Cuando, a fines de 2017, una amiga nos llamó a mi esposa y a mí a un viaje de 10 días por Egipto durante el siguiente enero, mis primeras sensaciones fueron de incredulidad y exaltación. En mi vida había imaginado una posibilidad semejante. El Nilo y el mito de Osiris de los que nos había hablado nuestro profesor de historia en primero de secundaria; los faraones, sultanes, mercaderes, burócratas y coroneles que Naguib Mahfouz había dibujado magistralmente con su pluma; todo eso iba a dejar de ser simples palabras y recuerdos. Y cuando discutimos los pormenores del viaje que se repartiría básicamente entre una estancia en El Cairo y un recorrido por barco desde