Excluidos y desvalorizados: músicos populares a contracorriente

Xiomara Romero Medina[1]


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Imagen tomada de Pixabay.


Es profundamente irónico que la música –y el arte, en general– siendo elemento catártico, terapéutico y enriquecedor para la vida ante un mundo siempre en conflicto y crisis sea también uno de los ámbitos más infravalorados y peor monetizados en México. Especialmente aquel que se genera de manera local. Estas circunstancias, que son una realidad para la mayoría de los músicos y artistas, se recrudecieron durante la pandemia por el Covid-19, en la que los espacios de entretenimiento y eventos masivos se vieron orillados a la clausura indefinida.

A pesar de que existen recursos y fondos públicos para diversas artes, y si bien instituciones como Conarte en Nuevo León y la Secretaría de Cultura a nivel federal abren convocatorias o destinan becas, el alcance de éstas suele ser pequeño e insuficiente. Y en este mismo sentido, “las empresas culturales que trabajaban para proteger y enaltecer el patrimonio cultural material e inmaterial en México sufrieron también afectaciones importantes quedando vulneradas económicamente y a la deriva”. (Luja, 2020)

Ahora bien, si “la vida sin música es un error” como dijo Nietzsche, ¿por qué está tan desprotegida? Ante la pérdida de empleos, la escasez de personal y material médico, la reducción del comercio informal, la reconstrucción de los planes educativos traducido esto en pérdidas de aprendizaje, la inseguridad alimentaria, el aumento de la pobreza y la violencia, las muertes que se sucedían por miles, aunado a lo poco que se sabía del virus y, en resumen, ante el apremio de subsanar éstas y otras necesidades y carencias ya existentes e intensificadas por una crisis sin precedentes, el arte y la cultura quedaron marginadas de la agenda.

Un caso ilustrativo es el movimiento #NoVivimosDelAplauso que, en sí mismo, es digno de un estudio separado. Surgido a fines de 2019 para reclamar pagos atrasados por actividades culturales por parte del Gobierno Federal y el de la Ciudad de México, pronto evolucionó en un espacio que apunta a

mejorar las condiciones laborales para los artistas y trabajadores de la cultura […], diseñar reformas legislativas que reconozcan el estatuto del trabajador cultural […], transparentar el presupuesto que se designa al sector cultural y, en suma […] dignificar el trabajo de todas las personas que conforman el sector artístico-cultural. (Infobae, 2020)

La precariedad laboral priva en buena parte del mundo del arte y la cultura, ocasionada entre otros factores, por la terciarización, la irregularidad en los pagos, el regateo, los derechos de autor nulificados y una legislación opaca. Ante ello, este movimiento de artistas lucha por el respeto a su trabajo, el pago justo y una legislación de protección y oferta laboral constante. Sostiene que su actuación:

ha generado la observancia y procurado la defensa de los derechos culturales, así como mecanismos de representatividad colectiva y bilateralidad frente a autoridades. Somos un movimiento democrático, horizontal, incluyente, laico, plural, de libre afiliación y apartidista, organizado mediante asamblea general. Nuestra principal línea de acción se centra en la dignificación del trabajo de todas las personas que conforman el sector artístico-cultural.[2]

Debido al cierre generalizado de los espacios y la cancelación de la actividad “no esencial”, donde cabe el trabajo artístico-cultural, muchos artistas adoptaron la virtualidad, que desafortunadamente no genera rendimientos a menos que haya experiencia y conocimiento técnico previos. En general los espectáculos vía streaming “resultan poco eficaces para la escena local y sólo funcionan para artistas consolidados y de renombre.” (Aguilar, 2021)

La falta de consideración social para los artistas movió a algunos a solicitar a las autoridades “si no nos van a ayudar, que nos dejen trabajar”. (Aguilar, 2021) Muchos de los músicos ganaban dinero de los eventos en vivo y las presentaciones culturales, ahora, con el cierre de espacios y la cancelación de eventos masivos, deben combinar las clases de música que imparten con la grabación y producción casera de conciertos virtuales.

Ahora bien, es interesante cómo esta desvalorización generalizada del trabajo artístico genera en los artistas mecanismos de creatividad para construir y diseñar alternativas para solventar su propia incertidumbre. Se ven orillados a capacitarse en oficios ajenos a su trabajo artístico –algunos trabajan en restaurantes o conduciendo autos de servicio Uber– o bien relacionados con éste, como aquellos que tuvieron que aprender sobre producción audiovisual cuando se mudaron a las redes y plataformas virtuales, improvisando estudios dentro de sus casas, o bien, impartiendo clases de arte. Pero suelen ser actividades que se complementan casi de manera obligatoria, como se mencionó anteriormente.

También sucede que se construyen redes de apoyo entre la misma comunidad artística, a veces sin perseguir la retribución económica. Vale la pena mencionar algunas de las propuestas que surgieron en el contexto de la pandemia. El caso de Alondra de la Parra, “quien contactó a los artistas que conocía para ofrecer una orquesta filarmónica virtual” (Treviño, 2021) con la cual se recaudaron fondos para centros de educación infantil, cooperativas, proyectos de educación musical para niños de escasos recursos, etcétera.

Otra propuesta fue South Train, “proyecto binacional de cerca de 70 artistas independientes” (Noro, 2021) que involucró a cuatro ciudades: Tijuana, Ensenada, San Diego y Los Ángeles. “La programación del espectáculo South Train […] incluyó entrevistas, presentaciones musicales, danza, performance, recorridos virtuales por exposiciones artísticas y otras actividades” (García, 2021), transmitidas desde diversas plataformas virtuales. Los artistas no recibieron retribución económica. Sin embargo, la iniciativa fue una herramienta para afirmar su presencia ante el público y reinventarse ante un panorama social desmotivador, lo cual se traduciría en nuevos proyectos para algunos de los participantes.

De #NoVivimosDelAplauso se desprendió Arte a Domicilio, en la ciudad de Pachuca, un festival cultural escénico que tuvo como objetivo llevar el arte de vuelta a los espacios públicos y, muy particularmente, descentralizar los eventos culturales y asegurar el derecho a la cultura de la población infantil. “En el caso de los condominios, los niños y su familia pueden ver la obra de teatro desde la ventana de su hogar […] llegar a las colonias implica que los niños valoren su casa, colonia y barrio y mirar a través del arte.” (Elizondo, 2020)

A nivel gubernamental, desde la Secretaría de Cultura, surgió una estrategia digital denominada Contigo en la Distancia, «en la que se ofrece una amplia selección de material cultural, que incluye archivos sonoros, entrevistas, galerías fotográficas, videos, libros, recorridos y otros recursos, con el objetivo de que las personas puedan ejercer su derecho a la cultura desde el hogar» (Gobierno de México, 2020).

Entre otras actividades oficiales se implementaron convocatorias como: Espacios escénicos independientes en resiliencia, Movimiento de Arte en Casa; Dramaturgia del confinamiento; y Convocatoria para creadores y artistas que “buscan incentivar a los creadores por medio de apoyos económicos para propuestas culturales que respondan a nuevas formas de ejercer los derechos culturales de cara a la pandemia.” (Luja, 2020). Sin embargo, la valoración de su impacto es algo aún por ver.

No considerar la música –y el arte– como un recurso importante también revela la poca relevancia que se le otorga a la salud mental. El encierro ha tenido fuertes repercusiones en este aspecto; elevados niveles de depresión y ansiedad; estrés infantil debido a sus niveles más bajos de resiliencia; el miedo a estar expuesto; la resignificación de la convivencia y demás.

En esta situación de aislamiento, la música actuó como dispositivo de catarsis emocional, canalización de las emociones negativas, recurso de evasión y alivio ante la sensación de soledad. Durante la pandemia, un estudio “percibió un aumento del tiempo dedicado a las actividades musicales, como escuchar, cantar, bailar o tocar un instrumento”. (Rodríguez, 2021). Otro estudio posterior, centrado en España (Martínez-Castilla y otros, 2021), reveló la importancia de la música para el bienestar emocional. Realizado a fines de 2020, a partir de un instrumento en línea con 507 adultos, halló que el grupo de adultos jóvenes y aquel con formación musical reportaron una mayor eficacia para mejorar su bienestar.

Los desafíos culturales que se aproximan después de la pandemia serán grandes:

Se tendrá que convocar a la fuerza creativa del país para emerger nuevamente, habrá que revisar los aciertos y desaciertos, se tendrá que reflexionar sobre el surgimiento de una nueva era en donde habrá que transitar; pero ahora con un conocimiento previo que obligará a diseñar nuevas políticas (Luja, 2020).

Una alternativa para aliviar esta problemática sería dar cabida a los artistas para generar propuestas y participar a nivel educativo, por ejemplo. Simplemente, ante un suceso tan difícil de procesar como es una pandemia, que implicó también experimentar la tragedia a nivel colectivo ¿cómo se defiende el ser humano? “Todas las producciones artísticas están hechas para superar la tragedia.” (Cyrulnik, 2018) Esto es especialmente duro para las infancias. En este sentido, darle voz al artista que tiene tanto que aportar desde su mirada. El arte abre la mente, genera empatía, refuerza el aprendizaje y forma para la vida.

Cuando damos la palabra a los artistas, a los poetas, a los cantantes, a los escritores, a los cineastas, ahí las emociones están controladas. Porque podemos hacer del artista nuestro portavoz.

Boris Cyrulnik

Bibliografía


Aguilar, Ilse (21 de octubre de 2021), “Músicos piden al gobierno que los dejen trabajar durante pandemia”. Obtenido de Publimetro: https://www.publimetro.com.mx/puebla/2021/09/30/musicos-piden-al-gobierno-que-los-deje-trabajar-durante-pandemia/

Cyrulnik, Boris (10 de diciembre de 2018), “Resiliencia. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. (V. Esteban, Entrevistador)

Elizondo, Sara (22 de noviembre de 2020), “El arte, a domicilio con el movimiento No Vivimos del Aplauso”. Obtenido de Criterio: https://criteriohidalgo.com/fin-de-semana/el-arte-a-domicilio-con-el-movimiento-no-vivimos-del-aplauso

García, Odilón (3 de septiembre de 2021), “Invita la Secretaría de Cultura de Baja California a seguir la programación del espectáculo virtual South Train”. Obtenido de Diario de Tijuana: https://diariotijuana.info/2021/09/invita-la-secretaria-de-cultura-de-baja-california-a-seguir-la-programacion-del-espectaculo-virtual-south-train?doing_wp_cron=1647699538.4416921138763427734375

Infobae (24 de diciembre de 2020) “A un año de “No Vivimos del Aplauso”, la lucha en contra de la precarización laboral ante la pandemia”. Obtenido de Infobae: https://www.infobae.com/america/entretenimiento/2020/12/24/a-un-ano-de-no-vivimos-del-aplauso-la-lucha-en-contra-de-la-precarizacion-laboral-ante-la-pandemia/#:~:text=Ante%20esta%20situaci%C3%B3n%2C%20surgi%C3%B3%20el,y%20artistas%20de%20la%20cultura.

Morales, Celia, Portilla, María de las Mercedes (2020), “La emergencia cultural en México y el COVID-19; Desafíos presentes y futuros”, en J. G. (coords.), Factores críticos y estratégicos en la interacción territorial. Desafíos actuales y escenarios futuros (págs. 401-414). Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México y Asociación Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional.

Martínez-Castilla, Pastora; Gutiérrez-Blasco, Isabel; Spitz, Daniel y Roni Granot (2021), “The Efficacy of Music for Emotional Wellbeing During the COVID-19 Lockdown in Spain: An Analysis of Personal and Context-Related Variables”, en Frontiers in Psicology, 09 abril. Consultado en https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2021.647837/full

Díaz, Karla (2 de febrero de 2021), “De artistas a “trabajadores de la cultura” en busca de derechos laborales”. Obtenido de Viraje: https://www.virajemx.com/de-artistas-a-trabajadores-de-la-cultura-en-busca-de-derechos-laborales-movimiento-no-vivimos-del-aplauso-arte-mexico/

Noro (28 de diciembre de 2021), “South Train: artistas se unen en frontera de México por pandemia”. Obtenido de Noro: https://noro.mx/south-train-artistas-se-unen-en-frontera-de-mexico-por-pandemia/

Rodríguez, Eva (26 de junio de 2021), “Música durante la pandemia, nuestro alivio emocional”. Obtenido de TEC Review: https://tecreview.tec.mx/2021/06/26/ciencia/musica-durante-la-pandemia/

Rozas, Rubén (21 de junio de 2021), “Cómo la música nos ayudó en el confinamiento y en la pandemia”. Obtenido de El Plural: https://www.elplural.com/playtime/musica/musica-ayudo-confinamiento-pandemia_269186102

Treviño, Ricardo (3 de mayo de 2021), “Alondra de la Parra y su hazaña musical para sobrellevar la pandemia”. Obtenido de Tecnológico de Monterrey: https://tec.mx/es/noticias/nacional/arte-y-cultura/alondra-de-la-parra-musica-pandemia

  1. Xiomara Romero es egresada de la licenciatura en sociología por la Universidad Autónoma de Nuevo León y asistente de investigación en CIESAS Noreste
  2. Tomado de: https://www.novivimosdelaplauso.net/Quienes-somos