Salomón Nahmad y Sittón
CIESAS Pacífico Sur
Para la investigación antropológica es una enorme pérdida el fallecimiento de nuestro colega Ron Nigh, de la unidad CIESAS Sureste, dado que enfocó su trabajo, fundamentalmente, durante muchos años, con las comunidades y los habitantes de los pueblos mayas originarios de Chiapas, como los tzeltales, los tzotziles, los choles, los lacandones y, en general, con todos los pueblos hablantes de lenguas indígenas, en el campo ambientalista y de conservación aplicada a la mejora y cuidado del patrimonio territorial de estos pueblos.
Fue uno de los iniciadores de este trabajo pionero en el campo del cuidado y mantenimiento de la calidad de la tierra para ser sustentable en la alimentación de la población y de los productos fundamentales obtenidos de la agricultura o los que se obtienen de la riqueza forestal. Permanentemente trabajó defendiendo los derechos de los pobladores de mantener la propiedad social de la tierra y, con ello, una distribución equitativa entre cada uno de los ejidos y comunidades agrarias para tener una fuente de recursos naturales. También estuvo al tanto de los estudios de la distribución individual de la tierra de cada comunidad y consideró un atropello la acumulación de la tierra por unos individuos en contra de la distribución igualitaria.
Sin lugar a duda, su trabajo académico será recordado por las próximas generaciones de campesinos indígenas de Chiapas por ser uno de los vigilantes más acuciosos de los recursos naturales que mantienen en propiedad comunal o ejidal, valorando en extremo la calidad de los productos obtenidos de la tierra.
En los años de 1995 el área de Estudios sociales de la oficina en México del Banco Mundial acordó con el gobierno mexicano realizar el estudio de los pueblos indígenas de México denominándolos Perfiles indígenas de cada entidad federativa y de cada grupo étnico. En dicho año buscamos al investigador más idóneo y mejor informado de cada entidad, y para el caso de Chiapas le solicitamos a Ron Nigh la redacción y preparación del Diagnóstico Estatal de Chiapas, para conocer las condiciones geográficas, ambientales, sociales y humanas de esta región, en el cual encontramos algunos de sus más detallados análisis etnográficos y ambientales.
Localización de los pueblos indígenas. Recuperado de «Diagnóstico Estatal Chiapas», 1997.
De estos pueblos y comunidades, el grupo de trabajo seleccionó las tradiciones más representativas, con sus variantes internas, que resultaron de un mestizaje cultural, al que se han agregado otras características de poblaciones inmigrante, tanto europeas (alemanes, ingleses) como asiáticas (chinos), durante la segunda mitad del siglo XIX, y que hoy conforman el Ser chiapaneco. La tradición de los pueblos originales está presente en las comunidades étnicas, en las que se notan los indicadores y rasgos de diferenciación en el idioma, la cosmovisión, la religión, las formas de gobierno, las estructuras y formas sociales, y el vestido y el arte. Los descendientes de la corriente europea castellana forman parte de la tradición cultural hispana y se identifican con una versión regional de la cultura nacional mexicana. Sin embargo, ninguna de dichas culturas es originaria, puesto que a lo largo del tiempo se han ido mezclando, proceso al que suele denominarse «sincretismo» (BM-CIESAS, 1997: 4).
Cabe destacar del Perfil Indígena el siguiente resumen sintético del conflicto agrario profundo de la región indígena de Chiapas, confrontada con los terratenientes y los políticos. Me permito extraerlo dada su importancia actual y, sobre todo, como un homenaje a Ron Nigh, que al describir esta realidad tan cruda del estado de Chiapas refleja el compromiso personal que tuvo en su vida académica y social con el lugar donde vivió durante muchos años —Martha Rees comenta que como egresado de la Universidad de Stanford, uno de los mejores programas de antropología en los EE. UU., hubiera conseguido trabajo donde quisiera; pero donde quería, donde lo querían, era Chiapas—.
La Revolución de 1910 no modificó en nada la estructura social y económica que prevalecía hasta ese momento. Durante los años de 1911 a 1920 el control político siguió en manos de los latifundistas. La participación de la población indígena y ladina en los sucesos revolucionarios fue limitada, en gran parte por el aislamiento y la falta de comunicaciones. Terminada esta etapa, la estructura se mantuvo inalterada, la población se componía de finqueros (dueños de fincas), peones «acasillados» (trabajadores que no podían moverse de la propiedad en que trabajaban) en su mayoría indígenas, comuneros y rancheros.
La política del reparto agrario, durante la presidencia de Cárdenas (1934-1940), tendió a la preservación de las propiedades privadas y a expandirse sobre los terrenos nacionales, es decir, no se llevaron a cabo cambios importantes. Los campesinos beneficiarios de la reforma agraria recibieron, por lo general, tierras marginales, de baja productividad, o se convirtieron en una fuente de mano de obra cautiva para las grandes plantaciones de cafeto. La reforma agraria en el estado nunca se basó en la redistribución real de los predios particulares, sino en la colonización de áreas boscosas desaprovechadas de la región de la Selva Lacandona.
Durante los años setenta y ochenta, el aumento de la invasión de tierras produjo innumerables conflictos y el gobierno de ese momento se vio forzado a comprar tierras a los grandes propietarios, a fin de repartirlas. Es así que desde 1980 la Reforma Agraria en Chiapas tuvo que ser incluida de nuevo en los programas políticos, dada la fuerza de las nuevas organizaciones indígenas campesinas, mientras en otras regiones del país se la daba por concluida. Este reparto agrario entregó más de 80 000 hectáreas de tierra a unos 9 000 campesinos. Sin embargo, la compra de tierras a los propietarios particulares provocó nuevos conflictos porque estas tierras, a su vez, estaban ocupadas por otros campesinos cuyas demandas de tierras no habían sido resueltas.
Esta lucha por la tierra ha enfrentado a hacendados con solicitantes; a pequeños propietarios con peones «acasillados» inmersos en relaciones de servidumbre; a distintos grupos dentro de las comunidades indígenas, a ganaderos con emigrantes sin tierras en sus lugares de origen, a campesinos expropiados de la tierra con el estado e, incluso, a miembros de organizaciones campesinas con filiación política distinta.
Actualmente, las posibilidades de satisfacer las demandas de tierra y solucionar los graves conflictos agrarios por la vía tradicional, es decir, la utilización de los terrenos nacionales, son casi nulas. Ahora sólo se presenta como posibilidad la afectación de los latifundios, la cual es una medida netamente política, que implicaría la definición de una nueva correlación de fuerzas en el estado y el crecimiento agropecuario en una estructura de propiedad menos concentrada.
No obstante el reparto agrario en el estado, desde 1936 hasta 1984 con el Programa de Rehabilitación Agraria durante el gobierno de Absalón Castellanos, la demanda de tierras continua y ha sido motivo de numerosos enfrentamientos; el más reciente: el movimiento armado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), surgido en enero de 1994, que entre sus principales demandas se encuentra el tema de la tierra. (BM-CIESAS, 1997: 7)
El impacto que tuvo en su carrera académica el Diagnóstico Estatal de Chiapas se refleja en los colegas que le apoyaron para este trabajo, con quienes establecí una relación directa y de gran cercanía durante los años posteriores hasta el presente. Colaboraron con él como Coordinador, la Dra. Araceli Burguete, el Dr. John Burstein, el Dr. Jorge Luis Burguete, el Dr. Gerardo González, la Dra. Rosalva Aída Hernández, el Dr. Ignacio J. March Mifsut, la Dra. Carmen Pérez Camacho, la Dra. Gabriela Robledo, la Dra. Gabriela Vargas Cetina, la Dra. Sonia Toledo, el Dr. Manuel Coello y la Dra. Tania Carrasco, con quien estableció una relación de mutua colaboración y quien mantenía la relación con los expertos en medio ambiente y recursos naturales del Banco Mundial.
Siempre estuvo vinculado con las luchas por los derechos humanos de los pueblos indígenas, como el caso de los flujos migratorios ocurridos en la década de 1980 que contribuyeron a una mayor pluralidad cultural del estado. Eran los refugiados guatemaltecos que huyeron por la represión de la que fueron objeto durante el gobierno militar de la época. La mayoría de estos refugiados (50 000 hasta 1990) eran campesinos indígenas provenientes del noroeste de Guatemala, de los departamentos de Huehuetenango y Quiché, todos ellos pertenecientes al tronco lingüístico maya-quiché, del cual representan a seis u ocho grandes subdivisiones: tzeltal, chol, kanjobal, chuj, mam, ixil, quiché y kekchí. (BM-CIESAS, 1997: 5).
Indudablemente que Ronald Nigh, quién nació en el estado de Nebraska, Estados Unidos de América, hijo de agricultores de ese estado donde persiste la tendencia a la autosuficiencia alimentaria por la agricultura por parte de los grupos indígenas Pawnee, Omaha, Lakota y Cheyenne, tuvo experiencias de la infancia y de la adolescencia que lo llevaron a vincularse estrechamente al campesinado mexicano, y en especial a los indígenas de Chiapas.
Por tal razón, desde 1994 se integró como Profesor-Investigador del CIESAS en el estado de Chiapas, México, donde realizó sus investigaciones relacionadas con el medio ambiente y la ecología histórica de la civilización y la cultura maya. También incursionó en la organización social de campesinos y en el campo de la educación intercultural. Trabajó temas diversos de antropología ambiental, agroecología y agricultura orgánica. Además contribuyó al fortalecimiento de las acciones de carácter productivo en forma comunitaria, en cooperativas y pequeñas organizaciones de la región de Chiapas.
Trabajaba singularmente en un proyecto que pretendió conocer las innovaciones de producción basadas en agroecología y comercialización directa de pequeños agricultores. Impartió talleres y colaboró con ONG’s señalando la importancia de los métodos de agricultura ecológica y de conservación de la biodiversidad. (CIESAS, s/f)
También su experiencia con la antropología ecológica le permitió colaborar con muchos académicos en investigaciones a lo largo de la región mesoamericana. Más recientemente, colaboró con la Dra. Anabel Ford en su libro The Maya Forest Garden: Eight Millennia of Sustainable Cultivation of the Tropical Woodlands (Wikipedia).
Publicaciones destacadas
En 1995 publica junto con Nemesio Rodríguez el libro Territorios violados: indios. Medioambiente y desarrollo en América Latina.
En 2015 se publica en español El Jardín Forestal de los Mayas. Ocho milenios de cultivo sustentable de los bosques tropicales.
En 1997 escribe el artículo “Organic Agriculture and Globalization: a Maya Associative Corporation in Chiapas, Mexico”, en 2002 se publica “Maya Medicine in the Biological Gaze: Bioprospecting Research as Herbal Fetishism”, para el año 2008 el artículo “Trees, Fire and Farmers: Making Woods and Soil in the Maya Forest” es publicado. El trabajo de prácticamente toda su vida sale a la luz en 2015, con la obra “The Maya Forest Garden: Eight Millennia of Sustainable Cultivation of the Tropical Woodlands” que escribió junto con Anabel Ford (CIESAS).
Esperamos que el número tan amplio de ecologistas y ambientalistas residentes en
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, unidos a las y los investigadores del CIESAS plasmen sus ideas en un reconocimiento académico sobre el destacado amigo Ron Nigh.
Bibliografía
Banco Mundial / CIESAS (1997). Diagnóstico Estatal Chiapas.
CIESAS (s/f). Ronald Byron Nigh Nielsen. https://sureste.ciesas.edu.mx/nigh-nielsen-ronald/
Wikipedia (2023). Ronald Nigh. https://en.wikipedia.org/wiki/Ronald_Nigh