Publicado enAño 33 Núm. 358 Puntos de encuentro
“Las calles también son nuestras”: mujeres creando movilidades alternativas en Monterrey
Los esquemas de movilidad urbana predominantes en el Área Metropolitana de Monterrey (en lo subsiguiente Monterrey),[2] como en la mayoría de las ciudades mexicanas, afectan fundamentalmente a mujeres y niñas. Por una parte, mujeres y niñas enfrentan barreras de acceso e inequidades basadas en el género en los mercados laborales y en los espacios públicos,[3] las cuales se endurecen con el privilegio masivo de la infraestructura pública y privada para la movilidad motorizada, sobre todo automóviles, y en mucho menor medida para el transporte público; mientras se dedica muy poco a la movilidad alternativa, ya sea peatonal o en bicicleta.[4] Por otra parte, no se toman en consideración de manera sistemática las necesidades básicas relacionadas con la movilidad del cuidado,[5] desempeñada preponderantemente por mujeres y niñas para cubrir roles de género, tradicionalmente asignados, como cuidadoras y como organizadoras de la vida cotidiana de los hogares.[6]







