La población coreano-estadounidense es una minoría reducida pero significativa en la historia de los EE. UU. y las dos Coreas. Los primeros inmigrantes de la península coreana llegaron a los EE. UU. a principios de siglo XX, incluyendo importantes figuras como Syngman Rhee, el primer presidente de Corea del Sur, y Dosan Ahn Chang-ho, un activista independiente respetado por sus actividades y escritos filosóficos en las dos Coreas. Tras la devastación provocada por la Guerra de Corea (1950-1953), durante la cual la décima parte de la población civil falleció, el gobierno estadounidense promulgó políticas migratorias destinadas a promover la emigración de los individuos más vinculados con la intervención militar estadounidense. Aunque las leyes estadounidenses restringían la entrada de inmigrantes asiáticas, el gobierno hizo excepciones por “las novias de guerra” ‒las esposas coreanas de soldados estadounidenses‒y “los adoptados de raza mixta” ‒los niños de mujeres coreanas y soldados estadounidenses‒. Estas inmigraciones militarizadas de género han dado forma a la comunidad de inmigrantes coreanos hoy en día (Yuh 2002).