Luz María Mohar Betancourt
CIESAS Ciudad de México
Hildeberto Martínez en Casa Chata, CIESAS Ciudad de México
Fotografía de Teresa Rojas Rabiela. Archivo TRR. (2019)
Fue en el año de 1973 cuando, bajo la iniciativa del doctor Pedro Carrasco, un grupo de becarios nos conocimos para integrarnos al entonces CISINAH. En aquella ocasión, platiqué con Hildeberto y nuestra conversación se centró en los trámites para la beca que nos darían para realizar nuestra tesis de licenciatura. Entonces me comentó que venía de Veracruz y que conocía a Luis Reyes.
Posteriormente compartimos cubículo en lo que llamábamos la “Casa Chica”, situada enfrente de la Casa Chata. Ahí, en un mismo cubículo, Hildeberto, Emma Pérez Rocha, Jesús Monjarás y yo iniciamos nuestros respectivos trabajos, que comentábamos en las sesiones que convocaban los doctores Pedro Carrasco y Johanna Broda. Desde ese momento Hildeberto se distinguió por el manejo de las fuentes históricas y por los comentarios y aportes a los trabajos de cada uno, siempre muy acertados.
A lo largo de tantos años nuestra amistad se incrementó. Platicábamos mucho sobre el CISINAH-CIESAS, sobre los cambios en nuestra institución, sobre nuestros trabajos y sobre nuestros hijos. Muchas veces discutimos cuando yo insistía en que participara en algún Coloquio o Congreso, a lo cual siempre fue reacio, y sobre lo cual yo le bromeaba en que su sabiduría debía ser compartida.
Con su partida sé que lo extrañaremos. Deja numerosas enseñanzas sobre el manejo de los materiales de archivo, que eran su pasión, y yo ya no tendré más asesorías en el cafecito en el centro de Tlalpan, pero me queda un grato recuerdo.