Relaciones y dinámicas en los procesos productivos de una comunidad fronteriza entre México y Guatemala

02 CAI-ME-vg
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03-Rey en oro
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04 EG-GI-barca vista
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05 Beduino y camello
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07-EG-CA-CV vitrales
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09 EG-CV transacc
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12-EG-ALJ Columna Pompeyo (vg)
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Ludivina Mejía González

CIESAS-Sureste (Ludivina_m2@hotmail.com)

Introducción

Esta contribución tiene como objetivo reflexionar en torno a las relaciones y dinámicas que se presentan a partir de procesos productivos en la comunidad fronteriza de Nuevo San Juan Chamula entre México y Guatemala. Este caso muestra una serie de cambios que han enfrentado las familias tsotsiles en sus actividades productivas desde su llegada a tierras selváticas de Chiapas; se destaca la importancia que han tenido las relaciones laborales y el comercio en esta zona.

Los pobladores de Nuevo San Juan Chamula se han dedicado a la agricultura y al comercio, y han diversificado su producción en diferentes etapas: desde la siembra del maíz para autoconsumo, venta en el mercado local, crianza y venta de puercos, producción de café, plátano y piña, esta última se ha convertido hoy en día en la labor principal de las familias de Nuevo San Juan. Además, este lugar se caracteriza por ser el centro rector, de confluencia de diversas comunidades mexicanas y guatemaltecas para llevar a cabo actividades comerciales y laborales, y por ser un paso fronterizo de gran importancia.

Este documento se estructura en tres apartados, el primero ubica geográficamente a la comunidad de Nuevo San Chamula, en segundo lugar, se propone describir los antecedentes de la llegada de los grupos tsotsiles que salieron de los altos de Chiapas a la zona fronteriza de la selva. Para explicar y entender estos cambios que han realizado las familias en sus labores de producción, en el tercer apartado, se propone describir las diferentes etapas, mostrar las relaciones y dinámicas con las comunidades vecinas de Guatemala.

Localización y ubicación geográfica de Nuevo San Juan Chamula

Saliendo de la ciudad de Comitán por la carretera Panamericana, aproximadamente a 90 kilómetros al margen de la carretera se localiza la comunidad de Nuevo San Juan Chamula, conocida también como El Pacayal. De lado izquierdo, el árbol de ceiba da la bienvenida a todos los que por ahí transitan, a la vez es visible el movimiento en el mercado y la venta de productos que llegan de la región y del país vecino de Guatemala (Ver foto 1). El olor de las piñas que están en primera fila y que las mujeres y hombres ofrecen a los viajeros.

Después de tantos kilómetros recorridos, se puede entender la gran distancia que hay entre Nuevo San Juan Chamula y su cabecera municipal, Las Margaritas, aproximadamente a125 km. La comunidad está ubicada en la región de la selva chiapaneca en el sureste mexicano, en la zona fronteriza de México-Guatemala (Mapa)

Nuevo San Juan, alcanza una altitud de 480 msnm., tiene un relieve montañoso con una cuesta hacia el río Santo Domingo; y un cañón con grandes fracturas y fallas que han determinado la presencia de numerosas cascadas y cañones sobre la meseta de la selva. Es una región biodiversa que por sus características geográficas permite que las tierras sean aptas y ricas para la producción.

Vivíamos en tierra fría y nos fuimos a tierras nacionales

Las familias que vivían en los parajes de Candelaria y Bashequen que corresponden administrativamente al municipio de San Juan Chamula en la zona Altos de Chiapas enfrentaban problemas por la falta de tierras; el crecimiento de la población se dio fuertemente por los años sesentas o la década de 1960; la producción del maíz, frijol y calabaza se veían disminuidas ante las pocas y malas tierras que tenían para la agricultura. Algunas familias se veían en la necesidad de rentar tierras para sembrar anualmente, aunque la renta era barata no dejaba de ser una preocupación constante, principalmente por la falta de herencia para los hijos y nietos. Frente a esta situación, los hombres se veían obligados a trabajar de manera temporal en las fincas cafetaleras del Soconusco. Sin embargo, por esos años, comenzó a sustituirse la mano de obra local con la llegada de trabajadores guatemaltecos.

Al mismo tiempo que las comunidades estaban en búsqueda de tierras, el gobierno mexicano abrió un frente para colonizar las tierras de la selva y expandir la agricultura sobre este trópico húmedo. Los habitantes de varios parajes de San Juan Chamula, Zinacantan y Huixtán se enteraron de las tierras vírgenes que existían en la selva: las tierras nacionales.

Los estudios de Mendoza (1995); Acevedo (1994 y 1995); Cruz y Robledo, (2003), señalan que, a partir de la década de 1970, se da un proceso de colonización del territorio selvático, como respuesta a la demanda de tierras por los grupos campesinos solicitantes en el estado de Chiapas y originarios de otros estados de la República mexicana. Esta colonización estaba acompañada de una política agraria mexicana.

En ese contexto, “los terrenos nacionales” fueron ocupados por diversos grupos indígenas, como: los tojolabales, quienes se extendieron desde los ejidos del altiplano comiteco en busca de tierras hasta la selva (Cruz y Robledo, 2003); la migración interna de grupos tsotsiles y tseltales que fueron de la zona alta a la selva. Un hecho que marcó la presencia de grupos kanjobales y chujes en la frontera del lado mexicano, fue el conflicto armado interno que vivió Guatemala. En los años de 1980, se dieron fuertes desplazamientos colectivos de población civil guatemalteca hacia comunidades vecinas fronterizas chiapanecas (Kauffer, 2005), y Nuevo San Chamula fue uno de los lugares que formaron parte del refugio de las familias guatemaltecas.

Etapas de producción en las familias de Nuevo San Juan Chamula

Las primeras familias que se establecieron como centro de población en Nuevo San Juan Chamula se organizaron para producir maíz, frijol y calabaza, que eran el sustento básico de su alimentación. Además, traían la costumbre de los Altos de Chiapas de sembrar la milpa. En las tierras de la selva encontraron una gran riqueza, pronto se asombraron de la gran producción de maíz que podían cultivar, sin la necesidad de usar abonos o químicos: “la tierra era nueva”.

Los pobladores de Nuevo San Juan Chamula sembraban entre tres y cuatro hectáreas por familia, pero se enfrentaron al problema de la falta de caminos, carreteras y vehículos para sacar su producción al mercado. La comunicación hacia las ciudades más próximas se tornaba complicada, mujeres y hombres tenían que caminar aproximadamente ocho horas para llegar al camino de terracería cercano a los Lagos de Montebello y después en vehículo para Comitán de Domínguez, centro urbano localizado a menor distancia.

Productores de cerdos

Ante la gran producción y la falta de mercado para el maíz, las familias de Nuevo San Juan se vieron en la necesidad de buscar alternativas; se convirtieron en porcicultores, crearon y alimentaron puercos con el maíz que producían.

La venta de este ganado se convirtió en uno de los mercados más prósperos de la región, los compradores llegaban de Comitán, San Cristóbal de Las Casas, Las Margaritas y otras comunidades cercanas. A la par de esta actividad, la población buscó otros espacios para la venta del maíz. Guatemala era la mejor opción, las localidades vecinas se convirtieron en el mercado para la compra de estos productos:

“Ya después empezamos a sacar maíz allá porque está más cerca que Comitán. Sí pues es que aquí en la frontera, no sé si cuatro más allá en terreno de Guatemala, más o menos así cuatro o cinco ahí hacen plaza [mercado local] cada ocho días y llegan muchos vendedores, y supimos eso, uno de los chambiadores los llevó, los que estaban grandes, los llevaron un tiempo para conocer y ya después cada ocho días llegaban para vender el maíz cuando no había carretera. Hay una aldea que se llama Ixquisís, ahí llegamos” (Entrevista con Manuel López Gómez, Nuevo San Juan Chamula, agosto, 2016).

El vínculo que tenían las familias de Nuevo San Juan con las comunidades guatemaltecas estaba sustentado en el sector productivo, la cercanía de los lugares permitía el intercambio de productos en el mercado. Sin embargo, la construcción de la carretera de terracería que unió a la localidad con Comitán y La Trinitaria, abrió las puertas para el comercio en otras regiones. De forma complementaria, los habitantes de Nuevo San Juan diversificaron sus actividades agrícolas con la siembra de plátano, naranjas y café.

Producción de café:

La experiencia de haber trabajado en las fincas cafetaleras del Soconusco fue el motor para que los pobladores de Nuevo San Juan consideraran al cultivo del grano como alternativa económica, a la vez que las características geográficas de la selva resultaban adecuadas para su producción.

“Que aquí hay buenas tierras, produce más” y donde volví a pensar en este terreno es porque llegué a trabajar en Tapachula en zona cafetalera, lo vi que allá daba un buen café y «yo creo que también allá donde llegué a conocer [la selva] va dar café» dije yo, y mi intención de volver a venir fue sembrar café. Se empezó a sembrar café en almacigo, chiquitillo, sembré café, ya empezó otro trabajo otra vez, fue duro el trabajo” (Entrevista con Mateo Santis Ruíz, Nuevo San Juan Chamula, octubre del 2016).

Además, para 1980 la producción del café estuvo fuertemente apoyada por el gobierno mexicano a través del Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ), los productores encontraron así una vía para el crecimiento de su cosecha, a partir de viveros, control de plagas, mejoramiento de cafetales con el uso de fertilizantes y prestaciones a través de créditos. Este sistema crediticio y el aumento de los precios en el mercado llevaron a los productores de café a la ampliación de la frontera agrícola en la selva.

Durante esa misma década las relaciones con Guatemala se ampliaron no sólo para la venta de la producción, sino también para la contratación de trabajadores temporales. Aunque, por estos años se había presentado el conflicto armado interno en Guatemala y ocasionado fuertes desplazamientos colectivos de población civil hacia comunidades fronterizas, gran parte de esta población se convirtió en la mano de obra para las actividades que requerían las familias tsotsiles en los campos cafetaleros.

La falta de asesoramiento técnico y la presencia plagas, provocaron una disminución significativa en la producción de café (Pohlenz, 1985). El problema de la roya fue aumentando en toda la región y afectó fuertemente a la economía de quienes dependían de esta actividad. Además, a finales de los años noventa el precio del grano comenzó a bajar y muchas personas optaron por abandonar sus cafetales.

Producción de piña:

En el contexto que se presentaba, una familia descubrió que la selva era un buen lugar para cultivar la piña. Fue Salvador Hernández, quien llevó por primera vez los hijuelos de esta planta a Nuevo San Juan Chamula:

“Según cuenta él [Salvador Hernández], trajo las coronas de las piñas, la corona es lo que está arriba de la piña y el trajo unos 20 o 25 coronas de San Cristóbal de Las Casas, después lo sembró en un terreno que es conveniente y a partir de esa forma comenzó a expandir, cuando vio crecer y dio su fruta, porque cada fruta de piña da entre 7 a 10 hijuelos cada matita de piña y a partir de eso, poco a poco se fue multiplicando, multiplicando la semilla también, hasta hoy en día sea cubierto todo el territorio” (Entrevista con Antonio Hernández, productor de piña de Nuevo San Juan Chamula, marzo de 2017).

La producción de piña comenzó por un grupo reducido de familias y aumentó a medida que mejoraba la variedad de semillas y la venta en el mercado local. A partir del año 2000 muchas familias transformaron sus labores productivas: algunos hombres que trabajaban como mecánicos o albañiles se volvieron productores, las tierras que se habían aprovechado para potreros se convirtieron en zonas de cultivo (ver foto 2).

Asimismo, cuando iniciaron con esta actividad, los productores de piña optaban por contratar a trabajadores de la misma comunidad, eso les hacía ahorrar gastos de comida y hospedaje. Sin embargo, las personas que fueron mano de obra para las actividades piñeras, posteriormente se convirtieron en productores, esto obligó a contratar trabajadores de las comunidades vecinas de Guatemala.

Actualmente, estos son contratados de manera temporal por jornales en ciertas etapas del ciclo productivo: siembra, limpia o corte de piña, cada jornal equivale a 80 pesos diarios, otras formas de contratos son por tipo de actividad y les pagan 150 pesos, por ejemplo: la limpia de una cuerda de terreno. Algunos regresan todos los días a las aldeas, otros reciben alojamientos en las casas de los productores. Existen también los permanentes que se establecen con las familias, esto se da a través de las relaciones de confianza, amistad o parentesco.

En los últimos años, la producción de piña se ha vuelto una actividad comercial significativa no sólo de manera local y regional, las relaciones transfronterizas con el país vecino aumentaron. Hoy en día alrededor de 250 familias de Nuevo San Juan Chamula se dedican a este cultivo, y gran parte de las dinámicas laborales fronterizas están asociadas a esta actividad.

Los procesos históricos de producción por los que ha transitado la comunidad de Nuevo San Juan Chamula, permiten evidenciar que las relaciones y dinámicas en la frontera están presenten de manera cotidiana, los vínculos que se establecen superan el artificio que establecieron los Estados nacionales para separar los territorios desde hace más de 130 años.

 


Bibliografía

Acevedo, García Marina (1995), “Margaritas: una experiencia de frontera” en Diana Guillén (coord.), Chiapas una modernidad inconclusa, Instituto Mora.

Cruz, Burguete Jorge Luis y Gabriela Patricia Robledo Hernández (2003), “Frontera Sur: Contexto histórico y regional de Comitán y Las Margaritas, Chiapas” Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXIV, núm. 93, invierno, 2003 El Colegio de Michoacán, A.C Zamora, México.

Kauffer, Edith (2005), “Refugiados guatemaltecos y conformación de la frontera sur de Chiapas en los años ochenta” en Philippe Bovin (Dir.), La frontera del Istmo. Fronteras y sociedades entre el sur de México y América Central, CIESAS, México, pp. 163-170.

Mendoza, Ramírez Martha Patricia (1995), “La intervención gubernamental en la Selva Lacandona” en Diana Guillén (coord.), Chiapas una modernidad inconclusa, Instituto Mora.

Pohlenz, Juan (1985), “La conformación de la frontera entre México y Guatemala. El caso de Nuevo Huixtán en la Selva Chiapaneca”. En la formación histórica de la frontera sur. Edit. CIESAS-Casa Chata, México, D.F. Pág. 23-130