Diálogo con: Sr. Esperanza[1]
Entrevistadora: Ximena Elizabeth Batista Ordaz[2]
Foto: Archivo personal de Sr. Esperanza.
¿Cómo te describes?
Soy un hombre gay de 39, casi 40 años, con tantos sueños como los años vividos, apasionado de la cocina y del buen comer. Fanático del buen vivir, aunque por azares de la vida, nuevamente me encuentro construyendo sueños y queriendo hacer realidad mis ilusiones, objetivos y metas.
Chef y licenciado en comercio internacional, intentando dejar huella en este mundo, queriendo generar un cambio, lo cual me ha llevado a conocerme un poco más. Hombre con tantas facetas, tantas evoluciones… evoluciones que hacen desconocerme a mí mismo, pero también tratando de mejorar día con día.
Creo ser una persona que evoluciona conforme a las experiencias vividas, me comporto conforme a la situación vivida en dicho momento, camaleónico en ocasiones, dispuesto a adaptarse a cada situación. Sin embargo, con tantas debilidades y áreas de oportunidad como situaciones vividas.
Respetuoso pero ambicioso, cariñoso pero visceral, con ganas de vivir la vida al máximo, pero con tanto dolor acumulado… sin embargo, creyente en la humanidad y en los buenos actos.
Aún siento cada experiencia vivida en carne propia, experiencias que constantemente ruedan sobre mi cabeza, pero que me hacen pensar antes de actuar.
Siempre he dicho que las personas que hemos vivido cualquier tipo de rechazo, discriminación y violencia, somos las personas más empáticas, tolerantes y fuertes del planeta.
¿Cómo nos conocimos?
En una de las etapas más obscuras de mi existencia me di cuenta que existen los ángeles sin alas, héroes sin capas que otorgan el recurso más preciado en la faz de la tierra: el tiempo.
Te conocí cuando hacías un voluntariado en un lugar que me enseñó más de lo que pude aprender en el resto de mi vida, la casa del migrante “La 72”[3], en medio del huracán apareciste, con esa sonrisa que te distingue, con esa apariencia de mujer fuerte, pero con un corazón inmensamente grande y noble, con un rostro que desborda sencillez y calidez humana.
¿Qué recuerdo tienes de la primera vez que nos vimos?
El día que llegaste a la casa del migrante “La 72” y fuiste asignada para tener a cargo el módulo LGBTIQ+,[4] la verdad no estaba de humor para presentaciones ni formalidades… pero, al saber que estabas dispuesta a otorgar tu tiempo y a tener la disponibilidad de conocernos, y ver tu sonrisa, tu personalidad tan jovial, me di cuenta que estabas por otorgarme más conocimiento y experiencias que agradeceré el resto de mi vida.
El recuerdo más representativo que tengo es cuando, en un día gris, un día en el que estaba dispuesto a dejar todo, un día en el que estaba dispuesto a terminar con todo, apareciste tú mientras yo estaba recostado en el barandal, pensando y analizando mis opciones, apareciste tú, y sin más, preguntaste “¿Estás bien?” Pregunta que me hizo sentir que, por lo menos a alguien en mi entorno, le importaba.
Esa pregunta resonó tanto en mí, que hizo recordarme del por qué yo estaba en esa situación y de forma automática te conté del por qué estaba en ese lugar. Tú solo escuchaste muy atentamente, y pusiste tu mano sobre mi hombro dando unas pequeñas palmadas, palmadas que necesitaba…
Después de ese momento, ocurrieron varios momentos en los cuales tú me enseñaste sin enseñar, esa situación me hizo creer en la humanidad, me hizo creer en lo buenas que pueden ser las personas.
¿Qué tanto te ves reflejado en reportajes, investigaciones sobre migrantes y refugiados LGTBIQ+?
Soy parte de las personas que han sido desplazadas del entorno en donde crecieron, entorno que algún día llamaron hogar, entorno en donde crecieron con las personas que llamaron familia, pero por ideologías ridículas y arcaicas, no fui aceptado por ser diferente a ellos, por simplemente no pensar como ellos.
Claro que me veo cien por ciento reflejado en reportajes e investigaciones, y más allá de ser parte de una estadística, soy parte de una realidad que sucede día con día en cada rincón del mundo, realidad que sigue acabando con sueños e ilusiones, realidad que sigue acabando con vidas, con talentos, talentos que no son apreciados, simplemente por no cumplir con normas impuestas.
¿Qué tanto acceso tienes después de una colaboración?
Vivimos en una época en donde se tiene acceso a la información si cuentas con los medios necesarios. Creo tener acceso suficiente para poder dar seguimiento a una colaboración.
¿Consideras que sirve y es relevante como herramienta y plataforma?
Creo que definitivamente sí, ya que la única forma de crear conciencia es hacer ver las injusticias, hacer ver que existen diferentes formas de pensar y vivir. Se empieza a ser tolerante y empático cuando nos enteramos de las atrocidades que una ideología y el fanatismo puede generar en un individuo y en la sociedad. El informar de todos los casos de agresión, asesinatos y discriminación genera empatía, genera conciencia. El informar que existen ideologías diferentes a las nuestras nos abre nuevas formas de ver las cosas, genera tolerancia.
Claro que es importante informar, que es importante dar a conocer injusticias para demostrar lo ridículo que puede ser el hombre al pretender ser dogmático con ideologías propias sin aceptar lo diverso y complejo que es el ser humano.
- Pseudónimo. Por seguridad y elección del autor no se ponen datos personales. Originario de Guatemala. ↑
- Licenciada en Antropología Histórica por la Universidad Veracruzana. Maestra en Antropología Sociocultural por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Correo electrónico: ximena.e.batista@gmail.com ↑
- Hogar-Refugio para personas migrantes La 72. Albergue ubicado en Tenosique, Tabasco, en la frontera de México con Guatemala. Fue el primer albergue en México que dispuso un dormitorio para personas autoidentificadas como LGBTIQ+. ↑
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