Sobre-vivir y estudiar en tiempos pandemia

Gemma Leticia Sánchez Juárez
Doctorante en Antropología
CIESAS Ciudad de México


Introducción

El presente texto busca compartir mi experiencia como estudiante de un posgrado en México, en el momento coyuntural de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 (Covid-19). Vivir y estudiar durante la pandemia es un reto al que nos enfrentamos diversas generaciones de estudiantes y docentes, así como las instituciones, en todos los niveles educativos. Por un lado, nos coloca en crisis frente a nuevas condiciones de estudio, agudiza las diversas circunstancias de vulnerabilidad en las que nos encontramos (falta de acceso a servicio de internet, contar con equipo necesario, tener un espacio propio para estudiar, brecha en competencias digitales, etc.) y por otro, nos enfrentamos a vivir de manera directa (y dolorosa) o indirecta el impacto de la pandemia, lo cual también irrumpe y repercute en nuestra experiencia educativa.

Los puntos que mencioné son “pequeños” avistamientos de grandes problemas sociales, históricos, que atraviesan al sistema de educación en nuestro país, y que el día de hoy impactan considerablemente en las y los estudiantes. Retomo cada uno de ellos desde mi propia experiencia, la cual es tan sólo uno de los múltiples testimonios de estudiantes que ven su vida atravesada por cambios, incertidumbres, ansiedades, autoexigencias y también, de considerar este momento como un reto, potenciando nuestra creatividad, así como la pertinencia de retomar estas nuevas circunstancias como un elemento central en el contexto de nuestras investigaciones, como un momento que requiere ser visto y registrado desde las ciencias sociales.

Finalmente, me interesa compartir algunas reflexiones y recomendaciones que considero que puedan mejorar la modalidad de educación virtual, asimismo, aportar a la discusión sobre los nuevos (y necesarios) espacios de investigación antropológica que requieren el uso de la tecnología o la indagación en problemas sociales mediados por la misma, que en este escenario se vuelve un campo emergente.

Covid-19, entre la distancia y su llegada a México

A finales del año 2019 comenzaron las noticias sobre el brote del virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que provoca llamada Covid-19 en Wuhan, China. En la distancia y como estudiante, las primeras noticias también generaron cierta preocupación sobre el impacto, en ese momento todavía situado, del virus en la vida en Wuhan.

La propagación del virus y el manejo de las noticias a nivel nacional e internacional centraron su atención en describir el brote como un nuevo tipo de coronavirus relacionado con el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS).[1] En estos apuntes se indagaban los primeros síntomas presentados, las formas de propagación y también las estrategias de prevención, sobre todo aquellas tomadas por el gobierno chino y después retomadas por otros países que fueron los siguientes en presentar casos. En enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró que el “brote era una emergencia de salud pública de interés internacional” (OMS, febrero 2020).[2] La declaración de la OMS de reconocer la Covid-19 de epidemia a pandemia en marzo de 2020, es un punto coyuntural, un punto en el que se nombra la agudización de las crisis de salud y diversos sectores en cada uno de los países que han presentado casos de enfermedad. Los grupos de investigación enfatizan estrategias de mitigación del virus, detección de síntomas, nuevos procedimientos para tratamientos, etc., vinculados a las acciones estatales para la prevención y reducción del impacto de la pandemia.

Es en este momento de continuas noticias, a la distancia y ante la inminente llegada del virus SARS-CoV-2 a nuestro país, que cierta preocupación en el espacio escolarizado del posgrado comienza a hacerse presente. Sobre todo por el alarmante aumento de número de casos que se registraban en Estados Unidos, país vecino. Frente a ello, el gobierno mexicano comienza con medidas de mitigación con la Jornada Nacional de Sana Distancia, y es hasta el 31 de marzo que declara la “Emergencia Sanitaria Nacional” por la pandemia por el virus SARS-CoV-2 (Covid-19), suspendiendo de manera inmediata actividades no esenciales en todos los sectores (público, privado y social). Previo a la declaratoria del gobierno federal y a la suspensión oficial de las clases presenciales, las y los estudiantes del posgrado expresamos nuestra preocupación frente a seguir en las calles y tomar clases de manera presencial, frente a la incertidumbre, el miedo y la desinformación (vinculada a la información presentada por los medios de comunicación, la llegada tardía de boletines o comunicados, etc.). En ese momento compañeras y compañeros se solidarizaron y se dieron a la tarea de indagar en las declaratorias de la OMS, las acciones de mitigación de otros países, así como las acciones de instituciones educativas nacionales para saber qué medidas tomar como estudiantes y qué medidas tomarían o exigiríamos que tomara nuestra institución.

La principal preocupación para todas y todos fue poner en riesgo nuestra salud y nuestra vida, así como la de nuestros familiares y personas allegadas, sobre todo desde una mirada situada y crítica de las condiciones de vida de cada una y uno de los estudiantes, vinculada a la preocupación de responder a las exigencias escolares y de tiempos, tanto de la institución educativa como de Conacyt, puesto que el posgrado pertenece al Programa Nacional de Posgrados de Calidad.

De manera colectiva, expresamos nuestras preocupaciones a la institución e instamos a permanecer en nuestras casas como primera medida de protección, y tomar clases de manera virtual. Este primer momento fue de quiebre a la rutina de la vida escolar frente a la pandemia.

Luego de la incertidumbre vino la adaptación

El regreso a nuestras casas implicó poner en perspectiva diversos aspectos, los cuales, en mi experiencia se enfocaron en tres: cómo adaptarme a las nuevas condiciones de aislamiento voluntario, no sólo frente al posgrado sino también en la esfera familiar; cómo adaptarme a la mediación tecnológica, aun teniendo experiencias previas de educación en línea; y cómo mediar o trabajar mis preocupaciones y ansiedades frente a este nuevo contexto.

El primer punto, la adaptación a nuevas condiciones implicó repensar el espacio privado, las relaciones familiares y la habitación “propia/compartida” como un área para tomar las clases virtuales, estudiar y trabajar. Este ejercicio, que aún continúa, me permitió mirar de manera mucho más clara las condiciones que tenía para afrontar una nueva modalidad de educación. Por un lado, reconocer la doble o triple carga de trabajo: el trabajo de cuidado de un familiar en casa (intensificado por las condiciones de vulnerabilidad en el contexto de Covid-19), el trabajo del hogar (que se repartía entre quienes habitamos y se intensificó con la presencia de seis personas y seis perritos) y el trabajo escolar-laboral. Por otro lado, la carga de trabajo modificó horarios y acciones a realizar.

Las primeras clases virtuales me permitieron reconocer que requería fortalecer mis habilidades digitales y conocimientos en el uso de la tecnología y de internet. Para la línea de investigación, fue un ejercicio interesante (también preocupante) indagar en plataformas para la reunión virtual, que soportaran la reunión de doce personas, pudiéramos compartir pantalla con los avances del proyecto de investigación y reunirnos las tres horas establecidas para los seminarios. Esta indagación colectiva e independiente de la institución fue necesaria puesto que no había una preparación previa para que pudiéramos cambiar de modalidad educativa. Lo que implicó para la institución generar acciones paulatinas para subsanar los vacíos de esta nueva modalidad, desde la plataforma, hasta algunos consejos para la toma de los seminarios virtuales. Además de las acciones de la institución, el avance gradual de los seminarios virtuales fue mediado y mejorado por el autoaprendizaje digital que las y los estudiantes y docentes realizamos, fue “aprender sobre la marcha” y a marchas forzadas porque los calendarios escolares y exigencias nunca se modificaron.

Los seminarios virtuales, si bien han mejorado, marcan un cambio en la forma en la que se generaban de manera presencial, puesto que estar presente mediado por la tecnología implicó el reconocimiento sistemático de los turnos de habla, generar roles de quién o quiénes moderaban la sesión, quién o quiénes revisaban el chat, quién apoyaba a la compañera o compañero que tenía problemas con su red, etc. Además de generar otras actividades que se sumaban a las ya establecidas como medida emergente para dar cuenta del desarrollo de nuestros proyectos de investigación, como la entrega de avances, revisión colectiva de avances, controles de lectura o ejercicios de análisis. Además, la presencia virtual también se fue fragmentando, pasamos del salón de seminarios a una diversidad de plataformas sociodigitales; correo (Gmail, Yahoo, Hotmail, correos institucionales) WhatsApp, Google Classroom, y en diversas plataformas para clases virtuales Blue Jeans, Hangouts o Zoom. Así, la modalidad virtual intensificó la carga cotidiana de trabajo escolar e implicó el esfuerzo y autoexigencias de cumplir con nuevas actividades escolares, y además, encontrar las mejores y pertinentes plataformas para realizarlas.

Otro de los impactos que fue visibilizándose conforme avanzábamos en los seminarios virtuales, fue la necesidad de incorporar nuestras investigaciones y situarlas en el contexto de la pandemia, siendo que este momento coyuntural atraviesa de manera contundente los problemas sociales que indagaremos como científicos y científicas sociales, además, la pandemia también tiene impacto en nuestra vida. En mi caso, en este proceso del posgrado modalidad virtual en pandemia, dos familiares cercanos fallecieron y en el mes de abril presenté síntomas de Covid-19. En este momento crucial de miedos, ansiedades, dolor y preocupaciones, fui acompañada por algunas y algunos de mis compañeros de la línea en Antropología semiótica, así como de mi directora de tesis la doctora Eva Salgado y otros profesores del CIESAS. Considero importante decir que, sin su acompañamiento mi desempeño y lugar en el posgrado se hubiera visto en riesgo.

No obstante, integrar a mi investigación la pandemia como momento coyuntural era muy importante, como parte de mi posicionamiento desde la perspectiva del conocimiento situado y desde situar la experiencia de mujeres artistas y activistas que generan nuevas estrategias y acciones colectivas on-line-off-line contra la violencia de género en América Latina. Asimismo, la reformulación de las protestas creativas se ve atravesada por la pandemia, siendo que uno de los efectos de la misma ha sido el aumento considerable de la violencia contra las mujeres, situándolas en espacios de mayor peligro y agudizando la posibilidad de sufrir violencia.

Las recientes investigaciones sobre la mediación tecnológica en la vida social, el cambio a la modalidad educativa virtual y la pandemia, fueron elementos clave para la emergencia de más debates sobre los cambios que enfrenta la antropología en contextos cada vez más multisituados, lo que nos ha llevado a replantear tanto el proyecto de investigación como el tejido teórico-metodológico que las y los estudiantes proponemos en nuestras investigaciones. Así, la pandemia no sólo se integra como contexto, sino que sus efectos llevan a reflexionar en cómo hacer trabajo de campo en condiciones de distanciamiento social y confinamiento, cómo las y los actores con quienes colaboramos también generan nuevas formas de interacción social mediadas por la tecnología, se movilizan en el espacio virtual, etc. lo que nos lleva a convertirnos de usuarios-usuarias/estudiantes a investigadoras-investigadores en estos nuevos espacios, y a pensar en abordajes creativos.

Los abordajes creativos, multisituados, y el aprendizaje (forzoso y necesario) desarrollados en los últimos meses de confinamiento como parte de la fase de elaboración del protocolo de investigación se pondrán a prueba ahora, durante el periodo de trabajo de campo virtual.

Reflexiones finales

Estudiar un posgrado en casa en tiempos de Covid-19 ha sido un camino difícil de andar. El cambio de modalidad presencial a lo virtual en un contexto de incertidumbre nos ha convocado a crear formas de sobrevivir-vivir y estudiar.

Una de las principales acciones que reconozco en este proceso, es que el trabajo colectivo o en red ha permitido subsanar los vacíos o la falta de habilidades digitales, la sobrecarga de trabajo, las ansiedades, e incluso frente a la “parálisis reflexiva” que genera la pandemia, el diálogo colectivo en los seminarios ha sido pilar para hacernos andar-acompañadas y acompañados.[3] Las y los docentes contribuyen en ese acompañamiento no sólo desde la empatía y la escucha, sino en otorgarnos las herramientas que tienen a la mano para hacer crecer nuestros proyectos y cuidarnos en el camino.

Considero que retomar el trabajo colectivo como estrategia en las instituciones educativas sería uno de los principales pilares para contrarrestar momentos coyunturales como el que estamos viviendo. Además de la empatía y el cuidado colectivo como parte de estas otras pedagogías empáticas, libertarias, populares que son necesarias para trabajar desde la academia. Estas pedagogías implementadas dentro de la academia en el momento coyuntural permitirán mirar, a manera de caleidoscopio, las condiciones de vida de las y los estudiantes, las y los docentes, de las y los integrantes en todas las esferas de las instituciones educativas, y se desarrollen estrategias humanas y empáticas, caminos diversos para construir espacios solidarios para compartir conocimientos.

Frente a nuevas modalidades de educación, es pertinente que las instituciones educativas generen estrategias para fortalecer las habilidades digitales de las y los estudiantes, tanto el uso de dispositivos como de plataformas y softwares de acceso libre o con licencia que pueda ser compartida por la institución, recurriendo a las y los estudiantes y docentes que cuenten con conocimientos especializados. Proponiendo talleres para el uso de softwares tanto para el análisis cualitativo de datos como aquellos que se vinculen a diversos proyectos (y nuevas formas de presentar los resultados de investigación) como aquellos relacionados con el diseño, la fotografía, el video). Talleres especializados para el uso de plataformas sociodigitales libres o con costo, que de antemano ya han sido adquiridos por las instituciones y aquellos que puedan ser necesarios: en este caso, Blue Jeans, Zoom, aulas virtuales, galerías virtuales, repositorios. La especialización de estudiantes y docentes no sólo nos permitirá tener mayor manejo de herramientas necesarias en tiempos mucho más mediados por la tecnología y su uso forzado por la pandemia, sino que apunta a fortalecer tanto a la institución educativa como al modelo educativo implementado, modelo que puede estar de acuerdo con la innovación tecnológica y aportando a los nuevos debates sobre la tecno antropología, la antropología digital, etnografía digital, etc.

Retomando estas nuevas experiencias educativas, recomiendo a las instituciones generar mecanismos de evaluación y de trabajo en modalidades multisituadas o virtuales que permitan desarrollar actividades claras y puntuales, que propongan el uso de dispositivos y plataformas específicas. A su vez, considero de vital importancia mejorar la comunicación interna de las instituciones educativas, que las y los estudiantes tengan información precisa sobre las acciones que se toman e inciden directamente en ellas y ellos.

Bibliografía

OMS (2020), Covid-19: cronología de la actuación de la OMS. 27 de abril.

https://www.who.int/es/news-room/detail/27-04-2020-who-timeline—covid-19

(2020), Actualización Epidemiológica. Nuevo coronavirus (Covid-19)

https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&view=download&alias=51758-14-de-febrero-de-2020-nuevo-coronavirus-covid-19-actualizacion-epidemiologica-1&category_slug=2020-alertas-epidemiologicas&Itemid=270&lang=es

2020 Actualización Epidemiológica. Nuevo coronavirus (2019-nCoV)

https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&view=download&alias=51566-5-de-febrero-de-2020-nuevo-coronavirus-ncov-actualizacion-epidemiologica&category_slug=2020-alertas-epidemiologicas&Itemid=270&lang=es

2020 Alerta Epidemiológica. Nuevo coronavirus (nCov)

https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&view=download&alias=51350-16-de-enero-de-2020-nuevo-coronavirus-ncov-alerta-epidemiologica&category_slug=2020-alertas-epidemiologicas&Itemid=270&lang=es

ONU Mujeres

(2020), Violencia contra las mujeres: la pandemia en la sombra. Declaración de Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, lunes 6 de abril.

  1. Redacción de El Universal. “China, lo que debes saber sobre el brote de coronavirus en Wuhan». https://www.eluniversal.com.mx/mundo/china-lo-que-debes-saber-sobre-el-brote-de-coronavirus-en-wuhan

  2. De acuerdo con el documento oficial de Actualización Epidemiológica. Nuevo coronavirus (Covid-19) publicado el 14 de febrero de 2020. Este documento sitúa el coronavirus desde su brote hasta un resumen de la situación global, para enfocarse en el impacto del virus en el continente americano. Además, integra las diversas declaratorias que da la OMS frente al avance del virus, del brote hasta considerarse pandemia.

  3. “Parálisis reflexiva” es un término que fue utilizado por la doctora Verónica Renata López Nájera en el Primer Conversatorio: Insurgencias Feministas en Tiempos de Pandemia, realizado el 24 de junio del 2020, en modalidad virtual. Se refiere a una de las consecuencias de la pandemia en el proceso de reflexión en espacios académicos y su propio proceso, que contrario a la emergencia de múltiples posturas académicas frente al contexto Covid-19, para la investigadora la “parálisis reflexiva” representa este momento en el que no contamos con todas las respuestas y que el contexto es cada vez más complejo, donde no se pueden emitir respuestas con “poco contenido y mucho ruido”.