Julio Antonio García Palermo
CIESAS Golfo
julangapa@ciesas.edu.mx
Fernando Salinas-Quiroz
Universidad Pedagógica Nacional-Ajusco
fsalinas@upn.mx
Imagen: “Sin título”, ilustración de Laiza Onofre, 2019.
Introducción
En Veracruz, México, las niñeces[1] trans*[2] que no han realizado su modificación de nombre y sexo/género en su acta de nacimiento se ven impedidas a expresar su identidad de género en la escuela, lo cual les puede generar sentimientos de aislamiento e inseguridad. Sirva de ejemplo el caso de Coraline,[3] una joven trans* de diecisiete años que radica en Xalapa y cuenta con el apoyo de su familia. Coraline empezó la preparatoria en línea y piensa hacer una carrera en el modelaje y en el activismo por la defensa de las personas trans*. Es un caso excepcional debido a que cuenta con el apoyo de su familia, quien la impulsó a ser la primera menor de edad en Veracruz en modificar su nombre y sexo/género en el acta de nacimiento por la vía judicial en el año 2020. Por otra parte, aunque le fue negada la educación presencial está por terminar la secundaria y desea continuar sus estudios.
El nivel escolar con mayor incidencia de discriminación es la secundaria;[4] sin embargo, a Coraline se le violentó de forma más “sutil”, puesto que se le privó de una serie de aprendizajes indispensables en el desarrollo psicosocial de las niñas, niños, niñes y jóvenes, ya que no convive presencialmente con sus compañeros, compañeres y compañeras.
El presente artículo consiste en el testimonio directo de Coraline, nutrido con las aportaciones de la hipótesis del contacto de Gordon Allport (1962), la cual considera que el trato y convivencia con personas pertenecientes a grupos social e históricamente en situación de vulneración –no vulnerables– contribuye a reducir los prejuicios y estigmas que se tienen hacia éstas. Específicamente, pretendemos disminuir los prejuicios y las actitudes negativas que existen hacia las niñeces trans* mediante el vital testimonio de Coraline, pues consideramos que conocer las experiencias de una joven trans* sensibilizará a las personas lectoras sobre las barreras que ha tenido que pasar en el entorno familiar y escolar para conseguir desarrollarse y vivir plenamente su identidad de género.
Sin lugar a dudas lo anterior ocurrió con nosotros, pues elegimos la metodología cualitativa para poder profundizar en la riqueza del caso; en otras palabras, buscamos comprender las distintas experiencias subjetivas de Coraline por medio de una aproximación inductiva. Su testimonio amplió y enriqueció profundamente nuestra visión, por lo que consideramos que, si bien los estudios cuantitativos son por demás pertinentes y relevantes, la posibilidad de entablar diálogos semi-estructurados con las, los y les participantes no es únicamente una fortaleza de los métodos cualitativos, sino una oportunidad de generar contra-narrativas. Por lo anterior, delineamos los siguientes objetivos para la presente publicación: dar a conocer el testimonio de Coraline enfocado en su niñez; evidenciar los obstáculos que ha tenido para desarrollarse personal y académicamente; sensibilizar respecto al reconocimiento de la identidad de género de las niñeces trans*, y conocer su propuesta para combatir los prejuicios sobre las personas trans* en el ámbito escolar.
Coraline: niñeces trans* en primera persona
Aproximadamente de los 3 a los 11 años de edad el desarrollo alcanzado por los niños, las niñas y les niñes les permite expresar de forma más clara su identidad de género. Cuando ésta no coincide con el sexo biológico (cromosomas, genitales, hormonas y gónadas), es altamente probable que las personas no sean comprendidas y que sufran una serie de experiencias negativas ‒traumáticas y violentas‒ que tendrán un impacto en su desarrollo psicosocial; por ejemplo, cuando un macho biológico manifiesta ser una niña.[5] Leamos el caso de Coraline, quien nos cuenta sobre su niñez:
Mi niñez fue un tanto difícil por no contar con el apoyo de mi padre, pero de forma muy buena por contar con el apoyo de mi mamá. Al principio sí me costó, era nuevo el tema en la familia; es decir, no se conocía sobre la niñez transgénero. Yo estaba confundida con mi físico; por ejemplo, aunque ya sabía que era niña desde los cuatro años, no me gustaba cómo me veía físicamente: fue ahí donde mi mamá se empezó a dar cuenta y lo primero que hizo fue buscar ayuda. En un principio, ella pensó que yo era un chico gay, pero mediante acompañamiento psicológico y con el apoyo de sus amistades entendió que era una niña transgénero. Poco a poco fui creciendo, fuimos informándonos e incluso haciendo cambios físicos en mí. Mi papá biológico se alejó de la casa y no contamos con su apoyo.
A los 4 años, una psicóloga en el kínder observó detalles sobre mi transgeneridad. El descubrimiento fue en segundo grado de primaria. La maestra mandó a llamar a mi mamá diciéndole lo mismo, que notaba detalles y le recomendaron a una psicóloga. Desde entonces sabía que era una niña, pero no me sentía cómoda con mi físico: literalmente me sentía como una chica que quería ser como sus compañeras; me sentía como ellas, pero no me veía como ellas. Tanto la maestra como la psicóloga notaron que no actuaba ni me sentía como un varón.
Prácticamente a los cuatro años me sentía como toda una mujer, por ya tener uso de razón, iba descubriendo muchas cosas, pero física y emocionalmente me sentía como una chica; sin embargo, cada que me veía al espejo no me sentía cómoda con lo que veía, no me agradaba mi físico, no me agradaba. Así pasaban los días y cada vez era más esa impotencia de no verme como una chica, no verme como mi mamá o como mi hermana menor e incluso llegué hasta [a] golpearme porque sentía que estaba atrapada en un cuerpo de varón. Entonces mi mamá se dio cuenta y se preocupó mucho, se alarmó, empezó a notar también esos detalles, como que prefería jugar con juguetes de niña, disfrazarme de niña. La psicóloga del kínder le decía lo mismo, que notaba ciertos detalles como jugar con juguetes de niñas, e incluso bailar, ¡Era bizarro en esos tiempos que un niño se comportara como una princesa! Por eso la mandaban a llamar, pero en sí, en donde la hicieron ir con una psicóloga fue en la primaria, en segundo grado.
Una maestra que estaba más informada le llamó a mi mamá y le explicó que no iba a perder nada con intentarlo, porque aparte compañeras y compañeros estaban molestándome por estos detalles y mi mamá lo hizo porque ya estaba muy informada, quería saber qué me pasaba y realmente dio un paso enorme al buscar ayuda, ¡Fue lo mejor que pudo hacer! Ella no se negó a informarse de quién era yo, desde luego que al inicio fue complicado porque no lo conocíamos. Fue ahí donde la psicóloga nos dijo que era una chica transgénero. En sí, en mi niñez estaba descubriendo quién era, sólo era una niña en casa y en la calle un niño por el miedo a la sociedad y al qué dirán.
Yo le expliqué a mi mamá que era una niña por medio de la forma de vestir, desde pequeña soy muy fanática de la moda y usaba disfraces, me ponía su ropa, así como cualquier historia de una persona trans* que siempre fantasea. En el caso de una chica trans*, desde niñas solemos ponernos la ropa de nuestra madre porque es nuestro ejemplo, queremos ser como ella: yo me ponía toda su ropa y me maquillaba, jugaba con muñecas y eso era muy común en mí. Era así como le estaba expresando a mi mamá que había tenido una niña, no un niño, porque ella compraba juguetes de niño, lógicamente, pero no me llamaban tanto la atención como la ropa de chica. Yo quería verme como mi mamá, como una mujer, como una niña. Esa fue mi niñez, hasta que cumplí los doce años e hice completamente mi transición y mi cambio físico.
La transición de Coraline
Entendemos la transición como un proceso gradual que integra la identidad y la expresión de género; es decir, gracias al apoyo decisivo de la mamá de Coraline, a ésta se le permitió expresar con libertad su vivencia interna del género mediante la utilización de ropa, expresión corporal y juegos tradicionalmente femeninas (estereotipos de género). Coraline comenta “Las personas trans* deben aceptarse, explorarse y amarse: a fin de cuentas, puedes hacer mil cosas en tu cuerpo, pero debes aceptarte por lo que eres, incluso adaptarte a lo que tienes y me refiero también a la sociedad”. Una fuente que puede ayudar a las Figuras Principales de Cuidado (FPC)[6] de las niñeces trans* es el Manual circular para familias trans (Bautista, García de León y Sánchez, 2018), el cual presenta información y consejos para la comprensión de la diversidad de género de sus hijes y proporciona herramientas para facilitar a las niñeces trans* su integración, respeto y comprensión en el marco de su transición. Dicho lo anterior, leamos qué opina Coraline sobre las redes de apoyo:
El apoyo de la familia es el más importante; es decir, tener comprensión, respeto, apoyo. Recomendaría escuchar a tu hija o a tu hijo trans*: es lo primero que tienes que hacer, porque sé que no es fácil, así como “pierdo a un niño, porque tengo una niña” o al revés, es cuestión de felicidad, de amor, de cuánto ames a tu hija o a tu hijo, porque no lo vas a perder, sigue ahí, sólo que resultó ser de otro género o una chica o chico diversos. Sin embargo, ahí sigue tu hija o tu hijo y es su felicidad, muchas veces las mamás o los papás pueden llegar a ser egoístas por no permitirle a su hija o hijo ser quien quiere ser y bueno, sé que no es fácil, pero lo importante es la felicidad de la hija o el hijo, saber que necesita de tu apoyo y no pensar en que van a desaparecer.
Propuesta para luchar contra la discriminación hacia las personas trans*
Como se puede observar en distintos estudios (e.g., ADIL México, 2012, Conapred, 2017) el estudiantado que se asume o es asumido como no heterosexual o cisgénero tiene altas posibilidades de sufrir rechazo para ingresar/acceder a la escuela o ser excluido en el ámbito educativo, presentar bajo rendimiento o deserción escolar, ausentismo y riesgos contra la salud física y emocional debido al acoso. Ante este panorama, consideramos que la propuesta de Coraline enriquecerá las opciones para luchar contra las discriminaciones hacia las personas trans* con el objetivo de garantizar espacios educativos libres de violencias y discriminación.
Considero que la gente no respeta a las niñas, niños y los adolescentes trans* por la falta de información y por cerrarse, porque literal algunas veces no quieren ver más allá o informarse, se quedan con los estereotipos.
En cuanto las escuelas, que la o el director se informen porque creo que es algo muy importante, así como cualquier otra educación que llevas en una escuela, también la diversidad sexual, falta aún en las escuelas actualmente, y es que algo fundamental. Creo que en una familia o en una persona, el saber lo que les rodea, que hay mucho más allá de una mujer o un hombre, de una orientación sexual, de entre muchos más casos.
Creo que en las escuelas deberían dar charlas y en lo personal me gustaría dar charlas en las escuelas con alumnos y alumnas, y pues también con la maestra o el maestro. También habrá que empezar antes y creo que eso, porque volviendo a la familia, yo debo decir que casi siempre estoy informando por así decirlo, a mi familia les comparto mis ideas y me gusta escuchar a la gente y ver qué opinan. A veces, incluso porque no respetan a una mujer, no respetan a la diversidad, porque me gusta incluso escuchar, pero saber qué pasa, no saben ni qué decir, no saben por qué no respetan, creo que no cuesta mucho, sólo respetar, tal vez no nutrirse del todo, pero sí respetar y ya, lo que cualquier ser humano, en este caso un ser humano diverso, porque en sí todos somos diversos, en mi caso, sólo lo que pido es respeto, creo que es todo.
Una importante herramienta para luchar contra la discriminación escolar hacia las personas trans* es la implementación del Protocolo de actuación para escuelas con casos de niñas, niños y adolescentes (NNA) trans* de la Asociación de Infancias Trans (2020), pues, entre otras medidas, promueve una capacitación y sensibilización en materia de derechos humanos; obliga a respetar el nombre y el género del niñe ‒independientemente de que tenga o no el cambio-modificación del acta de nacimiento‒ y promueve la creación de espacios de divulgación para escuchar la voz de las niñeces trans* para que expresen sus sentimientos, experiencias e inquietudes, así como el hecho de que sean elles quienes digan qué necesitan para desarrollarse académica y socialmente: ¡Su voz nunca más debe ser silenciada!
Reflexiones finales sobre educación y la discriminación a las personas trans*
La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV, 2018) hace hincapié en que la educación en México “debería” garantizar que las, los y les estudiantes “reflexionen, construyan y pongan en práctica valores que faciliten la convivencia en sociedades plurales y democráticas, tal como el respeto y la tolerancia, la participación y el diálogo” (p. 7). Como se observa en el testimonio de Coraline, no se le garantizó ninguno de estos valores; al contrario, con base en prejuicios y desinformación se le impidió cursar la educación secundaria en modalidad presencial. De igual manera, se visibiliza que las distintas discriminaciones que enfrentan las personas LGBT* “repercute[n] en su desempeño […], y hasta en su estabilidad en el sistema educativo, limitando su derecho al acceso a la educación” (p. 8).
Gracias al testimonio de Coraline, observamos que uno de los pendientes que tiene el sistema educativo mexicano y sus actores es la integración de la comunidad trans*; específicamente, les deben asegurar una educación integral que tenga como pilar el respeto a la identidad de género autopercibida. De lo contrario, seguiremos impidiendo el acceso a la educación, al libre desarrollo de la personalidad, a la diversidad, al desarrollo de capacidades profesionales y se limitará su desarrollo psicosocial generando inseguridad y ansiedad.
La hipótesis del contacto (Gordon, 1962) afirma que al conocer de cerca la realidad de un grupo vulnerado ‒como las niñeces trans*‒ se pueden reducir los prejuicios hacia el mismo; por lo cual, deseamos que el testimonio de Coraline haya sensibilizado respecto a los obstáculos de las niñeces trans*, las barreras para una vida libre de violencia y aliente a las personas cisgénero a investigar, preguntar y acercarse a conocer las necesidades de las personas trans* quienes tienen mucho que enseñarnos. Por último, Coraline nos envía un mensaje para las niñas, niños, niñes y jóvenes:
Es un tanto complicado ser una niña transgénero y no tener el apoyo, pero creo que las niñeces trans* debemos hacer todo lo posible por alzar la voz con nuestra familia y decir que “soy así, así nací y así seré siempre”. Incluso les pido tengan paciencia porque como niña no va a ser fácil e incluso la niña se está explorando o está descubriendo quién es ella, porque hay distintos casos, muchas veces una chica trans* como mi caso, ya sé quién soy desde los cuatro años, literal, pero hay otros casos en los que no, en sí se dan cuenta en la pubertad o en la adolescencia, de que no eres una chica o un chico, pero el consejo que le puedo dar a una niña transgénero de seis años sería que tenga paciencia y que no renuncie a quien es, a quien ha sido siempre y que haga todo lo posible por alzar la voz. Sé que para muchos es complicado e incluso un infierno no poder expresar lo que son con su familia, lo sé, hay muchas personas trans* que se niegan a decírselo a sus familias, pero les recomiendo que tomen el valor, porque en lo personal, siempre van a vivir con ese miedo, como con ese pendiente, de no poder decir quién es realmente, que necesita apoyo y así: ¡Alcen la voz! Si no te rindes y sigues adelante pese a no tener apoyo y si te aceptas, vas a lograr muchísimas cosas, podrás lograr ser lo que has sido siempre. La clave está en no rendirse, seguir conociéndose y explorándose para conseguir lo que quiera pese a muchas cosas.
A las y los adolescentes transgénero aconsejo aceptarse y no rendirse, sé que es una palabra muy obvia decir “no te rindas, todo va a estar bien”, son palabras a veces muy sencillas pero muy sabias. No puedes rendirte por lo que eres, pese [a los] muchos golpes que hay en la vida. Es muy difícil no tener apoyo, pero no te rindas, recuerda que tú vales oro.
Bibliografía
Alianza por la diversidad y la inclusión laboral (ADIL México) (2012), Primera Encuesta Nacional sobre Bullying Homofóbico, México, ADIL México.
Allport, Gordon Willard (1962), La naturaleza del prejuicio, Buenos Aires, EUDEBA.
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Carrera Fernández, María Victoria et al. (2013), “Actitudes hacia la diversidad sexual en estudiantes de secundaria españoles”, en Revista Iberoamericana de Salud y Ciudadanía, vol. II, pp. 110-127, 28 de agosto de 2020, De ResearchGate Base de datos.
Carrera Fernández, María Victoria. et al. (2018). “Patrolling the Boundaries of Gender: Beliefs, Attitudes and Behaviors Toward Trans and Gender Diverse People in Portuguese Adolescents”, en Journal International Journal of Sexual Health, vol. 32, pp. 40-56, 28 de agosto de 2020, De Taylor & Francis Online Base de datos.
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Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred); Instituto Nacional de estadística y Geografía (INEGI); Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH); Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) 2017, Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017. Prontuario de resultados, México, Conapred, 28 de agosto de 2020. http://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/Enadis_Prontuario_Ax_1.2.pdf
Costa, Pedro Alexandre; Salinas-Quiroz, Fernando. (2018), “Comparative Study of Attitudes Toward Same-Gender Parenting and Gay and Lesbian Rights in Portugal and in Mexico”, en Journal of Homosexuality, vol. 66, núm.13, 1909-1926, 28 de agosto de 2020, De ResearchGate Base de datos.
García Barba, Marta et al. (2018), “Actitudes hacia la transexualidad en jóvenes”, en Ágora de Salut, vol. 5, núms. 11-19, 28 de agosto de 2020. Repositori UJI Base de datos.
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Lamas, Marta (1999), “Género, diferencias de sexo y diferencia sexual”, en Debate Feminista, vol. 20, pp. 84-106. 28 de agosto de 2020. https://seminarioatap.files.wordpress.com/2013/02/ma_genero.pdf
Platero Méndez, Raquel. (2014), Trans*exualidades: acompañamiento, factores de salud y recursos educativos, Barcelona, Edicions Balleterra.
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Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (2016), Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales, México, Conapred.
- Empleamos el término en plural, pues hablar de “niñez” remite a una sola manera de ser niño, niña o niñe. Utilizamos a la letra “e” para englobar a las personas no binarias, género fluido y género queer, por mencionar algunas. Encontramos dicha recomendación en un texto de Marta Lamas (1999), quien a su vez reconoce la influencia de María de Jesús Izquierdo (España) y Antonio Alatorre (México). ↑
- En el texto utilizaremos preferentemente el término “trans*” con un asterisco, como un concepto “paraguas” que puede incluir diferentes expresiones e identidades de género, como son: trans, transexual, transgénero, etc. Raquel (Lucas) Platero (2014) afirma que lo que el asterisco añade es señalar la heterogeneidad a la hora de concebir el cuerpo, la identidad y las vivencias que van más allá de las normas sociales binarias impuestas; el asterisco quiere especificar que pueden tener luchas comunes, al tiempo que reconocer que hay muchas otras cuestiones en las que no hay consenso. ↑
- Para salvaguardar la identidad y el anonimato de la participante, utilizaremos el pseudónimo Coraline. Cabe mencionar que fue el nombre autoasignado por ella a la edad de cinco años. ↑
- ADIL México (2012) informó en su estudio que el 67% de la población encuestada reportó haber sido víctima de bullying, ocupando el estado de Veracruz el cuarto lugar a nivel nacional. Sobresale la escuela como el lugar donde más se discrimina y la secundaria (56%) el nivel escolar con mayor incidencia de discriminación (la primaria 28%, la preparatoria 13% y la universidad 3%). A continuación, se detallan las experiencias vividas: insultos (92%), señalamientos o exhibición (77%), discriminación (57%), golpes (32%), y amenazas o extorsión (19%). Por otra parte, nos brinda la posibilidad de identificar dónde está nuestra área de oportunidad en la lucha contra el acoso escolar con perspectiva de diversidad sexual. Es importante saber cómo se reacciona ante el acoso, hostigamiento y agresión a las personas LGBTI+ en las aulas. Para atender la interrogante anterior, la Encuesta (ADIL México, 2012) proporciona la reacción de los profesores y las autoridades escolares respeto al bullying: Nada, les parecía algo normal (48%); No se percataron del bullying (24%); Llamaron la atención a los agresores (14%); Nada, eran cómplices (11%) y Castigaron a los agresores (3%). Es importante saber qué hicieron las víctimas encuestadas para sobrellevar la violencia escolar: Aceptar mi identidad/orientación (42%); Salir del closet (27%); Nada (8%); Cambiar de escuela (7%); Tomar represalias de manera personal (4%) y Recurrir a instancias legales (2%). ↑
- Les autores recomendamos las siguientes lecturas para ahondar en el tema de actitudes hacia las personas no heterosexuales o cisgénero: Carrera Fernández et al., 2020; Costa y Salinas Quiroz, 2018; García Barba et al. 2018; IPSOS, 2018; Carrera Fernández et al., 2013. ↑
- Salinas-Quiroz y Cortes (2021) sugieren utilizar este término para evitar el binarismo madre-padre, pues consideran que se trata de una oposición dicotómica excluyente. ↑