Una mirada en torno a la pandemia por Covid-19 desde la experiencia de algunas académicas en México

Entre el inicio de la pandemia y la primera ola de la misma, Lisseth Pérez Manríquez y yo sostuvimos una investigación[1] sobre la relación de las académicas en México con las tecnologías digitales. La indagación sobre su relación con el uso de las tecnologías digitales nos llevó a algo más complejo que ello: una precarización laboral que se intensificaba con la pandemia. En aras de comprender tal precarización, en las siguientes páginas presento de forma sucinta una contextualización histórica de la integración de las mujeres a la vida universitaria en México. Esto permitirá entender cómo el trabajo académico implica diversos retos, de los cuales analizaré uno tan invisibilizado: el trabajo de reproducción social como sostén, e incluso subsidio, de la productividad académica. Este análisis me permitirá evidenciar ciertas dinámicas sociales que son sostenidas por la imbricación del patriarcado y el neoliberalismo, y que dan por resultado una perniciosa moralidad neoliberal que nos lleva a vivir el síndrome de burnout de forma diferenciada de acuerdo al género. Finalizaré con una reflexión en clave de oportunidad para revertir de forma colectiva las situaciones expuestas previamente.
Sembrando futuros tecno-diversos

Sembrando futuros tecno-diversos

Las tecnologías digitales tienen un lugar central en la vida cotidiana de mujeres y niñas. Estar conectadas nos permite acceder a información, a empleo, a recursos, a la posibilidad de relacionarnos y sostener la vida. Sin embargo, el desarrollo tecnológico hegemónico tiene profundas limitaciones de raíz, debido a la matriz económica, política y cultural de la que emerge. Actualmente, la economía digital está profundizando la brecha económica (UNCTAD, 2019) y de conocimiento (Ricaurte, 2019) entre los países de altos ingresos y los de menos ingresos. De manera específica, la digitalidad se ha convertido en un nuevo espacio de violencias, exclusión y discriminación para mujeres y niñas. Por esta razón, el carácter global y expansivo de las tecnologías digitales nos debe cuestionar acerca de las posibilidades que abren o cierran para el presente y para un futuro equitativo, justo y digno.
Grietas y encuentros: tejiendo letras de mujeres negras en Améfrica Ladina/Abya Yala

Grietas y encuentros: tejiendo letras de mujeres negras en Améfrica Ladina/Abya Yala

Este capítulo es la expresión de una encrucijada que tuvo sus principios en 2019, cuando mujeres negras en la diásporica Améfrica Ladina[1]/Abya Yala, produjeron caminos, acciones, palabras y registros. Las letras que siguen nacieron de la invitación para compartir un apartado de la tesis Encontros entre Améfrica y Abya Yala: negritude e mexicanidade de mulheres negras (Rodrigues, 2021). Para atender esta invitación, he llamado a compartir este espacio a una de las mujeres negras que construyeron conmigo las miradas y saberes que me han permitido escribir la citada etnografía. Para esto, tenemos la contribución de Montserrat Aguilar Ayala, con el apartado Boceto de las violencias coloniales en México para reivindicar la memoria negra/afrodescendiente.

Las mujeres que viven del mar desde tierra: una mirada a las trabajadoras en el sector pesquero mexicano

Las pesquerías industriales del atún y el camarón son actualmente las principales pesquerías en México, siendo las de mayor valor económico (INEGI, 2019). La pesca del camarón generó en 2020 entre 250 y 470 millones de dólares en exportaciones a Estados Unidos, Japón y Canadá[1]. En el noroeste de México, los estados de Sinaloa y Sonora concentran el 90% de la flota camaronera (Conapesca, 2013) y 50% de la atunera (PINSA, 2022).
Mujeres abeja: crianza de abejas nativas sin aguijón en Los Tuxtlas, Veracruz

Mujeres abeja: crianza de abejas nativas sin aguijón en Los Tuxtlas, Veracruz

En Mesoamérica se han criado abejas nativas sin aguijón desde hace cientos de años por diversos pueblos indígenas. Estas abejas son parte de las más de dos mil especies que existen en México, y pertenecen a la tribu Meliponini, de la cual hay 46 especies en el país (Ayala, 1999), y se tiene el conocimiento del manejo de al menos 17 de ellas.
“Las calles también son nuestras”: mujeres creando movilidades alternativas en Monterrey

“Las calles también son nuestras”: mujeres creando movilidades alternativas en Monterrey

Los esquemas de movilidad urbana predominantes en el Área Metropolitana de Monterrey (en lo subsiguiente Monterrey),[2] como en la mayoría de las ciudades mexicanas, afectan fundamentalmente a mujeres y niñas. Por una parte, mujeres y niñas enfrentan barreras de acceso e inequidades basadas en el género en los mercados laborales y en los espacios públicos,[3] las cuales se endurecen con el privilegio masivo de la infraestructura pública y privada para la movilidad motorizada, sobre todo automóviles, y en mucho menor medida para el transporte público; mientras se dedica muy poco a la movilidad alternativa, ya sea peatonal o en bicicleta.[4] Por otra parte, no se toman en consideración de manera sistemática las necesidades básicas relacionadas con la movilidad del cuidado,[5] desempeñada preponderantemente por mujeres y niñas para cubrir roles de género, tradicionalmente asignados, como cuidadoras y como organizadoras de la vida cotidiana de los hogares.[6]
UADY Sin Acoso: crónica de Universitarias al grito de ¡justicia!

UADY Sin Acoso: crónica de Universitarias al grito de ¡justicia!

Durante el año 2017 se revivió el movimiento llamado “#Metoo” en México, para realizar denuncias anónimas de casos sobre violencia sexual que por miedo habían quedado en silencio, se usaba la etiqueta #MeToo (En español “Yo también”) en cada publicación para que sea más fácil localizar todas las denuncias. En México el movimiento se fue desarrollando en contextos específicos y creando campañas virtuales sobre #MetooAcadémicos #MetooEscritoresMexicanos #MetooMúsicosMexicanos y #MetooCineastasMexicanos. Dichas movilizaciones evidenciaron lo complejo de las agresiones sexuales como el acoso y hostigamiento sexual, hasta más fuertes como abusos sexuales y violaciones. El #Metoo demostró que la violencia sí es un ejercicio de poder, de alguien que sabe que tiene poder sobre otras personas, en este caso, sobre otras mujeres, pues se encuentran en una posición de autoridad frente a nosotras, lo que ocasiona que nos invada el miedo y forje nuestro silencio. Y nos hizo entender que no son casos aislados, que son problemas estructurales y que los únicos culpables son ellos, no nosotras. A pesar de que estas movilizaciones ocurrieron en plataformas como Twitter y en el centro del país, lograron llegar a otros contextos a modo de inspiración para replicarlo, tal como pasó en la Universidad Autónoma de Yucatán con el #MetooUADY y el proyecto que fundé junto a compañeras universitarias llamado “UADY Sin Acoso”.
Mujeres chiapanecas enfrentando la violencia de género en contextos de Covid-19: análisis del ejercicio de poder en la construcción de proyectos colectivos

Mujeres chiapanecas enfrentando la violencia de género en contextos de Covid-19: análisis del ejercicio de poder en la construcción de proyectos colectivos

No es ninguna noticia y hasta parecería innecesario reafirmar que la vida planetaria se ha transformado de manera radical debido a los acontecimientos de los dos últimos años, Chiapas, por supuesto, no ha sido la excepción. Pues ante la situación de la doble pandemia Covid-19 y la violencia de género, recurrí a esta reflexión de Foucault: “Si se quiere captar los mecanismos de poder en su complejidad y en detalle, no se puede uno limitar al análisis de los aparatos de Estado” (Foucault, 1979: 119). ¿Cómo estas reflexiones ayudan a entender ciertas problemáticas y sus posibles soluciones en nuestro contexto de investigación? A continuación, trataré de responder a estas interrogantes.
“He trabajado en casa desde niña”. Violencias y agencias en niñas y adolescentes indígenas dedicadas al trabajo del hogar en Chiapas

“He trabajado en casa desde niña”. Violencias y agencias en niñas y adolescentes indígenas dedicadas al trabajo del hogar en Chiapas

San Juan Cancuc y Chanal son dos municipios chiapanecos que se encuentran entre los diez municipios con mayor cantidad de población en situación de pobreza, 99.3 y 99.1% respectivamente (Coneval, 2020). No es casual que en ambos municipios 98% de su población sea hablante de una lengua indígena (INEGI, 2020). Tzeltales en su mayoría, se enfrentan día a día a limitaciones económicas que les impiden ejercer derechos básicos como salud, educación, empleo digno, alimentación y el bienestar en general.
Mujeres indígenas y vejez. De la desigualdad social a los legados intergeneracionales

Mujeres indígenas y vejez. De la desigualdad social a los legados intergeneracionales

Este breve artículo tiene por objetivo central mostrar la desigualdad social a la que las mujeres indígenas, y de manera especial, las Mujeres Indígenas Personas Adultas Mayores (MIPAM), han estado sujetas históricamente. Un segundo objetivo es mostrar la enorme riqueza y patrimonio vivo que representa este sector de la población para México y el mundo. Para ello, retomo parte de la sociodemografía de las MIPAM para explicar las distintas problemáticas que enfrentan en materia de salud, educación, empleo, racismo, discriminación y otros aspectos que las vulneran y contribuyen a su exclusión de las políticas sociales. Los datos que retomo provienen de distintas fuentes de información como Conapo, INEGI, Coneval, INALI, INPI, ENADIS, entre otras. Así como del trabajo de investigación que he realizado sobre vejez indígena y género durante los últimos seis años como parte del programa Cátedras Conacyt, actualmente llamado Investigadoras e Investigadores por México del Conacyt.