Nos organizamos o no nos ven: procesos organizativos de mujeres negras en Cartagena

Lizett Paola López Bajo[1]
UNAM

Cartagena de Indias es una ciudad del caribe colombiano con una población mayoritariamente negra pero cuya negritud queda poco clara en el debate político. Es decir, el poco autorreconocimiento de la carga histórica de la esclavitud deja poco espacio para hablar del racismo y, por tanto, se niega. A ello se agrega una situación social compleja, altos índices de pobreza, desigualdad social, inseguridad y violencia hacia las mujeres. De acuerdo con datos del Departamento Nacional de Estadísticas (DANE) la población total de la ciudad es de 1’055.035. De este total, 177.985 (18,29%) se autoidentifica como población negra, mulata o afrocolombiana. Aunque la población censada del 2018 aumentó en un 7% con respecto al 2005, la población censada que se reconoció como negra, mulata o afro cayó en un 31%, una situación compleja para explicar la realidad numérica de la población afro en la ciudad (y en el país). La ciudad tiene una de las tasas más bajas de desempleo, pero con altos niveles de informalidad, con una cifra del 56,4%, lo que la posiciona como la tercera con mayor informalidad entre las principales ciudades. El aumento de la pobreza extrema en la región es sin precedentes y Cartagena ha sido una de las más afectadas por la crisis.

En la ciudad, el movimiento social afrodescendiente, liderado en buena parte por la población palenquera había logrado la política pública para la población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera. Asimismo, las organizaciones de mujeres desde finales de la década de 1990 se habían articulado en redes de trabajo; en 2007 se creó la Mesa del Movimiento social de mujeres de Cartagena y Bolívar, una plataforma que integra varios colectivos y organizaciones feministas de la ciudad. El objetivo es identificar aquellos espacios donde se forman las decisiones que guían a las mujeres negras de Cartagena a organizarse para reclamar el ejercicio de sus derechos.

Este texto es resultado de mi investigación doctoral. La pregunta orientadora es ¿Cuáles son las razones que conducen a que las mujeres negras cartageneras decidan organizarse para reclamar el ejercicio de sus derechos? En este trabajo expongo como se ha construido un proyecto de feminismo negro en la ciudad, sus características particulares, y las demandas específicas de las mujeres negras dentro del movimiento social de mujeres, a partir de un estudio de caso, con el colectivo de Mujeres Negras, Barriales y Periféricas del barrio El Líbano, a partir de las entrevistas realizadas durante el trabajo de campo de esta investigación entre los meses de agosto y octubre de 2023.

Imagen 1. Organización de Mujeres Negras, Barriales y Periféricas. Barrio El Líbano

Fuente: fotografía propia, agosto de 2023.

Los movimientos de mujeres han enfrentado una serie de desafíos para poder consolidar sus organizaciones en tanto que experimentan toda una gama de opresiones en los formatos tradicionales como los partidos políticos, donde muchas veces son tenidas en cuenta solo para llenar las cuotas. No obstante, las organizaciones de la sociedad civil sirven como espacios de formación, crítica y activismo político. Los procesos organizativos de las mujeres negras en la ciudad han generado espacios de resistencia, de resiliencia colectiva, donde toma forma la lucha por el derecho a la ciudad y por la vida en una ciudad donde se invisibiliza lo negro, con una identidad racial clara y apuesta política movilizadora en clave racial, de género y de clase.

Las políticas neoliberales aplicadas desde finales de los años ochenta y principios de los noventa en América Latina tuvieron como consecuencia la agudización de las desigualdades en la región. A esto se suma la crisis de los formatos tradicionales de representación política a través de los partidos políticos (Bacallao Pino, 2015). Los movimientos sociales han cuestionado y criticado ambas situaciones, convirtiéndose en actores centrales de las sociedades contemporáneas. La creciente participación de las mujeres tanto en movimientos existentes como en la conformación de sus propios espacios de acción colectiva se ha caracterizado por una búsqueda de autonomía material y simbólica, revalorización cultural, afirmación identitaria y nuevas formas de acción no restringidas a los repertorios tradicionales como las huelgas y las marchas, sino otras formas como la movilización legal, el activismo digital, o el arte feminista.

Los movimientos afrodescendientes, por su parte, se han caracterizado por la lucha contra el racismo, la desigualdad y el olvido de los aportes de las personas negras a la conformación de las naciones latinoamericanas (Campoalegre Septien, 2020), la lucha por la tierra, donde juega un papel fundamental el concepto de territorio propio (González Ortuño, 2018), habitado de manera ancestral. Estas reivindicaciones han tenido como protagonistas las voces de lideresas negras de forma individual o a través de organizaciones civiles, lo que nos invita a producir un conocimiento sobre la vida de las mujeres como fundamento político y el uso del feminismo negro desde donde se “llama a desafiar la construcción que invisibiliza las vidas de las mujeres negras” (Barriteau, 2011: 9).

Lo interesante de las organizaciones de la sociedad civil es que su existencia ayuda a conservar el carácter democrático de la cultura política (Cohen y Arato, 2000), a exigir más y mejor democracia. Para el movimiento afro es poner en discusión y reflexión la categoría racial como un elemento a través del cual se excluye y se oprime, y con ello exigir más ciudadanía, acceso a recursos, inclusión y reparación histórica. De cara a este papel de la sociedad civil, las organizaciones de mujeres negras, en cuanto agentes sociales, toman la iniciativa para actuar frente a aquellas opresiones que viven. En Cartagena, estas luchas tienen origen en las organizaciones barriales y comunitarias de las ciudades, que en la actualidad se articulan con el movimiento ampliado de mujeres. La negritud funciona como ancla identitaria desde la cual miran el mundo y generan una serie de sentidos, reivindican la igualdad de derechos, de pleno cumplimiento, y les funciona como un marco de encuadre en el que generar acciones colectivas; además contribuye a generar una reflexión sobre lo que supone ser una persona negra, mejor aun: lo que supone ser una mujer negra en la ciudad.

La necesidad de organizarse responde a varias variables: la necesidad de tener espacios propios, una lista de reclamos y una agenda de derechos. La organización Movimiento de Mujeres Negras, Barriales y Periféricas es un colectivo que nace en el año 2019, en “República del Líbano”, un barrio surgido en los años 60 en las orillas de la Ciénaga de la Virgen, uno de los frentes de expansión de la ciudad informal. Varios son los problemas que aquejan esta zona: la desigualdad, pobreza extrema, falta de acceso a servicios básicos, contaminación ambiental. Para este grupo de mujeres un principio fundamental es reconocer a las mujeres negras como agentes y personas con autonomía, abandonar la narrativa de eternas víctimas, pues la revictimización es un impedimento para quienes buscan justicia. En esa línea se hace necesaria la construcción de las narrativas propias de las mujeres negras, desde sus propias experiencias, saberes y sentires.

El colectivo está integrado por mujeres mayoritariamente jóvenes que tenían experiencia en otras organizaciones de carácter medio ambiental, el movimiento estudiantil, o fundaciones pequeñas, que convergen en espacios de militancia y empiezan a conformar su propia organización. Sus orígenes estuvieron ligados a la necesidad de construir un proyecto propio que pusiera un debate serio sobre la vida de las mujeres negras en la ciudad, donde el racismo sigue siendo negado, bajo el lema de que “todos somos mestizos”. De ahí la necesidad de poner en el debate que muchas de las violencias que viven las mujeres en la ciudad no solo están atravesadas por la cuestión del género sino que también están intersectadas por la clase, la raza, la orientación sexual, entre otras formas de exclusión. La experiencia de estas mujeres está atravesada por el racismo estructural, las experiencias que a lo largo de la vida, en la escuela, en el barrio, viven de manera particular.

¿Qué les interesa? Colocar en el centro la dignidad de las mujeres afrodescendientes. El turismo ha sido una de las actividades económicas importantes de la ciudad, pero dentro de las organizaciones se ha cuestionado el papel que ha tenido en el comercio sexual y las redes de trata que existen en la ciudad, por ejemplo, la movilización por niñas negras desaparecidas en la ciudad, a partir del caso de la joven Alexandrith Sarmiento quien desapareció el 19 de marzo del 2021, de quince años en ese entonces, al salir de su casa en Bayunca en compañía de su tío y fuera desaparecida en las playas de la ciudad. La trata sexual en la ciudad combina factores sociales y económicos, agravados por la existencia de bandas criminales dedicadas a ello. A juicio de las organizaciones, no se atacan los problemas estructurales que hacen que muchas mujeres terminen en el comercio sexual, de ahí que se considere que “todo es comprable”.

Imagen 2. La vida de las niñas negras importan

Fuente: fotografía propia, agosto de 2023.

Otra lucha es contra el perfilamiento racial que les ocurre a hombres negros jóvenes por parte de la policía. El perfilamiento racial es:

Toda acción realizada por la policía o un (una) persona funcionario (a) encargado(a) de hacer cumplir la ley contra una persona o un colectivo, basada en sus características físicas (como la raza, origen étnico, apariencia, etc.), que pretende justificar una actuación sin un sustento legítimo ni objetivo (OACNUDH, 2015: 5).

El caso de Hárold Morales, un joven de 17 años y promesa del fútbol, asesinado el 24 de agosto presuntamente por un patrullero de la Policía Metropolitana de Cartagena, en el barrio San Francisco, sirvió como catalizador de este reclamo, ocasionó una movilización en la ciudad, poniendo de manifiesto que no es solo la muerte de un joven negro sino de una práctica sistemática de funcionarios hacia la población negra masculina. Estos agravios, movilizan, producen organización, que además se encuentra en diálogo otras movilizaciones afrodescendientes en América Latina y el Caribe, como el caso de Brasil con la organización, Las Madres de mayo, que se organizaron en la ciudad de San Pablo en contra la violencia policial y el acceso a la justicia de negros, pobres e indígenas (Paz Frontera, 2019).

El territorio es entendido como un proceso de construcción que se caracteriza por dinámicas de apropiación espacial no solo de las personas sino también de las instituciones, así como espacio simbólico o de referencia para la construcción de identidades (Haesbaert, 2011).

Imagen 3. Barrio República del Líbano

Fuente: elaboración propia a partir de Google Maps. En esta zona se encuentra ubicada la Casa del Movimiento de Mujeres, Negras, Barriales y Periféricas.

La lucha por el derecho al territorio que ellas han emprendido contra la construcción del malecón en esta zona de la ciudad como parte del proyecto expansionista del turismo, más exactamente en la avenida denominada Vía Perimetral, que pone en tensión el derecho a la ciudad, pues forma parte de la aplicación de políticas neoliberales en las que la expulsión de la población negra de zonas consideradas de aprovechamiento turístico ha sido una constante en la historia reciente de la ciudad. Esto quiere decir que el territorio se presenta como un campo de reconocimiento (Segato, 2006), y a la vez de disputa, de una realidad socialmente construida, que implica su propiedad, por tanto, debe ser defendido y que funciona como “el significante de identidad, ya sea personal o colectiva” (Garay Reyna, 2013: 5).

La vida de las mujeres negras está marcada por la dependencia (Barriteau, 2011). Con el fin de ser reconocidas como sujetas de derechos, emprenden una búsqueda de autonomía, justicia y equidad, como lo plantea esta organización de mujeres populares en Cartagena. El feminismo negro entonces emerge como un movimiento político que irrumpe en el corazón blanco de la ciudad y permite entender la raza y la opresión de clase, como opresiones íntimamente relacionadas e interdependientes. Se cuestionan las opresiones del género pero se entiende también que esta lucha está atravesada por otras realidades.

Estas organizaciones plantean que la vida de las mujeres negras de la ciudad necesita dignificarse, y poner en el debate público la cuestión racial como categoría de análisis útil para entender las diferenciaciones sociales. La lucha por el derecho a la ciudad, a vivir y habitarla, está atravesada por la condición racial. La población negra suele ser despojada de los territorios que habita tradicionalmente, y víctima de desplazamiento. Es necesario reconocer el derecho de esta población a construir una comunidad, de ahí que sea vital su organización en pro de la defensa del territorio negro. Esta organización de mujeres, junto con otros grupos y colectivas en la ciudad, se han posicionado como feministas negras, desarrollando una propuesta política donde establecen sus posturas frente a temas como el racismo y la defensa de la tierra y el territorio (González Ortuño, 2018), la sexualidad, y no ser consideradas solo cuerpos de consumo que por provenir de zonas marginales y excluidas son vistos como desechables (Corpas Figueroa, 2021).

La configuración de una identidad negra es un punto de partida y no de llegada (Curiel Pichardo, 2002), que posibilita “compartir un núcleo de símbolos y representaciones sociales y, por lo mismo, una orientación común a la acción” (Giménez, 1997: 17), y posee un valor determinante para cada individualidad. Las identidades individuales se desarrollan en conjunto con las identidades colectivas en una suerte de relación dialéctica que los hace sentir que tienen un sentimiento de pertenencia común a todos y moviliza a las personas afectando todas las formas contemporáneas de la participación política, un proceso nunca terminado que muestra la relación entre los sujetos y las practicas discursivas (Hall, 2003). En el caso de las poblaciones negras en Colombia “lo hicieron mediante la activación de tradiciones afrocolombianas y creencias religiosas que les devolvían un sentido de control sobre sus vidas, o resistiendo tácita pero persistentemente en la realización de sus oficios” (CNRR, 2011: 309).

Las mujeres negras han recorrido un largo camino en la búsqueda de espacios comunes, construcción de aliados, lucha por la tierra y el territorio. La presencia de las mujeres negras dentro del movimiento en el movimiento feminista en Cartagena y en el movimiento afrodescendiente latinoamericano y caribeño tiene mucho pasado. Ahora hay una nueva interrogante por el papel de las mujeres negras al interior de ambos movimientos. El feminismo negro prioriza y problematiza la raza como una relación social y la simultaneidad de las opresiones, expone la intersección de la clase, el género, y la raza, y cómo no son opresiones que sucedan en distintos momentos sino que todas ocurren al mismo tiempo, a la vez que problematiza las esferas pública y privada. Por ejemplo, que una joven negra pueda desaparecer y que las autoridades no la busquen, o que se asesinen jóvenes negros de sectores populares. Estas agendas no implican una división de los movimientos, son más bien el posicionamiento de las sujetas y su inserción en el mundo compartido y de los repertorios a partir de los cuales se piensan a sí mismas.

Bibliografía

Bacallao Pino, L. M. (2015). Movimientos sociales latinoamericanos: relaciones entre lo individual y lo colectivo. En J. Aguilar García y M. Camarena Luhrs (coords.), Los movimientos sociales en la dinámica de la globalización (pp. 135-160). Instituto de Investigaciones Sociales – UNAM.

Barriteau, V. E. (2011). Aportaciones del feminismo negro al pensamiento feminista: una perspectiva caribeña. Boletín ECOS, (14), 1-17.

Campoalegre Septien, R. (2020). Feminismos negros: debates epistêmicos e desafios políticos. Geopauta, 4(3), 33-44. https://doi.org/10.22481/rg.v4i3.7484

Cohen, J. y Arato, A. (2000). Teoría Política y Sociedad Civil. Fondo de Cultura económica.

Corpas Figueroa, J. N. (2021). Afroepistemologías, feminismos negros y afrodescendientes en Latinoamérica y el Caribe: epistemes para interpelar a las ciencias sociales. Perspectivas Revista de Ciencias Sociales, 6(11), 72-96. https://doi.org/10.35305/prcs.vi11.441

Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) (2011). Mujeres y guerra: Víctimas y resistentes en el Caribe colombiano. CNRR – Grupo de Memoria Histórica / Ediciones Semana / Taurus.

Curiel Pichardo, R. (2002). Identidades esencialistas o construcción de identidades políticas: El dilema de las feministas negras. Otras Miradas 2(2), 96-117.

Garay Reyna, Z. M. (2013). El locus del espacio en las representaciones de la realidad. CLACSO.

Giménez, G. (1997). Materiales para una teoría de las identidades sociales. Frontera Norte, 9(18), 9-28.

González Ortuño, G. (2018). Los feminismos afro en Latinoamérica y El Caribe, tradiciones disidentes: del pensamiento anticolonial a la defensa de la tierra. Investigaciones Feministas, 9(2), 239-254.

Haesbaert, R. (2011). El mito de la desterritorialización. Del “fin de los territorios” a la multiterritorialidad. Siglo XXI.

Hall, S. (2003). Introducción ¿quién necesita identidad? En S. Hall y P. du Gay (comps.), Cuestiones de identidad cultural (pp. 13-39). Amorrortu editores.

Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) (2015). Guía práctica para elaborar informes sobre perfilamiento racial.

Paz Frontera, A. (2019, 19 de marzo). Madres de mayo de Brasil: contra la violencia estatal. Latfem. https://latfem.org/madres-de-mayo-de-brasil-contra-la-violencia-estatal/
(consultado el 26 de diciembre de 2024).

Segato, R. L. (2006). En busca de un léxico para teorizar la experiencia territorial contemporánea. En D. Herrera-Gómes, y C. Piazzini (eds.), (Des) territorialidades y (No) lugares. Procesos de configuración y transformación social del espacio (pp. 75-94). La Carreta Editores.


  1. lizettlopez@comunidad.unam.mx