Juan Alfonseca Giner de los Ríos
Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México
Agradezco al señor Oscar Espinoza García, editor de esta revista, el haber puesto en mis manos la tarea de convocar estos testimonios luctuosos en memoria de María Bertely Busquets (1955-2019), mi compañera de toda la vida. Su gesto –empático, horizontal, llano; expresivo de tradiciones humanas presentes en la institución que tanto quiso María– me dio la oportunidad de seguir abrazado a ella en el duro primer momento de la pérdida, ocupándome en una reparadora labor de memoria e introspección.
Al recibir la encomienda pensé en quienes podían dar cuenta de los proyectos que centralmente la animaron: su compromiso con la educación de los pueblos originarios y con la expansión y el desarrollo del Método Inductivo Intercultural; el Seminario Escuela, Indígenas y Etnicidad y su aporte a la formalización de ese campo de estudio en el país; los amplios e incisivos diagnósticos etnográficos que condujo sobre la ciudadanía entre adolescentes indígenas o sobre las culturas de crianza en comunidades rurales servidas por el Consejo Nacional de Fomento Educativo; o sus contribuciones a la educación preescolar, que constituyen los proyectos de que tratan estos testimonios.
No fueron los únicos que desarrolló ni están aquí muchas otras voces que querrían despedirla hoy, atestiguando tanto su entrega incansable a la educación de los niños de México, a la formación de quienes los enseñan y al desarrollo de métodos de conocimiento capaces de hacer aflorar –y conciliar– los distintos sentidos sociales sobre la cultura de la escuela, como los rasgos indelebles de su trato empático, franco, comprometido y leal.
He vivido con honda emoción esta tarea y quiero agradecer a quienes aquí han escrito el modo conmovido y resuelto con que atendieron al llamado.
Descansa en paz querida mujer. Sembraste; cumpliste con creces la obra intelectual y humana que decidiste legar. Vibrarás por siempre en nuestra memoria.