Poesías: “Ella no lo sabe” y “Negrura de antaño”

Aleida Violeta Vázquez Cisneros
Poeta afromexicana
Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora Capítulo México

Nací en Cuajinicuilapa, Guerrero, un 30 de junio de 1980. Mis recuerdos son de un entorno siempre habitado por personas negras, así nos asumimos con orgullo; crecí con la firme creencia de que somos personas de gran valía y que heredamos una ancestralidad poderosa y llena de sabiduría, que tiene una raíz en el continente africano, del cual fueron traídos de manera forzada nuestros ancestros, principalmente durante la época colonial. Las mujeres de mi casa, siempre portaron con seguridad y orgullo esa ancestralidad, por lo cual, para mí, han sido siempre figuras de poder.

Cuando yo salí de mi comunidad, me encontré con que ese arraigo identitario y esa percepción que yo tengo de nuestra ancestralidad afromexicana, no tiene el mismo significado para muchas personas en nuestro México y que incluso, para muchas es desconocido, por lo cual, después de años de encarar el racismo y la discriminación en sus múltiples formas, decidí echar mano de la herencia poética de mis ancestras y empecé a escribir, reivindicando mi orgullo de ser mujer negra afromexicana.

Ella no lo sabe

Ella existe, está en todas partes
a veces callada; vive sumisa
casi invisible, como atada
hoy sus cadenas son de miedo,
de angustias, de muchas violencias
de heridas que se guardaron en el alma de sus ancestras
y se desplegaron sigilosamente en la suya.

Y camina así, como disuelta
como dispersa, como perdida;
y es que ella no sabe lo que su ancestría plasma,
no sabe que en sus venas se esconde una herencia de guerreros,
que guarda en sus entrañas semillas de esperanza;
que heredó la riqueza y la fuerza de una tierra
sobreviviente por siglos de un feroz embate.

¡Ah! Si ella supiera que su sangre tiñe de vivos colores
que alegran al mundo y contagian de vida
el alma de cualquiera;
que en su piel y en sus cabellos lleva como baluartes
el poder y la belleza de todas sus ancestras.

No, ella no lo sabe, pero qué bueno sería que lo supiera,
porque también sabría que si eleva su espíritu,
levanta su voz y pisa con fuerza,
¡este mundo calla y reconoce su esencia!


Negrura de antaño

Negrura de antaño… de siglos que ya se fueron
de cantos antiguos y de mundos viejos,
de mi madre fuerte, de mi abuela sabia;
de todos aquellos valientes ancestros.

Negritud de mi corazón que vibra al sonar de los tambores
de mi alma que canta cuando veo tus colores;
que traspasaste el tiempo y rompiste cadenas,
que burlaste a la muerte y al destierro.

Negrura que baila y que sonríe
y que se viste de fiesta a pesar del castigo;
de frutos recientes y de sangre nueva,
de ¡qué hermosura! ¡de orgullo mío!

Negritud resiliente, tú nunca mueres
porque vives en mi piel, porque corres por mis venas
¡porque sigues aquí, pujante y despierta!