Rusfalabam: El “rescate” de las danzas mascogas.
Entrevista con Laura Herrera y Benjamín Catarino

Claudia Lora[1]
Laboratorio Audiovisual-CIESAS Ciudad de México

 

En junio de 2022, dos semanas después de haber concluido la segunda edición del Festival Artístico Audiovisual Afrodescendencias dedicado a la tribu Mascogo/Black seminole, respondí a una cálida invitación realizada en dicho evento y asistí a la fiesta de Juneteenth, en el Nacimiento de los Negros Mascogos, Coahuila.

En este contexto, aprendí que esta fiesta se celebró por primera vez en Estados Unidos el 19 de junio 1866, con motivo de la proclamación de la abolición de la esclavitud en Texas y se extendió por todo el país, hasta que recientemente, en 2021 Joe Biden la reconoció oficialmente como feriado nacional.

Juneteenth es adoptada también por la comunidad Mascoga de México, día en que festejan la libertad y la emancipación Mascoga, con una gran fiesta abierta a la entrada del pueblo, en medio de árboles, música, mucho baile, una muestra gastronómica, una feria de productos de la comunidad y una bella cabalgata.

Al encuentro asistimos decenas de personas nacionales y de Estados Unidos, principalmente. Para mí fue una experiencia emocionante y extraordinaria, empezando porque me encontraba en una geografía distinta a donde yo había realizado trabajo de campo (Pacífico y Caribe). Me encontré en el desierto de México, en un lugar fronterizo, donde la población Mascoga/Black seminole está repartida en dos países. Hablando con algunas personas, me percaté de que, tanto la raíz indígena como la africana eran enarboladas; todo esto en un contexto mexicano norteño, que era visible y audible en la fiesta.

La acogida fue muy linda, llegué en medio de la organización festiva más importante del año, después de dos años de pandemia Covid-19 durante la cual había sido cancelada, así que todos y todas estaban muy ocupados en labores de cocina, compras, organización, etc.

El 19 de junio, después de apoyar en el Festival de Arte al Aire libre[2], me acerqué a la fiesta y disfruté de deliciosas comidas hechas por las mujeres del pueblo, compré artesanía mascoga, bailé al ritmo de la música norteña y tuve la fortuna de presenciar un momento histórico muy importante: la presentación de una danza que no se bailaba hacía varias generaciones: El baile Rusfalabam.

A la mitad de la fiesta, un grupo de niños “vestidos como los primeros mascogos que llegaron a Coahuila” se fueron colocando en el centro de la fiesta y realizaron este baile “rescatado” recientemente por el coreógrafo Benjamín Catarino, de la mano de la producción y organización de Laura Herrera, cocinera de la comunidad, creadora y responsable del restaurant Maná del Cielito.

Como investigadora de danzas afro diaspóricas, no pude evitar conversar a modo de entrevista con  Benjamín y posteriormente con Laura. Agradezco enormemente la confianza brindada. Esta colaboración tiene la intención de apoyar a la difusión y mejor entendimiento de esta expresión dancística y su proceso de “rescate” y “reintroducción”, en palabras de los entrevistados.

Claudia Lora: Benjamín, ¿cómo se llama el baile que acaban de bailar los niños y niñas mascogas?

Benjamín Catarino: Mama Guecho, la matriarca de los mascogos, me decía que sus papás le platicaban que bailaban el Rusfalabam, así que lo anoté y se quedó en mi cabeza por más de 20 años. Después de mucho tiempo de investigar, un etnomusicólogo me contó a qué baile y qué música se refería, pero esta información la daré más adelante. A mí me tomó 20 años saber de qué baile se trataba, más 10 años en la coreografía, en cómo se bailaba, en cómo se vestían en aquél tiempo.

Hace 172 años que ellos llegaron aquí, porque esto es lo que ellos traían de allá. Cuando estaban esclavizados, los dueños de las haciendas los ponían a bailar estas cosas. Si te fijas, estaban repite y repite, y repite la cuadrilla, porque ellos [los dueños] se divertían viéndolos sufrir.

En el día los ponían a trabajar a latigazos de sol a sol y en la noche no los dejaban, los ponían a bailar. Y como ellos mismos tocaban, los mismos afro, la misma gente, los mismos esclavizados, entonces a ellos les valía. Por eso se sabían mucho las coreografías  y cuando llegan de este lado siguen bailando, pero ya de manera alegre, ya para sus fiestas.

CL: Laurita, platícame un poquito de este baile, por favor.

Laura Herrera: Bueno ese baile son cuadrillas, Mamá Guecho siempre me platicaba de ellos, a mí no me tocó verlos, no recuerdo haberlos visto, posiblemente sí los vi, pero no lo recuerdo. Entonces Benjamín [que] es un amigo de Mamá Guecho, después de que mamá fallece, él sigue siendo amigo de la familia, y en algún momento conversando sobre los temas de Mamá… pregunté: “Oye Benjamín ¿sabes qué es ese baile de las cuadrillas?” Respondió que tenía una canción que Mamá Guecho le había platicado hace 30 años aproximadamente, que Mamá… le había dicho Rosfalabam. Y entonces me dice “ya encontré la canción después de 30 años y sí sé lo de las cuadrillas, porque Gertrudis me lo platicaba (Mamá Guecho)”. Y de ahí “oye, pues a mí me encantaría saber o aprender”, entonces dice, “bueno pues si estás de acuerdo y la comunidad, vamos a enseñarles algunas de las danzas”.

CL: Qué interesantes esas colaboraciones. Laura ¿tú sabes más o menos esta danza en específico que es Rusfalabam, en qué contexto se bailaba? ¿Te contó algo Doña Guecho o no?

LH: Nada más que la bailaban como cuadrillas. Pero, pues sí, es música Country y tiene todo el sentido con lo que mamá contaba, porque la música Country, los autores o los inventores fueron afros.

CL: Benjamín cuéntame más sobre la coreografía de este baile

BC: En Estados Unidos  la coreografía es un patrón cultural que se repite, es lo que aquí en México después devino en cuadrillas que se bailaban en los grandes salones europeos. La coreografía está muy definida, claro que aquí es más sencilla, porque finalmente estaban parodiando, nada más se divertían bailando.

CL: Y cuéntame Laura ¿entonces en el pueblo todavía hay gente que recuerda la música, la canción y que sabe bailar?

Laura Herrera: Si, hay gente que todavía los recuerda, [pero] ya no los bailan, pues se ha ido perdiendo, igual que otras cosas de nuestros usos y costumbres. Pero se trata de rescatar y que no se pierda todo. Mientras tengamos nuestros adultos mayores que nos platiquen, tenemos todavía la aprobación de su parte. Cuando intentamos una conversación, ellos continúan platicando de cómo lo hacían, eso es algo muy importante para preservar y rescatar lo que se ha ido perdiendo. La causa es no hacerlo cotidianamente, que es lo contrario a la gastronomía que es más común ir practicándola.

CL: ¿Para los niños debe ser muy divertido aprender a bailarlo, verdad Benjamín? Pues tiene unas figuras y pasos muy lúdicos

BC: Mira: ellos se divirtieron, [pero] yo aclaré muy bien que no son un ballet folclórico, no son un grupo de danza. Son niños de la comunidad que lo bailaron este día en su fiesta de Mascogos. Tratamos de imitar el traje tradicional, lo que traían. Esto es algo increíble, algo histórico.

CL: ¿Cómo aprendieron los niños, Laura? ¿Benjamín iba siempre a los ensayos o nada más les enseñó una vez y ya luego tú seguiste?

LH: Estuvo dos días aquí con nosotros, pero esos días fue ensayar duro y tupido. No nada más enseñó a los niños, enseñó a los adultos que estaban allí también. Entonces las mamás y los papás, la gente que se acercó, aprendió también los pasos; muchos muy contentos, que… pues, sí eran… que sí era la música y con un entusiasmo muy bonito. Me gustó mucho. En esa reunión que tuvimos se acercaron hombres o sea señores también, que no es tan común, y que dijeron “sí es, sí es la música, sí son los pasos, sí son las faldas, sí es la camisa”.

CL: Benjamín ¿cómo fue este trabajo conjunto con Laura?

BC: Todo este trabajo ha sido gracias a las gestiones que ella realizó. Esto del baile, también lo de los cantos tradicionales, que también invitó a alguien a que vinieran a rescatarlos y revivirlos.

CL: ¿Cómo dirías tú? ¿Rescatar, revivir, revitalizar?

BC: Esto sí es rescatar y reintroducir, es como yo lo manejo. Lo rescatamos porque “no existía”. Le buscamos a la historia, en el estudio antropológico, le buscamos, buscamos etnomusicólogos y luego rescatamos. Y una vez que rescatamos, se rearmó, se reestructuró y ahora se regresa, entonces se reintroduce, ese es el proceso.


[1] Etnóloga investigadora de danzas amefricanas. Laboratorio Audiovisual CIESAS. clalok@gmail.com

[2] Festival de murales realizado paralelamente a la celebración, organizado por la regidora Dulce Herrera y la antropóloga Karla Rivera.

Referencia:

Claudia Lora (2022), Rusfalabam, baile mascogo, en: https://www.youtube.com/watch?v=RRO-MMrRlVY