José Francisco Román Hernández[1]
Universidad Autónoma de Zacatecas
Cerro de la Bufa en Zacatecas
Fuente: Wikimedia Commons
Las peregrinaciones a los cerros es un fenómeno religioso universal que ha sido estudiado desde distintas disciplinas y tal vez, desde la Antropología y la Historia se le ha prestado más atención para entender parte de la cosmovisión de las sociedades que las practican.
Las religiones pueden ser distintas, la explicación de porqué o para qué peregrinar a los espacios sagrados y en especial a las montañas o cerros puede variar, sin embargo, persiste el hecho, la necesidad de acudir a las cumbres por su cercanía al cielo, por ello la cima es el umbral desde dónde la entidad poderosa o las deidades interceden por quienes peregrinan y por medio del ritual habrá una vinculación con los rectores del orden cósmico. En México al igual que en otros países y continentes, las peregrinaciones a los cerros continúan representando un ritual significativo y simbólico en ciertas celebraciones a lo largo del año con fines espirituales.
En nuestro país se trata de peregrinaciones relacionadas principalmente con cruces en las cimas y con Santuarios. Podemos identificar dos devociones mayoritariamente recurrentes a lo largo y ancho del territorio mexicano, tomando como parámetro el escenario urbano y rural: se trata de la devoción a la Cruz y a la virgen de Guadalupe. Destacan por supuesto los santuarios que se ubican en algunos de estos cerros o montañas y que por tratarse de devociones patronales, no corresponden a la Cruz o a la virgen guadalupana. Ejemplo de ello es el Santuario de la Virgen de los Zacatecas, que está en el cerro de la Bufa en la capital zacatecana (donde sí hay una cruz); el Santuario de Cholula a la Virgen de los Remedios, que descansa sobre el cerro-pirámide; el cerro del Cubilete en Guanajuato, en donde está el Santuario a Cristo Rey; o bien, el Santuario del Señor de Chalma en la cueva de la barranca, donde también hay cruces en la cueva y en la cima del cerro (A. .D Augusto, s. f.).
En Zacatecas, en la mayoría de sus municipios hay una gran devoción a la Santa Cruz y también peregrinaciones a los cerros. Esta presencia de rituales y cantidad de cruces en los cerros nos resulta complejo, más en un Estado en donde las comunidades indígenas son escasas o la presencia de población étnica es casi nula proporcionalmente a la población y la constitución mestiza que caracteriza la historia de nuestra entidad. Sin embargo, cada 3 de mayo asisten a la cúspide de los cerros sagrados en peregrinación a celebrar a la Cruz.
Por supuesto que hay algunas excepciones, por ejemplo, cuando comencé a interesarme por el tema en el 2010 aproximadamente pude observar en algunos municipios zacatecanos que la tradición apenas subsistía, pues me comentaban los lugareños de algunas comunidades como la zacatecana en el municipio de Guadalupe; o el caso de la comunidad de Malpaso en el municipio de Villanueva, en donde los nuevos párrocos poco interés mostraban, o incluso sugerían ya no asistir a los cerros donde estaba la Cruz, sino celebrar la misa del 3 de mayo en la iglesia del pueblo.
A pesar de algunas resistencias, o la perdida de tradiciones, pude constatar en particular cuando inicié formalmente esta investigación en el año de 2014 con mi primer trabajo académico relacionado con la peregrinación al cerro del Picacho Pelón en Chalchihuites a la Santa Cruz, presentado en el XVII Encuentro de la RIFREM en la UAM-Iztapalapa, que las peregrinaciones a la Santa Cruz en Zacatecas seguían siendo un fuerte polo de atracción para los devotos y donde a pesar de no haber una conexión contemporánea con el contexto indígena, se podía correlacionar un pasado híbrido entre las tradiciones prehispánicas, europeas y las que habían resultado del mestizaje novohispano.
Con el ingreso al doctorado en el 2016, fue necesario hacer un ajuste y reacomodo temático, pues en un inicio me planteaba abarcar varios casos de estudio a lo largo del estado de Zacatecas. Con la sugerencia de mis asesoras, Laura Gema Flores García y Anna D´Amore Wilkinson de reducir el campo de estudio por cuestiones pragmáticas, decidí sólo tomar tres casos de estudio, un cerro por cada una de las tres culturas indígenas con más presencia en la región, y en los que afortunadamente tenían una cruz en la cima, se seguía realizando la peregrinación en ellos y además, tenían vestigios arqueológicos físicos o en los testimonios históricos relacionados con sus antiguos habitantes prehispánicos.
El origen del tema de investigación
Mi acercamiento con el tema de investigación se remonta a la infancia, mi familia materna es del municipio de Chalchihuites, Zacatecas, desde niño fueron recurrentes los viajes a los cerros cercanos y sitios arqueológicos de la región, principalmente (y sin saberlo en ese momento) era de mucha motivación ir al cerro del Picacho, un cerro sagrado que para la cultura prehispánica de chalchihuites fue parte del paisaje sagrado.
Hace apenas 35 años que la población comenzó a peregrinar a la cima del cerro del Picacho cuando colocaron una cruz de madera de gran tamaño que se veía desde una distancia de 10 kilómetros a la redonda. Tras los primeros 15 años de peregrinaciones, se organizaron algunos miembros pertenecientes a una asociación religiosa que llegó de fuera llamada Escuela de la Cruz y cambiaron la cruz de madera por una metálica del doble de tamaño, la pintaron de blanco y desde entonces es posible verla desde un rango de entre 15 kilómetros. Año con año, para el 1 o 3 de mayo se organizan los devotos de la imagen y asisten alrededor de 50 o más personas hasta la cima, montan un altar, hacen la misa y al finalizar, hay un convivio en el que intercambian distintos tipos de alimentos entre las familias de los asistentes.
Tras asistir algunos años a esta peregrinación al Picacho Pelón, desde el 2013, creció mi interés por entender la conexión entre el cerro, la Santa Cruz, la peregrinación y el pasado prehispánico, en donde ambos picachos tuvieron un papel preponderante. Con esos antecedentes, además observé durante algunos viajes de prácticas, con alumnos universitarios ciertas coincidencias en otros pueblos y ciudades de Zacatecas, en donde se volvía recurrentes las visitas a los cerros, la Cruz, las peregrinaciones y algunos vestigios de las antiguas culturas indígenas.
Con el conocimiento y experiencia adquirida durante el estudio de la peregrinación al cerro del Picacho en Chalchihuites me interesé por otros cerros, otras peregrinaciones también enfocadas al 3 de mayo, motivo por el que decidí tomar el tema para una investigación de posgrado.
Con la oportunidad de realizar los estudios de doctorado en la Universidad Autónoma de Zacatecas, decidí tomar tres casos de análisis en cerros sagrados del Estado de Zacatecas donde hay una enorme cruz para explicar este fenómeno de religiosidad: el cerro del Teúl, en el Municipio de Teúl de González ubicado en el sur; el cerro de la Bufa en el Municipio de Zacatecas; y el cerro del Picacho Pelón en el municipio de Chalchihuites.
Imagen 1. Mapa de ubicación de los tres municipios y sus cerros sagrados en el estado de Zacatecas. Realizado por José Francisco Román Hernández, 2018.
El motivo para orientar esta investigación en torno al paisaje sagrado, el ritual de la peregrinación a los cerros donde había una Santa Cruz, se debió al hecho de explicar la sacralidad de ese mismo espacio religioso en tres periodos de la historia de cada una de las poblaciones analizadas: periodos prehispánico, virreinal, contemporáneo. Esta continuidad ritual y religiosa en el mismo espacio derivó en un sincretismo adaptado al culto a la Santa Cruz.
Como hipótesis me surgieron algunas interrogantes que acompañaron la investigación, por ejemplo, ¿por qué los franciscanos colocaron las cruces en cerros donde estaba asentado el poder religioso de los indígenas, o bien se construyeron ermitas o capillas que tiempo después fueron santuarios, como es el caso del cerro de la Bufa? Además, ¿si estuvieron las cruces en las cimas de los cerros desde tiempos de la Conquista y la evangelización cómo es que están aún en el presente y se sigue peregrinando a ellos? ¿Cuál es la importancia de considerar a estos tres cerros, en donde las antiguas culturas indígenas más importantes de Zacatecas tenían templos, pirámides o bien como es el caso de la cultura chalchihuites, era el principal centro de referencia para observar, medir y edificar en torno al movimiento solar?
Los resultados son sorprendentes. Los tres pueblos novohispanos fueron reconstruidos encima de antiguos asentamientos indígenas que a su vez, fungieron como el corazón del poder religioso local; tras la conquista española, los frailes franciscanos evangelizaron y construyeron un convento para la administración espiritual de los indígenas; los franciscanos colocaron una cruz en el cerro sagrado indígena a donde éstos asistían a rendir culto a sus deidades; en los tres pueblos novohispanos, al menos uno de los pueblos de indios tuvo a la Santa Cruz como patrona del barrio, particularmente el más cercano al convento y relacionado con la presencia de indígenas aliados tlaxcaltecas o purépechas; finalmente, los franciscanos permitieron las peregrinaciones a los cerros desde la creación y fundación de estas poblaciones, hecho que permitió que la asimilación de las nuevas devociones cristinas como la de la Cruz y otras vírgenes o santos ubicados en las puntos más altos, o emblemáticos de las cúspides permitieran una conversión al catolicismo más vertiginosa entre los neófitos bautizados.
La metodología de la investigación consistió en una búsqueda de información, comenzando con lo correspondiente a la Nueva Galicia, el descubrimiento y la fundación de las poblaciones estudiadas, principalmente desde las fuentes tempranas, lo cual resultó poco satisfactorio. En cuanto al trabajo de campo en los tres sitios y sus cerros, durante la fecha de la celebración a la Santa Cruz fue más gratificante por la captura de imágenes, entrevistas y la asistencia a las peregrinaciones. El trabajo etnográfico de la celebración, derivó en un estudio etnohistórico, en donde utilicé una propuesta multidisciplinaria al conjugar la Arqueología, la Antropología, la Historia y hasta la Arqueoastronomía para relacionar y explicar una gran cantidad de sucesos que no estaban documentados en los archivos, en las crónicas tempranas y -lo más notorio- por la historia reciente de las tres poblaciones. Finalmente fueron dos las fuentes de información que permitieron el desarrollo más completo del trabajo de tesis, por una parte, la amplia bibliografía que me compartieron mis asesoras y lectores, los trabajos académicos, artículos, tesis y libros que se relacionaban con la celebración de la Cruz, en otros estados, municipios y comunidades indígenas que no son de Zacatecas. También de trabajos relacionados con devociones regionales en diferentes estados muchos de ellos que se vinculaban con los cerros y las peregrinaciones, incluso en otros países.
Complementario a esta bibliografía fue de gran ayuda el recurso fotográfico, capturando más de 3 mil fotografías en los tres casos de estudio, de las cuales sólo se pudieron incorporar 261, pues entre los recorridos por los cerros, los barrios de las tres cabeceras municipales y las celebraciones -entre danzas, misas y calles donde colocaban cruces- fueron utilizadas sólo las imágenes que apoyan y dan evidencia a las hipótesis planteadas, de modo que tuvieron un papel central para la tesis, conformándose una gran cuerpo de fotografías de cada uno de los sitios analizados.
Conclusiones
Una de las primeras conclusiones a las que llegué es que el fenómeno religioso relacionado al culto a la Cruz y las peregrinaciones a los cerros se asociaba con las fronteras geográficas, por lo menos entre los municipios que colindaban entre estados, como es el caso de algunos entre Jalisco y Zacatecas. Por ejemplo, al realizar una estancia de investigación en septiembre de 2017, entre la UAZ y el CIESAS-Occidente permitió que el trabajo cobrara otro nivel de interpretación etnográfico tras identificar rasgos parecidos o característicos de la celebración de la Santa Cruz entre poblaciones que históricamente habían compartido más que las fronteras políticas, en municipios como Teúl de González Ortega, Zacatecas y San Cristóbal de la Barranca, Jalisco. O bien entre los municipios de Chalchihuites, Zacatecas con Huejuquilla el Alto y Mezquitic, Jalisco (Román Hernández, 2021).
Otra importante conclusión fue hallar una vinculación entre las peregrinaciones a los cerros y la celebración simultánea en los barrios de los pueblos que las llevaban a cabo. Esta asociación indicaba que tanto las peregrinaciones como la distribución geográfica del espacio sagrado en cada pueblo era parte de las dinámicas que los frailes menores y sus conventos generaron con la fundación de los pueblos españoles. A su vez, indicio también de cómo estas devociones y prácticas rituales permitidas a los indígenas facilitaron y ayudaron a la evangelización exitosa entre los pueblos de indios.
Otro aspecto importante fue advertir la presencia de al menos un grupo de danzantes y sus familias cuya imagen rectora es la Cruz, quienes se dedicaron a la organización de la celebración, de velar a las cruces familiares del barrio, conducir el novenario y encargarse de la reliquia, sin olvidar lo más importante, dar continuidad a la tradición comunitaria.
Y el hecho más destacable fue el caso de estudio de la capital zacatecana, con su peregrinación a la Bufa, donde lo único a favor que tuve y por eso elegí este cerro, es que, en la cima del Crestón mayor, fue colocada desde el siglo XVI y hasta hoy en día una Cruz gigantesca. De tal forma que la reconstrucción histórica consistió en un ejercicio más acucioso, por la falta de fuentes tempranas y actuales que hablen del culto a la Cruz, de la inexistencia de evidencias arqueológicas, y de la nula relación con la peregrinación del tres de mayo, ya que el santuario tiene su celebración principal en el docenario del 3 al 15 de septiembre, donde se hacen 12 peregrinaciones desde la Catedral hasta el cerro en honor a la patrona del pueblo, la Virgen de los Zacatecas.
Ante toda esta gama de contradicciones, encontré un mapa del siglo XVIII de la ciudad de Zacatecas con tres importantes datos que pasaban desapercibidos. Uno: el cerro de la Bufa tenía tres cruces colocadas en distintos sitios. Dos: los cerros que rodeaban a la ciudad también había cruces colocadas. Tres: entre la Bufa y los cerros alusivos con las cruces, tenían como epicentro al Convento Franciscano y a un lado de éste, el pueblo de indios más antiguo de la ciudad, integrado en el siglo XVI por tlaxcaltecas, purépechas, mexicas, tonaltecas, otomíes y otros pueblos nahuas.
Este hallazgo me permitió corroborar dos de las hipótesis que tenía acerca del cerro de la Bufa: la devoción a la Cruz estuvo presente al menos los dos primeros siglos tras su fundación, y que los fragmentos de la crónica que se tienen acerca del origen de la ciudad de Zacatecas y la presencia de un pueblo indígena zacateco asentado en el cerro de la Bufa y en las faldas de éste, durante el descubrimiento español, primero por Pedro Almíndez Chirinos en 1530 y años después por Juan de Tolosa, Cristóbal de Oñate, Diego de Ibarra y Baltazar Temiño de Bañuelos en 1546, nos dan luz de la presencia del elemento clave de la hipótesis central (Tello, 1985).
Hipótesis que comprende a la peregrinación religiosa a la Bufa; la colocación de una gran Cruz; la gran presencia de los franciscanos con su convento entre el pueblo de indios y la erección de una capilla en el cerro primero y después su transformación en santuario en el siglo XVII; por último, el debate en torno a la peregrinación religiosa, pues se hace en septiembre – no se encontró información alguna sobre el mes de mayo- pero aun así, pudiéramos hablar de una peregrinación que tuvo a su vez un ajuste por cambio de fecha, o de transformación en algún momento de su historia, porque recordemos que el 14 de septiembre se celebra la Exaltación de la Santa Cruz, conciliando así dos tradiciones, y dos devociones populares en una sola, la más importante para los distintos estratos sociales de la ciudad virreinal, en honor a la virgen, pero con un antecedente indígena y luego franciscano centrado en la Santa Cruz.
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