Recordando a Rafael Loyola

Margarita Dalton
CIESAS Pacífico Sur


Rafael Loyola. Fotografía cortesía de Teresa Rojas Rabiela.

Mi encuentro con Rafael Loyola no fue personal, sino a través de la revista Desacatos. En 1999 estaba en Chicago, realizando una investigación, cuando recibí el primer número de la revista Desacatos del CIESAS y leí la presentación firmada por el director de la institución. No lo conocía, pero me gustaron sus ideas sobre la independencia y la libertad, del quehacer académico y la visión de futuro que tenía. Estaba impulsando las velas del barco que conducía y describía a quienes formábamos parte de este:

Esa misma comunidad otea en el horizonte su fortalecimiento con el agregado de otras disciplinas sociales, entre las que se cuentan la ciencia política, la geografía y la demografía. Simultáneamente, el país inició el cambio de ropajes, el mundo se pluralizó y las ciencias sociales entraron en una acelerada ruptura de esquemas, en la multiplicación y diversificación de escuelas de pensamiento, enfrentándose a la emergencia de novedosos fenómenos sociales que exigían explicaciones nuevas y respuestas adecuadas.[1]

En aquel momento pasaba muchas horas en la Newberry Library, consultando su acervo documental sobre México. Y recuerdo que al recibir la revista me pasé una mañana, sentada en mi lugar, y en vez de trabajar en los documentos solicitados, me dediqué a leerla. Me impresionó mucho la presentación por las ideas que exponía y me identifique con lo que pretendía Desacatos: la revista tiene el cometido de provocar la irreverencia ante la comodidad de las mayorías conceptuales renuentes a ensayar otras perspectivas intelectuales y, ante las viejas líneas de investigación, refractarias a la incursión de campos novedosos o a la asimilación de ópticas más creativas y audaces”.[2]

Recuerdo, me entusiasmó que el director de la institución, en la que me encontraba adscrita, comunicara estas ideas. Cuando regresé a México, me invitó a integrarme al comité editorial y más tarde a ser editora de Desacatos. Revista con una S al revés y esto era un símbolo del nombre de la revista. Cuando le pregunté el significado de ese signo, me contestó que era una forma de mostrar la crítica de quienes nos dedicábamos justamente a ser el “Pepito grillo” de las instituciones. Su actitud crítica lo llevó a tener varios enfrentamientos con el sistema.

Loyola fue un pensador con una visión amplia del mundo. Durante su dirección procuró impulsar el reconocimiento del CIESAS a nivel nacional e internacional. Además, era un hombre que apoyaba y respetaba a las mujeres. En junio del 2003, nos invitó a participar en un Taller de Género y Sociedad, en la Habana, Cuba. Fuimos: Elena Azaola, Patricia Ravelo, Patricia Ponce y yo, cada una con su experiencia y temática para participar. Y se tocaron varios asuntos vinculados a la participación política de las mujeres, también se habló de la investigación y docencia en Cuba y vimos un documental sobre una marcha del Orgullo Gay, apoyada por la hija de Raúl Castro. Me sorprendió mucho, pues la homosexualidad había sido “tabú” en la isla. Al finalizar la jornada, se firmó un convenio entre el CIESAS y el Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello.

Además del respeto y admiración por su trabajo, con Rafael me unía una amistad que creció con los años. Cuando pasaba por Oaxaca, mucho después que dejara la dirección del CIESAS, me invitaba a comer con Salomón (Nahmad) y conversábamos sobre los movimientos de Conacyt, la Academia Mexicana de las Ciencias, y en general de las instituciones académicas del país.

En agosto de 2019, me escribió para invitarme a realizar una evaluación al Centro del Cambio Global para la Sustentabilidad (CCGS), perteneciente a la UNAM, en Villahermosa, donde era director, y la realicé junto a Carlos Arámburo de la Hoz y Federico Graef Ziehl. Durante dos días estuvimos entrevistando académicos/as, administradores/as y funcionarios/as públicos/as para conocer las actividades de la institución y sus retos. Uno de los proyectos más importantes del CCGS es el del río Usumacinta II, From Traditional Uses to an Integrated Valorisation of Sediments in the Usumacinta River Basin, con el apoyo del Fondo de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología (Foncicyt), constituido por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Agencia Nacional de la Investigación (ANR) del Gobierno de Francia, para promover la colaboración en investigación científica franco-mexicana. Los tres evaluadores estuvimos de acuerdo en los logros que el centro había obtenido durante los ocho años desde su inicio. Y que sólo se necesitaba mayor apoyo del gobierno del estado de Tabasco, pues la UNAM sí había cumplido su compromiso.

Después de ocho años, de haber echado a andar el CCGS que tenía grandes logros, Rafael deseaba retirarse y dejarlo en buenas manos. Esos días que pasamos juntos los cuatro, fueron extraordinarios, no sólo por ver los logros del centro, sino por la calidez humana que manifestó a sus tres invitados.

Buen camino Rafa, te voy a extrañar.

Margarita Dalton

CIESAS Pacífico Sur

  1. Rafael Loyola, 1999, “A manera de Presentación”. Revista Desacatos, núm. 1.
    Recuperado de https://desacatos.ciesas.edu.mx/index.php/Desacatos/article/view/1270/1118

  2. Ídem.