Redefiniendo el lugar de África en Brasil: del uso económicoal reconocimiento de la contribución cultural

Valter Silvério[1]
Universidad Federal de San Carlos, Brasil

Foto: Pixabay

Introducción

El artículo presenta una breve reflexión sobre dos momentos de la historia de Brasil (1960 y 2003), en los que África entraba en la agenda política nacional estrictamente en términos de intereses económicos del empresariado brasileño, para discutir de modo crítico la manera en que Brasil se ha relacionado con su herencia africana, particularmente a través de su inclusión en los currículos escolares. El texto cierra con una mirada sobre aspectos actuales que ponen en riesgo la democracia brasileña.

La diferencia entre los dos períodos mencionados es precisamente que el redescubrimiento y reencuentro con África, en la actualidad, es una construcción histórica del Movimiento Negro Brasileño, anclada en la Historia General de África como tema fundacional. Sin embargo, el discurso predominante en ambos períodos fue sobre los “pueblos hermanos” sintetizados en la frase: Un redescubrimiento de África y un reencuentro de Brasil con sus raíces. Lo que el nuevo régimen está tratando de deconstruir al atacar la Acción Afirmativa para los Negros, es el tipo de solidaridad desencadenada por el reencuentro con la parte de la historia afrobrasileña, todavía negada hoy en los currículos del sistema educativo brasileño.

Redefiniendo el lugar de África en Brasil: del uso económico al reconocimiento de la contribución cultural

El inicio del siglo XXI trajo consigo, en el caso brasileño y latinoamericano, un nuevo significado al lugar de África en el imaginario de las élites económicas y políticas. Hay que reconocer que este proceso ya estaba en marcha desde principios de la década de 1960 y vale la pena mencionar el importante libro/ensayo de José Honório Rodrigues (1961) titulado Brasil y África: nuevo horizonte. Texto que en la literatura sobre el tema es considerado un hito al reposicionar la importancia del continente africano, especialmente las ex colonias portuguesas, en el marco de los cambios en las relaciones internacionales que se abrían ante el proceso de descolonización del continente africano.

Desde entonces, el desafío es un acercamiento con el continente africano que, además de factores económicos, políticos, transnacionales y geopolíticos, establezca nuevas bases de entendimiento de África recreadas permanentemente en Brasil y en las Américas, que puedan ser conocidas y reconocidas en su riqueza de expresiones.

El papel del Proyecto UNESCO 1950

Una preocupación central de la naciente Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), desde su fundación el 16 de noviembre de 1945, fue cómo encontrar soluciones y experiencias exitosas en relación con los problemas étnicos y raciales. El racismo ganó visibilidad a través de los resultados de la guerra, en particular las consecuencias del fascismo y el nazismo dentro de la propia Europa. Vale la pena señalar que las cuestiones en torno a la continuidad del colonialismo en África y Asia fueron el resultado de la lucha de los propios pueblos colonizados.

Brasil fue uno de los países elegidos como ejemplo de relaciones raciales armoniosas a principios de la década de 1950. Los resultados de la encuesta de la UNESCO son bien conocidos, y las afirmaciones hechas por organizaciones negras a lo largo del siglo XX demuestran que la propaganda de la “democracia racial” brasileña puede, en el mejor de los casos, interpretarse como un mito exitoso. Existen otras versiones no destacadas por las historias oficiales que toman en cuenta la experiencia de los diversos pueblos y países de América del Sur y Central (América Latina) donde se desarrollan las llamadas sociedades mestizas, sincréticas, criollas, híbridas, etc. Éstas muestran cómo las élites han desarrollado y operado una lógica ideológica discursiva de proximidad y similitud; en contraste con sociedades que operan ideologías que enfatizan la distancia y las diferencias culturales, como es el caso de los Estados Unidos.

Otra versión usualmente omitida es descrita en detalle en un libro de Abdias do Nascimento (2002) titulado O Brasil na mira do Pan-Africanismo, en el cual el autor describe la historia de rechazo a la población negra en el país y la trayectoria de lo que él llama el “genocidio” de los negros brasileños. La situación racial brasileña también fue denunciada en una Carta Abierta de 1966 dirigida al Primer Festival Mundial de Artes Negras realizado en Dakar, Senegal.

África está dentro de nosotros: el nuevo contexto entre 1988 y 2014

Las demandas del movimiento negro en Brasil comenzaron a institucionalizarse parcialmente en la agenda política del país a través de la ley núm. 7716, que entró en vigor el 5 de enero de 1989. El 9 de enero de 2003, al inicio del primer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (Lula), se aprobó la ley núm. 10.639, que modificó la Lei de Diretrizes e Bases (LDB) – la ley sobre las directrices y bases de la educación nacional – introduciendo la obligación de enseñar historia y cultura afrobrasileña y africana como parte de la educación básica del país. Otras dos leyes importantes fueron  la No. 12.288 de 20 de julio de 2010, y la No 12.711 del 29 de agosto de 2012.

En su conjunto, el nuevo marco legal ha respondido parcialmente a las demandas de una serie de luchas sociales desarrolladas por la población negra desde la instauración de la república brasileña en 1889. Hitos relevantes de este período, son el surgimiento de la prensa negra en las dos primeras décadas del siglo XX, el Frente Negra Brasileiro (Frente Negro Brasileño) de la década de 1930, el Teatro Experimental do Negro (Teatro Experimental Negro) en la década de 1940 y el resurgimiento del Movimento Negro Organizado (Movimiento Negro Organizado) en 1978. Es importante señalar que durante este período se realizaron actividades que buscaban obtener subsidios para orientar las acciones de la autoridad pública, incluyendo conferencias, congresos y la creación de asociaciones, con diferentes objetivos, generalmente preocupados por la plena integración de la población negra en la sociedad en general.

Lo que tienen en común todas estas iniciativas organizativas, es la demanda central de más educación para esta población. De hecho, se incentivaron acciones con este fin utilizando los escasos recursos disponibles para la comunidad negra. Sin embargo, la demanda de más educación acompañó importantes cambios sociales. Por ejemplo, hasta la Segunda Guerra Mundial, se podían observar tendencias integracionistas entre los líderes de la comunidad negra, con un distanciamiento de sus orígenes africanos. Durante la posguerra, la independencia de varios estados del continente africano, el movimiento negro americano y sus demandas por los derechos civiles y, en el caso de Brasil, la conclusión del segmento nacional del proyecto de la UNESCO relacionado con São Paulo, fueron un indicador del clima de cambio social que impactó en la población negra de origen africano. Esto condicionó sus posibilidades de ascenso social en un contexto de profundas transformaciones sociales, caracterizado por la situación de São Paulo como sociedad industrial urbana emergente.

Las leyes y la constitución de un campo normativo, como se mencionó van más allá de los límites de la esfera de la educación para convertirse en parte de la agenda general de lucha política de la población negra brasileña. Desde mediados del siglo XX, a través de numerosas formas de organización, esta población exigió el reconocimiento de la contribución de las culturas africanas en la formación de la sociedad brasileña. El ciclo que terminó con la sanción presidencial de la ley 10.639/2003 sacó a la luz las contradicciones ocultas detrás de la supuesta democracia racial y, al mismo tiempo, confirmó al movimiento negro brasileño como una fuerza política importante en la agenda transnacional encapsulada por la diáspora africana en la comunidad atlántica.

Munanga (2002), por ejemplo, reuniendo 100 años de producción bibliográfica sobre la población negra de Brasil, entre 1900 y 2000, en dos volúmenes de aproximadamente 1300 páginas, hace la siguiente observación:

Los estudios sobre la población negra realmente se volvieron más diversos en la década de 1950. Se pasó de ver a esta población en un sentido puramente historiográfico -a través del tráfico, la esclavitud y la abolición- o en un sentido puramente biológico -en términos de diferencias físicas y como productores de una cultura diferenciada- a considerar esto como un tema social sujeto a análisis sociológico dentro del discurso antirracista de la época. (Munanga, 2000:9)

El desplazamiento observado por Munanga (2000) ganó nuevos contornos a partir del surgimiento de lo que la literatura brasileña denomina “nuevos movimientos sociales” durante el proceso de apertura democrática, es decir, con la población negra siendo movilizada para asociarse, allanando el camino de nuevas formas de organización, junto con la reanudación de las anteriores. La difusión de la agenda social y política centrada por ejemplo, en la constitución y ampliación de los derechos humanos, moldeó significativamente las demandas de los grupos de la sociedad civil brasileña a partir de la década de 1980. Al analizar ciertos desarrollos de las acciones y luchas sociales del movimiento negro brasileño, argumento que éstas trascendieron las fronteras nacionales, convirtiéndose en parte de la rúbrica de un movimiento que clama por participar en una agenda negra africana transnacional.

La referencia a la agenda transnacional durante este nuevo período estuvo relacionada principalmente, pero no exclusivamente, con el llamado proceso de reafricanización de Bahia. En la época, ese proceso fue atribuido a los bloques carnavalescos afrobahianos, como Ilê Aiyê (1974) y Olodum (1979). De manera reciente, también se ha relacionado con la participación de entidades del movimiento negro en el proceso de preparación de la delegación brasileña a la conferencia de Durban (resultando en el reconocimiento oficial por parte del gobierno brasileño de la existencia del racismo en el país). Otro factor importante fue la aprobación por el Consejo Nacional de Educación (Resolución 001/2004) de las Directrices Nacionales para la Educación en Relaciones Raciales y la Enseñanza de la Historia y Cultura Afrobrasileña y Africana, como resultado de la sanción presidencial de la ley núm. 10.639-2003, que modificó la ley 9.394-1996: Diretrizes e Bases da Educação Nacional (LDBN) – ley sobre las directrices y bases de la educación nacional – haciendo obligatorias las disposiciones de las referidas directrices.

La constitución de un marco legal que establezca la incorporación obligatoria de la historia y cultura afrobrasileña y africana en el currículo escolar, desde el nivel primario, está en el centro de las disputas políticas que fomentan el debate sobre el lugar de África en la nación. Se están desentrañando tensiones pasadas y presentes en torno a cómo deben ser considerados los africanos y sus descendientes en la historia del país y en consecuencia, en la currícula escolar.

El currículo desde una perspectiva antieurocéntrica

La modificación de la Lei de Diretrizes e Bases, Ley 9394/96, por los artículos 26 A y 79 B de las Leyes 10.639/03 y 12.645/08, introduciendo la enseñanza obligatoria de la historia afrobrasileña, africana e indígena, no solo significó que este tema pudo ser institucionalizado en la educación brasileña; también dio lugar a una serie de acciones para producir material educativo, formar profesores y realizar diagnósticos. Quizás uno de los elementos más importantes de este proceso fue la inflexión de todos estos cambios permitidos en el currículo brasileño. Más que un currículo alternativo, esta acumulación de producción educativa, ya sea a través de los canales oficiales o creada por hombres y mujeres activistas del movimiento negro, dentro o fuera de las instituciones educativas, puede entenderse como una perspectiva decolonial del currículo negro brasileño.

El papel de la población negra en la sociedad brasileña podría ser considerado como el elemento clave para cuestionar las escuelas y los currículos sobre cómo se manejó (y aún se maneja) el colonialismo y la cuestión de la raza. Parte del proceso político desarrollado por el movimiento negro para denunciar el racismo fue la revelación de que las instituciones educativas brasileñas y sus currículos se referían a un marco de conocimiento eurocéntrico; un marco colonial.

Detrás de cada acción iniciada como parte del proceso político e histórico brasileño de lucha contra el racismo, hay individuos reales. Estos hombres y mujeres negros han dedicado (y muchas veces aún dedican) parte de sus vidas y de su tiempo al activismo epistemológico y político para revelar el racismo oculto. Las acciones de estos individuos a lo largo de la historia de la educación brasileña llegaron a un punto crítico en la primera década del siglo XXI después de la Conferencia de Durban de 2001, en Sudáfrica; con Brasil reconociendo la existencia del racismo y las desigualdades raciales ante una audiencia internacional y convirtiéndose en signatario del Plan de Acción de Durban.

Desde entonces, el Estado brasileño se ha comprometido a implementar Acciones Afirmativas de forma institucionalizada, en una amplia gama de sectores que incluyen la educación. Esta inflexión política ha dado lugar a las mencionadas leyes 10.639/03, 11.645/08, 12.288/10, 12.711/12 y 12.990/14. Mucho más que una simple legislación comprometida con la garantía de los derechos políticos y educativos de los negros brasileños, se trata de políticas de acción afirmativa que buscan corregir las desigualdades históricas que afectan a la población negra. Allanan el camino para la construcción de una serie de políticas de reparación que aún se discuten en Brasil.

La agenda de la extrema derecha y la nueva élite brasileña

La amenaza de acabar con la política pública de Acción Afirmativa para Negros e Indígenas en las Universidades Públicas radica en un proyecto de contención de la formación superior de una nueva generación de académicos e intelectuales con una visión distinta y consciente de la importancia de sus orígenes ancestrales. De ahí mi hipótesis que para el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro y sus cuatro exministros de educación, la Historia General de África es considerada adoctrinamiento ideológico y como tal debe ser excluida, aunque no haya sido adecuadamente implementada en nuestro sistema educativo. Entonces, la pregunta es: ¿Qué está pasando en Brasil? Para los descendientes de africanos, la historia de nuestros antepasados está con los días contados en los pocos establecimientos educativos en los que se ha hecho realidad la Historia de África.

Pero la apuesta por desmontar las Acciones Afirmativas y la inclusión de una perspectiva que reconozca nuestros vínculos con África, no es la única amenaza actual contra la democracia brasileña. Quisiera finalizar mi texto comentando algunos aspectos que la ponen en riesgo:

Respecto al sistema electoral -ha surgido el cuestionamiento en relación a la seguridad del voto electrónico- que aseguró la adecuada elección del actual presidente. A raíz de esta falsa suposición, hay una crítica recurrente a la Corte Suprema de Brasil (Supremo Tribunal Federal).

1. Apropiación ideológica del Congreso Nacional (Cámara de Diputados y Senado) con la agenda conservadora: género, raza, cuestión indígena, se convirtieron en ideologías contra el progreso desde la perspectiva del actual gobierno. Los objetivos del desarrollo sostenible (OSD) son vistos como obstáculos para frenar discursivamente la deforestación del bioma amazónico, entre otros. Sin embargo, por un lado se observa un aumento deliberado, y por otro, la matanza y el constante riesgo real de genocidio de los pueblos indígenas y comunidades quilombolas.

2. La expansión exponencial de personas legalmente armadas como ideología de autodefensa se confunde con el desmantelamiento de las políticas educativas y sondea el proceso de criminalización de la juventud negra proveniente en su mayoría, pero no exclusivamente, de la periferia de las ciudades.

3. El odio hacia la población LGBTIQA+ ha sido estimulado por el propio Presidente de la República a través de discursos públicos y declaraciones públicas misóginas, sexistas, etc., que terminan fomentando agresiones violentas y aumento de muertes.

4. Desmantelamiento de las políticas públicas educativas a través de diferentes estrategias (disminución de recursos en las universidades, no aumento de becas, ausencia de recursos para profesores), desincentivando la permanencia de estudiantes negros, indígenas y pobres que ingresaron a la Universidad Pública a través de programas de Acción Afirmativa. La paradoja es la existencia de comisiones de verificación de identidades de color/raza en los procesos de selección que se basan en el colorismo como una forma de cuestionar la categoría política “negra” creada por el movimiento negro brasileño en la década de 1980.

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[1] Es profesor de sociología en la Universidad Federal de Sao Carlos en el Estado de Sao Paulo, Brasil. Fue ponente magistral en el Congreso de ERIP. Es coordinador Académico multicampus del Doctorado interinstitucional en Sociología y Vicepresidente del Comité Científico Internacional para el Volumen IX-XI de la Historia General de África de la UNESCO. Se ha desempeñado como jefe de departamento, director del Centro de Educación y Ciencias Humanas. Su investigación se centra en la situación social, política y económica de los brasileños afrodescendientes. Ha publicado siete libros y numerosos artículos en revistas revisadas por pares y escribió una impresionante síntesis de dos volúmenes de los ocho volúmenes de la Historia General de África de la UNESCO.