Mtra. Ámbar Paz Escalante.
Estudiante del Doctorado en Antropología en CIESAS-Ciudad de México
En los últimos meses hemos experimentado una emergencia sanitaria mundial que ha puesto a prueba a todas las personas, comunidades y países en cuanto al modo de reaccionar y tratar de frenar la expansión de la epidemia del virus SARS-Cov-2. Este virus ha evidenciado nuestras vulnerabilidades personales, así como las desigualdades sociales y económicas que persisten en nuestros países. Hemos quedado cara a cara frente al riesgo que provoca la enfermedad COVID-19, y en la incertidumbre y lucha por el control de la pandemia es donde podemos apreciar nuestros privilegios y precariedades de una manera más cruda.
Los estudiantes del postgrado en Antropología, al igual que el resto de la comunidad académica mexicana, atravesamos un momento crítico en nuestra formación, enmarcado no sólo por la pandemia sino por la recesión económica que se desencadenará por la parálisis mundial que supone el cese de actividades laborales y productivas y el cierre de fronteras. Algunos compañeros tendrán que replantear en los siguientes meses sus proyectos de investigación como respuesta a las nuevas situaciones contingentes que se están tomando por los distintos gobiernos. Esto llevará a acortar o a eliminar de manera definitiva los periodos dispuestos para la realización del trabajo de campo. Asimismo, tendrán que replantear alternativas a las técnicas tradicionales de investigación antropológica como el trabajo de campo y la observación participante, esto debido al riesgo de contagio o a la imposibilidad de salir del territorio nacional por el actual cierre de fronteras. Es así como los estudiantes irán reformulando sus proyectos y técnicas para la investigación social que conlleven por una parte el mirar y analizar los efectos sociales que dicha pandemia atrajo consigo, y será necesario echar mano de técnicas de investigación como son la etnografía virtual1,2, las entrevistas vía telefónica, entre otras que, si bien no son nuevas, no habían sido vistas con buenos ojos desde la academia.
En lo que respecta a estudiantes de generaciones más avanzadas del postgrado en Antropología, que ya realizamos trabajo de campo y ahora analizamos datos y nos dedicamos a redactar la tesis, sentimos la necesidad de mantenernos activos y comunicados entre colegas para generar redes solidarias, más allá de las académicas, de expresión, apoyo y acción en medio de la pandemia. Algunas colegas, por ejemplo, han retomado la comunicación con personas que conocieron durante su trabajo de campo en diversos pueblos de México y a quienes ahora están apoyando debido a que han perdido sus trabajos[2].
Para nosotros la situación actual nos ha impulsado a comunicarnos con personas que conocimos durante el trabajo de campo, nos importa saber cómo se encuentran y cómo han vivido los últimos meses la cuarentena, desde casa o el trabajo. La cercanía que generamos el año pasado -en trabajo de campo- con las personas colaboradoras e informantes llevó a contraer un compromiso y una gratitud con ellas debido a que durante nuestras estancias de investigación nos brindaron su techo, parte de su tiempo y en muchas ocasiones hasta los alimentos durante un extenso periodo de tiempo. Es así como en muchas ocasiones, y más allá de los objetivos académicos, encontramos a personas aliadas con quienes terminamos construyendo importantes vínculos de amistad.
Mientras realizaba mi trabajo de campo etnográfico para la investigación doctoral me incliné por conocer las experiencias de vida de mujeres indígenas migrantes en Estados Unidos. Mi tema me llevó a realizar a lo largo del 2019 una estancia de trabajo de campo en el norte de Texas y otra en el sur de Florida, con la intención de acercarme a la comunidad migrante de otomíes hidalguense y contactar a mujeres que han emigrado y mantienen vínculos afectivos transnacionales con sus familiares en México.
En estos dos meses que hemos que hemos enfrentado la pandemia del nuevo Coronavirus en México queda claro que un tema de interés nacional recae en el bienestar de los connacionales mexicanos que viven en el vecino país del norte. Los migrantes son una parte fundamental de la economía nacional y tal como lo señaló Banxico, durante los meses de febrero a abril de 2020 se rompió el récord de remesas enviadas desde Estados Unidos3
Los connacionales que han ido a trabajar al extranjero están viviendo una situación de pánico ante un posible contagio y aun así han mostrado su solidaridad con familiares que viven en México y han continuado enviando remesas a pesar de las dificultades actuales. Sin embargo, es preocupante saber que la crisis que se está experimentando en todo el mundo está dejando sin empleos a miles de personas y sabemos también que en el caso de los migrantes mexicanos en Estados Unidos lidian con la carencia de seguridad médica, situación que ahora se vuelve más grave.
Los medios de comunicación han cubierto ampliamente el impacto de la pandemia y se han dedicado un sinfín de notas, entrevistas e investigaciones sobre cómo se encuentran nuestros paisanos en Estados Unidos en estos difíciles momentos. Destacaré brevemente la nota en El Universal, del día 7 de mayo4, donde se reporta que hay hasta la fecha 250 connacionales enfermos de Covid-19 y un total de 661 fallecidos por la misma enfermedad; asimismo, enfatizan el trabajo del Canciller Marcelo Ebrard quien ha subrayado que frente a la pandemia se deben tender puentes y más diplomacia con el vecino país del norte, para trabajar en conjunto y salir adelante de esta crisis.
Frente al bombardeo mediático de información que describe una situación problemática y angustiante para los mexicanos en el extranjero pensé en las mujeres otomíes hidalguenses con quienes trabajé tan de cerca. Me preocupé por saber si estaban bien de salud, si habían conservado sus trabajos o si por el contrario los habían perdido, en realidad quería saber muchas cosas, pero a la par sentí que no era el momento propicio para hacer algún tipo de etnografía a distancia o virtual porque estoy convencida que aún es muy pronto y en general ni siquiera hemos entendido la magnitud del momento que atravesamos, ni hemos dimensionado las consecuencias que se avecinan. Así que, en vez de realizar entrevistas a distancia a estas queridas amigas, me dediqué a mandarles mensajes a través de Facebook y de WhatsApp para saludarlas y desearles lo mejor para ellas y sus familiares.
Durante este tiempo de cuarentena, que he pasado en casa en la Ciudad de México, he recordado aquellos días que pasé en Texas y Florida viviendo con ellas y acompañándolas en los lugares que acostumbran a visitar: lavanderías, supermercados, parques, canchas de basquetbol, iglesias, la escuela de sus hijos, etcétera. Recordé también sus lugares de trabajo, como son “las pulgas” o mercados al aire libre, que en México llamamos tianguis, o los restaurantes de comida hidalguense donde los tlacoyos con frijol y la barbacoa de borrego se sirve a los paisanos que buscan esos sabores únicos de su tierra, que se pueden consumir en negocios locales atendidos por familias de migrantes hidalguense, muchos de origen indígena y campesino. Y con tristeza imaginé esos mercados coloridos (ver fotografía 1), llenos de paisanos comprando y vendiendo, esos pequeños restaurantes que llevan un poco de la tradición culinaria de México a Estados Unidos, ahora cerrados, vacíos, yéndose a la quiebra (ver fotografía 2).
Fotografía 1. Venta de fin de semana en La Pulga. Mayo de 2019. Norte de Texas. Ambar Paz Escalante
Fotografía 2. Mujeres haciendo tlacoyos de frijol en un restaurante de comida hidalguense. Junio de 2019. Norte de Texas. Ambar Paz Escalante
También quise imaginar cómo sería la cuarentena en sus hogares, donde lo más común es rentar un departamento pequeño o compartir una casa entre varias familias para poder costear los gastos del alquiler y los servicios. Y si bien es una necesidad y obligación permanecer en casa para evitar la propagación exponencial del virus, es una realidad que los espacios que se habitan en la cuarentena son diversos y varían mucho, ya sea por los metros cuadrados que tienen las viviendas o hasta por el número de personas que residen juntas y que pueden estar en condiciones de hacinamiento. No debemos olvidar la importancia de los ahorros que cada persona pueda tener ya que es gracias a éstos que están pagando las deudas, la renta y los gastos diarios que deben ser cubiertos a pesar del desempleo que está afectando a gran parte de las familias mexicanas. Ahora, si sumamos el cierre de las escuelas y pensamos en todos los niños que se quedan en casa, vemos la necesidad de reorganizar el cuidado y las actividades de los miembros de las familias, situación que lleva a mayores tensiones económicas y de convivencia en el hogar. Todos estos factores influyen y gravan la situación de las familias, además de que genera mayores o menores niveles de comodidad y tensión dentro de los hogares de los migrantes durante los meses de cuarentena.
Si pensamos en cómo la indocumentación ha vuelto a jugar en contra de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, basta con comprobar cómo se han quedado sin apoyos del gobierno federal a diferencia de los ciudadanos norteamericanos que pueden optar por ayudas por ejemplo las de la recién aprobada ley CARES que ofrece apoyos económicos a familias norteamericanas para luchar contra el impacto del coronavirus. Esta ley incluye beneficios por desempleo, cheques de estímulo, préstamos a estudiantes, compra de material médico, entre otras más5.
Por último, como ha constatado Judith Butler en su nuevo texto publicado en Sopa de Wuhan6, en los Estados Unidos existe una situación crítica en torno al sistema de salud, debido a la estructura privada de su cobertura lo que supone que sólo pueda ser costeado por unos pocos ciudadanos. Sin embargo, y como medida para contrarrestar los efectos de la epidemia ante el sistema sanitario estadounidense, el demócrata Bernard Sanders, desde la oposición al gobierno de Donald Trump dijo que sería posible que en dicho país la atención y los insumos médicos fuesen para todos por igual, sin importar la raza o el estatus social. Sin embargo, la pandemia actual que se vive en dicho país deja muy claras las diferencias sociales y expone más las vulnerabilidades y precariedades de una gran mayoría de la población nacional estadounidense o migrante, en particular de los pobres, personas sin hogar y gente que no tiene seguridad médica.
La cruenta realidad que experimentan nuestros paisanos en la pandemia evidencia cómo en las crisis se remarcan las desigualdades y las violencias estructurales imperantes: racismo, clasismo, sexismo. Y en medio de todo se encuentran nuestros connacionales, con más miedo que nunca, endeudados, vulnerables al contagio y expuestos a la muerte.
Butler dice son “cuerpos desechables”, “vidas que no importan” para referirse a la violencia y a la desigualdad en nuestras sociedades; y así es como hoy nuestros familiares, amigos, hermanos se vuelven más incómodos, extraños e invisibles que nunca en Estados Unidos: han perdido su valor humano. Al final, no sé si debamos aplaudirles por la proeza de haber roto el récord de remesas enviadas a México aún en medio de la pandemia, quizá ahora es cuando deberíamos voltear a verlos y preguntarles qué es lo que necesitan debido a la vulnerabilidad que los asfixia.
Bibliografía
1. Mosquera Villegas MA. De la Etnografía antropológica a la Etnografía virtual. Estudio de las relaciones sociales mediadas por Internet. 2008;18(53):532-549.
2. Ruiz Méndez M del R, Aguirre Aguilar G. Etnografía virtual, un acercamiento al método y a sus aplicaciones. Estud Sobre Las Cult Contemp. 2015;XXI(41):67-96.
3. Infobae. Pese a impacto de coronavirus, envíos de remesas a México alcanzan máximo histórico: Banxico. infobae. Published May 13, 2020. Accessed May 13, 2020. /america/mexico/2020/05/04/pese-a-impacto-de-coronavirus-envios-de-remesas-a-mexico-alcanzan-maximo-historico-banxico/
4. Velasco Álvarez R. Una política exterior madura: México y Estados Unidos frente al Covid-19. El Universal. Published May 7, 2020. Accessed May 13, 2020. https://www.eluniversal.com.mx/opinion/roberto-velasco-alvarez/una-politica-exterior-madura-mexico-y-estados-unidos-frente-al-covid
5. Terrell K. Ley CARES, un estímulo económico contra el coronavirus. AARP. Accessed May 13, 2020. http://www.aarp.org/espanol/politica/derechos-activismo/info-2020/ley-cares-estimulo-economico-contra-el-coronavirus.html
6. Butler J. El capitalismo tiene sus límites. In: Sopa de Wuhan. ASPO; 2020:59-66.
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Estudiante del Doctorado en Antropología en CIESAS-Ciudad de México, de la línea de investigación Violencias, Géneros, Migraciones, Sexualidades. Correo de contacto ambarpaze@gmail.com ↑
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Quisiera destacar la labor altruista de la colecta “Una mano para las trabajadoras mazatecas” que se está llevando a cabo desde el mes de abril de 2020 para ayudar a mujeres mazatecas que fueron despedidas. Un agradecimiento a la colega del CIESAS Cristina Vera Vega por acompañar e impulsar esta iniciativa. ↑