Visualizando la pandemia desde la adolescencia

Visualizando la pandemia desde la adolescencia

La pandemia por Covid-19 y las diferentes medidas que se han tomado desde inicios de 2020 han alterado de manera radical la vida cotidiana de millones de personas en el mundo. Estas afectaciones no han sido homogéneas; a medida que transcurre el tiempo, la solidaridad y humanismo sobre el que se imaginó inicialmente una nueva normalidad, se diluyen en viejas y nuevas desigualdades que fragmentan la experiencia de la pandemia. Las categorías que atraviesan dicha experiencia son múltiples: la clase social, la etnia, el lugar y país de residencia, el género, y muchas otras. Sobre muchas de estas desigualdades, especialmente aquellas de tipo socioeconómico que dividen individuos, familias, colonias, ciudades, países, escuelas, u hospitales más pobres y más ricos, se viene gestando una prolífica reflexión (Oxfam, 2021; Cepal, 2020; World Bank, 2020, Lustig et al., 2020). Pero algunas otras categorías, en intersección con la clase, permanecen menos exploradas. Los grupos de edad o, más específicamente, las diferentes etapas del curso de vida, es uno de estos casos.
La pandemia y el confinamiento: un análisis de la experiencia de estudiar en casa entre jóvenes de nivel superior en San Luis Potosí, México

La pandemia y el confinamiento: un análisis de la experiencia de estudiar en casa entre jóvenes de nivel superior en San Luis Potosí, México

El escenario mundial y local de la pandemia generado por el Covid-19 han traído como consecuencia otros daños colaterales. Uno de ellos ha sido el confinamiento en casa como una estrategia para contener los contagios y con ello evitar la saturación de hospitales y a la larga evitar un incremento en el número de muertes. La estrategia del confinamiento dio inicio hace casi un año, a partir del 17 de marzo de 2020. A partir de que las autoridades del sector salud y del sector educativo tomaron la decisión de cancelar las clases presenciales, millones de estudiantes y de profesores de todos los niveles recibieron la indicación de quedarse en casa y desde ahí estarían retomando las actividades educativas, con los medios virtuales disponibles tanto para el docente como para el estudiante. En este trabajo, presento algunos resultados de un proyecto a
Voces no escuchadas, rostros invisibles. Los pequeños miembros de las familias de jornaleros agrícolas en California frente al Covid-19

Voces no escuchadas, rostros invisibles. Los pequeños miembros de las familias de jornaleros agrícolas en California frente al Covid-19

En marzo de 2020 empezó a decirse en los medios de comunicación y redes sociales que los trabajadores del sector salud eran esenciales y por tanto necesitaban consideraciones especiales para hacer frente a la pandemia y poder continuar trabajando sin arriesgar su vida y la de su familia. Para abril, los trabajadores del campo y las agroindustrias, también se consideraron esenciales porque se encargaban de producir, cosechar y empacar la comida que llegaba a las casas de todos los norteamericanos. Salieron varias publicaciones sobre lo importante que era mejorar sus condiciones de trabajo para evitar que se enfermaran. Sin embargo, el número de trabajadores contagiados por Covid-19 empezó a crecer y las condiciones de trabajo se mantuvieron en los campos agrícolas y en las agroindustrias donde los inmigrantes trabajan, en general, de manera igual (Flores, 2020).
Jóvenes indígenas, danzantes transnacionales

Jóvenes indígenas, danzantes transnacionales

Lo que a continuación se presenta es una primera aproximación con relación a los jóvenes danzantes mixtecos transnacionales; aun contando con más trabajos realizados sobre jóvenes indígenas en Baja California, en temas como los imaginarios de la juventud y participaciones políticas, el tema que abordo en este texto se complejiza al tratarse de jóvenes que cruzan la frontera internacional de manera regular, para insertarse en la vida familiar y ritual, que se ha configurado en un espacio que comprende Oaxaca, Baja California, en México, y California, en Estados Unidos. Así, a este grupo de familiares danzantes, los caracteriza estar asentados en California, pero vitalizar sus prácticas en ambos lados de la frontera. Ante un escenario de la juventud indígena que es constantemente modificado, donde su dinamismo incluye el no autoadscribirse a un grupo étnico, un accionar político vinculado a prácticas culturales, y ahora a una participación en la vida política estatal (luego de la demanda de acciones afirmativas), nos encontramos con estos danzantes, quienes circulan en la red transnacional y se muestran desde su juventud.
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Repensar la infancia en situación de discapacidad desde el contexto indígena mexicano: el caso de los niños y niñas de la Huasteca potosina

Dentro de lo estudios antropológicos, la infancia representa un sector poblacional de la sociedad que ha sido poco investigado, sobre todo respecto a “la perspectiva de los niños, lo que hablan, lo que nos dicen, lo que en antropología llamaríamos, la visión emic” (Calderón, 2015: 126). De igual forma, existe una visión homogénea sobre las características de la infancia, por ende, se asume que dicha etapa es vivida y experimentada de una forma uniforme e igualitaria por los sujetos que pertenecen a dicho grupo de edad, no obstante, dicha etapa se encuentra atravesada por distintas realidades y vicisitudes que la hacen ser diversa.

Jornaleras de la zarza: interseccionalidad de las violencias en las territorialidades en disputa de Michoacán

Por los caminos de la Meseta P’urhépecha rumbo al valle agrícola de Los Reyes, ya no se observa aquel paisaje boscoso lleno de neblina, típico del amanecer tarasco que describiera Aguirre Beltrán. Los pinos se han talado para plantar aguacate. Ahora, se aprecian hileras amarillas de scholar bus viejos y camionetas con mujeres que se desplazan al corte de zarza.[1] A este jornal, se han incorporado incluso las comuneras del pueblo autónomo de Nurio, en donde La Marcha del Color de la Tierra en 2001 dejó sus huellas y en el cual los órdenes de género p’urhépechas han mantenido históricamente una fuerte restricción de la movilidad de las mujeres. Este fenómeno está transformando drásticamente la vida cotidiana de las comuneras al pasar de campesinas y artesanas a trabajadoras asalariadas.
Entre violencias y agenciamientos: el andar de mujeres trans en las caravanas migrantes

Entre violencias y agenciamientos: el andar de mujeres trans en las caravanas migrantes

I. Las caravanas migrantes centroamericanas forman parte de la conformación de un movimiento migratorio que ha tomado fuerza en los últimos años. La articulación de migrantes en tránsito por México en Caravanas comenzó en el año 2010, cuando personas migrantes provenientes de Centroamérica, acompañadas de personas activistas, religiosas y defensoras de derechos humanos, organizaron de manera anual “caravanas” y “viacrucis migrantes”. Esta organización social responde a diversos factores, entre ellos, es una respuesta al fortalecimiento de la securitización y criminalización de las migraciones irregularizadas,[1] y a que México se ha convertido en una fosa y geografía de desapariciones para las personas migrantes precarizadas. De esta manera, estos movimientos migratorios masivos y en colectivo representan seguridad, autocuidado y también un acto político que pone de manifiesto la apropiación de las personas a su derecho de movilidad y libre tránsito.

Los contextos de la violencia feminicida y el feminicidio en México: hacia la comprensión del fenómeno más allá del delito

Si bien la violencia contra las mujeres y las niñas y su manifestación más radical, el feminicidio, se expresan de manera directa en actos de individuos y en hechos concretos, resulta fundamental trascender una perspectiva explicativa centrada en la relación entre víctima y victimario, o en las motivaciones individuales, traducidas en actos personales ajenos al entramado de la configuración social que los explica. La violencia feminicida, dentro de la cual el feminicidio es una expresión extrema, tiene como base y origen situaciones estructurales y sociales en las que la seguridad de las mujeres y las niñas no está garantizada por parte del Estado, ya que no abate las condiciones de desigualdad que vulneran su acceso a la salud, a la educación, al trabajo, a la tenencia de la tierra, a la alimentación, a la libertad de expresión, de movilidad y al acceso a una vida libre de violencia.

Mujeres indígenas, violencia de género y Covid: viejas prácticas, nuevas categorías

Las denuncias y protestas por el incremento de la violencia de género que se ejerce contra las mujeres en México han estado presentes desde décadas atrás. En marzo de 2020, fue la principal demanda de las manifestaciones que tuvieron lugar en distintas ciudades y localidades del país, con una multitudinaria participación en la Ciudad de México. Con ese antecedente, cuando dio inicio el confinamiento con motivos de la pandemia de Covid-19, las feministas fuimos las primeras en alertar respecto a los riesgos que esa situación traería consigo para las mujeres mexicanas, a lo largo y ancho de la república.