentes regiones. Por otra parte, la condición de frontera del estado era otro de los motivos relevantes para desarrollar investigaciones. Esas relaciones que históricamente habían existido entre Chiapas y Centroamérica no desaparecieron con la creación de la línea fronteriza; antes al contrario, se habían creado nuevas dinámicas y problemáticas que hacían necesario su estudio.

De hecho, el CIESAS Sureste no fue el único centro que se fundó en este momento. La Universidad Autónoma de Chiapas creó en 1984 el Centro de Estudios Indígenas, gracias al Dr. Mario Humberto Ruz. También se fundó un centro de investigación de la UNAM, el Centro de Investigaciones Humanísticas de Mesoamérica y el Estado de Chiapas — CIHMECH—, por el Dr. Cuauhtémoc López Sánchez en 1985, antecedente del PROIMMSE y actualmente el CIMSUR, con quienes compartimos intereses, actividades y los éxitos de nuestros resultados. Estos tres centros enriquecieron, sin duda, las investigaciones desarrolladas por académicos de otros centros ya existentes en ese entonces como en Centro de Investigaciones Ecológicas del Sureste (CIES), antecesor de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y un centro del Instituto de Ciencia y Artes de Chiapas, que posteriormente se convertiría en el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (CESMECA-UNICACH).

Teníamos una biblioteca pequeña, que atendía Lupita Salazar. No recuerdo bien la fecha –puede ser en 1998—, pero fue todo un acontecimiento cuando nuestros libros pasaron de un pequeño cuartito a una gran biblioteca, durante la dirección general de Rafael Loyola, que finalmente fue ampliada en 2012, cuando Virginia García era la directora general. También hubo cambio en la jefatura de la biblioteca al incorporarse Óscar López.

Cuando yo ingresé al CIESAS en 1998 la administración estaba en manos de Raúl Gutiérrez, quien posteriormente, y tras cursar la maestría, se encargó de la secretaría técnica del Posgrado de Sureste. Actualmente, José González es desde hace muchos años nuestro jefe de administración. En el área de cómputo estaba Sara Ruiz, quien sigue ocupándose de ella. Como secretaria de la dirección estaba Gloria Pérez; después la ocuparon otros colegas como Rey Alba, Susy Barrios, Lupita Salazar, Karla Thomas y ahora Lorena Estrada. Todos, técnicos académicos y administrativos, entre los que me faltan por nombrar a don Eduardo Pérez, Roberto Núñez, Efraín Urbina e Itzel García, que han sido un soporte y apoyo muy importante para que los investigadores pudiéramos dedicarnos a hacer nuestras actividades de investigación y docencia.

En los noventa comenzó una diversificación de temas: del problema religioso inicial, y de las cuestiones fronterizas, comenzaron a cobrar fuerza temas tales como la antropología médica, la antropología política, los pueblos indígenas y la ecología. Ingresaron en ese entonces Gaby Vargas (la primera directora después de Fábregas) e Igor Ayora. Para atender las problemáticas del Caribe, nuestros colegas Martha Villalobos y Gabriel Macías desarrollaban sus proyectos en Quintana Roo, en una sede anexa al CIESAS Sureste. También llegaron los primeros lingüistas, cuando John Haviland y Lourdes de León se incorporaron a la Unidad a través de una cátedra patrimonial, y más tarde lo hicieron Roberto Zavala, Gilles Polian y Eladio Mateo (Balam). Sin embargo, durante los primeros años de la unidad no se logró alcanzar una estabilidad en cuanto a la planta académica. Era frecuente que los investigadores, por diferentes motivos personales o académicos, dejaran San Cristóbal y el CIESAS después de algunos años de estancia en ellos. Poco a poco, la planta de investigadores se fue consolidando, con el ingreso de colegas que han mantenido un alto compromiso con la región y sus problemas, y que ya tenían proyectos asentados en ella.

Poco después se inauguró uno de los temas que ya comenzaba a cobrar fuerza: la migración. De igual forma, los gobiernos locales, las cuestiones de las autonomías indígenas y el problema del agua fueron incluidos entre las investigaciones que se desarrollaban en la unidad. Todos eran temas relevantes para reflexionar y analizar las problemáticas de la región, de la frontera, e incluso de Centroamérica, principalmente Guatemala. En estos temas, el CIESAS se convirtió en una institución puntera en sus abordajes. Realmente, los resultados de las investigaciones aportaban importante información para los tomadores de decisiones políticas y gestores de los problemas del estado, ya que se comprendían mucho mejor estas problemáticas. También desde la colaboración con los sujetos y el activismo político se ha abordado el análisis de los espacios sociales, desde enfoques multidisciplinarios para comprender de forma más global las problemáticas. Pero lo realmente importante de estos proyectos, tanto de los procesos como de los resultados, fue la constante vinculación con los actores y la sociedad en la que se desarrollaban las investigaciones. Esta vinculación es la que dio el carácter al CIESAS Sureste y le otorgó su verdadero valor.

Y como institución de investigación puntera, que ya lo era en estas fechas, nuestra maestría, que iniciamos con los colegas de Occidente, fue la primera en antropología social que se abrió en la región; ahora compartimos este programa con la Unidad Noreste. Posteriormente, en 2015 inauguramos el doctorado, que junto con la maestría y doctorado en lingüística indoamericana han posicionado al CIESAS Sureste como uno de los centros más importantes del Sureste en la formación de recursos humanos.

Poco a poco fueron creciendo nuestras instalaciones. Las primeras fueron antiguas casas ubicadas en el centro de San Cristóbal las que, según nos cuenta Graciela Freyermuth,[4] eran rentadas en principio, con fondos del Instituto Chiapaneco de Cultura, del que Fábregas era director. Luego, en 1994, Teresa Rojas, en ese entonces directora general del CIESAS, realizó los trámites para comprar un espacio de dos hectáreas de terreno con una construcción en la Quinta San Martín, en la salida hacia San Juan Chamula. Poco a poco, las instalaciones han ido creciendo, y, sin ser suficientes por el crecimiento del personal académico y administrativo, estudiantes y posdoctorantes, son un espacio maravilloso para todos nosotros.

Hemos visto pasar varias generaciones de estudiantes, de colegas investigadores que nos han visitado atraídos por las problemáticas del estado y por la acogida que tienen en el CIESAS Sureste. Muchos nacionales, y también muchos extranjeros que se han adscrito como investigadores visitantes y han colaborado con nosotros en investigación y docencia, lo que ha propiciado una gran experiencia de intercambio. Aunque desde hace mucho tiempo han llegado investigadores posdoctorantes, recientemente su presencia se ha fortalecido, siendo un gran apoyo para el quehacer de la Unidad. El CIESAS Sureste también se ha caracterizado por la estrecha colaboración con instituciones de la región, nacionales y extranjeras con las que hemos desarrollados proyectos conjuntos para el abordaje de las problemáticas locales, regionales y transfronterizas.

Poco a poco fueron llegando nuevos compañeros a la Unidad, académicos, administrativos, y de apoyo, lo que ha permitido fortalecer y consolidar la planta laboral. Pero también hemos tenido que despedirnos de varios de ellos, algunos porque buscaron otros espacios para seguir desarrollando su vida profesional, otros porque se nos adelantaron en el camino, pero a los que seguimos recordando con todo nuestro cariño. Jan De Vos y Eduardo Pérez Díaz siguen estando en esta que es su casa.

Actualmente, la posición del CIESAS en el Sureste sigue siendo importante y relevante en la región. Nuestro objetivo sigue siendo el mismo, es decir, abordar las problemáticas regionales, estatales y transfronterizas con la mirada puesta en la gente. Han cambiado las líneas de investigación, así como los temas, de acuerdo con los cambiantes contextos en los que estamos insertos, pero los objetivos siguen siendo los mismos. Sin duda, es una institución consolidada, que en cierto modo ha superado la inestabilidad de los primeros años, sobre todo relacionada con la planta académica. Somos conscientes de que tenemos que afrontar los nuevos retos que nos imponen los cambios en múltiples direcciones. Son nuevas problemáticas que nos demandan atención, pero también cambios en las políticas relacionadas con la investigación que han revolucionado nuestro quehacer diario. También se ha fortalecido mucho la formación de recursos humanos, que ha ocupado un espacio tan importante como la investigación y que en algunos casos nos ha traído como regalo la colaboración de nuestros estudiantes titulados en los proyectos que desarrollamos.

El futuro lo vemos con grandes retos. Los cambios y los problemas económicos que enfrenta la ciencia en México han transformado, o al menos lo han intentado, nuestro quehacer académico. El ambiente es pesimista y vemos cómo han afectado a nuestras actividades. Sin embargo, el CIESAS siempre se ha sobrepuesto a los problemas, incluso mejor en la adversidad. A pesar de todo miramos hacia adelante con ilusión y con esperanza de que nuestras disciplinas sigan aportando a la sociedad lo que desde nuestra fundación lo ha hecho. Esto de la mano de un relevo generacional que, aunque de forma discreta, ya se está produciendo. Chiapas en una zona de transición que exige renovación temática constante, con cambiantes y nuevos contextos que también exigen nuevas metodologías, planteando nuevas preguntas ante los nuevos problemas. Y como muestra un botón: me cuentan los lingüistas que su interés para el futuro es profundizar en lenguas poco estudiadas y crear la documentación que puede usarse para otros fines: educativos, para programas de difusión y revitalización de las lenguas, así como para formar recursos humanos nativohablantes. Así, sin darnos cuenta, vamos cambiando al ritmo de los nuevos tiempos, pero con el propósito de mantener a la institución con la relevancia que ha tenido desde su origen. Por eso seguimos pendientes de cómo se transforma la sociedad del Sureste y de la región transfronteriza con Centroamérica.


  1. Agradezco a Andrés Fábregas, Graciela Freyermuth, Cecilia Acero, Rey Alba y Eladio Mateo la información que me han dado y sus reflexiones para la elaboración de este texto. Correo: dpalomo@ciesas.edu.mx

  2. Notas de Andrés Fábregas, del 2 de agosto de 2023.

  3. Andrés Fábregas también nos refresca la memoria sobre quiénes fueron algunos de los investigadores que participaron en los proyectos que dieron origen al CIESAS Sureste: Patricia Ponce Jiménez y Mariano Báez Landa (Chiapas); Antonio Higuera Bonfil, Luz del Carmen Vallarta Vélez, Martha Villalobos y Gabriel Macías (Quintana Roo), Luz Elena Arroyo Irigoyen, José Eduardo Tappan, Aurora Díez-Canedo, María del Carmen Barreneche, Juan Pohlenz, Ángeles Ortiz, Bertha Toraya Toraya, Jorge Mario Martínez, María del Rayo Campos Solano, y María Teresa Ejea Mendoza.

  4. Cecilia Guadalupe Acero Vidal y Marissa Vianey Campa Hernández, Videos conmemorativos del 50 Aniversario del CIESAS, 2023.

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