Integracionismo, asimilacionismo y despojo:  el megaproyecto de reordenamiento territorial Tren Maya

Elisa Cruz Rueda[1]
Escuela de Gestión y Autodesarrollo Indígena (EGAI), Universidad Autónoma de Chiapas


Un grupo de arbustos verdes

Descripción generada automáticamente Imagen tomada de Pixabay.


Partimos de afirmar que el discurso nacionalista que denomina al gobierno de AMLO como la Cuarta Transformación, es un intento de justificar la continuidad de las políticas de despojo y desplazamiento contra los pueblos indígenas en nombre del “desarrollo nacional” agregándose a esto, “de seguridad nacional”. Se trata de un discurso populista que enaltece el interés y la seguridad nacional, a la vez que invisibiliza y encubre la continuidad del proyecto neoliberal que pretende repudiar, cuyos costos están siendo cubiertos por los mismos despojados de siempre: los pueblos indígenas (Hernández y Cruz 2021: 396). Muestra de esto es el principal proyecto de despojo de la actual administración, conocido como Tren Maya.

Indigenismo y la continuidad del despojo

La política indigenista es la relación que el Estado ha tenido con los pueblos indígenas y se ha construido con base en el indigenismo. A través del indigenismo y de la política indigenista se ha construido, difundido y reforzado la idea de un Estado-nación y una cultura nacional, por antonomasia excluyentes. Héctor Díaz-Polanco hace una crítica a los indigenismos y a las políticas indigenistas que se han dado desde la Colonia hasta nuestros días:

Las diversas políticas indigenistas que han operado a lo largo de nuestra historia son el reflejo, y en varios sentidos la causa, de la heterogeneidad étnica no resuelta. Los indigenismos implican políticas concebidas y diseñadas por los no indios, para ser aplicadas a los otros; no suponen una consideración del punto de vista y los intereses de esos otros, sino una negación rotunda de que éstos tengan algo que opinar sobre sus propios asuntos. Los indigenismos reúnen así la doble cualidad de ser inorgánicos (respecto a los grupos étnicos) y extremadamente homogeneizadores (Díaz-Polanco, 1992: 43-44). Por su parte Henri Favre señala, lo que a mi modo de ver caracteriza la política indigenista del gobierno mexicano:

El apogeo del movimiento indigenista se sitúa entre 1920 y 1970. El indigenismo se convirtió entonces en la ideología oficial del Estado intervencionista y asistencialista, establecido durante la gran depresión y que dio los recursos necesarios para llevar a cabo el proyecto nacional […] Durante esos cincuenta años, el indigenismo orientó el curso de una política, dictó normas a la sociedad, impuso cánones a las letras y a las artes, y presidió la reescritura de la historia. […] El movimiento indigenista no es la manifestación de un pensamiento indígena, sino una reflexión criolla y mestiza sobre el indio. De hecho, se presenta como tal, sin pretender en absoluto hablar en nombre de la población indígena. Esto no impide que tome decisiones acerca de su destino en sus propios lugares, según los intereses superiores de la nación tal y como son concebidos por los indigenistas (Favre, 1999: 10, 11).

Si bien el indigenismo ha evolucionado hasta el punto de construir un discurso pro-existencia y persistencia de lo indígena y los pueblos indígenas, hoy por hoy, subsiste el anhelo integracionista y, por tanto, colonizador y de dominación.

El Tren Maya y la continuidad del despojo colonial

La implementación de este megaproyecto, no sólo de infraestructura ferroviaria sino de reordenamiento territorial, ha sido calificada por muchos observadores, así como por el propio presidente de la república mexicana, como el proyecto de infraestructura más importante de su gestión, al principio a cargo del Fonatur (Fondo Nacional de Fomento al Turismo), ahora a cargo de la Secretaría de Bienestar Social y Gobernación. Desde el inicio de su mandato, AMLO anunció que “el tren va porque va” (Redacción Animal Político, 2020a), sin mencionar la realización de consultas indígenas. Se ha demostrado que estas decisiones del ejecutivo violentan los principios de consulta previa, libre, de buena fe, culturalmente adecuada y con información previa, a los que el Estado mexicano se comprometió con la firma del Convenio169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por ello se interpuso por las organizaciones Diálogo y Movimiento y el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil en Calakmul, el primer amparo con el número 12/2020 radicado en el juzgado 1º de Distrito en Campeche, pero actualmente, acumulado con otros juicios en el Juzgado de Distrito en Mérida.

Este proyecto continúa en la línea de colonialismo del despojo, estableciendo las condiciones para un desplazamiento forzado masivo, dado que el plan gubernamental proyecta un modelo de turismo de masas al proponerse duplicar o quintuplicar el flujo de turistas en la región, lo que implica la creación de oferta de bienes y servicios (construcción de hoteles, restaurantes, manejo de residuos sólidos) sin considerar que zonas como Calakmul, donde se encuentra la reserva de la biósfera del mismo nombre, carecen de agua. Para posibilitar el desarrollo del megaproyecto, los habitantes indígenas de la región están siendo despojados de sus tierras, ya sea porque se les expropia o compra a precios exiguos o porque se les amenaza y acusa de oponerse al plan del presidente de la república.

Ante la amenaza del despojo, los pueblos y comunidades ubicados por donde pasarán las vías del tren han interpuesto demandas de amparo por temor a ser desalojados o, en su caso, como Kimbilá, municipio de Izamal en Yucatán, en resistencia reinventando sus procesos sociales organizativos (reactivando la Junta de Pobladores en el marco del derecho agrario y de la Ley Agraria mexicana). Los amparos se han interpuesto por las afectaciones ambientales que tendrá el megaproyecto, y porque la consulta del año 2019 no fue conforme a sus formas de organización y no se les dio información clara. En muchos casos, cuando se realizaron las asambleas regionales de información, no se informó a los asistentes en qué consistían los impactos económicos, ecológicos, a la naturaleza y al medio ambiente que tendría el Tren Maya, ni la manera en que trastocaría sus formas de vida.

La consulta amañada y el colonialismo discursivo

En este proceso de imposición y despojo, también se ha movilizado el colonialismo discursivo, negando los derechos colectivos de los pueblos afectados por el megaproyecto, mediante la negación de sus identidades étnicas. Esto se dio en el marco de un reclamo al derecho de los pueblos indígenas a la consulta previa, libre e informada, que reconoce el Convenio 169 de la OIT.

El gobierno mexicano, desde la ejecución del proceso de consulta indígena y participación ciudadana, no proporcionó información sobre los impactos ambientales. Lo mismo sucedió respecto a la afectación al patrimonio cultural. Este colonialismo discursivo ha implicado también la construcción de un imaginario colectivo en torno a la población campesina indígena como “depredadora” que no merece el derecho colectivo de controlar y decidir sobre su territorio.

Consultando: comunidades indígenas entre la espada y la pared

Los pobladores de los territorios afectados se encuentran entre la espada y la pared, donde su única opción es decir “Sí” a un proyecto sobre el cual no tienen más información, únicamente promesas de mejora en sus condiciones precarias de vida. En caso contrario, corren el peligro de ser señalados como opositores a las decisiones de un régimen que se presenta como del lado del “pueblo”.

Considerando que una consulta sólo es posible teniendo información cabal sobre lo que se decide, no ha habido ninguna consulta de este tipo en México, menos aún una consulta conforme a lo señalado en el Convenio 169 de la OIT. Estos requisitos fundamentales no fueron cumplidos en la llamada “consulta ciudadana” donde participaron todo tipo de personas y no sólo habitantes con derechos ejidales o comunales en ejidos, comunidades o pequeñas propiedades que albergarían esos proyectos.

Una consulta de tipo universal fue implementada en toda la república mexicana los días 24 y 25 de noviembre de 2018. En este ejercicio de simulación, tampoco se hicieron las consultas específicas a los directamente beneficiados o no beneficiados en los lugares que serían afectados, ni se cumplieron los estándares internacionales de acceso a la información y de decisión culturalmente adecuada.

Al considerar el colonialismo como una estructura de largo aliento, más que como un evento histórico puntual, nos interesa mostrar cómo esta estructura permanece en las bases primigenias del actual Estado mexicano y se ha actualizado a lo largo de doscientos años de “vida independiente”. Tomar como ejemplo el megaproyecto Tren Maya nos permite develar las redes de continuidades que existen en las violencias coloniales de despojo, aun en el marco de un gobierno federal que se reivindica como de “izquierda”, pero que en muchos sentidos sigue reproduciendo las formas coloniales de relacionarse con los pueblos originarios. (Hernández y Cruz 2021: 418)

Por otra parte, la violación continua al derecho a la consulta previa, libre e informada –reconocido en el Convenio 169 de la OIT, signado por México, como en el caso del Tren Maya– es sólo un ejemplo de la manera en que el Estado mexicano viola continuamente las legislaciones nacionales e internacionales en nombre del interés general y del “desarrollo nacional”.

De esta manera las estrategias de despojo colonial se han ido sofisticando y cómo se utilizan las retóricas del “reconocimiento” para legitimar la continuidad de un proyecto de dominación y exclusión.

Bibliografía


Díaz-Polanco, Héctor (1992), “Derechos indígenas y autonomía”, en Crítica Jurídica, núm. 11, pp. 31-58.

Favre, Henri (1999), Indigenismo, México, Fondo de Cultura Económica.

Hernández Castillo, Rosalba Aida y Elisa Cruz Rueda (2021), “¿Independencia en tiempos del Tren Maya?: Continuum de violencias coloniales contra los indígenas en el México contemporáneo”, en Mexican Studies/Estudios Mexicanos, vol. 37, Issue 3, otoño, pp. 394-426.

Redacción Animal Político (2020a), “Gobierno niega que haya suspensión contra el Tren Maya tras anuncio de comunidades indígenas”, en Animal Político, 28 de enero. https://www.animalpolitico.com/2020/01/comunidades-indigenas-suspension-provisional-tren-maya/

——————- (2020b), “OSC de recibir recursos para atacar al Tren Maya”, en Animal Político, 28 de agosto. https://www.animalpolitico.com/2020/08/gobierno-amlo-animal-politico-recursos-atacar-tren-maya/

  1. Docente investigadora por oposición en la Escuela de Gestión y Autodesarrollo Indígena EGAI, de la Universidad Autónoma de Chiapas, Campus III San Cristóbal de las Casas, Chiapas y Docente en el Doctorado en Estudios Regionales (PNPC Conacyt) de la misma Universidad. Miembro del SNI Conacyt nivel 2. Coordinadora de rediseño curricular en EGAI. Miembro de Diálogo y Movimiento, A.C. Afromexicana por línea paterna, elisa.cruz@unach.mx y elisacruzrueda@hotmail.com