Presentación

EL CIESAS, a 48 años de su fundación

El pasado 19 de septiembre, nuestra institución cumplió 48 años de existencia, desde que un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación creó el Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (CIS-INAH), un “organismo descentralizado del Estado, de interés público, con personalidad jurídica, patrimonio propio y domicilio en la Ciudad de México”.

La presencia, cobertura y obra del CIESAS que ha alcanzado en el campo de las disciplinas humanísticas y sociales es hoy notable, y −podría decirse− insustituible. El presente número del Ichan Tecolotl ilustra con fidelidad las numerosas áreas de influencia del centro en la vida académica e intelectual en México y en América Latina; contiene, asimismo, diversos testimonios acerca de la creación y el desarrollo de los programas y de las Unidades Regionales del CIESAS.

En este aniversario número 48, la comunidad del CIESAS desea reconocer a plenitud la memorable visión e iniciativa que nos legaron los investigadores precursores: Gonzalo Aguirre Beltrán, Guillermo Bonfil Batalla y Ángel Palerm Vich. Del mismo modo, queremos destacar nuestro aprecio permanente por nuestras investigadoras e investigadores precursores, quienes acompañaron a la generación fundadora, y que día a día han enriquecido a la institución con su trabajo.

Los años que van de 1973 a 2021 vieron transformarse al CIS-INAH original en el CIESAS actual. Mucho podría abundarse acerca de la historia de logros, ajustes y etapas de crecimiento y despliegue del CIESAS. Pero en esta muy breve presentación quisiéramos dejar constancia del papel fundamental que han jugado en la vida expansiva del CIESAS todos aquellos esfuerzos con sello individual, gracias a los cuales se han ido creando, una a una, las distintas sedes regionales: Ciudad de México (1973), Golfo (1982), Sureste (1985), Pacífico Sur y Occidente (1987), Peninsular (2000) y Noreste (2004).

El aniversario del CIESAS es ocasión para reconocer e intentar replicar el esfuerzo y la constancia de quienes lo fundaron, de todas y todos quienes han ido creando sus bases firmes, en cada una de las siete sedes: trabajadores académicos y administrativos. Ser parte del CIESAS es, en sí mismo, una forma de ser singular en el ámbito académico nacional. De esa manera, ha sido posible ver nacer, funcionar y crecer, siempre con esfuerzos y altas convicciones individuales, a cada una de las unidades regionales, programas de posgrado, proyectos, programas especiales, laboratorios y cátedras institucionales.

CIESAS es por así decirlo una casa noble, en la que habitan esforzados integrantes que están investidos por los atributos de la reciprocidad, la corresponsabilidad y la preocupación permanente por el funcionamiento correcto de la institución, con toda la dosis de pasión que ello conlleva. Esos atributos tienden de modo comprensible a lo horizontal, a lo extendido, a hacerle lugar a nuevas ideas, a los enfoques actualizados.

Reconocemos ese, nuestro rasgo distintivo, como una fortaleza propia y fortaleza original, que garantiza y garantizará la mejora y el crecimiento de nuestros resultados como institución. El camino deseable del CIESAS en el futuro es el que garantiza la mayor sostenibilidad y mejora de todas sus actividades sustantivas, así como la mayor convicción de sus integrantes. El camino deseable del CIESAS es el afianzamiento de su cualidad extendida y horizontal en el mediano plazo, de su cualidad descentralizada y su cualidad dispuesta a la interacción. El mejor camino, en suma, es fortalecer el Sistema Nacional CIESAS, mediante un mayor intercambio, una mayor movilidad entre sus unidades regionales y sus programas, y una mayor interacción entre sus proyectos y sus miembros.

Luego de año y medio de contingencia difícil para el país, en este aniversario número 48, justo en el contexto del proceso paulatino de retorno a las actividades presenciales, ratificamos nuestros propósitos para mantener y perseverar, al lado siempre de la comunidad CIESAS, con el mismo impulso propositivo y denodado que imprimieron los fundadores a la institución, en el ya lejano septiembre de 1973.