Sarai Piña Alcántara [1]
CIESAS Ciudad de México
Jessica Sánchez Flores[2]
The University of Texas at Austin
Foto: Jorge Ramírez Delgado (octubre 2022)
Los pasados días del 28 al 30 de octubre de 2022 se llevó a cabo en la Ciudad de México, el congreso ‘Ethnicity, Race and Indigenous People’ (ERIP) 2022, cuya temática fue: “El poder del discurso vs. el discurso del poder en los derechos indígenas y afrodescendientes en las Américas/The power of discurse vs. the Discourse of power in indigenous and afro-descendant rights in the Americas”.[3] Dentro de las actividades que se realizaron tuvo lugar la exposición de posters sobre investigaciones antropológicas de distintos estudiantes de doctorado y maestría del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y The University of Texas at Austin.
El comité organizador del congreso hizo un llamado a estudiantes para la exposición de posters, sobre sus trabajos de investigación antropológica con diversos pueblos originarios y afrodescendientes, desde diferentes ramas antropológicas, como la Arqueología, la Historia, la Lingüística, y la Antropología social, pero que compartían un propósito en común: el visibilizar las relaciones de poder, tensiones y negociaciones en distintos procesos de los pueblos originarios y afrodescendientes en el Abya Yala.
Exposición ¿para qué y cómo?
Lo que a continuación reflexionamos son los retos que conllevó esta actividad desde la coordinación (Sarai Piña), y desde la perspectiva de una de las estudiantes que colaboró en este ejercicio (Jessica Sánchez Flores). La convocatoria de estudiantes se realizó a través de redes de compañerxs del CIESAS. El propósito de la convocatoria fue dejar en claro que lo que se buscaba resaltar en sus trabajos era la calidad de los mismos, así como visibilizar los procesos políticos, sociales y culturales en diferentes geografías para coadyuvar a la reflexión, y así sumar a nuestras investigaciones. No obstante, la emoción de que diversos ojos pudieran dar cuenta de la calidad de los trabajos y sobre todo, del compromiso ético y político de una nueva generación de antropólogxs fue lo que motivó este ejercicio.
La dinámica para plasmar nuestros trabajos en los posters, debía hacerse a través del envío de fotografías y con un breve resumen, esto porque uno de los objetivos era que en un espacio del congreso, durante cinco minutos de exposición habláramos de nuestras investigaciones durante el congreso, algo que en la academia estadounidense se le conoce como “elevator speech” o conversación de elevador.
Para llegar a ello cuestionamos sobre ¿Cómo abordar los trabajos de investigación antropológica de forma breve, clara y concisa? ¿Cómo abstraer en imágenes y en unas cuantas líneas lo vivido y analizado durante meses y años? Ante estas dudas se evidenció que como antropólogxs y al estar acostumbrados a manejar un lenguaje académico y narrativas extensas, el ser concisos significó un reto, porque implicó usar un lenguaje sencillo y claro que diera cuenta de que el tema estaba bien trabajado después de una reflexión ardua, la cual es resultado de meses y años de trabajo no sólo por parte de nosotros como estudiantes, sino también, del proceso de reflexividad que hemos llevado en conjunto con nuestros colaboradores, o como diría Ingold, con los otros maestros, porque el aprendizaje antropológico no sólo se desenvuelve en la academia, sino también con los actores con los que trabajamos (Ingold, 2015: 221), de tal forma que el reto fue que las voces de los implicados fueran plasmadas y escuchadas.
Después de situar nuestros trabajos de investigación debíamos hacer una breve referencia a las imágenes. Uno de los retos a los que como colaboradoras del ejercicio nos enfrentamos, fue escoger seis imágenes que retrataran la investigación. Esto nos hizo cuestionarnos si considerábamos que teníamos suficiente material visual o no, sobre nuestras temporadas de campo, lo cual nos llevó a preguntarnos si debiésemos tomar más fotografías durante nuestras estancias en campo. De igual forma nos cuestionamos sobre, ¿cuáles son las voces, y rostros a quienes incluiríamos y a quienes no en las fotografías? Porque exhibir algunas imágenes implicaba referir el ejercicio de negociación con nuestros colaboradores, así como de nuestro involucramiento no sólo académico, sino también político, ético y emocional, ya que nuestros trabajos antropológicos expuestos no son un soliloquio, sino el resultado de un proceso de negociación y tensión durante el ejercicio etnográfico, el cual implica crear un nosotros durante la documentación etnográfica (De Marinis, 2017: 19).
En varios de los casos como se verá más adelante, significó dar a conocer testimonios y formas de acompañamiento político desde la Antropología. Algunos de los trabajos expuestos por nuestras compañeras y compañeros partieron del conocimiento situado y colaborativo, el cual abre las posibilidades de sumar a la riqueza epistemológica de teorización y de reflexividad (Hernández, 2011: 7).
Para la elaboración de los posters fue indispensable que las imágenes plasmadas en cada uno, debían tener el consentimiento por parte de las y los involucrados, lo cual no es un detalle menor, teniendo en cuenta que algunos de nuestros compañeros son originarios de sus pueblos y su conocimiento situado implicó tener más cuidado sobre la exposición de actores en su comunidad. Al tener el consentimiento de los mismos sumó a uno de los objetivos de la actividad, el cual fue visibilizar sus procesos de cambio, defensa y resistencia en diferentes pueblos del Abya Yala.
Temáticas entrelazadas
Estudiar, analizar y coescribir fue una de las vertientes de los diversos trabajos de las y los compañeros que expusimos, dejando en claro nuestras relaciones con distintos pueblos originarios y afrodescendientes. Al mirar las fotografías de nuestros trabajos y del de nuestrxs compañerxs, dimos cuenta de la sensibilidad necesaria para retratar los diversos procesos, ya sea de extractivismo, despojo y resistencia en distintas geografías del Abya Yala, pero también las imágenes dejaban en claro el posicionamiento de varixs de nostrxs como testigxs y acompañantes de procesos densos y dolorosos, como lo puede ser el extractivismo epistémico y ontológico. Los posters ayudaron a recorrer distintas temáticas que a continuación esbozamos brevemente
Cambios y reconstrucciones: El trabajo de Alfonso Romaniello sobre los cambios rituales entre los Wixárika con el uso de hikuri (peyote) y los movimientos espirituales mestizos y sus negociaciones, en diferentes espacios donde se ofertan las ceremonias rituales, tanto en Jalisco, Guanajuato y la CDMX, se centra en los cambios y continuidades de este ritual.
Por otro lado, la investigación de Betsabé Piña, desde la arqueología y antropología social analiza los cambios en las narrativas y experiencias en el territorio de la Mixteca Alta, en Oaxaca. Su trabajo analiza la historia colonial de la reconstrucción de ese territorio. De igual forma destaca el trabajo de Guadalupe Ruiz Coutiño, sobre procesos de racialización y los cambios en la propiedad de la tierra y la transformación de las familias campesinas-trabajadoras y rancheras-propietarias en La Frailesca, Chiapas
Ilustración 1. Inicio de la presentación de los posters. Foto Sarai Piña (2022)
Acompañamiento político y resistencias: El trabajo académico y de acompañamiento político de Edgars Martínez Navarrete con procesos autonómicos en Cherán, analiza cómo ha sido ese proceso en un contexto de despojo y narcotráfico en la región de Michoacán. De igual forma el trabajo de Julio Parra, fotógrafo y director de Aukin, medio de prensa autónomo mapuche, junto a Edgars Martínez Navarrete, analizan el proceso de recuperación de territorio mapuche desde los años 90’s hasta la fecha en un contexto de criminalización de las resistencias en Chile. Por otro lado, en otra geografía en la Ciudad de México, destaca la investigación y acompañamiento político de Fernando Vargas Olvera y Claudia Álvarez Pérez, cuyo trabajo versa sobre el proceso de las tomas de protesta del Consejo de Gobierno Comunitario de San Andrés Totoltepec, el cual ha sido el primer gobierno comunitario instituido por un pueblo originario en la Ciudad de México.
Lengua y organización social y política, desde la visión de lingüistas indígenas: Desde la antropología lingüística, la investigación de Inocencia Arellano, trata sobre los cambios sociales y políticos dentro de su comunidad de origen Santiago Teneraca del municipio Mezquital, Durango. En esa misma línea, el trabajo de Jonathan Campanor Márquez, desde un enfoque endógeno aborda la temática de la lengua y las formas de resistencia y revitalización al interior del municipio purépecha de Cheranátzicurin, municipio de Paracho Michoacán México. Por último, la investigación de Luz Alba Santiago Morales analiza el proceso metalingüístico del parentesco, jerarquía y edad en la dinámica social en la preparación de alimentos en su comunidad San Pablo Güila, Tlacolula, Oaxaca.
Género, resistencias y cuidado: Desde la visión de las mujeres como sostenedoras de la vida y de proceso, destaca el trabajo de Lady Fátima Puertas Florez que versa sobre el territorio y el extractivismo minero, desde una perspectiva de género, ella se pregunta por el vínculo político entre mujeres/naturaleza y analiza los escenarios que permiten a las primeras configurar acciones políticas en este campo la región Zoque, Chiapas. Desde la perspectiva del género, la investigación de Jessica Sánchez, analiza el ser mujer nahua en distintos contextos, desafiando así estereotipos racistas, clasistas, sexistas que puede tener la sociedad mexicana sobre lo que es ser persona nahua en Tecomate, Chicontepec Veracruz. Por último, el trabajo de Raitamaria Mäki, en la Costa Chica y Valles Centrales en Oaxaca, analiza la salud materna durante la pandemia por COVID-19, siguiendo las historias de vida de mujeres afrodescendientes, visibilizando así las desigualdades en dicho contexto, atravesadas por género, raza y clase.
Megaproyectos, despojos y resistencias: Los extractivismos tienen distintas caras y esto fue evidente en los trabajos expuestos. Por ejemplo, Magaly Cristina Salas Obando en su trabajo sobre fumigaciones con glifosato en territorios del pueblo Nasa, Putumayo Colombia, visibiliza y analiza los efectos en el territorio, en los cuerpos y sus vidas, así como los ejercicios de resistencia para seguir sosteniendo la vida. De igual forma el trabajo de Federico Valdés y Sarai Piña, aborda las tensiones, negociaciones y resistencias en la sierra Mazateca, Oaxaca, con respecto a proyectos de turismo científico tanto por parte de la espeleología como de la ciencia psicodélica y sus impactos en el territorio.
Nuestros trabajos se entrelazaron con las temáticas expuestas durante el congreso: la raza, la etnicidad y los pueblos indígenas. En cada póster expuesto no sólo se dio cuenta de análisis antropológicos, sino también de los posicionamientos políticos de los actores involucrados, y de las y los estudiantes, dejando en claro que las investigaciones antropológicas en el contexto actual no son investigaciones ajenas o neutras, por el contrario, suman a los procesos de los pueblos originarios y afrodescendientes, en medida de sus posibilidades y con sus propios límites.[4]
Ilustración 2. Activistas y estudiantes observando fotografías. Foto: Sarai Piña (2022)
Los posters como forma de socialización más allá de la academia
La exhibición de nuestras investigaciones fue el resultado de múltiples correos, llamadas y muchas horas de trabajo para el diseño y la impresión de los posters, los cuales fueron colocados en una de las salas principales de la Casa de la Universidad de California en México, sala que fungió como recibidor durante el congreso. Académicos y activistas de distintas geografías, se dieron cita a lo largo de los tres días del congreso para observar los trabajos de las y los compañeros estudiantes. El día domingo 30 de octubre, el último día del congreso, algunos compañeros participamos, y expusimos de manera breve nuestros posters, el principal reto en la exposición de nuestros trabajos fue sintetizar la investigación, que nos ha tomado años, en menos de cinco minutos, lo cual dificultó el profundizar en los momentos capturados y los intercambios de aprendizajes, pero a su vez, esto desembocó entre los asistentes una serie de preguntas y reflexiones sobre los distintos trabajos allí expuestos.
Lxs académicxs, activistas y el público en general que se dieron cita, no sólo observaron los trabajos, algunos tomaron fotografías de los mismos y de los contactos de las y los estudiantes, lo cual seguramente resultará en futuras redes de intercambio de saberes, y por qué no, de la visibilización de estos procesos en espacios académicos y más allá de ellos. En el ejercicio de exponer nuestras investigaciones hubo varios participantes que se interesaron un poco más e hicieron preguntas.
Las miradas a nuestros trabajos y el interés no nacieron de nuestras palabras sino de las fotografías. Esto fue muy interesante porque a diferencia de una ponencia donde usualmente se habla por 20 minutos, y al final, a veces ni siquiera queda tiempo para las preguntas aquí, las personas se pudieron acercar y conversar con nosotrxs de manera más íntima e informal.
Nos cuestionaron ¿por qué capturamos esas imágenes?, lo cual permitió que pudiéramos no solamente hablar de algunos de los conceptos con los que dialogamos en nuestras investigaciones, sino que también sobre nuestra responsabilidad con las comunidades y actores con los que trabajamos, y cuestionarnos sobre nuestro papel en sus procesos. Por ejemplo, las fotografías de la investigación de una de nosotras, ya no solamente involucran a las mujeres nahua, sino que también a la niñez nahua. ¿Por qué? Está imagen fue capturada como parte del proyecto de la enseñanza de inglés a la niñez de la comunidad por una gestión por parte de la comunidad. Como alguien que estudia en EE.UU y trabaja con las mujeres nahua de la Huasteca, pero que es de una comunidad de Guerrero, México hay complejidades que hay que situar. Fue justo en las conversaciones donde algunxs estudiantes pudimos profundizar sobre nuestra ética como investigadorxs y el proceso de reciprocidad que la investigación conlleva.
Es importante resaltar que encontramos que los diálogos más fructíferos nacen desde la informalidad, en donde no hay presión de hacer una pregunta en base al análisis o las teorías. La fotografía nos captura la mirada inmediatamente y sin conocer mucho sobre esa investigación el diálogo que puede nacer simplemente desde un “Qué linda foto ¿por qué la tomaste?”, pueden llevarnos a intercambiar conocimientos y hacernos pensar y reflexionar sobre nuestro posicionamiento, investigación, metodología y miradas críticas al trabajar con comunidades indígenas y afrodescendientes que son parte de nuestra comunidad y aquellas que tampoco lo son. Encontramos que lo ideal para implementar estas actividades en congresos y en contexto mexicano es que la presentación de los posters sea en los primeros días, porque esto daría más oportunidades para entablar diálogos durante los descansos y los almuerzos.
Con todo esto en cuenta, consideramos que uno de los principales aportes de la exhibición de posters de los trabajos en el Congreso ERIP 2022, es que ante el contexto actual de despojo y violencia, la visibilización de las investigaciones de manera más dinámica es apremiante para comenzar a mirar otras formas de socialización de nuestros trabajos y así cuestionarnos sobre cómo estamos investigando, para qué y los alcances de nuestras investigaciones más allá del templo de cristal académico y de alguna forma, coadyuvar a los procesos, muchos de ellos dolorosos de lo que conforma el Abya Yala.
La socialización de las investigaciones para crear reflexiones en conjunto. Foto: Sarai Piña (2022)
Bibliografía
De Marinis, Natalia (2017), “Etnografiar (en) el terror. El ser testigo y la construcción de comunidades político-afectivas: Reflexiones a partir de una experiencia de campo”. En Yerco Castro y Adele Blanquez (coord.) Micropolítica de la Violencia. Reflexiones sobre Trabajo de Campo en contexto de Guerra, Conflicto y Violencia. Cuadernos de trabajo Cuaderno nº5, México, LMI MESO, pp-22.
Hernández Castillo, Rosalva Aída (2011), “Hacia una antropología socialmente comprometida desde una perspectiva dialógica y feminista”, en Conocimiento y prácticas políticas: Reflexiones desde nuestras prácticas de conocimiento situado (TOMO II) Chiapas, Ciudad de México, Ciudad de Guatemala y Lima CIESAS, UNICACH, PDTG-UNMSM.
Ingold Tim (2015), “Conociendo desde dentro. Reconfigurando las relaciones entre la antropología y la etnografía” en Etnografías contemporáneas, 2 (2), pp. 218 – 230.
[1] Doctorante en Antropología, CIESAS Ciudad de México / s.pina@ciesas.edu.mx / FB: Sarai Piña
[2] Doctorante en Iberian and Latin American Literatures and Cultures.
jlsanchez@utexas.edu / FB: Jessica Sanchez.
[3]Congreso organizado por CIESAS, Stanford University y Latin American and Caribbean Ethnic Studies (LACES).
[4] Los posters pueden consultarse en la siguiente dirección: https://erip2022.sites.stanford.edu/conference-program-and-timeline/student-posters