Reflexiones sobre él

Marcela Hernández Ferrer
Etnohistoriadora

A nuestro Profe, Jesús Ruvalcaba Mercado, porque ya eres nuestro, ahora patrimonio intangible ya que trascendiste, por todo lo brindado, por todo lo que nos diste con gestos, bromas, recorridos, risas, compromiso y aventuras.

Fue en aquel año de 1998 que ingresé a las filas de tus reclutados para vender libros del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS),[1] en el Encuentro de Investigadores de la Huasteca en Tampico; recuerdo el asombro de conocer a los grandes investigadores y exponentes de la Huasteca[2] y la maravilla de ver y vivir de cerca la riqueza de las pesquisas, directamente de boca de sus creadores. De ahí en adelante, me llevaste de la mano y no me soltaste, pues dirigiste mi tesis de licenciatura, y gracias a ti amplié mis conocimientos del entorno, pues en cada recorrido sabías perfectamente el nombre de cada árbol, de cada fruto, de cada ser vivo que rodeaba los distintos relieves de la región Huasteca. Tú y tus amigos, mis otros maestros como François Lartigue, Lorenzo Ochoa, Luis Reyes, Williams García, y Juan Manuel Pérez Zevallos, a quienes les debo tanto y quienes configuraron un camino que seguir, brindando grandes aportes para el conocimiento de la Huasteca, desde la historia, la antropología, la arqueología, la agronomía, la etnohistoria y/o la interdisciplina.

Jesús, gracias por las lecturas, los caminos andados, por compartir pedazos de vida académica, de investigación, y también familiar, porque gracias a ello formaste generaciones de buenos frutos.

En aquel 1999, Patricia Gallardo y yo fuimos seleccionadas para el Proyecto “Las Huastecas Sociedad, Cultura y Recursos Naturales. Pasado y presente”,[3] comandado por Jesús Ruvalcaba en coordinación con Juan Manuel Pérez Z. y Antonio Escobar O., y comenzó para mí una vida llena de grandes oportunidades de investigación y académicas. Posteriormente, el montaje de la Sala Etnográfica del Golfo en el Museo Nacional de Antropología (MNA),[4] que fue resultado de tu impulso, para que las nuevas generaciones de investigadores plasmaran propuestas en proyectos de gran envergadura, y así fue: esa sala permanente tuvo 16 años de vida. Tu aliento llevó lejos a investigadores nóveles y los transformó en grandes estudiosos. También me diste recomendaciones para continuar mis estudios de maestría en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) bajo la dirección de Johanna Broda, dando pauta para una investigación duradera que me colocó en escenarios universitarios, nacionales e internacionales para hablar de la región que tanto amamos, y que de ahí en adelante me ha permitido entablar diálogos extensos con otros estudiosos y estudiantes, pues después de las publicaciones me invitabas a dar sesiones en tus clases sobre mi experiencia de campo,[5] y sobre los artículos o capítulos que fueron publicados por las generaciones promovidas en los proyectos de la Huasteca que Juan Manuel y tú generaron de 1999 a 2007. Incluso conformaron el Centro de Documentación de la Huasteca (CENDOC) al que pertenecieron Alfonso Guerrero Galván, Rebeca Camacho, Lizbeth Gómez, Eduardo Carrera Quezada, y Jessica Contreras, por mencionar sólo a algunos.

Ruvis, te definen palabras como generosidad, franqueza, rigor, contundencia, profesionalismo, gracia, versatilidad, incansable, y me sigo quedando corta. Qué decir de tu fascinación por el arte plástico, las letras, la música, en particular la de guitarra clásica y flamenco.

No alcanza un día o una semana, extensa como las dedicadas a los Encuentros de la Huasteca, para hablar de los pormenores de tu obra académica y mucho menos de la excelente persona que has sido, y que dejó huella.

Gracias por confiar en mí, y dejarme organizar los Encuentros de Investigadores de la Huasteca XIII y XXI, por hacerme partícipe del Seminario Permanente de Estudios sobre la Huasteca “Lorenzo Ochoa”, coordinado entre tú, Ana Bella Pérez Castro, Claudia Hernández y Jessica Contreras. Nos impulsaste a llegar e indagar, a tener curiosidad infinita por las sociedades y las diversas problemáticas de las que conversábamos en foros y fuera de ellos.

La fortuna de conocerte data de 25 años, en los cuales fui guiada por ti. Gracias por los convites en tu hogar, por hacernos parte de esos momentos de buena comida, vino, música, tu chimenea y tu familia, tanto a tu Itzel, como posteriormente a Alex y Emilian, pero sobre todo por conformarnos como una gran familia, mis queridos hermanos de proyectos en la Huasteca del CIESAS, ya que también participé en la promoción 2007 “En el Corazón de la Huasteca. Entre los estudios académicos y la resolución de problemas cotidianos”, lo que me dio la oportunidad de exponer en Hungría los resultados de estudios de la región al lado de Jessica Contreras. Por supuesto también los gratos momentos en los Encuentros de la Huasteca, los Festivales de la Huasteca y otros eventos alternos, relativos al campesinado, al maíz y a los rituales, en los que tuve la oportunidad de formar parte.

Los años más recientes,[6] me brindaste el privilegio de llevar a tus alumnos al MNA, a que les diera sesiones guiadas dentro de las salas etnográficas. También me sentí contenta de invitarte a eventos que me tocó organizar[7] en los que fuiste el foco de atención por tu sapiencia, y los cuales enriqueciste con tu conocimiento. Eras congruente y siempre conformaste tus escritos y ponencias con una rigurosidad y una pluma curiosa, que lo mismo daba datos etnográficos, citaba documentos históricos, armaba un marco conceptual y hacía una severa crítica a las injusticias; parecía que no tenías filtro, pero tu sinceridad siempre fue decorosa, aunque eras franco y tu fachada era dura, tu sensibilidad y gran corazón salían a flote más allá de los títulos y el contenido de tus escritos como La terca realidad… o Cómo hacer un proyecto de investigación…, que lo mismo instruyen que llaman la atención sobre las cosas importantes de la realidad de los diversos grupos humanos que habitan una región o sobre la minuciosidad en las propuestas de investigación y eso sólo por mencionar un par de tus obras. Por lo anterior no puedo dejar de externar mi agradecimiento por los ejemplares de tus escritos que, autografiados por ti, yacen en mi librero, con tus palabras y las palabras de otros, pues como gran lector siempre tuviste a bien compartirnos a grandes de la literatura universal.

No olvido tus palabras contundentes de ánimo frente a cualquier adversidad.

Te abrazo allá en tu morada, te extraño, me haces falta porque indudablemente eres referente y tienes un legado, plasmado en libros, pero sobre todo en memorias, por ser estricto en la metodología, en las formas, pero sobre todo en lo profundo del análisis.

Un viejo poema que te describe un poco dice: “busca en todas las cosas un alma y un sentido oculto”.

No esperaba despedirme de ti tan pronto. Afortunadamente en charlas electrónicas y personales pude decirte lo mucho que te quiero y te respeto.

Mi abrazo es grande para tu familia sanguínea y la familia construida de estudiosos de la Huasteca.

No para siempre en la tierra…, ahora vas al camino donde mora el sol, quizás con Mam Laab.[8]

Ahora, eres con ellos, los grandes abuelos del conocimiento. Buen viaje a tu nueva morada.

23.02.2024


  1. Recinto académico en el que realicé mi servicio social en el año de 1998, con la Dra. Carmen Icazuriaga.

  2. Entre los que figuraban: Jacques Galiniere, Guy Stresser Pean, Jean Paul Provost, Allan Sandstrom, Anushka Van’t Hoff, por mencionar a algunos extranjeros Entre otros investigadores nacionales se encontraban: Williams García, Lorenzo Ochoa, Juan Manuel Pérez Zevallos, María Luisa Herrera Casasús y varios más.

  3. Proyecto CIESAS-CONACYT del cual salieron tesis de licenciatura, maestría y doctorado de diversas disciplinas antropológicas que quedaron plasmadas en 4 volúmenes de CD-ROMS.

  4. En el año 2000 se llevó a cabo el proyecto de reestructuración de todas las Salas del Museo Nacional de Antropología. Johannes Neurath fungió como curador interino de la Sala del Golfo de México, que versaba sobre huastecos y totonacos. El Dr. Neurath era especialista en el gran Nayar, no así en los grupos mencionados, por lo que solicitó el apoyo de los investigadores con trayectoria de la región huasteca, y la respuesta de Ruvalcaba fue “volteen a las nuevas generaciones, hay varios jóvenes con tesis recientes y novedosas”, de tal suerte que nos propuso a Patricia Gallardo, Sitna Quiróz y yo para participar de tan gran obra. Fue esta última quien se convertiría en la asistente de curador en ese año. La sala mencionada permaneció en exhibición hasta el año 2017.

  5. Para Jesús Ruvalcaba, la práctica de campo era esencial para tener conocimiento sobre un grupo social y sus dinámicas, por lo que fomentó estancias en campo de casi un año para la elaboración de tesis o artículos.

  6. Entre los años 2017, 2019 y 2022.

  7. En 2017, Jesús Ruvalcaba realizó una conferencia magistral dentro del Ciclo de conferencias “Diálogos sobre la Huasteca», organizado por mí en el marco de la Ofrenda de Muertos que cada año realiza el MNA, y que en esa ocasión era sobre la Huasteca.

  8. Mam Laab es una deidad del panteón teenek, la que conocí por los testimonios orales de los pobladores huastecos. Juan Manuel Pérez Zevallos y Jesús Ruvalcaba me llegaron a apodar Dhipak, Mushi y Mam Laab (deidades agrícolas del panteón teenek), por ser los temas de los que hablaba en mis trabajos de tesis y ponencias.