Desamortización, paisaje y cartografía ¿Cómo elaborar un mapa del reparto de bienes indígenas a partir de algunos elementos del paisaje?

Desamortización, paisaje y cartografía ¿Cómo elaborar un mapa del reparto de bienes indígenas a partir de algunos elementos del paisaje?

México, como nación, es un país republicano constituido por la integración de diferentes soberanías locales denominadas estados. Cada soberanía cuenta con leyes e instituciones que se ejecutan y se aplican dentro de un territorio. En todos los estados, la administración pública genera una serie de información que permite a los historiadores reconstruir los procesos sociales, político y culturales de cada entidad federativa. Esta documentación se concentra en los Archivos Históricos del Poder Ejecutivo. Sin embargo, las guerras civiles y el vandalismo han provocado que muchos de estos archivos se hayan quemado, destruido o sujeto a robos.
El sentido de hacer mapas

El sentido de hacer mapas

En el año 2007, mientras cursaba los estudios de doctorado en el Centro de Estudios Históricos (CEH) de El Colegio de Michoacán, A. C., comencé a perfilar el objeto de estudio de la tesis doctoral (Alfaro, 2011). Mi asesora, la doctora Nelly Sigaut, profesora-investigadora del CEH, después de haber hecho una estancia de investigación en diferentes repositorios como: Mapoteca Orozco y Berra, Archivo Histórico del Agua, Biblioteca y Hemeroteca Nacionales, Archivo Histórico del Estado de Zacatecas (en adelante AHEZ), Archivo Municipal de Zacatecas y Archivo del Congreso del Estado, perfiló realizar un análisis de todos los mapas históricos localizados con la finalidad de visualizar los cambios o permanencias ocurridos en el área urbana a lo largo de la historia de este real minero que con los años se fue convirtiendo en un poblado que a finales del siglo XIX, al igual que otras urbes, pretendía lograr la anhelada modernidad, civilidad y belleza que demandaba el Porfiriato.
Una nueva lectura de la Ciudad de México desde la cartografía histórica

Una nueva lectura de la Ciudad de México desde la cartografía histórica

Hacer la historia de la ciudad de México constituye un gran reto para los historiadores debido a la gran cantidad de libros y revistas que se han abocado a este tema. Decir algo nuevo, o vislumbrar nuevas discusiones sobre los temas de la gran urbe parece una meta inalcanzable. Sin embargo, la ciudad todavía puede ser leída desde nuevas perspectivas, y una de ellas se basa en la relación entre el agua y el crecimiento urbano. Esta perspectiva no puede realizarse sin tomar en cuenta la cartografía de la ciudad elaborada entre la segunda mitad del siglo XVIII y el siglo XIX. Para poder hablar de esta utilización es necesario ponderar la importancia que han tenido las representaciones cartográficas como fuente de la historia.
La suerte de un directorio comercial de 1899 entre historiadores y cartógrafos del siglo XXI

La suerte de un directorio comercial de 1899 entre historiadores y cartógrafos del siglo XXI

La guía general descriptiva de la República Mexicana compilada por el español Jerónimo Figueroa Doménech y editada por su coterráneo Ramón Araluce apareció en 1899. La fecha es importante porque el ímpetu descriptivo de sus páginas, llenas de referencias sobre el comercio y la industria, los grandes empresarios y los novedosos servicios urbanos, refleja muy bien el ánimo de quienes percibían la boyante expansión de las ciudades en México a finales del siglo XIX. Figueroa Doménech y Araluce expusieron que la publicación de la guía tenía el propósito de promover la expansión de capitales entre Europa y México. Con este afán, difundieron las novedades que proveían los servicios urbanos y publicaron elogiosas reseñas de los hombres ilustres de las artes, las letras y las profesiones liberales en el México.
Mi experiencia en la elaboración de cartografía histórica

Mi experiencia en la elaboración de cartografía histórica

Cuando elaboré los mapas de mi tesis de Maestría en Historia, hace 19 años, no existían o apenas estaban en desarrollo los programas (software) libres y de código abierto de Sistemas de Información Geográfica (SIG). Tampoco existían repositorios en internet que permitieran la descarga de información de manera gratuita. Los mapas que hice para mi tesis tuvieron como base las cartas topográficas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y los modelos digitales de elevación, que permiten “dar la idea” de volumen y perspectiva orográfica.[1]
¿Cómo mapear la historia?

¿Cómo mapear la historia?

La cartografía es una herramienta fundamental para la historia. Por lo general, cualquier historiador brinca de gusto, al encontrarse entre los expedientes de consulta un mapa, croquis, carta o plano que ubique nuestra problemática de estudio en el espacio. El hallazgo resulta más relevante si ese texto gráfico es inédito para las investigaciones. Sin embargo, ¿cómo se puede utilizar esa fuente? ¿cómo trasladar ‒si es posible‒ esa cartografía a un mapa contemporáneo? Además de ¿cómo hacerlo y qué herramientas emplear?
Más allá de la localización. El potencial del análisis espacial a través de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) en los estudios histórico-sociales sobre el territorio

Más allá de la localización. El potencial del análisis espacial a través de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) en los estudios histórico-sociales sobre el territorio

No hay producto escrito de investigación desarrollada en un espacio geográfico concreto –independientemente de su escala barrial, local, regional, estatal o nacional– que no cuente con un mapa, generalmente inserto en las primeras páginas o en la sección introductoria. El mapa sitúa al lector en el espacio particular y contribuye a contextualizar, a veces de manera no explícita sino dependiente del conocimiento que se tenga acerca de ese marco geográfico concreto, ciertas características físicas y sociales que resultarán de suma utilidad para comprender mejor el fenómeno estudiado. En este caso, el mapa suele mostrar la localización concreta de lugares (pueblos, ciudades, accidentes geográficos, recursos hídricos, etc.), esto es, su ubicación específica en el espacio geográfico, generalmente representado mediante las convenciones cartográficas científicas occidentales y referenciado a un sistema de coordenadas expresadas en términos de latitud y longitud. Así, el mapa es una representación gráfica simplificada –una abstracción– de una determinada porción de la superficie terrestre, a escala –con propiedades métricas–, sobre una superficie bidimensional.
La pugna entre dos hacendados por el control y empleo del agua del manantial Nacimiento Puerta del Río en San Luis Potosí, durante el siglo XVIII  

La pugna entre dos hacendados por el control y empleo del agua del manantial Nacimiento Puerta del Río en San Luis Potosí, durante el siglo XVIII  

La historia ambiental utiliza fuentes documentales como los mapas históricos: éstos sirven como registros de información sobre el espacio y el tiempo en el pasado, esta disciplina también se nutre de otro tipo de registros igual de importantes: narraciones de viajeros, apuntes físico-naturales, reportes de comisiones científicas, actas de cabildos, estadísticas socioeconómico-políticas y censos poblacionales-económicos. Cartográficamente se puede recurrir a registros topográficos, mapas básicos y temáticos, escritos náuticos, planos y croquis, sin olvidar las fuentes artísticas: arquitectura, pintura, música, y escultura (Miraglia (2019: 24-41 y 28).
Cartografía tarasca en sus códices y mapas coloniales

Cartografía tarasca en sus códices y mapas coloniales

Los códices y lienzos de Michoacán conocidos hasta el momento no rebasan la cantidad de una veintena, todos ellos son de manufactura indígena de la época colonial y si bien es cierto que, para su estudio, pueden ser clasificados como de tipo genealógicos, tributarios y de servicios, histórico-etnográficos y agrarios derivados de conflictos por la tierra, una parte de todos ellos pueden ser ubicados en la categoría de cartográficos, los cuales son los que para estas breves notas me enfocaré mayormente. Cabe hacer la aclaración que varios de estos códices y lienzos se les clasifica también como títulos primordiales, realizados por los pueblos tarascos durante los procesos legales de legitimación territorial por las autoridades españolas, en los siglos XVII y XVIII. Las fuentes de su origen son las propias mercedes, compra/venta de tierras, denuncias por despojos, etcétera, todos ellos realizados con anterioridad, así como a través de la memoria y la tradición oral de sus habitantes, por lo que en múltiples ocasiones contienen problemas en la cronología de los acontecimientos, personajes que corresponden a momentos de la historia distinta a la que se refieren los documentos, terminología fuera de época y en fin, elementos incongruentes en varios sentidos, no obstante lo anterior, al considerar estos documentos de realización tarasca, surgidos muchos de ellos en el contexto de los conflictos agrarios y la necesidad de documentar las posesiones de las tierras “desde tiempos inmemoriales”, como se decía en la documentación, de esta manera no podemos descartar este tipo de fuentes sin más y en cambio valorarlos, hacer crítica de fuentes con mucha atención, llevar a cabo la comparación con otras fuentes y así, obtener información pertinente para la reconstrucción de la historia agraria de estos pueblos.

Mapas y cartas geográficas ¿para qué?  

Esta breve comunicación se referirá al vínculo entre el estudio del pasado y el conocimiento del entorno geográfico en varios sentidos. En primer lugar, me referiré a la elaboración de mapas o cartas geográficas, y en especial a mi experiencia al respecto como historiadora en el CIESAS. (Así se me solicitó, por lo que me disculpo por mencionar en exceso mis propios trabajos). En segundo lugar, mencionaré lo complejo que fue, en épocas pasadas, medir con precisión la longitud y latitud de un espacio en la superficie del planeta y el valor de la cartografía histórica. Finalmente, tocaré la cuestión de la relación entre la geografía y la historia como disciplinas académicas.