Producción intelectual de mujeres indígenas:
teorías que se examinan con las luchas.

Carmen Cariño
UAM-Azcapotzalco
Emiliana Cruz
CIESAS Ciudad de México
Alicia Lemus
UPN-Unidad Morelia
Gladys Tzul
Comunidades Indígenas en Liderazgo -CIELO

De izquierda a derecha: Gladys Tzul, Emiliana Cruz, Alicia Lemus y Carmen Cariño. Foto: Archivo ERIP 2022.


Introducción

El interés de esta mesa es dialogar e intercambiar métodos y teorías entre escritoras purépecha, mixteca, k’iche’ y chatina. En particular discutiremos sobre los proyectos de escritura que estamos actualmente realizando bajo la lógica de que lo hacemos al movernos en dos mundos tradicionalmente aislados: el académico y el comunitario. Conociendo los trabajos de cada una de las ponentes, compartiremos nuestras experiencias tratando de entender nuestros retos de escritura al preguntar ¿por qué y para quién escribimos?

Consideramos que es imperativo cuestionar la postura de las evaluaciones externas que en muchas ocasiones, se encuentran regidas por los estándares de la escritura “académica institucionalizada”, y no por la necesidad de dialogar con las historia de los pueblos a los que pertenecemos.

Creemos que es primordial reflexionar sobre las motivaciones y los procesos complejos desde donde estamos escribiendo. Nuestra postura cuestiona la pretensión de universalidad de la “investigación académica” que no se hace cargo de la pluralidad, novedad e irrupción metodológica de las investigaciones que han producido las mujeres indígenas y que corrigen las visiones parciales propias del indigenismo académico.

Bajo esta lógica, cada una de las ponentes presentará su proyecto de escritura actual y comentará a qué público dirige su trabajo. Sostenemos que esta mesa dará un paso más para pensar que escribir no es una tarea aislada, sino colectiva, en donde los diálogos son la clave de la investigación que hacemos.

Intervenciones

Carmen Cariño

Comparto estas reflexiones desde el Ñuu Savi (Pueblo de la lluvia), como ña´a savi, mujer de la lluvia, desde donde reflexiono en torno a la producción de conocimientos. Es desde este lugar donde cuestiono el fondo y la forma en que la investigación científica, generada por académicos/as foráneos, resulta problemática en la medida que la mayoría de las veces coloca a nuestros pueblos como objetos de estudio, pasivos e incapaces de generar conocimientos ¿Qué se investiga y para qué? ¿Cómo se clasifica la información obtenida desde los pueblos? ¿Quién lo hace y cómo se benefician de esos conocimientos? ¿Al servicio y en nombre de quién se generan? ¿Qué papel juegan los Pueblos?

Quien escribe nació y creció en una comunidad mixteca, salí de mi comunidad para ingresar a la universidad, he visto como muchos de los conocimientos, libros, artículos, sobre mi pueblo no han sido devueltos a las comunidades, tal vez porque en muchos de los casos, esos conocimientos no han sido de utilidad para la población, porque los objetivos de investigación fueron elaborados según los intereses de los investigadores foráneos y no desde las necesidades e intereses de las comunidades.

También es importante decir que mucho de lo que se ha escrito sobre el Ñuu savi, es resultado de estudios arqueológicos, antropológicos o históricos que podrían ser muy valiosos para la ná savi (gente de la lluvia), pero los resultados de esas investigaciones no han sido devueltos a las comunidades, quedan en tesis o en libros muy lejos de los pueblos o en otros idiomas como parte de los hallazgos de investigadores/as expertas, quienes se benefician individualmente de esos conocimientos.

Como investigadoras comunitarias, nuestro lugar de enunciación se da en relación con la misma comunidad quien de múltiples formas se encarga de observar lo que hacemos. En el que es muy importante la familia, la participación en la vida comunitaria, la relación con otros miembros de la comunidad, la honestidad, buen trato, cooperación, respeto y reciprocidad en la vida cotidiana de la colectividad. Así, la vigilancia que la comunidad puede tener hacia el trabajo del investigador/a indígena no es la misma para el caso del investigador/a externa quien al no ser parte de la comunidad no asume la responsabilidad de devolver a la comunidad lo investigado. Como ña’a savi, me coloco desde el lugar del compromiso, la responsabilidad y la reciprocidad para y con mi pueblo y al mismo tiempo, reconozco que también busco aprovechar estratégicamente la posición de ver desde fuera para echar mano de información que pueda ser relevante para los intereses de la comunidad, en específico frente a los proyectos externos que amenazan los modos de vida en mi territorio, como la megaminería de litio y oro. Ante este contexto, generar conocimientos al servicio de mi pueblo es una responsabilidad ética-política y además, trabajar en la compartencia de esos conocimientos para que no se queden en los espacios académicos sino en los pueblos, los mercados, las parcelas, los huertos, las cocinas y los distintos lugares de producción y reproducción de la vida del Pueblo de la Lluvia. Es así como se apuesta por construir conocimientos que sirvan a las comunidades y no que se sirva de ellos.

Alicia Lemus

Mi trabajo académico es en torno a las problemáticas que atraviesan las comunidades p’urhepecha están ligadas al territorio ya sea en defensa de las tierras comunales y los monocultivos, la extracción y escasez de agua, la organización política con los gobiernos de uso y costumbre y el presupuesto directo y la defensa del bosque. En este último se inserta la comunidad de Cherán.

Estas luchas no se pueden explicar cómo escenarios meramente políticos y de derechos políticos individuales y colectivos. Se tiene que analizar como un todo. En el caso de los p’urhepecha han logrado instaurar sus gobiernos locales por uso y costumbre, acceder al presupuesto directo mediante la organización comunitaria. ¿Y después qué sigue? ¿Cómo hacemos para mantener ese tipo de gobierno en lo interior? Y más complejo aún ¿Cómo lo fortalecemos? ¿Cuál es el papel de las mujeres profesionistas en este tipo de movimientos?

En Cherán desde el inicio del movimiento el 15 de abril de 2011 la participación de mujeres fue visible y emblemático. Cuatro años antes los comuneros mediante asambleas generales se habían propuesto atacar la tala clandestina y enfrentar a los grupos delincuenciales que los lideraban. Tarea titánica y con miras al fracaso inminente. Muchos de ellos quienes ocupaban puestos en el Comisariado de Bienes Comunales fueron asesinados, desaparecidos o amenazados de muerte y golpeados si seguían impidiendo el paso a estos grupos delincuenciales. Estos acontecimientos llevaron a que la comunidad por miedo dejara de organizarse y opinar sobre problemáticas comunales. El hartazgo se manifestó cuando los integrantes de estos grupos comenzaron a acosar, amedrentar y humillar a las mujeres por las calles de la comunidad. No conformes con destruir los bosques y los manantiales de agua, ya no se podía vivir con tranquilidad y seguridad en el pueblo.

Emiliana Cruz

Siempre quise estudiar la lengua chatina para poder conocerla y también para crear materiales pedagógicos para las nuevas generaciones. En mi profesión tengo dos comunidades, la academia y las comunidades chatinas. En la academia hago lo que comúnmente se hace, escribir artículos, dar ponencias. Conocemos el espacio académico, tiene su cara clasista y racista, como también su parte colaborativa. Ahora, el tema de hacer investigación en mi propia comunidad tiene sus ventajas y desventajas, mi contribución académica es criticada y al mismo tiempo, he tenido proyectos muy importantes en favor de la educación, como el que les compartiré.

Soy del municipio de San Juan Quiahije, me fui de ahí desde muy joven. Me ha sido posible hacer una investigación colaborativa con personas de este municipio. Actualmente trabajo en un colectivo sin nombre, lo que nos ha unido es el interés en mejorar la situación educativa en este municipio, por ejemplo, creemos que una educación debe de incluir el conocimiento local, como es la organización comunitaria, el uso de la lengua chatina, conocer la participación de los jóvenes en las fiestas tradicionales, y reconocer la crisis ambiental en el mundo y en el municipio, trabajamos bajo estas lógicas. ¿Qué fue lo que hizo que se formara este grupo? Fue cuestión de tiempo y por los intereses en común. Este colectivo se formó de manera orgánica. Somos todos migrantes, unos regresaron al pueblo y otros trabajamos desde fuera de la comunidad.

El colectivo es independiente, no está afiliado a alguna organización, cada persona de este colectivo tiene algo que ofrecer, algunos son profesionistas, ofrecemos lo que podemos como es salud, educación, mi contribución es ofrecer talleres sobre el chatino, incluyendo escritura, lecturas y gramática.

Finalmente, ofrecer talleres a los chatinos ha tenido muy buenos resultados, ahora hay personas que escriben y hacen materiales en chatino, al igual se influye en las escuelas locales. Después de muchos años, junto con los que participamos en este proyecto, hemos mostrado que esta lengua tiene muchas posibilidades como cualquier otra tiene la posibilidad de producir habla ritual, expresiones artísticas, incluyendo el teatro, composición de musical y otros. Ojalá podamos lograr e influir en detener la pérdida de la lengua chatina.

Gladys Tzul

Mi investigación está influida por la comunidad k’iche’ en la que nací, por eso escribo sobre el antagonismo entre comunidad y estado, pero sobre todo, me marcó profundamente la masacre del 4 de octubre de 2012 en Totonicapán. Para esos años, comenzando mis seminarios de doctorado, quería hacer una tesis conceptual de “comunidad indígena” como sistema político y estaba trabajando con autores de filosofía política. Pero la masacre, los muertos y la reacción comunal de las mujeres, hombres, ancianos, niñas y niños de Totonicapán me hizo reconducir mis ideas.

Regresé a mi pueblo y en ese momento pude ver como se activó la fuerza comunal, para organizar la comida para el entierro de los muertos, las sepulturas; así como las estrategias estatales para reprimir y querer silenciar. De ahí que me propuse pensar en la energía comunal que se produce en la vida cotidiana y la capacidad de ésta en los momentos de quiebre social. Totonicapán, por su historia representa un epicentro político que logra enlazarse con otros pueblos. Esto es relevante, pues a las rebeliones y levantamientos indígenas se piensan en dimensiones locales, sin embargo, en 2012, cuando los otros pueblos fueron a acuerpar a Totonicapán, se actualizaba el enlazamiento político que de por sí, los pueblos han producido. La política comunal, además de ser un sistema, también se estructura a partir de un ritmo, tanto las articulaciones, el quiebre social y la posibilidad de producirse como epicentro.

De manera central, en este ritmo y estructura de la política comunal reflexionó sobre la condición femenina en el sistema político comunal. Esto es, poner en crisis el concepto de femenino abstracto, burgués y liberal; y situarlo en el contexto de las condiciones concretas de la reproducción de la vida y de una política comunal. Es decir, un sistema político que a lo largo de los siglos ha logrado sostenerse en el tiempo, gracias a la energía social que se produce desde el trabajo de las mujeres.

Estas condiciones sociales desde donde somos moldeados, nos enseña que es importante empujar hacia una metodología para que la lucha social sea quien examine a la teoría. Este gesto ha sido realizado, desde diversos planos y en varios niveles por el trabajo de varios indígenas que estamos en la academia. Esto no significa de ninguna manera, que nuestras investigaciones sean de menor rigor académico, al contrario, muestra que toda teoría tiene tiempo y geografía.

Preguntas y respuestas

Cerramos este panel reflexionando que las intelectuales indígenas que presentamos pensamos, escribimos, producimos y logramos armar diálogos de conocimientos y saberes desde una perspectiva de política comparada entre los pueblos indígenas. Nuestra producción intelectual se hace desde una perspectiva colectiva en donde tenemos obligaciones con nuestras comunidades, nuestra familia y tenemos que resolver problemas prácticos de la vida en colectivo. Sí, es colectiva nuestra escritura y vivimos la vida en un balance, pero tampoco renunciamos a la responsabilidad de nuestras ideas.

El quehacer intelectual individualista en el que fuimos formados en la academia, no se sostiene en una vida comunal, pues nuestra ideas no son hazañas personales, sino que son el resultado de un contexto que nos ha moldeado y por eso, reivindicamos que pensamos y escribimos desde lo colectivo.

Nuestra labor académica requiere de hacer reflexiones en múltiples niveles y en diversas trincheras: desde socializar con los entornos en resistencia en los que vivimos, dar clases a los estudiantes, calificar pruebas y empezar a abrir dentro de la academia el debate de cómo hay otras formas de construcción de conocimiento y deben ser posicionadas a la par del conocimiento occidental, que se pretende universal.

Debemos poner a discusión el tema del pluralismo epistemológico desde los pueblos indígenas, en casos concretos, ejemplo de ello es la defensa del territorio. Ser mujeres indígenas, y además adentrarse en la academia es pensar desde distintas ópticas. Tiene puntos a favor y en contra. Tenemos que luchar contra muchas de las barreras al igual que nuestros compañeros no indígenas. Los espacios en los centros de investigación, están diseñados para que no tengamos oportunidades, no porque no sepamos hacer el trabajo académico sino porque sigue permeando la idea del clasismo y racismo intelectual.

¿Cómo los indígenas van a ocupar estos puestos? Deliberan a favor de investigadores extranjeros por el prestigio que reciben por el hecho de contar con este tipo de profesionales. Enfrentamos situaciones complejas: Los obstáculos institucionales que impiden el ingreso de estudiantes a las universidades, el sistema patriarcal que funciona en la academia, aunado a ello, los cotos de poder con los que la academia funciona. Eso ha generado que el quehacer intelectual se vuelva no sólo un espacio de discusión académico sino una posición política para alentar a otras que es posible alcanzar espacios que históricamente nos han negado. Y peor aún siguen invisibilizadas en la actualidad.