Rafael Luis Barradas Mendoza
Maestría en Antropología Social, CIESAS-Golfo
Reseña de la Cátedra Ángel Palerm
El presente texto es una reseña de las actividades de la Cátedra Ángel Palerm (CIESAS, Colmich, UIA, UAM-I), celebradas el 8 y 9 de octubre de 2019 en el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. En esta ocasión, la Dra. Ángela Giglia y el Dr. Antonio Zirión, en calidad de coordinadores del evento, dirigieron diversas actividades dentro del tema designado para este año: el observar los mercados como espacios de estudio antropológico desde sus propios contextos socioespaciales. Para alcanzar los objetivos del Seminario, la dinámica del mismo se dividió en dos momentos: un primer momento se dedicó a exponer trabajos de investigación que abordan las problemáticas que se suscitan dentro de estos espacios urbanos de abasto en sus diferentes contextos, y un segundo momento —en el que el objetivo era sensibilizarnos bajo un enfoque etnográfico— a la realización de un recorrido por cuatro mercados emblemáticos de la Ciudad de México. Asistimos estudiantes de tres de las cuatro instituciones convocantes: CIESAS, Universidad Iberoamericana y UAM-Iztapalapa.
El contenido de este escrito seguirá el mismo orden, por lo cual la primera parte describe de manera general aquella información que pude registrar de las ponencias del primer día, mientras la segunda expone la experiencia que tuvimos mis compañeros y yo durante la observación de campo.
Primer día de actividades: 8 de octubre de 2019, lugar: instalaciones de la UAM-Iztapalapa, Salón Quetzalcalli I y Salón de Seminarios
Al inicio del Seminario, los doctores Ángela Giglia y Antonio Zirión (UAM-I) nos explicaron el motivo por el cual fue se pensó en la temática de los mercados: se eligió ya que éstos cumplen con diversas funciones dentro del tejido social, más allá del abasto, pues habitualmente dentro de estos espacios confluyen fenómenos interesantes que recrean características generales del entorno urbano donde se encuentran. Por ello se advierte que estos centros de abasto, que nutren la economía de las localidades, también deben considerarse como sitios de transmisión y reproducción cultural únicos, ya que en estos escenarios se expresan múltiples realidades complejas como crisis, flujos de consumo, sistemas de identidad, entre otras problemáticas; esto hace necesario realizar un rescate adecuado de la información que estos sitios ofrecen, pues de muchas maneras son el reflejo de lo que sucede en el ámbito urbano.
En relación con lo anterior, los doctores nos hablaron de cómo hicieron un trabajo antropológico que requirió más de 50 000 encuestas más 35 entrevistas a profundidad, las cuales fueron hechas en cuatro mercados que se seleccionaron porque representan casos que conjugan diversas problemáticas dentro de la localidad donde se ubican: los mercados de Tacubaya, Cartagena, Del Valle y el de la Purísima (Iztapalapa). Estos mercados se insertan en realidades diversas que permiten contrastar lo que se vive en cada alcaldía a la que pertenecen.
Terminada esta explicación, se nos advirtió también un cambio repentino en el programa de este día, y se dio pie a la participación de la Dra. Patricia Torres (CIESAS-Ciudad de México) con la presentación del libro La economía de un sistema de mercados en México, que se refiere a los mercados de Oaxaca, del afamado antropólogo Bronislaw Malinowski, su asistente Julio de la Fuente y la artista plástica y esposa de Malinowski Valleta Swann. Dicho libro fue una publicación tardía traducida por el mismo De la Fuente como encargo del INAH en 1957.[1] El libro muestra que Malinowski determinó, después de un extenso trabajo de campo, que gran parte de los mercados observados en el estado de Oaxaca tenían un elemento en común: todos vendían como producto principal el maíz.
La exposición rescató de forma amena la forma en que Malinowski llevó a cabo el registro de los datos, al igual que el análisis funcionalista que le ayudó a comprender el funcionamiento de los mercados, así como las relaciones que los pueblos cercanos sostenían entre sí para suplir sus necesidades. Ello le llevó a mostrar de forma general cómo funcionaban los mercados y tianguis de las civilizaciones de Mesoamérica. No obstante, la Dra. Torres fue puntual al mencionar que para la academia mexicana de este tiempo, este estudio fue cuestionado duramente argumentando que el autor sólo registró el funcionamiento de los mercados, sin ver las razones históricas y los procesos por los cuales éstos se fundan. A pesar de las fuertes críticas que recibió el libro en ese tiempo, la Dra. Torres aseguró la valía de los datos que exponen las estructuras en las que operaban los mercados, además de las clasificaciones y las jerarquías que los distinguen, los tipos de productos que venden, además de las clases sociales que se organizan dentro de los mismos, lo cual puede servir para investigaciones contemporáneas.
Terminada su participación, se dio paso a la exposición de tesis doctorales y de maestría que abordan este tema desde otros enfoques. La Mtra. María Luisa López Guerrero (UIA) fue la primera en tomar la palabra al exponer su tesis con la que obtuvo el grado de maestría, El comercio de celulares de la paz Boliva, donde cuenta el origen de este comercio informal que funciona dentro de la capital boliviana.
En este estudio se detectó que fue en 1957 cuando migrantes, en su mayoría campesinos aymaras, llegaron a este punto para intentar solventar diversas necesidades económicas que no podían suplir en sus lugares de procedencia: se aventuraron 20 familias que originaron una descendencia que hoy día conforma un grupo de 800 comerciantes con sus respectivas familias. Los capitalinos mantienen el prejuicio de que estos comerciantes son “indígenas que perciben grandes cantidades de dinero gastado absurdamente en bebidas embriagantes”, lo cual dista de la realidad ya que muchos de ellos actualmente son mestizos y sólo en las fiestas más importantes se involucra el alcohol. Se comercializan productos de línea blanca, electrodomésticos y celulares por medio de “vivanderas”[2] (puestos ambulantes) y locales bien establecidos, que obtienen por medio del contrabando a través de rutas de ilegales y redes de inteligencia entre sus mediadores y las compañías multinacionales de Samsung (corea del Sur) y (Huawei) China, las cuales están al tanto de la situación por lo que sacan todo el provecho posible al evitar pagar aranceles. Por tanto, estas compañías crean dinámicas de incentivo al comercio ambulante al dotarles de los aditamentos necesarios para que funden sus negocios.
Por su parte la Dra. Norma Jaramillo (UAM-Iztapalapa), nos leyó parte de su investigación realizada para obtener el grado de doctorado, la cual se titula: “Comercio en vía pública en la CDMX y la Unión de Marchantes”; nos expuso cómo los grupos de comercio de carácter semilegal han tenido que combatir las propuestas de los gobiernos en turno de “llevar al orden” el comercio de las calles. Ubicados su gran mayoría en el parque de la Alameda Central, la Unión se ha organizado para enfrentar las disposiciones del gobierno, así como la intromisión de otros grupos comerciales dentro de su territorio económico, lo que les ha llevado a hacer múltiples acuerdos a fin de obtener beneficios para sus miembros. En este punto la Dra. Jaramillo observa cómo los participantes de esta Unión se vuelven un importante bastión electoral cuando se presentan los comicios dentro de la delegación (hoy alcaldía Cuauhtémoc) motivados por la esperanza de crear vínculos de reciprocidad que les permitan seguir laborando con la anuencia del gobierno a cambio de los votos. Sin embargo, es notable que pocos son los resultados que obtienen bajo esta práctica, ya que desde la firma del Tratado de Protección de Lugares Históricos en 1980 (por la federación) y 1987 (por la Unesco), las políticas creadas en contra de ellos han permanecido casi inmutables. Los momentos más álgidos de esta problemática se reflejaron en 1993 y 2011, el primero con el registro de la Ley de Espacio Restringido y la segunda en 2011 con la revitalización de la Alameda, lo que los hizo perder espacio, obligándolos a replegarse a territorios controlados por otras organizaciones.[3]
En compensación a estas problemáticas y a otras que surgen dentro de las fechas de más estiaje económico, ellos se ven en la necesidad de negociar y renegociar cada año permisos que les permitan obtener lugares para aprovechar eventos que les propicien una derrama económica, como la época navideña, proyectos artísticos en la Alameda, entre otros. No obstante, estas dinámicas crean también discusiones acaloradas dentro del gremio, donde reinan la apatía y la desconfianza al observar que las dádivas de los acuerdos pactados sólo llegan en su mayoría a aquéllos que son el rostro público de las organizaciones.
Al terminar este ciclo, proseguimos más tarde a observar cuatro interesantes documentales titulados Relatos y retratos de los mercados públicos de la CDMX, sobre cuatro mercados de la Ciudad de México, siendo el último el que sería parte del recorrido al siguiente día (La Purísima) y el que me sensibilizó mucho al ver la realidad tan triste que viven los locatarios, víctimas de la violencia política de la alcaldía Iztapalapa.
Después de la comida, regresamos a una nueva aula donde los expositores dieron los pormenores de sus investigaciones con referencia a la problemática de los mercados. En primer lugar, se presentaron cuatro expositoras en una mesa redonda: Julen Ladrón de Guevara (Sedeco), Liliana López Borbón y Lisa Moncada (Territorios Culturales), Claudia Castillo (dirigente del mercado Cartagena). Presentaron el trabajo que han hecho en conjunto con algunos mercados, observando que en muchas ocasiones, la raíz de los problemas que experimentan surge de las políticas neoliberales de diferentes empresas tanto constructivas como firmas comerciales de importancia, en su agresiva competencia por captar beneficios para ellas mismas. Llevan para ello una agenda en contubernio con el Estado para privatizar y desarticular ciertos mercados públicos que son ajenos a sus propios intereses. Las empresas hacen valer sus relaciones para influenciar a las alcaldías sobre acuerdos de reubicación de los locales o en su caso, lograr facilidades para crear sucursales cercanas a los mercados.[4] Ante esta situación, una de las ponentes clamaba hacer conciencia del respeto a lo que ahí está ya construido, “pues es patrimonio de la ciudad y reflejo de lo que somos”.[5] Por esta situación tan alarmante las expositoras refieren que se deben hacer proyectos de alto impacto que permitan rescatar a los mercados tradicionales, ya que son sitios ricos en cultura, donde trabajan en su gran mayoría mujeres que son “cabeza de familia”.
Al concluir esta conferencia cuatripartita, en correspondencia a lo ya expuesto, el siguiente expositor, el Dr. Víctor Delgadillo (UACM) desarrolló su ponencia, “Mercados de centros históricos”, la cual mostró cómo en diferentes capitales de diversos países, las políticas públicas han desempeñado un papel esencial en la destrucción y desarticulación de los mercados centrales, pues han sido demolidos o cambiado completamente su fisonomía y comercio originales.
El primer ejemplo fue la destrucción de Le Hall en París, en 1950, el cual fue demolido —a pesar de que aún era funcional— debido al desmesurado paso de la mancha urbana que generó la construcción de departamentos habitacionales. Londres fue otro caso, pues en ocasiones no se les destruye en forma material, sino que se les califica como obsoletos y se les cambia su naturaleza para ser más funcionales para el Estado: en este lugar el inmueble se convirtió en una biblioteca.
Con este ejemplo, el investigador abrió otra vertiente en la desarticulación de los mercados, la cual se da por medio de transformaciones completas, así como remodelaciones que obedecen a modas o promesas electorales sin que haya ningún impacto a largo plazo. Entre los mercados que han corrido con esta suerte se encuentran los de Sâo Paulo, el cual se ha transformado en un lugar de convivencia hípster, el de La Victoria en Puebla, fundado en 1914 y que lamentablemente fue demolido en 1985 después de ser calificado de obsoleto con la finalidad de dar cabida a un centro comercial adecuado a las “necesidades modernas”. Hubo más ejemplos que se mencionaron, como el mercado capitalino de Buenos Aires y otros de España y Bolivia, que se destruyeron para crear en su lugar centros comerciales novedosos, y dentro de ellos cadenas de comercio que benefician a firmas internacionales.
En algunos mercados de Buenos Aires y la misma Ciudad de México, los comerciantes han optado por reinventarse como respuesta a los cambios que traen las nuevas modas, por lo que ofrecen servicios de comidas gourmet y accesorios para perrhijos a fin de adecuarse a lo que la sociedad consume.
Por otra parte, ciudades como Tegucigalpa y El Salvador, entre otras capitales, fueron otros ejemplos de localidades cuyos gobiernos han optado por demoler y transformar los pequeños mercados públicos en edificios mercantiles de importantes dimensiones, como parte de sus promesas electorales. Con el paso del tiempo se evidencia el poco sentido que tienen las autoridades para hacer proyectos con visión a largo plazo y contextualizados con el medio, pues son pocos los locales que dan servicio dentro de estos grandes edificios. En este punto el investigador advirtió que este tipo de proyectos se están planeando para llevarse a cabo dentro los mercados de La Merced, Tacubaya y en menor medida en el de la Purísima, ya que hay propuestas que obedecen a intereses económicos que ven como atraso el seguir teniendo mercados populares, en lugar de proyectos de desarrollo de los cuales sacarán mayores ganancias.
Segundo día de actividades. Trabajo de Campo. 9 de octubre de 2019. Lugar de reunión: instalaciones de la UAM-Iztapalapa. Sitios del recorrido: Mercados de Tacubaya, Cartagena, Lázaro Cárdenas y La Purísima.
Desde la UAM-Iztapalapa iniciamos nuestro recorrido tardando 40 minutos en llegar al primer punto de observación, el mercado de Tacubaya, el cual realizamos bajo la guía de una de las expositoras de día anterior, ya que con ella iríamos más seguros pues se nos dijo que “el barrio era pesado”. En primer lugar, nos expuso cómo se desarrolló el mercado, el cual ocupa parte de lo que fueron predios pertenecientes a un mexicano austriacodescendiente llamado Haghenbeck y de la Lama. Puesto que no dejó herederos, el Estado y la fundación a su nombre permitieron realizar la construcción del mercado a mediados de los años treinta del siglo XX. Este lugar se ubica cerca de la pequeña Parroquia de San Juan Bautista, la cual es un símbolo identitario del barrio, cuyos habitantes en su gran mayoría son católicos, bajo el lema “seremos machines o putos pero católicos”. También se nos explicó que el eje creado como vía de comunicación en la época de Ernesto P. Uruchurtu, fraccionó el mercado en la zona de locatarios que convivía con la dedicada a la venta ambulante, lo que motivó nuevas dinámicas de compra y venta que permanecen hasta hoy. Fue en este recorrido que conocimos uno de los sitios más emblemáticos de esta zona, el gimnasio La Lupita, el cual fue cuna de diversos pugilistas de fama mundial como el Finito López.
Continuando con nuestro viaje, nos encontramos con varios personajes emblemáticos del lugar: don Camilo, miembro fundador del mercado de Tacubaya, quien nos relató parte de la historia del lugar y del uso que tenían varios de sus pasillos y alacenas. Además, dos antiguos comerciantes nos dieron pistas sobre la forma en que se gestionaban los espacios para vender los productos, así como el cambio de giro que los negocios han tenido últimamente para obtener mayores ventajas comerciales.
Terminando con el recorrido, nos dimos a la tarea de alcanzar el siguiente punto a visitar: el el mercado Lázaro Cárdenas de la Colonia del Valle, donde sin peligro pudimos recorrerlo, pese a no obtener más información que la que nuestros ojos podían percibir. A lo largo de nuestra marcha, observamos que dicho mercado se dirige hacia la clase media trabajadora. Terminado el breve recorrido nos dirigimos al último punto de nuestra visita y para mí el de mayor interés: el mercado La Purísima en Iztapalapa. Al adentrarnos en él, pudimos notar los problemas a los cuales se han estado enfrentando los locatarios, quienes en un 85% son personas de la tercera edad. A medida que nos hablaba nuestra guía, quien es también locataria en este mercado, vimos la desesperanza con que ellos sobrellevan su labor, pues son víctimas de violencia política y estructural por todas partes: el gobierno de la alcaldía desplazó hacia otra parte la estancia infantil, se hizo una remodelación que costó millones de pesos, pero contiene problemas estructurales graves (la construcción tiene grandes aberturas que dejan pasar el agua y el polvo afectando a los negocios), los contenedores de basura quedaron como proyectos sin concluir, entre otros problemas que seguirán acumulándose a medida que pasa el tiempo. A esto se agrega que las cadenas comerciales Electra y Superama acordonan la zona y se llevan parte de la poca clientela necesaria para el sustento del mercado. La visita a este mercado me dejó con una impresión de impotencia, frente a la valentía de estos locatarios para seguir adelante ante la ola de injusticias que los afectan, lo que me hace sospechar que se trata de una estrategia para desarticular este mercado y dar paso a otro uso del inmueble.
Como comentario final, quiero señalar que esta actividad de la Cátedra Ángel Palerm me dejó enseñanzas que abren mis horizontes, además de sensibilizarme sobre problemáticas que parecen ocultas “a los ojos no expertos”, como dijera Malinowski. Todo ello me motiva a seguir preparándome para desarrollar proyectos que no solamente me sirvan en el terreno académico, sino que tengan impacto en beneficio de los demás.
- Recordemos que Malinowski había muerto desde 1942. ↑
- Dicho concepto no fue explicado por la ponente, pero según la RAE y en el contexto de Bolivia, éste se utiliza para designar a una persona que vende comida de manera ambulante, por lo cual análogamente podría compararse con los tianguis mexicanos, donde los productos que se venden no son sólo alimentos, ya que también se encuentran aparatos electrónicos y artículos diversos. ↑
- Esta situación ha llevado al gobierno a tratar de reorganizarlos desde 2007, lo que ha dado pie a desalojos forzados por parte de las fuerzas públicas del orden, lo cual ha sido contrarrestado por la Unión al ejecutar estrategias de aumento de agremiados, marchas y hasta el uso de las redes sociales para exponer los abusos a los cuales son sometidos. ↑
- A inicios de los años ochenta, la puesta en marcha del neoliberalismo en México permitió la introducción de grandes cadenas comerciales como Gigante y Viana, entre otras, que causaron un importante giro de los mercados tradicionales para mantenerse vigentes en una competencia desigual, lo cual se fue agravando en la última década con la introducción de firmas transnacionales como Walmart y Costco, entre otras, cuyas estrategias de marketing y de espionaje y clonación del funcionamiento de los mercados tradicionales, ha conllevado a la desarticulación de los mercados antiguos. ↑
- Cabe resaltar que hay aproximadamente 329 mercados en la Ciudad de México, muchos de los cuales tienen sus propias condiciones y sus propias problemáticas, algunos con situaciones más graves que otros, ya que han estado a punto de desaparecer por la falta de apoyo de las alcaldías. ↑