No hace falta mucha observación para saber que la infraestructura hidráulica cambia el paisaje y los entornos naturales: desde la desecación de lagos y ríos, hasta el recubrimiento de humedales, la construcción de canales y de presas, una y otra vez, a lo largo y ancho de nuestro país cunden los ejemplos. Y, generalmente, en todos los ejemplos encontraremos el papel del Estado como principal actor que afecta e interviene (directa o indirectamente) al ambiente, a pueblos campesinos y territorios indígenas, la mayoría de las veces haciéndolo negativamente. Hay una amplia bibliografía al respecto que los interesados pueden encontrar (por ejemplo: Torregrosa, 2017; González, 2019; Martínez et al., 2017).