Maternidad afromexicana (reflexión)

Mijane Jiménez Salinas
Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora Capítulo México


Foto: Celine Demol


Mi nombre es Mijane Jiménez Salinas, soy una mujer negra, afromexicana, activista, defensora de los derechos humanos de las mujeres y del pueblo afromexicano; y también soy madre.

Lia Zulaikha llegó a transformar mi lucha, mi forma de actuar y conducirme, desde el primer mes de embarazo me di cuenta de que sería toda una aventura, nunca he pausado mi liderazgo, gestar y dar vida, también es político el desarrollo del proceso de gestación, el cual se se dio en Cuajinicuilapa, Guerrero, en su mayor parte. Porque quiero recalcar que también viajé en todo momento a cumplir compromisos de agenda que ya tenía asumidos desde antes de embarazarme, estuve en el Departamento de Estado, en oficinas del Banco Interamericano de Derechos Humanos y en la Universidad de Howard en Washinton D.C. en Boulder, Colorado, en la audiencia temática en donde escuché el compromiso del Estado mexicano de reconocer al pueblo afromexicano en la Constitución ante la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) así como en el Museo Afromexicano Petra Morga, en Huhuetán; en mi gloriosa Facultad de Derecho en Chilpancingo, y tallereando en Cuijla; estar en diversos lugares, el traslado de un lugar a otro con una vida más en el vientre, fue todo un desafío pues tenía malestares físicos como la pérdida de apetito y las famosas nauseas, no me rendí, seguí caminando y hablando de la importancia de la participación política de las mujeres, así como también del vacío estadístico en el que nos encontrábamos las personas afromexicanas.

Ahora bien ¿Tiene sentido hablar de lo político en un tema de maternidad?

Por supuesto que sí, porque pasas de ser una sola, a compartirte con otra vida, desde lo físico, emocional y en el alma, me pude dar cuenta de que las maternidades no son prioridad para el Estado ni para la sociedad. Mayor aún, las maternidades afromexicanas en donde el control de salud mensual no cuenta con especialistas en un centro de salud comunitario o en un hospital básico, desde ahí existen brechas que acortar, cabe resaltar que pude gozar de cuidados ancestrales afromexicanos para mujeres embarazadas que no están documentados y que han prevalecido, así como nuestra identidad, desde la oralidad, desde el compartir cara a cara con las mujeres mayores de las comunidades. “El colocarte dos seguros en cruz en la panza, cuando hay luna llena” para que el bebé no nazca con alguna malformación, el no cortarte el pelo para que tu bebé no nazca “mudo”, comer cosas caldosas, tomar atole de granillo, atole de arroz, que no caminara descalza porque iba a agarrar frío, que llevara una pulsera roja o algo rojo para el “el mal de ojo” y mucho caminar y más caminar para que la cría no se te “encaje”.

Ahora también es pertinente hablar de la hora del parto, cuando se me dijo que sólo pujara y ya, si bien es cierto nadie enseña a pujar de la manera correcta, aprender mientras tienes las contracciones no es agradable, cabe resaltar que todos los comentarios previos al gran día no son tan asertivos, son invocados al dolor y frustración, para una primeriza no es tan bueno recibirlos.

Sin duda, el tener a la cría entre tus brazos cambia la vida, es una buena inspiración para dejar el discurso adultocentrista y enfocarse en las infancias, juventudes, reflexionar ¿Qué estamos haciendo por dejar un mundo mejor que el que encontramos? Vivir una maternidad acompañada, rodeada de compañeras feministas, antirracistas que compartan los pocos materiales que existen para la identificación y sobre todo contenido al alcance de las infancias afromexicanas es todo un sueño.

Para mí no ha sido fácil ejercer el liderazgo y la maternidad, que si bien es cierto, nosotras podemos, es lo triple de cansado y más cuando existe una sociedad que culpa a la mujer siempre que abandona a la cría por buscar un empleo o el propio crecimiento personal. Antes del Covid-19 yo transitaba con la pequeña Lía a todos lados, pues estábamos en lactancia, que también es un tema importante que visibilizar, pues nos obligan a cubrirnos o escondernos, pues siempre hay ojos de hombres que dicen que es “obvio” regresarnos a ver cuando lactamos.

Las mujeres afromexicanas tenemos resiliencia, estamos forjadas de madera fina, muy difícil de curtir ante cualquier adversidad, somos amorosas, pero también somos fuertes a la hora de corregir, hoy pienso que si bien es cierto la maternidad es un evento importante para quienes elegimos ser madres, es una decisión personal, individual que debe tomarse con todo el amor que nos tenemos a nosotras mismas, pues el maternar es revolucionario, en nuestras manos está la futura o futuro ciudadano que contribuirá para hacer un mundo mejor o para destruirlo.

Para mí ser una madre negra afromexicana es todo un reto, Lia Zulaikha desde el nombre lleva la historia, en su sangre corre la fuerza de sus ancestras y ancestros, ahora tiene una voz fuerte, la primera palabra que aprendió a decir, fue: ¡No! Porque saber decir esa palabra ante lo que le molesta es revolución, con sus dos años enseña a amar a sus semejantes pero también rechaza a quien no le inspira confianza, nuestro estado de Guerrero necesita a las infancias afromexicanas libres, lindas y locas, que puedan tener espacios recreativos y seguros, que nosotras como madres dejemos de pensar que alguien los puede dañar en nuestra ausencia debido a la hipersexualización de sus cuerpos.

La lucha continúa, la reivindicación de la identidad afromexicana debería ser una realidad, nuestro papel como madres es bello, hay que seguir construyendo, unidas podemos hacer más, la rebeldía combativa puede ser amorosa y resiliente.

Agradezco a todas y cada una de las personas que han construido conmigo y que aún siguen construyendo, a aquellas que me han colaborado con la crianza, quienes han limpiado lágrimas de crecimiento, pero también sonreído junto con nosotras, hoy soy una madre feliz, lucho por la elección de decidir, porque las maternidades afromexicanas deben ser elegidas o no serán.