Miguel Vázquez Angeles[1]
El Colegio de México/ENAH
The Saga of Anthropology in China: From Malinowski to Moscow to Mao hace un recorrido por la historia de la antropología china, desde sus primeros exponentes hasta la década de los noventa. En él se entiende por antropología a las diferentes disciplinas antropológicas, tomando en cuenta que la división que ha existido en China no concuerda necesariamente con las que se han hecho en otros países, y que esta ha sido dinámica en su devenir. Toma por fuentes entrevistas a figuras de la antropología china, así como memorias y artículos publicados. Además del enfoque historiográfico, la obra se vale de una estrategia biográfica para articular alrededor de la experiencia de Liang Zhaotao, antropólogo de la Universidad de Zhongshan, los hechos que se narran. Es, por tanto, un texto que permite ver la relación que ha existido entre la antropología como disciplina científica y los diferentes proyectos nacionales chinos a lo largo de su historia.
Cuatro son las etapas de la antropología que narra la obra: antes de 1949, los chinos adoptaron los marcos occidentales abiertamente, pero con el triunfo de la guerra civil el modelo soviético los reemplazó. Con la ruptura de Mao con la Unión Soviética, la antropología en China se radicalizó de forma sínica. No fue sino hasta la reforma y apertura que una nueva visión de la antropología surgió en China. Estos cuatro momentos son presentados en cinco partes a lo largo de la obra, cada una con varios capítulos.
En la primera parte, se muestra la situación que enfrentó Liang Zhaotao en 1976 con el resurgimiento de las disciplinas antropológicas posterior a la Revolución Cultural. Este proceso de manera general se detalla más adelante, en la última parte de la obra.
En la segunda parte se narra cómo se desarrolló la teoría antropológica en China en los primeros años, a partir de su introducción a finales del siglo XIX y hasta 1949. Esta tuvo dos orígenes: por un lado llegó con un molde japonés, ya que Japón se encontraba en un proceso de modernización que influyó en sus vecinos, y por otro, cuando, después de los tratados desiguales, académicos occidentales ocuparon puestos importantes en la academia china. Fue así como llegaron a China el pensamiento evolucionista, el difusionismo y el particularismo histórico. Los primeros textos de antropología en China se introdujeron por mediación japonesa y después fueron traducidos al chino.
A partir del movimiento del 4 de mayo de 1919, se comenzaron a enseñar nuevas disciplinas en los planteles de educación superior chinos, incluyendo la antropología. Este momento recuerda al periodo de los reinos combatientes. pues era una época políticamente compleja en China, en la que hizo efervescencia el pensamiento antropológico, que hace recordar a las cien escuelas del pensamiento chino clásico.
El evolucionismo fue el primer paradigma que influyó en el desarrollo de las ciencias sociales chinas. Este pensamiento sirvió para que los académicos ensalzaran la idea de que el emperador no era divino y que las tradiciones chinas no eran el epítome del conocimiento humano. Siendo así, el acercamiento a la antropología servía el fin político de legitimar un cambio en el orden social.
La etnología como tal saldría a la luz en diciembre de 1924, cuando Cai Yuanpei publicó su artículo Shuo Minzuxue (“Sobre etnología”). En él se sentaron las bases de lo que era la etnología en términos europeos, diferenciándola de la antropología física, en términos chinos. Este artículo hizo que se le reconozca a Cai como el padre de distintos campos de la antropología en China, la introducción del término minzuxue y el desarrollo de un marco institucional para su enseñanza e implementación en China.
En la época de la República de China, investigadores extranjeros viajaron a China a realizar trabajo de campo y a enseñar en sus universidades. Se establecieron alianzas entre universidades y se financiaron varios proyectos con fondos europeos y norteamericanos. La antropología era un campo que la mayoría de los académicos chinos consideraba que podía servir a China en su lucha por volverse moderna y fuerte. Es decir, no era una preocupación meramente académica de llevar una nueva disciplina científica a China, sino reformista para formular una mejor política social.
Sin embargo, el desarrolló de la antropología sería interrumpido por la guerra. Debido a la invasión japonesa en 1937, hubo un éxodo de académicos a las provincias del oeste, así como también hubo cambios en la composición política, ya que algunos académicos pasaron al bando comunista. Al retirarse el gobierno nacionalista al interior de la república, se acercó a las áreas de minorías. Esto tuvo como resultado que se recogiera información etnográfica para ayudar a los oficiales del gobierno en sus tareas. De esta forma se llevó a cabo una antropología aplicada en China años antes de que se acuñara el concepto en Occidente. Después de la rendición de Japón, las universidades y los académicos regresaron a sus moradas. En este momento se comienza a criticar la mera reproducción de la antropología extranjera abriendo paso a una verdadera sinización de la antropología. Sin embargo, ante el fracaso del Guomindang contra las avanzadas de la ofensiva comunista al final de la guerra civil, gran parte de la Academia Sínica huyó a Taiwán, lo cual es muestra de la orientación política que estos académicos tenían.
Ya en la tercera parte se relata cómo el desarrollo de la antropología china de 1949 a los albores de 1960 se realizó a partir de un modelo soviético. Con la decisión de Mao de inclinarse hacia un lado, se dio un proceso de aprendizaje de la Unión Soviética. China recibió mucha ayuda en términos de cómo estructurar sus escuelas, métodos de enseñanza y contenido de cursos. La teoría, metodología y estructura organizacional fue absorbida por completo por el partido. En ese sentido, la reorganización de la antropología se determinó por una evaluación política de su valía. Con la crítica de Stalin a la lingüística, el campo también recibió críticas en China. La arqueología vivió momentos dorados, y se hizo un acercamiento desde el materialismo histórico al pasado de China.
En este período surgió un nuevo sistema educativo orientado a satisfacer las necesidades de una China socialista. En octubre de 1950, el Ministerio de Educación instó a enseñar el antiimperialismo, la reforma agraria y los “cinco amores” (a la patria, al pueblo, al trabajo, a la ciencia y a la propiedad pública), en un esfuerzo para desarrollar una consciencia socialista. Hubo serias críticas a disciplinas y enfoques teóricos diferentes; sin embargo, si bien la etnología tiene una sórdida historia, los académicos chinos consideraban que podían usar la disciplina para alcanzar fines positivos.
En ese sentido hubo un cambio en la política con respecto a las minorías con el nuevo gobierno revolucionario. Se buscaba alcanzar una base de igualdad social y legal con los han que anteriormente no gozaban. Para ello se crearon equipos para realizar trabajo de campo entre las minorías étnicas que serían enviados a diferentes provincias.
En el primer censo nacional, en 1953, se reportaron 400 minorías. Esta situación resultaba problemática para lograr instaurar la política de igualdad y solidaridad entre las nacionalidades. Además, generaba complicaciones porque se tenían que establecer gobiernos autónomos en las regiones minoritarias. El criterio utilizado para determinar a cuáles de los grupos se les otorgaría el estatus de nacionalidad aplicaba la definición de Stalin para cada caso; es decir, compartir un lenguaje, una base económica, una estructura psicológica y un territorio comunes. Sin embargo, los investigadores chinos se dieron cuenta de que esos criterios no se aplicaban a la realidad china, sobre todo el de la economía. Esto llevó a que se utilizara de forma flexible para legitimar distinciones que se encontraban ya en las categorías folclóricas chinas y en el trabajo antropológico escrito anterior a la liberación.
La aplicación de esta metodología implicó un cambio importante, al pasar de la categoría no oficial de ren a zu. Este cambio implicaba una divergencia con respecto a las palabras utilizadas para identificar a las nacionalidades exteriores e interiores, ya que mientras que las personas de nacionalidades extranjeras se les considera ren, a las minorías zu. El resultado del proceso de refinamiento del conteo de nacionalidades llevo al Consejo de Estado a proclamar en 1956 que China reconocía 51 nacionalidades minoritarias. El trabajo también se realizó en torno a la lingüística, desde la cual se hicieron encuestas para elaborar alfabetos para 17 lenguas, así como para diseñar cambios del idioma y la escritura han. Con la información recolectada se hizo un atlas lingüístico y en 1956 se estandarizó el putonghua y se adoptó el pinyin.
Mao consideraba necesario solucionar los problemas históricos con las minorías. Para lo cual se realizaron encuestas de historia social. A partir de 1956 se llevaron a cabo en Mongolia Interior y el noreste de China, Xinjiang, Tibet, Yunnan, Guizhou, Sichuan, Guanxi y Guangdong. Después se trasladaron a Gansu, Gingjau, Ningxua, Lioning, Jilin, Heilongjiang, Hunan y Fujian. Estas encuestas buscaban datos que revelaran la verdadera naturaleza de la sociedad en sus aspectos económicos, sociales y políticos. Entre los triunfos de esta política estuvo la clarificación del nivel social de los grupos y sus necesidades. La etnología china se ubicaba como una ciencia revolucionaria, al servicio de los pueblos y en búsqueda de satisfacer sus necesidades específicas.
La cuarta parte gira en torno a cómo con el desuso del modelo soviético y la cerrazón a los modelos occidentales, China tuvo que ingeniárselas para generar su propio camino socialista del final de la década de los 50 hasta el fallecimiento de Mao. En ese tiempo, se buscaba establecer una etnología guiada por el marxismo-leninismo y el pensamiento Mao Zedong. Su principal objetivo era conformar una antropología que lograra la unidad de las nacionalidades al interior del país y se pusiera al servicio de los pueblos oprimidos del mundo. La etnología fue un pilar importante en el plan nacional para el desarrollo científico a 12 años, con la principal tarea del estudio de las minorías chinas. Esta era una etnología marxista-leninista divorciada de la etnología capitalista y la soviética.
En 1956 se estableció el movimiento “Dejar que 100 flores florezcan, dejar que 100 escuelas de pensamiento contiendan” (Bai hua qi fang, bai jia zhengming). La relajación que el movimiento trajo permitió que se realizaran muchas críticas para mejorar la política china. Sin embargo, el que algunas críticas fueron muy duras, sumado al hecho de lo que recientemente había ocurrido en Hungría y los movimientos que los enemigos de China realizaban, llevó a que al año siguiente se diera un anti-movimiento: la campaña antiderechista. En este momento se dio una fuerte crítica a las disciplinas antropológicas.
Al año siguiente, Mao anunció el Gran Salto Adelante. Durante este tiempo se puso énfasis en la utilización de la lucha de clases como categoría analítica para entender la sociedad, lo cual devino en un alejamiento de los aspectos no económicos o materiales de la cultura. La meta del gobierno era clarificar la naturaleza de las relaciones sociales entre las minorías para llevar a cabo reformas sociales básicas necesarias.
El Gran Salto Adelante tuvo un efecto inmediato en el país. Sin embargo, después de las altas cosechas de 1957 y 1958, el mal manejo y los logros inflados sumados a dos años de desastres naturales trajeron una gran hambruna. Muchos académicos fueron reubicados en áreas rurales para realizar trabajos manuales para ayudar a solucionar el problema. Sin embargo, la investigación etnológica no cesó: los etnólogos continuaron elaborando historias y etnografías de las nacionalidades hasta la revolución cultural.
En junio de 1966 el periódico oficial, el Renmin Ribao, llamó a purgar a todos quienes se opusieran a Mao en el marco de lo que sería llamado la Revolución Cultural. En el pleno del octavo Comité Central del Partido Comunista se llevó a una fase más extrema, expandiendo sus blancos más allá de académicos e intelectuales burgueses para incluir a miembros del partido. En la antropología el movimiento tuvo como efecto un cese en las investigaciones de las nacionalidades y de algunos centros de investigación. La etnología fue eliminada del país y algunos académicos fueron perseguidos. Además, hubo cambios en el sistema escolar, partiendo de un mayor control por parte del partido.
Para 1970 se recuperaron algunas de las labores académicas, y ya para 1972 lo museos y los centros de antropología física comenzaron a tomar un mayor perfil público, mientras que en esa década continuaron las investigaciones arqueológicas con nuevas técnicas. Sin embargo, el revivir de la etnología fue más cauto. Los etnólogos se dedicaban a traducir trabajos extranjeros por pedimento de agencias del gobierno. En 1973 y 1974 se volvieron a permitir algunas clases e investigaciones. Comenzó a resurgir la etnología y con ella las políticas hacia las minorías nacionales comenzaron a cambiar. Se dio un regreso gradual a las políticas previas a los años 50, que sin embargo no duraría mucho ante el ascenso de la Banda de los Cuatro. Para los académicos significaba que las políticas imperantes y la ideología política iban a permear su estilo de trabajo e investigaciones, pues estaba plasmado en la Constitución que la investigación científica debía servir a las políticas proletarias. El énfasis durante los 70 fue entonces en lo político, lo práctico y lo aplicado, mientras que las preocupaciones teóricas fueran denigradas.
Por último, la quinta parte narra cómo se dio la antropología desde la apertura hasta el momento de la publicación del libro. El tercer pleno del onceavo congreso del Partido, llevado a cabo en diciembre del 78, marca el rompimiento con la era de la Banda de los Cuatro y el inicio de la emancipación de las ciencias sociales. Para las ciencias antropológicas eso significó la revitalización que llevó a los académicos a retomar viejas cuestiones, modelos, referentes y la indigenización de la disciplina. El nuevo contexto que guio la era de la reforma fueron los Cuatro Principios Fundamentales del socialismo: el sostenimiento del camino socialista, la dictadura del proletariado, la vanguardia del partido comunista y la preeminencia del marxismo-leninismo/pensamiento Mao Zedong. La tendencia fue a una mayor libertad en la expresión y la investigación, reconociendo la utilidad de los científicos y su capacidad de ayudar para resolver problemas concretos.
A pesar de que hubo una nueva política anti derecha, esta no duró mucho, por lo que se recuperó la apertura que permitió de nuevo el contacto con las academias estadounidenses y de otros lugares de Occidente. El modelo estadounidense se tomó como el más avanzado, y representaba un gran prestigio para los chinos salir, lo cual tuvo un gran impacto en la academia china. La política era formar cuadros bien capacitados para que adquirieran las capacidades necesarias para ayudar a que la modernización se llevara a cabo. También comenzó a haber una influencia de las publicaciones extranjeras, como revistas que comenzaron a llegar o libros que se empezaron a publicar. Pero si bien los textos llegaron, el currículo se mantuvo más resistente a la revisión.
Esta situación planteó una problemática: ¿si China no había replicado la antropología a la manera occidental, fue porque se había vuelto completamente china? A partir de ella se puso especial énfasis en la crítica a las condiciones concretas culturales y sociales en las que se crearon las ciencias sociales occidentales, cuestionando la asunción de que eran disciplinas universales. Es decir, se consideraba que las condiciones chinas merecían respuestas chinas. Partiendo de la visión de clase, y considerando a todas las disciplinas científicas como productos sociales y como reflejo de visiones, bases, e intereses propios de quienes las formularon. En sociedades de clases, las ciencias sociales representan por tanto perspectivas de las clases dominantes. Sin embargo, también existían académicos con posiciones opuestas, que buscaban introducir la antropología occidental, con lo que unos fueron llamados “conservadores” y otros “reformistas”. Los primeros consideraban que cada país puede tener su ciencia desde una visión de clase, y los segundos que existía una sola ciencia con aplicaciones en diferentes contextos.
La obra reseñada plantea cómo esa problemática no es solamente de China, sino de todos los países del tercer mundo. Estos tienen el problema de cómo separar los aspectos realmente universales o científicos de las disciplinas de las meras convenciones o asunciones culturales incorporadas a la práctica científica. En ese sentido, una indigenización de la antropología significa que los locales conduzcan la antropología mientras asumen que es universal y aplicable a diferentes culturas. Por ello se hizo un examen sobre si podía existir una antropología o etnología marxista. El argumento principal a favor fue que cuando se investiga con las premisas, puntos de vista y métodos del marxismo es posible que la etnología sirva a los intereses del proletariado y del socialismo. El marxismo era lo que le hacía falta a la antropología para poder sinizarse.
Parafraseando a Deng Xiaoping, los antropólogos chinos desarrollaron una antropología con características chinas. Entre sus características se encuentran hacer investigaciones sobre sus propias minorías, que la antropología china se coloca dentro del campo de la historia, que China cuenta con una gran abundancia de materiales y pueblos, pero lo más importante es la investigación aplicada, que busca que haya relaciones cercanas entre las masas y los antropólogos. El objetivo de la antropología para esta nueva etapa sería ayudar en la lucha para aumentar la producción y mejorar la vida de los pueblos.
En resumen, el texto plantea diversas problemáticas a lo largo del desarrollo de la antropología en China, las cuales explica de manera clara y bien fundamentada. Muestra una de las principales características de la antropología china: su carácter aplicado. Sin embargo, no es un libro que se detenga a analizar los planteamientos teóricos ni las condiciones sociales, culturales o políticas alrededor del mundo de la antropología, aun cuando se encuentren datos en el texto. En ese sentido, queda por realizarse un análisis de cada una de estas posiciones teóricas, la formación de sus objetos de estudio y su relación con la realidad.
Hoy en día, la antropología china reconoce su papel al servicio del pueblo y es obediente al Partido. Sin embargo, aún es preciso explorar con más detalle las transformaciones prácticas, estructurales e ideológicas que se han dado a lo largo del tiempo más reciente para entender su relación con las políticas interiores y exteriores de China, su entendimiento de las nacionalidades y los planteamientos de políticas internacionales tales como la humanidad con destino común. El análisis crítico de esta obra abona, por tanto, no sólo al entendimiento del devenir de la antropología china, sino a la discusión sobre el papel de la antropología en general en el mundo y de las antropologías mundiales en contextos localizados.
Ficha bibliográfica
Guldin, Gregory Eliyu
2015 The Saga of Anthropology in China. From Malinowski to Moscow to Mao, Nueva York, Routledge.