War Dogs (E.U.A., 2016)

Karla Paniagua


Fuente: Poster oficial de la película (imagen tomada de Internet).


Esta película dirigida por Todd Phillips (The Hangover, Joker) narra la historia de David Packouz y Efraim Diveroli, quienes rondando sus veintes y junto con un tercer colaborador llamado Alex Podrizki, en la primera década del milenio ganaron una licitación de 300 millones de dólares para abastecer de armas al Ejército Nacional Afgano.

Para cumplir con el contrato, adquirieron armas y parque de origen chino, mismo que intentaron hacer pasar por albanés para sortear el embargo de Estados Unidos en contra de China. La mercancía (rifles, granadas y parque) era vieja y estaba en malas condiciones, por lo que la reembalaron para disimular el problema; el gobierno estadounidense encontró muy sospechoso todo esto, investigó y halló una serie de inconsistencias en los datos, documentación falsa, incumplimientos de contrato previos, entre otras perlas.

La cobertura de esta historia fue realizada por el periodista Guy Lawson, autor del artículo “The Stoner Arms Dealers: How Two American Kids Became Big Time Weapons Traders” (Rolling Stones, 2011) y del libro Arms and the Dudes: How Three Stoners from Miami Beach Became the Most Unlikely Gunrunners (Simon & Schuster, 2015), tomados como referencia para adaptar los hechos que se presentan en la película.

A pesar de su juventud e inexperiencia, Packouz y Diveroli indiscutiblemente cometieron fraude. Sucede que la historia expone las debilidades del statu quo estadounidense y eso puede despertar cierta empatía en el espectador, quien anhela que estos sinvergüenzas se salgan con la suya y triunfen, como triunfa el bufón que exhibe al emperador desnudo (o al menos eso me sucedió a mí, juzgue usted). Aunque a ojos vistas lo que vemos es ilegal, la manera en que los hechos se desencadenan y narran va desdibujando esa comprensión a favor del lazo solidario entre el espectador y los protagonistas.

Encontrará esta extraordinaria película en Netflix y YouTube como Amigos de armas. No se la pierda.

Con esta entrega concluyo 20 años como columnista de este espacio que creé por invitación de mi maestro, el doctor Roberto Melville, a quien siempre le estaré agradecida por la deferencia. Al equipo del Ichan Tecolotl, al público que me leyó y comentó a lo largo de estos años, toda mi gratitud: este espacio continuará con nuevas plumas y nuevas ideas.  ¡Hasta pronto!