Ana Isabel León Fernández[1]
Daniela López Carreto; Elvis López Carreto y Bárbara Moreno[2]
Ana Isabel León: Vamos a platicar un poco sobre Viaje a Marte. Aquí tenemos a Daniela López Carreto, a Elvis López Carreto y a Bárbara Moreno. Cuéntennos un poco sobre cómo surgió esta idea también de rodar Viaje a Marte y sobre su experiencia, porque a veces, cuando hablamos de cine afro, pensamos que exclusivamente tiene que hablar justamente de lo afrodescendiente, como tema, y nos olvidamos del cine de ficción, que también sale desde estas comunidades, como Coyolillo. En este caso, es muy especial que vaya dirigido a las infancias.
Daniela López Carreto: Hola, buenas noches. Ojalá les haya gustado mucho Viaje a Marte. Es una película de ficción que nos llena de muchas emociones, de lágrimas, de recuerdos, porque fue el producto de un curso de verano que nos llenó mucho, en el Centro Cultural. Nosotros somos de Casa Coyolillo, el Centro Cultural Comunitario de la comunidad.
Y con la creatividad y los recursos de todos pudimos hacer esta película porque creemos (y aquí Bárbara, que es nuestra compañera cineasta, nos ha acompañado con esta idea de que nosotros también podemos hacer cine) que no solo vamos a estar frente a cámaras, sino que también podemos estar detrás de las cámaras. También podemos ser parte de los diferentes departamentos del cine. Y Viaje a Marte ha sido una gran inspiración para que en la comunidad estemos generando otros contenidos.
Muy pronto va a salir otra película, que está en postproducción que se llama Rebeldía con R de Roberta, es una ficción también de una quinceañera que rompe las expectativas de su comunidad… Pero Viaje a Marte es algo que ha trascendido. Los niños que vieron en pantalla ahora son adolescentes y están destacando en muchas otras áreas. Algunos sí se han seguido preparando en temas de cine, justo para llegar a esta segunda película comunitaria que se llama Rebeldía con R de Roberta, entonces han tenido que llegar con otras formaciones de cine.
En Viaje a Marte, podemos ver que los actores somos pocos y los cargos de producción los ocuparon los niños porque fue un taller de verano. Pero quisiera pasar el micrófono a mis compañeros para que también cuenten un poco de su experiencia en el caminar en el cine en Coyolillo.
Porque si partimos de que a la gente nos gusta vernos en el cine, entonces actuar nosotros también es algo que está ahí. Creo que los afrodescendientes podemos hacer lo que queramos mientras tengamos ese espíritu, esa alegría, esa iniciativa y solidaridad que nos caracteriza. Y así hemos podido hacer cine en Coyolillo.
Bárbara Moreno: Buenas noches, yo soy Bárbara Moreno, también del Centro Cultural Casa Coyolillo. Primero, quiero decir que yo soy una persona externa de la comunidad. Yo llegué hace seis años aproximadamente a Coyolillo, Veracruz. También por el tema audiovisual y una búsqueda personal que tiene que ver con las identidades. Coyolillo me atrapó de muchas formas y sentí que hice una magia, muy bonita, con el Centro Cultural y en ese primer año que colaboré con ellos, hicimos, durante el curso de verano, esta formación. Fue algo realmente breve, pero con un resultado bien poderoso.
Yo trabajo con infancias en el tema audiovisual ya desde hace varios años, y en ese quehacer he aprendido muchísimo, mucho más yo de los niños que yo creo que los niños de mí, Los niños tienen una capacidad de imaginar, de cuestionarse y además un compromiso que es fabuloso.
Yo también he trabajado en el cine con adultos, en el cine documental, en el cine de ficción. Y el compromiso de los niños no lo he encontrado en otro lado. Entonces, la idea surgió tal cual de ellos. Es decir, hablamos de cómo contar historias. Era un taller y por ello no podíamos tampoco tomarnos mucho tiempo. Entonces nos centramos en qué tipo de historias querían contar.
Y sí, yo empujé un poco para que fueran historias locas. Fue un ejercicio de exponerles que la ficción es lo que nos permite que podamos hacer lo que queramos. Yo les dije: “planteen lo que quieran, lo más loco que se les pueda imaginar”. Entonces los niños y las niñas escribieron varias historias y de ahí, entre todos los asistentes, las leímos. Votamos por cuál nos gustaba más, y la ganadora fue la de Un viaje a Marte.
Y, bueno, luego los niños dijeron, “pero ¿cómo vamos a hacer Un viaje a Marte?”, y a partir de ahí fuimos construyendo la magia del cine, con sus propias lluvias de ideas, pensando: “a ver, ¿qué necesitaríamos para que esta historia se haga realidad? Una nave espacial, esto, lo otro…”
Para mí, una de las cosas más valiosas de Viaje a Marte es no necesitar hablar con los niños sobre qué es la afrodescendencia, o cómo se identifican como afrodescendientes. Sino que ahí está, ahí está plasmado en su nave espacial, en su forma de expresarse, en su forma de llevarse las provisiones a Marte, en todo. Ahí está esa joya, sin que tenga que ser explícita en cuanto a lo afrodescendiente. Está ahí, de una forma muy locochona… ¡Y además el género que pusieron, ciencia ficción y terror!
El proceso fue una total locura, lo hicimos creo que en dos o tres días de filmación. La gente de Coyolillo es súper comprometida, muy participativa, no tienen pena, se comprometen, ponen las cosas. Y los niños, bueno, realmente una impresión. Así que si había que llegar a las siete de la mañana y que había que conseguir cables, cartón, o flores, todos llegaban a las siete de la mañana con sus cables, con el perro, con lo que se necesitaba.
Fue realmente un proceso muy divertido, muy gratificante y que siguen pasando los años y cada vez lo encontramos más valioso. Este ejercicio, como dice Dani, también permitió que se abriera la puerta a muchos más proyectos, que estamos haciendo ahorita y que esperamos que se puedan presentar próximamente.
Elvis López Carreto: Hola, Yo soy Elvis López Carreto, también formo parte del colectivo de Casa Coyolillo.
Creo que Viaje a Marte fue el inicio del acercamiento a la comunidad del cine, porque creo que los niños, nadie nos imaginábamos que íbamos a estar en una pantalla, haciendo cine y contando nuestras propias historias, a nuestra forma, a nuestra manera, con nuestro guion… nosotros grabarnos, nosotros producirnos a nosotros mismos. Yo en general, ahorita, me encargo más del área de sonido, porque es algo que a mí me gusta mucho.
Yo nunca me imaginé estar atrás de una película, era algo inimaginable para mí, cuando era niño, cuando era adolescente, y entonces siento que Viaje a Marte fue el punto de partida para producir nuestro propio material. Siento que a nosotros, que estamos trabajando en esta área del cine, nos llena de mucho orgullo que la respuesta haya sido positiva en la comunidad, y que los niños, los adolescentes, los abuelos, la gente mayor, está muy a gusto con lo que estamos haciendo y logrando en nuestro colectivo.
Y pues sí, se siente muy bien, muy placentero. Verte en la pantalla, ver a tu gente con la que convives día a día en una pantalla y llegar a estos espacios. Porque realmente el cine se quedaba en las ciudades. Por ejemplo, en el pueblo no había esa idea de las cámaras y del cine. Y siento que, a partir de que Bárbara llegó a la comunidad, ella fue como el granito de arena que empujó a que nosotros hiciéramos nuestro propio cine.