Política indígena quechua y pandemia en Bolivia

Ruth Jiménez Nina.

Maestra en Lingüística Indoamericana CIESAS, Ciudad de México


Desde fines de 2019 el tema de conversación en el mundo es el COVID-19, en un inicio parecía un tema muy distante, estaba azotando China, después Europa y ahora se instaló en Latinoamérica. Cada país tomó medidas de contingencia esperando evitar los estragos de la pandemia.

Imagen 1. Comunarios del Norte de Potosí recibiendo frutas del Trópico de Cochabamba. Fuente: Facebook Radio Kawsachun Coca.

Bolivia inició con las medidas de contingencia el 18 de marzo, reduciendo el horario laboral de 8:00 a 13:00, cierre de supermercados a las 15:00, y cese de transporte vehicular a las 16:00 horas. Las siguientes medidas fueron suspender los vuelos internacionales y restringir el ingreso de extranjeros y todo tipo de transporte de pasajeros a nivel interdepartamental y provincial desde el 20 de marzo. La medida más drástica inició el 26 de marzo, cuando se declaró estado de emergencia sanitaria, cierre de fronteras y restricción total de circulación vehicular tanto pública como privada. Se estableció que solo una persona por familia podría salir para hacer compras de víveres básicos una vez por semana, y los fines de semana se prohibió cualquier tipo de movilidad. De esta manera el país iniciaba la cuarentena total, que en un principio estaba planificada hasta el 15 de abril y se extendió hasta el 10 de mayo, pero se mantiene en las ciudades más afectadas por decisión de sus gobiernos departamentales.

Hasta el 15 de mayo se registraron 3.577 personas infectadas en todo el país, de los cuales 434 se recuperaron y 164 murieron a causa del virus[2].

Las medidas que se tomaron con el fin de proteger a la población, obviamente tienen consecuencias, sobre todo, económicas a nivel nacional, pero también afectan de diferentes maneras a la población en general. Pero, no cabe duda que las poblaciones más afectadas son las indígenas que siempre han estado en desventaja frente a la sociedad hegemónica, pero ahora se hace más evidente su desprotección y el grado del riesgo que una pandemia representa para ellos.

A través de este documento, nos interesa proponer una reflexión del impacto de la pandemia del Covid-19 para poblaciones indígenas y las maneras en que las poblaciones indígenas quechuas la están enfrentando, solos y con sus medios, porque el gobierno central no propone estrategias para protegerlos.

Pueblos indígenas frente a la pandemia

Poco a poco, el caos de la pandemia en la ciudad avanzó al campo y se convirtió en su realidad también. Muchos de los trabajadores temporales de áreas urbanas prefirieron regresar a sus comunidades de origen en lugar de quedarse en la ciudad porque ahí son marginados, viven en las áreas más alejadas de los centros urbanos y ahí no se puede vivir sin dinero. Prefirieron regresar al ayllu donde todos los males como el hambre, la sequía, la pobreza y la muerte misma se enfrentan en comunidad.

El logro más grande del título de Estado Plurinacional en Bolivia son las Autonomías Indígenas Originario Campesinas (AIOC’s), territorios donde rigen los principios de autogobierno y los comunarios pueden construir libremente su identidad, utilizar su lengua y reproducir su cultura, cosmovisión y sistemas de organización social. En tiempos de pandemia, el hecho de que los pueblos indígenas estén organizados, ya sea en autonomías indígenas u organizaciones sociales ha hecho una gran diferencia para su supervivencia.

Algunos pueblos de las AIOC’s como el municipio aymara Jesús de Machaca decidieron cerrar los caminos que ingresan al pueblo, el pueblo quechua de Raqaypampa también cerró las vías de acceso a la comunidad y se estableció una única vía para salidas de emergencia, establecieron una normativa propia para el control del cumplimiento de las medidas de prevención y aislaron a las personas que volvían de otros países.

Otro de los municipios quechuas del Norte de Potosí, Acasio, que se mantiene como organización social, pero tiene comunidades que pertenecían al ayllu Sacaca y mantienen los principios de vida en comunidad, decidió cerrar las vías de acceso y auto aislarse, cada semana un camión del municipio debía salir para abastecer los víveres básicos, se fumigaron las calles del pueblo y las comunidades. Todas las comunidades que integran el municipio se organizaron y establecieron policías comunales para evitar la movilidad entre comunidades y garantizar las medidas del modelo de cuarentena que consensuaron.

El hashtag monocultural “quédate en casa” implica aislarse individualmente y probablemente dejar de trabajar para muchos, pero el “quédate en casa” no tiene el mismo valor en las comunidades, no puedes esperar que un quechua se quede en casa solo, se olvide de los demás mientras asegura su supervivencia, y que deje de dedicarse a su chakra ‘sembradíos, animales y tierra’. Las comunidades se aislaron sí, y también se aislaron en comunidad, porque esa es su forma de vivir, porque todos dependemos de los otros. No se puede esperar que las políticas monoculturales diseñadas en sociedades hegemónicas apliquen para estas comunidades, y mucho menos si el Estado no genera información ni medidas de acuerdo a formas de vida y organización de los pueblos indígenas, ni quechuas ni ningún otro, por esto y mucho más, es imprescindible que los pueblos indígenas tengan autonomía y gobernabilidad sobre su territorio.

En el caso de Acasio, una vez que el desabastecimiento de verduras y frutas empezó a ser inevitable, el Gobierno Municipal empezó a buscar opciones de trueque con otros municipios, pero el trueque no solo se vive a nivel municipal, sino comunal. Las familias que empezaban a desabastecerse de un elemento esencial intercambian sus productos, y no es una medida de contingencia establecida recientemente, sino una actividad normal cuando se vive en comunidad. Muchas de las personas que viven en las áreas periféricas a las urbes volvieron a sus comunidades antes de que la cuarentena total se instalara justamente porque en la ciudad, si eres indígena sobre todo y con todo lo que implica esto, es más probable que te mate el hambre antes que el virus.

Imagen 2. Esperando el trueque de productos entre los productores del Trópico de Cochabamba y el Norte de Potosí.  Fuente: Facebook Radio Kawsachun Coca.

Afortunadamente, los indígenas todavía somos muchos y mantenemos el espíritu de ayni ‘reciprocidad’. Las 6 federaciones del Trópico de Cochabamba, organización compuesta por productores interculturales relocalizados, decidieron sacar sus productos, frutas de temporada, yuca y pescado para repartir gratuitamente en las zonas más pobres de las ciudades de Cochabamba, Potosí, Oruro y Santa Cruz. Además de ir a las comunidades quechuas más alejadas de los centros urbanos como Arani, Tiraque, Raqaypampa, los Ayllus del Norte de Potosí, entre otras. Muchas de estas comunidades, devolvieron el ayni con productos locales de valles andinos como papa, maíz, trigo, etc. De esta manera, en tiempos de pandemia, cuando en las ciudades capitales se vacían los supermercados, en los pueblos el trueque y el ayni que ya era una práctica común, se pueden considerar una medida de contingencia para enfrentar la pandemia.

El concepto de vida en ayllu en todas sus manifestaciones, tanto en el manejo de territorio como las relaciones sociales que se desarrollan alrededor de él, es un factor favorecedor para sobrellevar las medidas de contingencia del virus en los pueblos indígenas andinos, pero no lo será para enfrentar el virus mismo si alguno se contagia. Las comunidades compuestas sobre todo por personas de la tercera edad, con enfermedades de base y con postas sanitarias a horas de distancia y sin insumos médicos, son el blanco perfecto para la extinción de vidas llenas de conocimiento, sabiduría y hablantes de lenguas en peligro de extinción.

El Estado Plurinacional de Bolivia reconoce 36 grupos étnicos originarios, entre ellos el quechua y declara sus lenguas como oficiales en la Constitución Política del Estado, lo cual debería garantizar que las medidas gubernamentales sean difundidas en todas las lenguas, pero esa no es la realidad, no se hicieron campañas de prevención ni de información en lenguas indígenas. La mayoría de los videos y audios difundidos con la esperanza de prevenir contagios en pueblos indígenas fueron elaborados por los mismos hablantes, profesores de idiomas e instituciones que trabajan con pueblos indígenas como CENDA, Proeib Andes, CIPCA, CEJIS entre otros.

Desafortunadamente, a pesar de esta legislación favorable las poblaciones indígenas siguen siendo las menos atendidas por el gobierno, son discriminadas por la sociedad hegemónica, sus idiomas están en serio peligro por la relación diglosia con el español, sus regiones son las que tienen menos acceso a servicios básicos y tienen las tasas más altas de pobreza, y así en ese estado de vulnerabilidad se enfrentan solos a una pandemia.

A manera de conclusión

Si el Estado vela por la protección de la salud de la población ¿por qué es indiferente con los pueblos indígenas?, por qué no se les informa, se los capacita en sus lenguas y se les protege de acuerdo a su contexto. Nos han invisibilizado por décadas, fuimos relegados en el acceso a la educación, servicios básicos y salud. El Estado puede declararse plurinacionalista y multiculturalista, pero solo lo es en un sentido folklorizante, se hace alarde de nuestra existencia para foklorizarnos y embellecernos para hablar de la riqueza cultural que representamos, pero no le importa mejorar las condiciones en que vivimos o protegernos de la pandemia que podría acabar con nosotros, porque en la realidad, y en tiempos de pandemia, seguimos siendo invisibles. El Estado no garantiza los derechos a la salud y la vida en los pueblos indígenas.

  1. La autora es boliviana, Maestría en Lingüística Indoamericana CIESAS, Ciudad de México. Correo electrónico: ruthjn45@gmail.com
  2. Datos del Ministerio de Salud https://www.minsalud.gob.bo/