El reencuentro con la vida comunitaria en tiempos de Covid. La experiencia de la Universidad Moxviquil

Sergio Iván Navarro Martínez
Instituto de Investigaciones en Educación (Universidad Veracruzana)

Judith Enríquez Méndez y César Estrada Aguilar
Centro de Formación para la Sustentabilidad Moxviquil, A.C.



Actividades con niñas y niños para mitigar la propagación de la COVID-19 en la comunidad Tierra y Libertad. Foto: Judith Enríquez.  26 de marzo 2020.


Introducción

En Chiapas se comenzó a trabajar con la Licenciatura en Planeación del Desarrollo Rural (LPDR) en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, a partir de la colaboración entre el Centro de Estudios Para el Desarrollo Rural (Cesder) y el Centro de Formación para la Sustentabilidad Moxviquil, A.C. (en adelante Moxviquil) en ambas instituciones resalta la trayectoria de formación de líderes comunitarios, campesinos y jóvenes bajo la propuesta pedagógica de Comunidades de Aprendizaje (Navarro, 2020).

La LPDR comenzó a principios de 2010, antes de su apertura se realizaron talleres con representantes de organizaciones de la región para presentar la licenciatura e invitarlos a participar en ella de manera directa o indirecta. La primera generación estuvo marcada por estudiantes de mayor edad al promedio para ingresar a la educación superior, varios de ellos tenían una amplia experiencia en trabajos con organizaciones y en comunidades rurales e indígenas, situación que se fue desvaneciendo en los siguientes grupos, debido al interés que despertó la licenciatura entre los jóvenes recién egresados del nivel medio superior, quienes no necesariamente tenían una experiencia laboral previa.

La licenciatura se dirige principalmente a campesinos o indígenas que buscan alternativas de formación educativa, pero sobre todo para aquellos que asumen el compromiso de contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de sus familias y comunidades. Quienes ingresan a estudiar a Moxviquil, generalmente, cuentan con el respaldo de una Organización de la Sociedad Civil (OSC) a la cual preferentemente están vinculados, con ello se establece el compromiso estudiante-comunidad-organización (Navarro y Saldívar, 2018).

Esta acción constituye una base central para comprender los procesos de vinculación y su importancia en la educación superior. Los jóvenes que participan en esta experiencia no sólo aspiran a continuar su formación profesional, sino que además hacen explícito su interés por acompañar en diferentes procesos educativos y productivos a una comunidad, organización o grupo de trabajo durante sus estudios.

Dentro del Plan de Estudios de la LPDR, se menciona que los estudiantes deben formarse para responder a las demandas y las transformaciones generadas en el sector rural a través de competencias que promuevan la construcción de relaciones equitativas, interculturales y con autonomía a partir de la reflexión sobre el papel de cada persona, resignificando sus roles para la transformación del mundo de vida.

Entre los compromisos adquiridos con el Cesder, fue que Moxviquil tendría que crear su propia licenciatura adecuada a las necesidades de la región de la formación profesional, principalmente, de los jóvenes chiapanecos. De esa manera, a partir de 2016 comenzó a operar la Licenciatura en Autogestión Sustentable del Territorio (LAST), cuya malla curricular fue construida (a partir de varios espacios de análisis y reflexión desde el año 2014), con el colectivo docente de Moxviquil acompañado en algunas ocasiones por Benjamín Berlanga, del Cesder. A la fecha, hay cuatro generaciones en formación, una de ellas recién egresó en noviembre de 2020.

Es notorio que el compromiso social de la licenciatura es contribuir a la formación de jóvenes implicados en la búsqueda de alternativas educativas, de producción y socioeconómicas de sus comunidades de origen. Sin embargo, dicho supuesto ha estado en jaque a partir de las medidas de distanciamiento social emitidas por la Secretaría de Salud y Secretaría de Educación Pública, que condujo a la suspensión de actividades con la implementación de la Jornada Nacional de Sana Distancia.

La suspensión de actividades educativas evidenció las desigualdades socioculturales y económicas en varios sectores de la población considerados como vulnerables (Alcántara, 2020; Barrón, 2020; Buenfil, 2020; Díaz-Barriga, 2020; Gallardo, 2020; Lloyd, 2020). Además, en un contexto como Chiapas, donde la falta de infraestructura de comunicaciones y la marcada brecha digital dificulta establecer la continuidad del proceso educativo.

El presente artículo recupera, a partir de entrevistas y acompañamiento a egresados y estudiantes en la Comunidad Tierra y Libertad del municipio de Villaflores, Chiapas, las experiencias y aprendizajes adquiridos durante la etapa de confinamiento sanitario.

Pie de foto: Reunión con autoridades de la Microcuenca El Tablón, municipio de Villaflores, Chiapas. Fotografía de Lubenay Cruz Molina. 10 de abril 2020


Educación y distanciamiento social en Moxviquil

Cuando la LAST de Moxviquil acató la normativa de distanciamiento social, fue un proceso para el cual no se estaba preparado (¿quién lo estaba?). Desde la coordinación de la licenciatura se dio la libertad de que cualquier docente diera continuidad a su curso, no obstante, el colectivo de profesores, en su mayoría, no lo hizo porque reconocía que el estudiantado no contaba con acceso a internet en sus comunidades, por lo que implementar el curso a través de plataformas digitales (como Meet o Zoom) fue inaceptable. No obstante, algunos docentes mantuvieron comunicación y dieron continuidad a sus cursos a través de grupos de WhatsApp, que era utilizado ocasionalmente para el envío de actividades.

Si bien para la mayoría del estudiantado en el nivel superior, el periodo de cuarentena implicó quedarse en casa y tomar clases en línea, no fue así para quienes estudian en Moxviquil. En el contexto comunitario se viven otras realidades distintas a las de la ciudad que, sin duda, la pandemia evidenció. Conscientes de ese escenario y con la inquietud de saber cómo se encontraban las y los estudiantes de Moxviquil, se generó una serie de estrategias e instrumentos para conocer su situación personal, familiar y comunitaria durante la contingencia sanitaria.

Sin embargo, por las dificultades de comunicación (falta de señal de internet y telefónica, falta de recursos para acceder a internet, lejanía de cibers o no contar con celular ni computadora), no se logró un seguimiento puntual en los primeros meses de la pandemia (de abril a junio).

A partir de las entrevistas realizadas, se constató que la vida campesina del estudiantado continúo con regularidad en las familias y comunidades de donde son originarios, se encontró que las actividades en las hortalizas, parcelas, milpas, cafetales, cuidado de ganado y animales de traspatio siguieron con cierta normalidad. Más allá de eso, implementaron conocimientos adquiridos en la licenciatura, por ejemplo, el sistema MIAF (Milpa Intercalada con Árboles Frutales), elaboración de camas de doble excavación para la siembra de hortalizas, en otros casos, realizaron curvas a nivel de suelo y trabajos de bioconstrucción.

Hubo una recuperación y dedicación más fuerte, no sólo a la familia de los estudiantes, sino dentro de sus propias comunidades de las actividades de la vida campesina, de la agricultura, del cuidado de los animales e inclusive hubo personas que trabajaban en otros lugares fuera de su comunidad, que perdieron el empleo, que regresaron a trabajar al campo (docente 1 de Moxviquil).

Durante este periodo de cuarentena a nivel mundial, en el caso de los estudiantes de Moxviquil, se fortaleció el trabajo campesino, hubo un encuentro con la tierra, sus raíces y sus ancestros. Ha representado un momento para incentivar la creatividad y fortalecer las redes familiares y comunitarias. Una docente señala que quienes habían olvidado labrar la tierra:

La pandemia los hizo volver a tocar y reencontrarse con la tierra, su tierra, y volver a reconocer y tomarle cariño al machete, la coa, el azadón, el hacha y el mecapal. Este reencuentro con las herramientas se dio mucho más allá. Hubo un reconocimiento y revaloración del trabajo campesino, de la tierra como proveedora de lo más importante para la vida: los alimentos. Sanos, frescos, que no sólo son alimento, sino donde inicia el cuidado de la salud (docente 2 de Moxviquil).

En los relatos del estudiantado se identifica la necesidad de procurar una mejor alimentación preferentemente de su propia producción. Al preguntarles sobre las acciones que se pueden impulsar a nivel familiar y comunitario indicaron que, evitar alimentos procesados y establecer huertos colectivos podría contribuir a mejorar la salud, como se muestra en el siguiente relato:

Con en el grupo de mujeres en el tema de la alimentación, queremos implementar un huerto colectivo. A nivel personal cuidar de lo que me alimento. En cuanto a mi familia, motivarlos a ver la importancia de producir nuestros propios alimentos, ir más seguido, como mujeres, al campo para trabajarlo, sembrar y compartir a mi familia la diversidad de verduras, frutas, hortalizas que podemos tener en nuestra parcela (estudiante 1 de Moxviquil).

Ante el cuestionamiento sobre las acciones que han puesto en marcha, señalan lo siguiente:

Con la familia estamos sembrando algunas hortalizas, semillas como girasol, y en esta semana, para elaborar un fertilizante orgánico, fuimos a la milpa para enterrar arroz y poder capturar microorganismos benéficos. También cuidando lo que comemos, yendo a buscar verduras y alimentos en la milpa y cafetal (estudiante 2 de Moxviquil).

De igual forma otro estudiante señala:

Considero que la base está en sembrar nuestros alimentos, aplicar abonos o foliares orgánicos, agradecer y aprovechar lo que nos brinda la naturaleza, estoy practicando la siembra de MIAF con mi familia, de seguir trabajando con azadón, limpiar con machete, es complicado, pero no es imposible (estudiante 3 de Moxviquil).

Aunque se detuvieron las actividades presenciales de la LAST de Moxviquil, no fue así con el equipo de docentes encargado de dar seguimiento en campo a los estudiantes. Es importante señalar que dicho seguimiento forma parte del programa educativo de la licenciatura y busca abrir un espacio de reflexión y sistematización de la práctica que realizan los estudiantes con sus familias y comunidades:

Para quienes damos seguimiento en campo a las y los estudiantes de Moxvi, nos es fácil ver la riqueza en la que viven: espacios propios, parcelas donde podemos encontrar maíz, frijol, calabaza, chayote, yuca, hierbamora, mostaza, achicoria, jitomate, camote, árboles frutales (limón, naranja, lima, mango, aguacate, jocote, chicozapote, plátanos, papaya, durazno, etc). Entre otras plantas comestibles se encuentran la pacaya, chapay, macal y hongos silvestres, algunos con potreros y varias cabezas de ganado, traspatios con gallinas, guajolotes, plantas medicinales, árboles maderables; aire limpio, la mayoría de las veces con agua cerca, ya sea entubada o con ríos, arroyos, pozos o manantiales cerca, sin olvidar que todo el tiempo tienen trabajo físico, que mantiene cuerpos fuertes, y, como fruto de su trabajo, siempre hay algo en la mesa para comer (docente 2 de Moxviquil).

Desde una mirada atrapada desde el discurso del desarrollo y de los medios hegemónicos de comunicación, se asocia a las comunidades y al trabajo campesino con pobreza, atraso, marginación, subdesarrollo, “algo de lo que hay que salir”, sin duda, dichas percepciones llegan a repercutir en las y los jóvenes, generando en muchos casos, la negación de sus raíces comunitarias y el deseo de migrar. Sin embargo, la actual situación, ha generado en el estudiantado de Moxviquil una sensación de “privilegio” que les permite reconocer la fortuna de vivir en el campo:

Ver que, ante esta situación como campesinos, de cierta forma no estamos sufriendo la escasez de alimentos, de dinero y que a pesar de que el país está en contingencia nosotres como campesines podemos continuar con otras actividades, y estos meses han sido casi normales, de no ser por las noticias que nos meten miedo y desconfianza, a diferencia de la gente que se encuentra en la ciudad, que están sufriendo más por el paro de fábricas, tiendas, trabajos agrícolas, etc. (estudiante 3 de Moxviquil).

El reconocimiento de la vida y trabajo campesino es uno de los grandes aprendizajes para la comunidad universitaria de Moxviquil, desde donde se posiciona su compromiso político y social para la formación de sujetos que habitan un espacio y un territorio compartido con grupos sociales considerados como vulnerables desde la lógica capitalista.

El papel de los egresados a nivel comunitario

En el ejido Tierra y Libertad, municipio de Villaflores, ubicado en la Sierra Madre de Chiapas, y en el área de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera La Sepultura, se encuentran 5 egresados (1 mujer y 4 hombres) y una mujer que actualmente está cursando el segundo semestre en Moxviquil.

Moxviquil ha trabajado con el ejido desde hace más de 15 años; como licenciatura se ha estado colaborando con la comunidad desde el 2010 con la finalidad de que las y los estudiantes conozcan los diferentes procesos productivos y organizativos que existen sobre el café, la palma, la madera y la ganadería. Recientemente se han impulsado actividades de acompañamiento con jóvenes, mujeres, productores, niños y niñas, en ese sentido, informar a la comunidad sobre la situación sanitaria se asumió como un compromiso moral.

Para ello, el papel de los egresados fue determinante. Con la participación y su colaboración activa se logró echar a andar una serie de acciones locales para informar a la comunidad, se convocó a asamblea a las autoridades comunitarias, al comité de salud y al médico de la comunidad. En la asamblea general, el personal médico compartió información sobre el coronavirus, la forma de contagio, secuelas, prevención y qué hacer en caso de contraer la enfermedad. El equipo de seguimiento de Moxviquil, junto con los egresados y la estudiante, propusieron a la asamblea ejidal algunas medidas para mitigar la propagación del coronavirus en la comunidad:

  • Filtro sanitario a la entrada de la comunidad
    • Desinfectar llantas, volante y tablero
    • Lavarse las manos con gel toda persona que ingrese e invitarla a hacerlo cada vez que interactúe con alguien
    • Toma de la temperatura
  • Salir de la comunidad sólo para cosas esenciales (trabajo, alimentos y medicinas)
  • En caso de salir de la comunidad, al regresar dejar zapatos afuera de su casa y entrar directo a bañarse dejando la ropa en una bolsa y lavarla con agua caliente
  • Uso de gel antibacterial de todas las personas que trabajan en servicios y alimentos (tiendas, farmacia, venta de pan, carnes, pozol, cenadurías, etc.)
  • Si llega alguien de fuera (otro estado o país), quedarse en su casa 15 días
  • Vender sólo para llevar (llevando plato y manta)
  • Evitar las reuniones
  • Fortalecer las defensas a través del cuidado en la alimentación. y el consumo de tés caseros.

Se explicó que quedarse en casa es un acto de solidaridad con aquellos más vulnerables. La asamblea analizó las propuestas, no logramos estar presentes en la discusión, pero sí dos de los egresados, que como ejidatarios tenían derecho a estar presentes. Después de cinco horas, la asamblea determinó retomar las sugerencias, cuyos acuerdos quedaron plasmados en el acta correspondiente:

  • Establecer un filtro sanitario en la entrada formando comisiones de dos personas con turnos de 6 horas
  • La familia de quienes regresaran de las ciudades del estado, de otros estados y de Estados Unidos, se hacen cargo de mantenerlos en casa y en observación durante 15 días
  • Sólo saldrá una combi de transporte público a la cabecera municipal de Villaflores al día (Normalmente eran 2 combis)
  • Continuar con la desinfección de la combi al inicio y final de la jornada
  • Elaborar gel y comprar lo necesario para ello
  • Uso de gel en tiendas, cenadurías y transporte público (Acta de asamblea del 29 de marzo de 2020).

A partir de la entrevista con un ejidatario y egresado de la licenciatura de Moxviquil, que a la fecha es asesor de manejo forestal en la comunidad, nos compartió lo siguiente:

Al principio para la comunidad era un tema que se veía lejos y en la medida de que se fue acercando, se le fue tomando más importancia. Pasó del murmullo, a haber grupitos que se juntaban en la calle a platicar del tema, a ser un tema de asamblea y de reuniones extraordinarias sobre la enfermedad donde se platicó a fondo respecto a qué se iba a hacer si llegaba la enfermedad (egresado 1 de Moxviquil).

El mismo entrevistado señala que las medidas de restricción y filtros sanitarios no funcionaron del todo, ya que algunas personas ingresaban a la comunidad cuando las medidas de restricción no estaban. A partir de esa situación, se acordó multar a quienes recibieran familiares de fuera. Sin embargo, no permitir el acceso a la comunidad ocasionó un conflicto con las localidades vecinas:

Al cerrar nosotros el pase, también nos cerraron a nosotros, no dejamos entrar a nadie, pero entonces también a nosotros no nos dejaban salir [el ejido de Tierra y Libertad es la última comunidad de la cuenca], entonces se quitó esa regla y se dejó circular a la gente de la región. Para entonces las comunidades ya estaban enteradas de la situación y los comisariados de las otras comunidades empezaron a preguntar a la autoridad del ejido y a partir de ahí se hizo una reunión de toda la cuenca El Tablón donde participaron 10 comunidades para analizar la situación y saber qué hacer porque nos estamos conflictuando como comunidades y no estábamos previniendo el ingreso de alguna persona que tal vez viniera contagiada, durante la primera reunión se discutió sobre qué hacer, cómo cuidar la cuenca, desafortunadamente por la dinámica de trabajo fue imposible decidir cerrar todo. Sin embargo, sí se estableció un mecanismo, para sanear los vehículos y definir quiénes sí entraban y quién no (egresado 1 de Moxviquil).

A pesar de que se tomó el acuerdo de mantener un filtro sanitario en el acceso a la cuenca, con la participación de todas las comunidades, éste se mantuvo hasta el 30 de mayo debido a que en la práctica se complicó, principalmente por la falta de capacidad organizativa, por lo que decidieron que cada localidad hiciera el suyo.

En el caso de la suspensión de clases en la comunidad, los egresados señalan que algunos maestros iban a dejar tareas, pero muchos “se hicieron a un lado”, dejando a la deriva la educación de los niños y niñas de la comunidad. De igual forma, algunos maestros de nivel básico enviaban tareas por internet, pero muchas familias no tienen el acceso, “hay quienes le buscaron y quienes aunque tuvieron acceso se quedaron con las manos cruzadas” (egresado 1 de Moxviquil). A pesar de la puesta en marcha a nivel nacional del Programa Aprende en Casa de la Secretaría de Educación Pública, como iniciativa impulsada a nivel nacional para mantener las clases durante la pandemia, en la comunidad no se logró sintonizar la señal digital.

Ante esta situación, el equipo de egresados de Moxviquil y una estudiante, implementaron algunas actividades educativas compensatorias para niños y niñas de la comunidad. Se trabajó en espacios facilitados por el ejido ̶ que han sido instalados por algunas OSC que trabajan en la región ̶, las familias que se interesaron en la propuesta enviaron a sus hijos. Sin embargo, cuando supieron que no tendría validez oficial dejaron de hacerlo.

A manera de conclusión, consideramos que la lección indirecta de estos meses de pandemia ha sido mirar hacia el entorno familiar y comunitario, en los cuales se ha comenzado a tejer otras formas de relación con el entorno social y ambiental, no únicamente para un cuidado del sujeto-individuo sino del sujeto-colectivo.

Sin duda, dar continuidad a los programas educativos en una institución como Moxviquil imposibilita llevarlo cabalmente a la distancia, debido a la brecha digital y la falta de infraestructura en la mayoría de las comunidades. No obstante, recuperar las experiencias sobre los procesos organizativos, el cuidado a la salud, el reencuentro con la tierra y con los modos de producción campesina ha sido significativo para la comunidad universitaria de Moxviquil.

Al mismo tiempo, implica repensar las propias prácticas de la licenciatura, que, si bien el análisis y reflexión ha estado centrado en la vida campesina y la agroecología, ahora el tema de la salud abre una veta para incorporar otros conocimientos que tengan utilidad al contexto sociocultural. El contexto, en el caso de Moxviquil, se convierte en un referente imprescindible cuando se actúa bajo los principios de la educación popular e interculturalidad.

Finalmente, la educación a distancia despierta un cuestionamiento latente hacia el paradigma que buscan imponer una sola forma de educación, preocupado por la transmisión de contenidos sin relación alguna con el contexto social y cultural. El carácter campesino y práctico de la licenciatura de Moxviquil, no posibilita ‒por el momento‒ pensar en un enfoque campesino a través de medios digitales.

Bibliografía

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