Publicado enAño 33 Antropovisuales Núm. 356
Aenikkaeng
En las haciendas de Yucatán, hoy abandonadas, hubo alguna vez coreanos trabajando el henequén junto a mayas y prisioneros yaquis. En 1904 en la península de Corea, un aviso en el periódico prometía una oportunidad laboral única en México: un trabajo digno en un país rico e idílico. Fueron 1 033 los coreanos que al año siguiente, convencidos por el aviso, abordaron el SS Ilford en el puerto de Chemulpo (actual Incheón) y dejaron detrás un país bajo las garras del Imperio Japonés para comenzar una nueva etapa en sus vidas.