Muere la última de las Magníficas:  Mercedes Olivera Bustamante (1934-2022)

R. Aída Hernández Castillo[1]
CIESAS Ciudad de México

Ilustración de Ichan Tecolotl.


El 7 de agosto pasado (2022) murió Mercedes Olivera Bustamante, antropóloga, etnohistoriadora, revolucionaria, activista feminista, y formadora de generaciones de científicos y científicas sociales, su muerte deja un vacío difícil de llenar en las distintas esferas de su militancia y vida académica.  

Investigadora del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (Cesmeca-Unicach) de Chiapas, inició sus estudios en antropología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y se doctoró en la misma disciplina en la UNAM en 1977.  Su trayectoria académica es un ejemplo más de que la investigación social puede contribuir al desarrollo del pensamiento crítico y a la desestabilización de los discursos del poder, aportando así a la lucha de los movimientos que trabajan por la justicia social. Su amplia obra que incluye múltiples artículos y libros publicados en español y en inglés dentro y fuera de México, así como una amplia gama de materiales de divulgación y educación popular, nos muestran la riqueza epistemológica que conlleva el hacer investigación en alianza o colaboración con movimientos sociales.

Con su muerte la antropología mexicana pierde a una de sus pensadoras más lúcidas, la última del grupo de los “Cinco Magníficos” que en 1970 escribieron De eso que llaman Antropología Mexicana, denunciando la violencia del indigenismo integracionista y dando origen a toda una nueva tradición de antropología crítica que produce conocimiento no “sobre los pueblos indígenas” sino con ellos.

Su partida deja también un gran vacío en las luchas revolucionarias del continente, a donde llevó su aguda crítica a las violencias patriarcales que se ocultan en las masculinidades militaristas. Su participación en los movimientos de liberación nacional de Centroamérica y Chiapas, fue una inspiración en reconceptualización la política revolucionaria desde las perspectivas antipatriarcales, y un aporte a la valoración de las alianzas políticas para pluralizar el sentido de las justicias y la emancipación.

Los feminismos latinoamericanos perdemos también a una de nuestras matriarcas, que desde las teorizaciones encarnadas en su praxis política nos mostró la importancia de vincular el análisis estructural a las resistencias cotidianas. Sembró semillas de resistencia colectiva creando proyectos como el Centro de Investigación y Acción para la Mujer Latinoamericana (CIAM) en 1989, el Feminario en 1999, la Colectiva Feminista Mercedes Olivera en el 2002, el Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas en el 2004, y el primer doctorado mexicano en Estudios Feministas en el Cesmeca en el 2012. Paralelamente acompañó el caminar de organizaciones de mujeres indígenas como Mama Maquin, formada por refugiadas guatemaltecas, el Movimiento Independiente de Mujeres (MIM) de Chiapas, y distintos proyectos de mujeres en las regiones autónomas zapatistas, por mencionar sólo algunos de los esfuerzos colectivos junto a los que caminó. Ojalá que, honrando su memoria, superemos sectarismos y recordemos que es más lo que nos une que lo que nos separa.[2]

El movimiento zapatista y el Congreso Nacional Indígena (CNI), perdieron también a una de sus aliadas más comprometidas, que desde una militancia crítica acompañó sus luchas en distintos espacios. Como parte de la Asociación “Llegó la Hora del Florecimiento de los Pueblos” promovió la candidatura de María de Jesús Patricio a la presidencia de México, y posteriormente fue parte de diversas iniciativas de resistencia contra el despojo y la criminalización de los movimientos indígenas. La estrella de rosas rojas enviada por el EZLN que adornó su velorio, dio constancia del afecto y respeto que supo sembrar entre la comandancia y las bases de ese movimiento.


Ilustración de Ichan Tecolotl.

Sus amigas estamos de duelo, perdimos un afecto sororal fundamental en nuestras vidas. Pero la “Siempreviva” como le decíamos con cariño ‒haciendo referencia a esa flor suculenta del desierto que nunca se marchita‒ sigue viva en nuestras memorias con sus enseñanzas y su inspiración.


En memoria de Mercedes Olivera, antropóloga feminista (1934-2022)

Creado por Mariposas del Sur


[1] Aidaher2005@gmail.com

[2] Para una reflexión sobre sus aportes a la teoría feminista y a las luchas por los derechos de las mujeres ver (https://desacatos.ciesas.edu.mx/index.php/Desacatos/article/view/403/278)