Daniel Villafuerte Solís[1]
Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, Unicach
“Basta” obra de Genaro Sántiz,
tomado de https://www.galeriamuy.org/fotografia-de-chiapas/
Preludio
Chiapas vuelve a ser referencia nacional e internacional. Hace tres décadas la noticia que dio vuelta al mundo fue el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Frente a la truculenta historia de Chiapas se colocaba la ilusión de un cambio social para los sin voz y sin derechos, cuya reproducción material descansaba sobre minúsculas parcelas. Vino la guerra de los 12 días,[2] con enfrentamientos entre el Ejército Mexicano y el EZLN. No se sabe con precisión cuántos muertos hubo, pero las imágenes que más conmovieron a la sociedad fueron los muertos que quedaron en el mercado de Ocosingo, producto de una guerra asimétrica.
La novedad de la emergencia del EZLN es que ocurre en un momento en que terminaba de desintegrarse la Unión Soviética y, con ello, el fin de la Guerra Fría. Se declaraba “el fin de la historia” y el capitalismo reestructurado en su fase neoliberal se posicionaba como la única vía para la sociedad mundial. El socialismo realmente existente había muerto, pero las esperanzas de cambio social se mantenían en muchas partes del mundo, por eso el levantamiento zapatista llamó poderosamente la atención de muchos internacionalistas y luchadores sociales que veían en el movimiento el EZLN el surgimiento de un nuevo sujeto revolucionario inspirador para muchos pueblos latinoamericanos, sobre todo en el sur del conteniente (Bolivia, Ecuador, Uruguay, Venezuela).
A partir de allí se abre un largo ciclo de 30 años de ilusiones y desilusiones, de construcción de estrategias de ambos lados, una guerra de posiciones, de contrainsurgencia y de recuperación de espacios, a través de las Juntas de Buen Gobierno y la instauración de autonomías municipales, que rivalizan con los municipios oficiales. En el tablero de ajedrez la partida la ha ganado el gobierno, pero el juego final todavía está en ciernes.
Chiapas vuelve a ser noticia, pero ahora, a diferencia de hace treinta años, se trata de una profunda desilusión y preocupación. Se trata de la presencia activa del crimen organizado que paraliza y divide a la sociedad, siembra miedo, desplaza a la población de su territorio, corrompe autoridades y afecta a las actividades económicas. La irrupción del crimen organizado adquiere características particulares porque el teatro de operaciones son territorios donde habita población indígena y campesina con altos niveles de pobreza: Sierra, Altos, Norte, Centro han sido las regiones que han registrado mayor violencia criminal, aunque la presencia del crimen organizado está también en la Selva y la Costa. Se trata de casi todo el territorio chiapaneco, es una violencia que cabalga por todos los rincones de la geografía rural y urbana.
El norte se trasladó al sur: los fenómenos de violencia con la cascada de desparecidos, secuestrados, extorsionados y asesinados que se veían en el norte del país son una realidad grotesca que recién comienza a dimensionarse en Chiapas. El gobierno federal ha minimizado el fenómeno, algunas veces lo ha negado y el presidente López Obrador ha sugerido que los jóvenes no se vinculen al crimen organizado, como si se tratara de una decisión voluntaria (véase Presidencia de la República, 2024).
En los últimos meses, el mayor número de personas desaparecidas se ha concentrado en Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Palenque, Berriozábal, La Concordia, Tonalá, Frontera Comalapa y San Cristóbal de Las Casas (Canseco, 2024). Se trata de territorios donde se han registrado hechos sistemáticos de violencia criminal. Por supuesto, la geografía criminal se ha extendido a otros espacios como la selva Lacandona, sobre todo en Nueva Palestina y Frontera Corozal, y el norte, en particular Tila, lugares que han sido foco de mucha violencia con saldos rojos.
Cuerpos descuartizados, colgados, descabezados, son imágenes de la realidad emergente. La reacción de la población es de confusión y miedo. La gente toma la decisión de desplazarse a lugares más seguros o emigrar. Muchos lo hacen a Estados Unidos. Recientemente, mediáticamente se ha visibilizado el desplazamiento de pobladores del municipio de Amatenango de la Frontera, enclavado en la sierra chiapaneca, a Cuilco, Guatemala. Este hecho es solo una pequeña muestra de los efectos de una violencia criminal que rebasa los límites de lo soportable, que abona a una epistemología del desengaño que profundiza el descrédito del gobierno y de la ineficacia de las instituciones de seguridad del Estado que no cumplen su función primordial: proteger a la sociedad.
Interludio
Chiapas tiene una extensión aproximada de 74 mil km2, un vasto territorio que supera a Costa Rica, que sólo cuenta con poco más de 51 mil Km2. Su población se acerca a los 5.7 millones de habitantes, mientras que el país centroamericano contaba en 2022 con una población de 5.2 millones. El tamaño de la población de ambos espacios es equiparable, sin embargo, las condiciones económicas y sociales son diametralmente opuestas.
La riqueza generada en Chiapas, medido en términos del Producto Interno Bruto (PIB), sumó en 2022 la cantidad de 373.4 mil millones de pesos a precios constantes de 2018, cantidad que representó el 1.4 por ciento del PIB nacional. Es una economía estrecha, con una débil estructura, dominada por el sector de servicios y comercio, con predominancia de pequeños y micro establecimientos. Entre 2018 y 2020 la economía registró un decrecimiento de 4.6 por ciento, en 2021 se equiparó a la cifra de 2018 y en 2022 creció en 1.05 por ciento (INEGI, 2024a). Si se compara con Costa Rica, su PIB es 3.7 veces mayor, pues alcanzó para el mismo año 69 mil millones de dólares (CEPAL, 2024), frente a 18.6 mil millones de dólares de Chiapas. En términos per cápita el PIB para Chiapas es de 3,300 dólares al año, frente a 13,000 dólares de Costa Rica.
La generación de riqueza y su distribución es un tema fundamental que lleva a escudriñar sobre la propiedad y el usufructo de los recursos naturales. En término de las cuentas nacionales, el sector agropecuario ha venido a menos. En los años setenta representaba alrededor del 30 por ciento y se decía que Chiapas era un estado eminentemente agropecuario. En el presente su contribución al PIB es de alrededor del 7 por ciento y sin embargo sostiene una población muy significativa.
De acuerdo con XI Censo General de Población y Vivienda, en 1990 Chiapas tenía 3,210,496 habitantes. La población rural, de acuerdo con el criterio de localidades menores a 2,500 habitantes, concentraba el 59.6 por ciento de la población de la entidad. En 2020, el Censo registró una población de 5,543,828 habitantes, de los cuales 2,817,106 correspondió a población rural, lo que significó 50.8 por ciento del total.
La población estimada para el primer trimestre de 2024 fue de 5,748,869 (INEGI, 2024b) lo que revela que en 33 años se incrementó en 79.4 por ciento. En uno de los pasajes de su Ensayo sobre el principio de la población, Robert Malthus asegura “que la población se incrementa invariablemente cuando existen los medios de subsistencia” (1798/2007: 28). Esta idea contrasta con la realidad chiapaneca, pues la lógica de reproducción de la población no está en concordancia con la producción de alimentos. En los municipios donde los medios de vida son precarios la tasa de fecundidad es alta. En general, Chiapas presenta la tasa específica de fecundidad más alta del país con 2.39 (INEGI, 2024c). Chanal, uno de los municipios más pobres, presenta la tasa de fecundidad más alta con 3.4 hijos e hijas nacidos vivos de mujeres de 12 años y más; le siguen Ocotepec, Capital Luis A. Vidal, y Larrainzar (Secretaría de Hacienda-CEIEG, 2021).
El largo siglo XX fue marcado en México por acontecimientos relevantes tales como la reforma agraria cardenista, la revolución verde, la modernización del Estado reflejado en el proceso de institucionalización y corporativización, que en Chiapas sólo tuvieron lugar de manera marginal. El Censo Agrícola, Ganadero y Ejidal de 1970 revelaba la existencia de enormes superficies en pocas manos. Por eso no es casual que, desde mediados de la década de los setenta, tuviera lugar un movimiento campesino e indígena en torno a la tierra. En esos años organizaciones agraristas llegaron a Chiapas, en particular la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) en zonas como Simojovel y Pujiltic, que jugó un papel significativo en la formación de organizaciones campesinas.
Articulación del presente, pasado y futuro
Chiapas marcha con una temporalidad distinta a la del centro y norte del país; en el interior también se registran distintas temporalidades: la del capitalismo periférico, las del mundo urbano y del mundo rural, las del mundo indígena, la de la resistencia y la de la utopía. En medio de todo, está el tiempo de la globalización, de la Internet y el poderoso artefacto de la telefonía celular, que permite tener todo en un solo dispositivo: comunicación con los migrantes que se encuentran en el país y en Estados Unidos, transferencias bancarias, comercio a domicilio, compras en Amazon, una potencialidad infinita.
Tiempo y espacio contrastantes, unos conectados a la globalización a través de la migración internacional, la venta de drogas y pornografía, y otros donde la pobreza y el hambre es el pan de cada día. En lo micro, en un mismo espacio conviven realidades contrastantes. En uno de los municipios que aparece en la lista de los más pobres del país se pueden ver discordancias. Es el caso de San Juan Chamula: en la cabecera municipal se observan casas supermodernas, edificios de tres niveles, con cristales polarizados y acabados en aluminio, grandes edificios de departamentos en construcción, y por la calle principal circulan vehículos de marcas famosas como Nissan, Toyota, o Volkswagen, se ofrecen mercaderías diversas y se exhiben anuncios de empresas globales como Telcel, un paisaje contrastante frente a lo que se observa en los parajes donde se carece de los servicios más elementales.
Y, sin embargo, son espacios que operan simultáneamente, lo que hace de Chiapas un territorio denso, abigarrado, complejo, difícil de entender con los esquemas clásicos de la academia, con conceptos generados en otros momentos y espacios. Son espacios para los que una lectura profunda requiere de imaginación, de una epistemología centrada en realidades, una exploración de las profundidades, más allá de la vida cotidiana, de lo que mira el turista, de la normalidad de los mercados, del flujo de personas que van y regresan de los espacios rurales a los centros urbanos en busca de empleo, salud, educación o trámites burocráticos. Esto significa pasar del mundo cosificado, de la mirada fugaz del turista y del político que ocasionalmente visita los lugares poco transitados, al análisis profundo de lo que genera los fenómenos en el tiempo pasado y presente, que marcan el futuro.
El proceso de subjetivación política es lento, sin embargo, la generación de consciencia de las condiciones de existencia material y del entorno sociopolítico puede acelerarse por la acción de actores y sujetos colectivos. Esto ocurrió en Chiapas con la presencia de organizaciones locales y nacionales campesinas que reivindicaban la tierra, un tema urgente en los años setenta. El trabajo de la Diócesis de San Cristóbal fue clave para entender lo que ocurrió en los años ochenta y noventa con las diversas luchas indígenas y campesinas, en la recuperación de tierras, y en particular la destrucción del sistema de fincas en la zona de Simojovel.
Por otra parte, el levantamiento zapatista de hace tres décadas fue un acontecimiento que cambió la forma de ver a Chiapas. El mundo volteó la mirada a este territorio olvidado durante muchos años, la solidaridad internacional se hizo presente; internacionalistas, ONG europeas, políticos y artistas se apersonaron en la selva Lacandona. 1996 fue un año significativo: hizo acto de presencia en la selva Danielle Mitterrand, esposa del presidente François Mitterrand, y Hebe de Bonafini, dirigente de la Asociación de Madres de la Plaza de Mayo de Argentina. También estuvo Oliver Stone, quien anunció: “Haré un llamado al gobierno de Estados Unidos para que cese la asesoría militar que está dando el Ejército mexicano contra los zapatistas” (Cisneros, 2024). El EZLN marcó el tiempo del presente chiapaneco.
A 30 años del levantamiento del EZLN es urgente, desde el pensamiento crítico, una reinterpretación de los acontecimientos acaecidos en Chiapas, incorporando las nuevas problemáticas emergentes que están redireccionando la realidad, lo que debe llevar a un cambio de estrategias de acción para la transformación y emancipación. No se puede entender la situación en los estrechos marcos de la geografía chiapaneca, es necesario incorporar la dimensión nacional y global. Esto permitiría arrojar luces sobre el tiempo futuro de Chiapas.
La acumulación de procesos, principalmente de la penetración del mercado hasta los hogares más apartados de la geografía chiapaneca, junto con el abandono paulatino de las instituciones de “desarrollo”, encargadas de impulsar la producción agrícola de granos básicos y productos comerciales como el café, la caída del sistema financiero que otorgaba créditos baratos a la producción, así como la conversión de los campesinos pobres en objeto de programas sociales en lugar de fortalecer su economía, llevó a una profunda crisis del campo que se expresó en la paulatina emigración de los jóvenes del campo a la ciudad, así como en la emigración a Estados Unidos. He aquí el presente como historia, la condensación de un pasado donde el muerto oprime al vivo.
La situación descrita, junto con los conflictos de carácter político y religioso provocados en parte por la presencia cada vez mayor de partidos políticos e iglesias de distinta denominación contribuyeron a la ruptura del antiguo régimen comunitario, donde era fuerte el capital social y cultural, que se expresaba en redes de colaboración y solidaridad y hacía que la pobreza estructural fuera más llevadera. Hoy se suma la presencia del crimen organizado, una variable más que se añade a la complejidad de Chiapas.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) también ha concluido su largo ciclo de 70 años y más, con todas las secuelas, entre otras la formación de una estructura agraria polarizada, una reforma agraria tardía y limitada, una estructura de poder caciquil y corporativa a través de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP). Este viejo régimen ha muerto pero sus restos todavía pesan. Hoy la mayor parte de la tierra está en manos del sector social (ejidos y comunidades), la propiedad ejidal y comunal alcanza el 59 por ciento (RAN, 2024). Sin embargo, son tierras “sin campesinos”, están erosionadas, producen menos, de manera que la reactivación de la economía campesina llevará años. El futuro es sombrío en la Nueva Era.
El espacio-tiempo en Chiapas requiere una lectura en clave retrospectiva y actual para avizorar el futuro: los grandes temas como la tierra, los campesinos, los indígenas, la exclusión, la pobreza estructural y la nueva pobreza vienen de un continuum, al tiempo que aparece un interregno: se vive en la globalización con todos sus efectos y al mismo tiempo se padece la pobreza ancestral en muchas comunidades.
Bibliografía
Canseco, Ángel (2024, 18 de agosto). “¿Dónde están? 180 personas han desaparecido en los últimos dos meses en Chiapas”. El Heraldo de Chiapas. https://www.diariodelsur.com.mx/local/personas-desaparecidas-en-los-ultimos-meses-en-chiapas-12414322.html
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2024). Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, 2023.
Cisneros, Víctor (2024, 1 de enero). “Oliver Stone y el EZLN: Así fue el encuentro ‘hollywoodense’ entre el Subcomandante Marcos y el cineasta”. Infobae. https://www.infobae.com/mexico/2024/01/01/oliver-stone-y-el-ezln-asi-fue-el-encuentro-hollywoodense-entre-el-subcomandante-marcos-y-el-cineasta/
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2024a). Producto Interno Bruto por Entidad Federativa (año base 2018). https://www.inegi.org.mx/programas/pibent/2018/#tabulados
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2024b). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. https://www.inegi.org.mx/sistemas/olap/proyectos/bd/encuestas/hogares/enoe/2010_pe_ed15/pt.asp?s=est&proy=enoe_pe_ed15_pt&p=enoe_pe_ed15
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2024c). Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023. https://www.inegi.org.mx/programas/enadid/2023/#tabulados
Malthus, Robert (2007). Ensayo sobre el principio de la población. Claridad. (Publicado originalmente en 1798).
Presidencia de la República (2024). Versión estenográfica. Conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador del 23 de julio de 2024. https://www.gob.mx/presidencia/es/articulos/version-estenografica-conferencia-de-prensa-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-del-23-de-julio-de-2024?idiom=es
Registro Agrario Nacional (RAN) (2024). Indicadores clave en materia de Propiedad Social. http://www.ran.gob.mx/ran/index.php/sistemas-de-consulta/estadistica-agraria/indicadores-basicos-de-la-propiedad-social
Secretaría de Hacienda-CEIEG (2021). Chiapas. Población femenina de 12 años y más, 2020. https://www.ceieg.chiapas.gob.mx/productos/files/ESTMUJER/CHIAPAS_POBLACION_FEMENINA_12_Y_MAS_2020.pdf
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A 12 días de enfrentamientos armados entre la guerrilla el Ejército Mexicano declara un alto al fuego de manera unilateral. ↑