Racismo y xenofobia. Breves reflexiones en torno a las experiencias de migrantes y descendientes coreanos en México

Mercedes J. Martínez[1]
Desarrollo y Gestión Interculturales, UNAM

Descendientes coreanos en el Día del Deporte Coreano, Ciudad de México. Cortesía de Sergio Gallardo (2016).


Introducción

A menudo hemos escuchado, como atributos dignos de presumir, que México es un país con una enorme riqueza cultural y de puertas abiertas. Parte de estas afirmaciones son ciertas, México es un país en el que coexistimos diversas culturas y aunque éste se reconoce como pluricultural, ha invisibilizado a diversos grupos culturales a lo largo de la historia como son los pueblos originarios y los/las inmigrantes.

Si bien en la historia de México los y las inmigrantes nunca han representado más del 1% de la población total en el país, sí podemos hablar de una diversidad de inmigraciones y una de éstas es la realizada por personas coreanas. Sin embargo, esta migración ha pasado desapercibida en México, pues no ha sido continúa ni intensiva. Por lo que sus arribos se han dividido en cuatro flujos (Gallardo, 2015):

  • Primer flujo (1905). Llegaron a México 1 031 personas coreanas (aunque murieron muchas en el camino) para trabajar en las haciendas henequeneras de Yucatán.
  • Segundo flujo (1960-1980). Migración pequeña posterior al establecimiento de relaciones diplomáticas entre México y Corea del Sur en 1962.
  • Tercer flujo (1980-2005). Migración que se basa en la búsqueda de establecer un negocio en el país, por lo atractivo del TLC para incursionar en el mercado de Estados Unidos vía México, y/o en la reunificación familiar. Posteriormente, ante las crisis económicas en Corea del Sur (1997), Argentina y Brasil (2000) la migración surcoreana incrementó un 900% a México.
  • Cuarto flujo (2005-a la fecha). Este flujo se caracteriza por la re-emigración entre México, Argentina, Estados Unidos y Paraguay; y depende de diversos factores, como crisis económicas, proyectos educativos, proyectos de negocios, problemas sociales como la discriminación, entre otros.

Aunque la primera migración de coreanos y coreanas (es decir, originarios de toda la península coreana: hoy Corea del Norte y Corea del Sur) a México sucedió en 1905 y es de larga data, en términos cuantitativos no ha sido constante ni significativa.

Por otro lado, como menciona Alfredo Romero Castilla (2017), los estudios coreanos en México se encuentran en cierne y han tenido un enorme crecimiento en la última década; pero existen pocos trabajos orientados hacia los estudios culturales y étnicos. Por ello, el siguiente escrito busca exponer y reflexionar sobre la importancia de abordar las historias de inmigrantes y descendientes coreanos, con énfasis en sus experiencias de racismo y xenofobia.

Cabe mencionar que el siguiente texto es parte de mis resultados de tesis de licenciatura y tuvo como fuentes de información algunas entrevistas realizadas en línea o vía telefónica con descendientes coreanos (que por seguridad me referiré a ellos/ellas con nombres falsos), algunas pláticas con inmigrantes y experiencias previas, y en documentos como ponencias, artículos, tesis y reportes sobre la migración coreana en México.

Inicio del camino

En una de mis primeras asignaturas de la Licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales, FFyL-UNAM se expuso sobre el antichinismo en México a finales del siglo XIX y principios del siglo XX; meses después llegaron a mi vida conceptos “nuevos” como racismo y xenofobia, eso que decían (y se sigue diciendo) que en México no existen. Durante mis siguientes semestres seguí trabajando ambos temas y comprendí, de la mano de Olivia Gall, que en México existe un(os) racismo(s) muy particular(es) y que lo(s) hace difícil de percibir.

Simultáneamente, un grupo de compañeras realizamos en 2012 una entrevista a un comerciante surcoreano en la Zona Rosa para un trabajo escolar. En ella él mencionó haber sido víctima de racismo durante su estancia en Estados Unidos. Hechos que fueron recurrentes y la razón por la que decidió re-migrar a México para probar suerte aquí y establecer un negocio. Él nos comentó que para nada odiaba a las personas de origen chino, pero que llegó a molestarse mucho cuando en Estados Unidos la gente le agredía y lo llamaba “chino” sólo con mirarlo.

Pese a que yo había elegido estudiar el antichinismo en México, me di cuenta de que ya había otras personas como Jorge Gómez Izquierdo (1992), Ivonne Campos (2010, 2015) y Mónica Cinco Basurto (2009) que abordaban el tema tanto en lo histórico como en lo actual. Asimismo, observé que de la migración coreana casi no se hablaba en el país salvo en textos académicos como los de Kim Hyong Ju (2006), Alfredo Romero Castilla (2009) y Sergio Gallardo García (2015), y en un episodio del programa “Los que llegaron”, transmitida en 2012 por el Canal Once; sin embargo, en sus investigaciones el racismo y la xenofobia no son los ejes centrales de sus análisis.

Por lo que me surgieron dudas como: “¿en México los y las inmigrantes coreanos pasan por actos racistas y xenófobos? De ser así ¿será similar al antichinismo o será muy diferente?” Es así que decidí cambiar el rumbo de mis estudios y observar cómo el racismo y la xenofobia se encuentran presentes o no en las experiencias de los y las inmigrantes coreanos y de sus descendientes en México.

Pero… ¿qué es racismo?, ¿qué es xenofobia?

En los últimos años, debido a la presidencia de Donald Trump (2017-2021) y al terrible asesinato de George Floyd en Estados Unidos (2020), se ha retomado y hablado mucho sobre racismo en dicho país. En México, aunque existen grandes esfuerzos desde la academia y de colectivos ciudadanos de estudiarlo, en contadas ocasiones se llega a mencionar y no logra tener un gran peso en la agenda pública. No obstante, en nuestro país el racismo se encuentra tan presente y enraizado que cuesta trabajo identificarlo y nos es complicado reconocernos como un país sumamente racista. Pero… ¿qué es el racismo?

El racismo es el sistema de opresión que se basa en la creencia de la existencia de razas humanas, mismas que la ciencia genómica ya comprobó que no existen biológicamente, y que les asigna un orden jerárquico. Es decir, el racismo no sólo organiza a la diversidad física y cultural de los grupos humanos en “razas”, sino que les otorga una supuesta gradualidad de cualidades (biológicas, morales, intelectuales, etcétera) y su fin último es el de establecer un orden racial (Campos, 2012). En el pensamiento racista se cree que hay seres humanos superiores o mejores que otros y que la apariencia física está ligada a las cualidades de las personas de forma inherente.

Por su parte, la xenofobia se refiere al odio o miedo hacia el extranjero, al extraño. En este caso, no tiene tanto que ver con lo físico o con un componente racial; sino con aquellas personas que se consideran ajenas a nuestra identidad nacional, que no son parte de un “nosotros” a nivel país.

Ejemplos de experiencias de racismo y xenofobia

¿Alguna vez hemos escuchado a nuestro alrededor frases como “ese es puro cuento chino”, “chinito comel aloz”, “chino cochino”, entre otras? Tanto en México como en muchos otros países nos es conocida y se suele usar la categoría de “chinos” para nombrar a todas aquellas personas que son vistas y clasificadas como tal sin importar si tienen o no un origen (étnico, migratorio, genealógico, lingüístico, etcétera) chino, es decir de China, vista estereotípicamente como un país homogéneo. Bajo una suposición a partir de ciertos rasgos físicos o culturales, se les suele señalar así tanto a personas migrantes o descendientes del este de Asia como a cualquier persona que cumpla ciertos requisitos que recientemente se identifican como “chinos” dentro del imaginario colectivo mexicano.

Esta categoría se alimenta de los diferentes estereotipos sobre qué y quién es considerado como “chino” y el estereotipo más común, pero no el único, es que toda persona de ojos rasgados es de China y por lo tanto “chino”. De igual forma, se les suelen atribuir otras características como que comen animales exóticos o extraños, que son personas sucias y enfermas, que no saben pronunciar la letra “r”, que son buenos para la ciencia y las artes marciales, que todos se parecen, que sólo comen arroz, etcétera.

Respecto a esto, Hana (una descendiente coreana que nació y ha vivido toda su vida en México) cuenta que a muchos lados a los que va siempre es vista y nombrada como “china”; y en ocasiones le han gritado que “se regrese a su país”. ¿A qué país debe “regresarse” si ella es mexicana? ¿A China?

Personalmente presencié otra experiencia similar con un amigo mexicano de ascendencia coreana, a quien llamaremos Jun. Un grupo de amigos íbamos caminando hacia la estación del metro Pino Suárez, a lo lejos un hombre disfrazado de payaso empezó a gritar en repetidas ocasiones y sin quitar la mirada de encima a Jun: “¿chino, de dónde eres?” Tratamos de rodearlo y evitarlo, pero éste se acercaba más hacia Jun. Debido a la pregunta insistente, Jun le contestó varias veces que él era de Corea; pero el hombre insistió con frases como: “no, tú eres de China y vienes a robarnos nuestras mujeres”, “chino, si agarras a una mexicana ¿entonces me dejas a una chinita?” El ataque verbal hacia Jun terminó cuando logramos cruzar la estación y seguir nuestro camino.

Ahora bien, con el surgimiento de la pandemia por Covid-19 en 2020 e inferencias sobre el origen viral del brote en Wuhan, China, estas experiencias se incrementaron al parecer en el mundo entero. Hana se percató de que las personas la miraban peor que antes y se alejaban de ella:

desde antes sí me miraban mucho pero antes era como de mmm… ¿impresión? Algo así como de ‘¡Oh! Mira, una asiática’…Y después del Covid siento que la gente me mira con desprecio, como si yo hubiera iniciado esto y luego hay gente que me mira con aborrecimiento y se aleja como si yo fuera algo raro.

En estos tres ejemplos, Hana y Jun son dos personas con diferentes experiencias e identidades coreanas que, a partir de ser clasificadas como personas “chinas” con sólo verlas, fueron consideradas como extranjeras no deseadas y se les vio como amenaza en términos raciales. Es decir, se les pide que regresen a su país, se piensa que vienen a robar “algo” o “a alguien” que no les pertenece o que dada su condición de “chinos” representan un peligro por naturaleza (como portadores o incluso sinónimo simbólicamente del propio virus) ante el Covid-19.

En estos casos se observan conductas xenófobas y racistas; y vemos cómo algunos estereotipos pensados hacia los migrantes chinos, presentes desde inicios del siglo XX en México y que no han cambiado, se siguen reproduciendo y con ello se perpetúan en conductas y frases como las enunciadas al inicio de este apartado.

¿Por qué hablar de racismo y xenofobia hacia migrantes coreanos?

La migración coreana a nuestro país no es tan conocida a pesar de su gran riqueza histórica, cultural y social; y aunque cada vez hay más trabajos que hablan de ella, como la novela Flor Negra de Kim Young Ha (del 2003 pero que tuvo su primera traducción al español hasta 2021) y este número en Ichan Tecolotl, falta aún mucho por hacer y escribir.

Considero que es indispensable seguir hablando y visibilizando las experiencias identitarias de los y las inmigrantes provenientes de Corea del Sur y de descendientes coreanos, con más de 116 años de presencia en nuestro país, puesto que para erradicar violencias como las racistas y xenófobas es necesario enunciarlas y describirlas. Si conocemos el problema, podremos proponer soluciones.

Las experiencias aquí expuestas nos demuestran que el racismo y la xenofobia son fenómenos que se encuentran presentes en la vida de los y las inmigrantes y descendientes coreanos en México, y que se expresan de formas similares y diferenciadas según el contexto.

Este tipo de publicaciones, ejercicios e investigaciones contribuyen al análisis de cómo vemos y representamos al extranjero o al que consideramos extranjero, qué pensamientos se tienen hacia este grupo específico; y en consecuencia aportan a la visualización y reflexión social y ética más amplia sobre los fenómenos como racismo y xenofobia en el país. Estos esfuerzos pueden sumarse a otros muchos llevados a cabo en diferentes esferas y juntos promover una mejoría en la relación con diferentes grupos de migrantes y sus descendientes que forman parte de nuestra(s) historia(s), sociedad(es) y cultura(s).

Retos y pistas a seguir

Este texto forma parte de la investigación en curso de mi tesis de licenciatura, en la cual busco identificar y analizar las experiencias de racismo y xenofobia de diferentes generaciones de descendientes coreanos en la Ciudad de México; ver sus similitudes y diferencias dentro y, de ser posible, fuera del país; y reflexionar sobre la presencia de estereotipos y estigmas que acompañan a la categoría de “chino” en los procesos identitarios de los y las descendientes. Actualmente sigo en proceso de trabajo de campo y recolección de datos así que estos son resultados preliminares, así como las propias reflexiones, que por el momento nos dejan varias pistas a seguir, de las cuales surgen más preguntas a responder y que se espera pronto volver a compartir.

Celebro este número en Ichan Tecolotl dedicado a la migración coreana, así como a mis compañeros y compañeras que participaron con artículos o tras bambalinas para obtener esta publicación digital. Este esfuerzo es uno de muchos otros que actualmente se están llevando a cabo (como el Foro Corea 2021 organizado este año por el CMEC y la UAM-X) donde juntos podemos divulgar, difundir y aprender más sobre la migración coreana y su paso por el mundo. Enhorabuena.

Espero que este sea el primero de muchos números en diversas revistas mexicanas e internacionales sobre el tema y que cada día se sumen más coreanistas a esta red de aprendizaje y conocimiento.

Bibliografía


Campos, Alejandro (2012), “Racialización, racialismo y racismo: un discernimiento necesario”, en Universidad de la Habana, núm. 273, pp. 184-199.

Gallardo García, Sergio (2015), “Los coreanos en México: Un estudio sobre integración de la comunidad coreana en la Zona Rosa de la Ciudad de México”, Tesis de Licenciatura en Sociología, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Romero Castilla, Alfredo (2017), “Los estudios coreanos en México”, en Chakana. Revista Internacional de Estudios Coreanos, vol. 1, Universidad de Costa Rica y CECEA, pp. 60-74. Disponible en: http://www.catedrasinternacionales.ucr.ac.cr/chakana/2017/05/29/romero/

Lecturas mencionadas y recomendadas

Campos Rico, Ivonne (2010), “Estigma y antichinismo: violencia e identidad nacional en el México revolucionario”, en Raquel Barceló Quintal (coord.), Extraños en tierra ajena: Migración, alteridad e identidad, siglos XIX, XX y XXI, México, Plaza y Valdés, pp. 159-183.

Campos Rico, Ivonne (2015), “La barbarie antichina: discursos y ataques sinófobos en América entre los siglos XIX y XX”, en La Manzana, Escenarios del Racismo, año 9, núm. 12, pp. 24-47. Disponible en: https://www.academia.edu/17591535/La_barbarie_antichina_discursos_y_ataques_sin%C3%B3fobos_en_Am%C3%A9rica_entre_los_siglos_XIX_y_XX

Cinco Basurto, Mónica Georgina (2009), “La expulsión de chinos de los años treinta y la repatriación de chino mexicanos de 1960”, tesis de maestría, México, El Colegio de México.

Gómez Izquierdo, Jorge (1992), El movimiento antichino en México (1871-1934). Problemas del racismo y del nacionalismo durante la Revolución Mexicana, México, INAH.

Kim, Hyong Ju (2006), La experiencia migratoria de la nueva comunidad coreana en México, México, El Colegio de México.

Kim, Young Ha (2021), Flor Negra (Koh Hye Sun y Francisco J. Carranza Romero, trads.), Ciudad de México, Panorama Editorial (obra original publicada en 2003).

Romero Castilla, Alfredo (2009), “Coreanos. Su presencia ayer y hoy”, en Carlos Martínez Assad (coord.), La ciudad cosmopolita de los inmigrantes, tomo I, México, Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades, Centro Histórico de la Ciudad, Gobierno del Distrito Federal, pp. 283-305.

  1. Egresada de la licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales, UNAM| mercejmtz@hotmail.com