Bienestar y tragedia de los bienes del vientre terrenal:  <em>El oro o la vida</em> de Álvaro Revenga (2011)

Bienestar y tragedia de los bienes del vientre terrenal:  El oro o la vida de Álvaro Revenga (2011)

El asunto en cuestión es casi tan antiguo como el tiempo mismo. Al menos desde la Edad de los Metales en Eurasia y la invasión europea al (así llamado) Nuevo Mundo, los humanos (cierto: unos más que otros) hemos tenido avidez por los secretos minerales que guarda el vientre de la tierra como el oro, el agua y el petróleo. Se podría decir, incluso, que una parte considerable del bienestar de las sociedades actuales descansa sobre el uso continuo y en aumento de bienes materiales inertes cuyas materias primas devienen de algún tipo de extracción mineral: desde el cemento-asfalto-vidrio con que hemos levantado urbe tras urbe hasta los celulares y computadoras que se han vuelto una suerte de otro yo ‒tan indispensables‒, pasando por innumerables utilerías de metal y plástico, sin olvidar ese otro líquido que literalmente mueve al mundo: la gasolina.
<em>Ljaa’ Suljaa’ Flores de la Llanura</em>

Ljaa’ Suljaa’ Flores de la Llanura

Al igual que las tejedoras cuentan historias a través de los hilos que se enlazan en los lienzos que crean, y que orgullosamente portan las mujeres de los pueblos indígenas, así la antropóloga visual Mariana Xochiquetzal Rivera García, nos presenta la historia de las Flores de la Llanura (2021), las flores de Xochixtlahuaca. Hoy en día como en el pasado, gracias a su trayectoria como tejedora y realizadora, la autora se ha permitido entretejer sus dos pasiones: el tejido y el audiovisual, y tal como ella señala: “la cámara ha sido un medio que me ha permitido retratar a las mujeres tejedoras y construir narrativas personales sobre lo que ellas me comparten respecto a su quehacer” (Rivera, 2017b: 147), es así que, con una gran sensibilidad nos muestra la historia de pérdida, duelo y sanación de Yecenia López de Jesús y de Divina de Jesús López.
La contradicción en las entrañas de la bestia, <em>Un día muy especial</em> de Ettore Scola[1] (1977)

La contradicción en las entrañas de la bestia, Un día muy especial de Ettore Scola[1] (1977)

Esta conversación entre dos vecinos, Gabriele, un ex locutor de radio, y Antonietta, una ama de casa, mientras miran en casa de ella un álbum de fotos dedicado a Mussolini, transcurre el domingo 3 de mayo de 1938. En esta fecha, Adolph Hitler visitó Roma y, junto con Il Duce, encabezó un desfile multitudinario, al que han acudido miles de personas, entre ellas casi todos los vecinos del edificio de apartamentos en que viven Gabriele y Antonietta, incluyendo el esposo de ella y sus seis hijos varones. El encuentro entre Gabriele y Antonietta, teniendo como trasfondo la transmisión radial del desfile (que la portera del edificio ha puesto a todo volumen), constituye el eje de Un día muy especial, poniendo en contacto dos mundos, en principio, sumamente diferentes. Ella, una mujer que se ocupa del quehacer de su casa, fan absoluta ‒como media Italia‒ de Mussolini, sin mayores interrogantes acerca de su lugar en la sociedad ni hacia donde pueden ir las cosas (no habiendo empezado aún la Segunda Guerra Mundial). Y él un interpelador, a veces socarrón, a veces dolido, que ha perdido su trabajo porque no es, como prescribe el credo fascista para el caso de los hombres, ni hijo, ni marido ni soldado, sino un “subversivo”, un “invertido”, un homosexual. Y es tal el desprestigio, el desprecio y la persecución que en aquellos momentos acompañan a ese tipo de preferencia sexual que, al inicio de la película, Gabriele está a punto de suicidarse. Algo que interrumpe el timbre de la puerta, activado por Antonietta, quien ansiosa quiere rescatar a su mirlo, que habiendo cruzado el patio del edificio, se ha posado en una ventana cercana a la de él.
La eterna suspicacia de los extremos: <em>La red</em> (2016) de Kim Ki-duk[1]

La eterna suspicacia de los extremos: La red (2016) de Kim Ki-duk[1]

A un pescador norcoreano llamado Nam Chul-woo, que vive en la frontera con Corea del Sur casualmente y mientras pesca se le ha atascado la red en el motor, el cual no consigue encender, y la deriva de la corriente lo hace cruzar la frontera entre los dos países. Muy pronto lo detienen las autoridades surcoreanas, quienes sospechan que Nam Chul-woo puede ser un espía y tratan de despejar la duda sometiéndolo a un repertorio de procedimientos dispares.
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Oda a mi padre

De nacimiento brasileña, sangre coreana corre por mis venas, pero mexicana de corazón (veintisiete años viviendo en el país me respaldan). Así que tengo la fortuna de disfrutar de la mejor parte de dichas culturas. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, ya que crecer bajo un régimen tradicionalista y conservador impregnada de la idiosincrasia coreana, en un entorno más libre y expresivo como el latino, fue un gran reto personal en la búsqueda de mi propia identidad.
La ironía y la irreverencia como armas críticas: <em>Memorias del subdesarrollo</em> (1968) y  <em>La muerte de un burócrata</em> (1966) de Tomás Gutiérrez Alea

La ironía y la irreverencia como armas críticas: Memorias del subdesarrollo (1968) y  La muerte de un burócrata (1966) de Tomás Gutiérrez Alea

Un fantasma deambula por La Habana de principios de los sesenta. Se podría llamar Pablo o Roberto o Sergio (que es efectivamente su nombre). Casi da igual. Mientras el régimen revolucionario, instalado pocos años antes, se enfrenta resueltamente a la presidencia de Kennedy en torno a la presencia de cohetes nucleares soviéticos en Cuba y grupos de contingentes populares desfilan orgullosos por la calle en defensa de la patria, Sergio simplemente no encuentra su lugar en ese mundo. Él es lo que Marx llamaba un pequeño burgués, alguien que no es, en sentido estricto, ni un explotador ni un explotado. Vive de la renta de inmuebles cuya propiedad ‒teme‒ podría perder en algún día (¿y entonces qué?), aunque siempre quiso ser un intelectual, que tampoco es. Su mejor amigo y su ex esposa han dejado la isla por otra vida en Miami, posiblemente muy similar a la que llevaron, junto con Sergio, antes del triunfo de los barbudos, de mucho dispendio y diversión. Y en su irredimible soledad y desconcierto, Sergio se sumerge en una relación que es más sexual que amorosa con una joven que en verdad le interesa poco; y ella en respuesta a la eventual indiferencia de él, arma un tremendo lío de aquellos, en que se entromete toda su familia ‒madre, hermano‒, generando una situación contradictoria: de un lado, le exigen a Sergio casarse con la chica, pero de otro, lo acusan ante la justica de violación. Lo cual da pie para presentar visos del sistema jurídico cubano, que hace mucho hincapié en lo formal (“en virtud del la ley y el artículo tal y considerando los siguientes hechos”) y poco más. Pero Sergio tampoco es víctima del sistema, sino más bien de sí mismo. Mientras el tribunal procede con la exoneración, él procede con su propio ostracismo. Alguien que, como cantara Facundo Cabral, no es de aquí ni de allá. No pesará en la balanza de la historia, si es que de eso se trata; como el hombre de ninguna parte de John Lennon, cuya estatua, sentado sobre una banca, irónicamente se encuentra en La Habana.
Vida y muerte en el socavón: acerca de <em>El minero del diablo</em> de Kief Davidson y Richard Ladkani (2005)

Vida y muerte en el socavón: acerca de El minero del diablo de Kief Davidson y Richard Ladkani (2005)

En las inmediaciones del Cerro Rico, a cuyos pies está Potosí, que (según narra Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina) en tiempos coloniales fue la capital de la plata del imperio español, viven un joven de 14 años, Basilio Vargas, sus hermanos menores Bernardino y Vanessa, y su madre, Manuela Altica Vargas. Basilio y Bernardino trabajan como ayudantes de mineros en los socavones de las antiguas minas que surcan el cerro, extrayendo los restos de mineral de plata que aún quedan, aunque ya el auge minero como tal es cosa del pasado. La actividad misma, al menos tal como se retrata en este documental de principios de este siglo, está llena de riesgos: desde carros de carga con los que sacan el mineral, carentes de frenos (y que pueden atropellar a un inadvertido) hasta quedar atrapado en un derrumbe ocasionado por explosiones de dinamita, pasando por lo que quizás es la peor situación de todas: la muerte temprana por silicosis debido a la continua inhalación de polvo de sílice. No menos difícil y precaria es la vivienda de pared de piedra que habita la familia: sin servicios, como agua y luz, de tal modo que si quieren ver la tele tienen que conectarla a una batería de coche (que siempre puede descargarse).
A corazón abierto, defendiendo la vida contra la minería

A corazón abierto, defendiendo la vida contra la minería

La minería es una forma de acumulación, para algunos, y de despojo, para todos los demás […] Vetas de oro, minas de plata: desde hace siglos o quizá milenios se despojan tierras y se apropian territorios y se desplaza a poblaciones enteras para extraer mineralizaciones, como si cualquier cosa fuera extraíble y toda persona desplazable (Luiselli, 2020: 130).