Descentrar las temáticas que han dominado el estudio de la minería colonial es un importante desafío para quienes nos dedicamos a este campo de la investigación histórica. Al igual que sucede en otros campos historiográficos, en las agendas de investigación sobre la minería novohispana han predominado ciertos temas y problemas que ha sido imprescindible acometer y que, dada su relevancia, amplitud y complejidad, pese al paso de los años, siguen brindando ricas y fecundas vetas de indagación. Algunos de los temas favorecidos han sido: el sitio de la minería en la organización económica de la Nueva España, su papel como activador económico interno, las dinámicas de los ciclos productivos mineros, los grandes empresarios y sus empresas, la génesis y evolución de los distritos mineros, las técnicas y métodos de extracción y refinación del mineral y los sistemas laborales utilizados. En cada uno de estos frentes, y varios más que por motivo de espacio no mencionamos aquí, se han alcanzado sustantivos adelantos de conocimiento. Sin embargo, a la par se han producido desbalances en el estudio de otros aspectos que en algún momento pudieron parecer secundarios pero que hoy día han revelado su centralidad para el entendimiento de áreas sensibles, incluso determinantes, de la historia minera del México colonial.