Niñeces, transición agroecológica y salud
en El Rodeo, sur de Jalisco

Alejandro Macías Macías[1]
Yolanda Lizeth Sevilla García[2]
Centro Universitario del Sur, UdG

Contexto

En 2014, un colectivo de investigadores y estudiantes de la Universidad de Guadalajara tuvo la oportunidad de conocer El Rodeo, pequeña localidad rural de 937 habitantes (INEGI, 2020), localizada en la sierra del Tigre dentro del municipio de Gómez Farías, al sur del estado de Jalisco. A partir de entonces, se establecieron lazos de colaboración con distintas familias campesinas, a través de los cuales se han desarrollado distintos proyectos orientados al cuidado de las riquezas naturales locales, la mejora de las condiciones de salud de sus habitantes y la recuperación de los vínculos comunitarios tan erosionados por la cultura individualista y competitiva del capitalismo.

En ese contexto, en 2021, el colectivo, preocupado por el deterioro de la naturaleza y la salud de los habitantes locales debido al uso creciente de pesticidas en las actividades agrícolas y la expansión de la agroindustria del aguacate, pudo obtener apoyo económico del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, a través de los Programas Nacionales Estratégicos en el área de Sistemas Socioecológicos, para la ejecución del proyecto de investigación e incidencia denominado “Transición agroecológica en la agricultura de pequeña escala en tres regiones agrícolas de México”, registro número 319060.

Este proyecto, que tiene una visión de género e intergeneracional, tiene como objetivo lograr procesos de transición agroecológica integral en distintas comunidades de México, entre ellas El Rodeo, a través de un modelo que abarca desde la producción sustentable y saludable de alimentos, hasta la distribución de los mismos con base en mecanismos de economías alternativas, el rescate de los saberes locales y su puesta en práctica a través de diálogos transdisciplinares de saberes, y la difusión de las experiencias campesinas y agroecológicos por distintos medios.

En dicho modelo la participación de las niñeces resulta fundamental bajo el argumento de que son ellas las que darán viabilidad a los procesos de transición agroecológica para que no se conviertan en una efímera moda posmoderna, y transiten hacia procesos continuos y de largo plazo que permitan superar la actual crisis medioambiental y la degradación en la calidad de los alimentos que consumimos.

La puesta en práctica del proyecto de transición agroecológica entre las niñeces de El Rodeo inició con la figura de escuela de saberes rurales para niñas y niños que hemos llamado Pitenzin. Posteriormente, con el apoyo de las maestras de la escuela primaria local, llamada Lázaro Cárdenas, se instaló un huerto escolar, y más adelante se inició un proyecto de investigación sobre el estado nutricio y la presencia de pesticidas en la orina de las niñas y niños que asisten a este centro escolar.[3] De esta investigación, todavía en proceso, se derivarán otras actividades relevantes para consolidar la incidencia en este sector de la población local.

Estado nutricio y pesticidas en las niñeces de El Rodeo

A grandes rasgos, la primera evaluación realizada en diciembre de 2023 sobre el estado nutricio de 124 niñas y niños que asisten a la escuela primaria Lázaro Cárdenas, arrojó que 13% estaban desnutridos, 17.1% presentaban sobrepeso y 13.8% adolecían de obesidad. Es decir, cinco de cada diez niños presentaron una mala alimentación derivada, entre otras razones, de las condiciones económicas de algunas familias, pero también de los cambios en la cultura alimentaria provocados por la irrupción de comestibles industrializados y poco nutritivos en una comunidad que hasta hace poco estaba relativamente aislada y de alguna forma protegida de este tipo de mercancías.

Al desagregar las cifras anteriores, se observa que 43.8% de los niños desnutridos tenían 6 años de edad y representaban el 36.8% del universo de este grupo. Por su parte, el sobrepeso se presentó principalmente a partir de los 8 años de edad (71.4% de todos los niños con sobrepeso y 17.2% del universo de estos grupos de edad) y la obesidad a partir de los 9 años (64.7% y 18.3% respectivamente). Es decir, mientras las niñeces suelen llegar a la primaria en condiciones de desnutrición, conforme crecen y adquieren una cultura alimentaria poco saludable, que antes no se presentaba en territorios rurales relativamente apartados como El Rodeo, niños y niñas transitan hacia el sobrepeso y la obesidad con los problemas de salud que ello conlleva.

Finalmente, las cifras por sexo muestran que, mientras 16.7% de las niñas presentaron desnutrición, sólo 10.1% de los niños estaban en esa condición. En contrapartida, 36.2% de los niños tuvieron sobrepeso u obesidad, por sólo 24.1% de las niñas, lo que nos refiere a una desventaja histórica y no superada de las mujeres en el acceso a los alimentos desde los primeros años de vida, en tanto que los hombres suelen tener mayor posibilidad de obtener los mismos, incluso tratándose de comestibles industrializados.

En cuanto a la presencia de pesticidas en el cuerpo de las niñeces, la primera recopilación de datos se llevó a cabo en una fecha en que las actividades agrícolas son mínimas, por lo que, por ahora, los resultados no resultaron tan alarmantes como en otras zonas rurales de Jalisco y de México. Sin embargo, sí se identificaron algunos químicos en todos los alumnos de la primaria y otros sólo en algunos niños y niñas. Entre los primeros se encuentra el fipronil (insecticida del grupo de los fenilpyrazoles que se utiliza en la agricultura, pero también en espacios urbanos) y el DEET (repelente de insectos que se utiliza para prevenir picaduras y mordeduras de mosquitos, moscas, pulgas y otros insectos voladores), mientras que entre los segundos están la hormona oxandrolona (en 8 niños), el 2,4-diclorofenoxiacético —un ingrediente utilizado en muchos herbicidas— (16 niños), así como cuatro insecticidas del grupo de neonicotinoides, que pueden provocar efectos adversos en humanos, otros mamíferos y abejas: acetamiprid-N-desmethyl (32 niños), clotianidina (9 niños), tiametoxam (13 niños) y tiacloprid (17 niños).

A partir de la información anterior resulta evidente la necesidad de desarrollar estrategias con las niñeces y sus padres, que ayuden a mejorar sus condiciones de nutrición y a fomentar la producción de alimentos saludables que no utilicen agroquímicos. Así, en el marco del proyecto de transición agroecológica, dos han sido por ahora las principales herramientas puestas en marcha:

Huertos agroecológicos escolares

En el marco del proyecto de transición agroecológica integral en El Rodeo, que en 2022 dedicó sus esfuerzos a equipar cuatro parcelas campesinas y algunos predios de traspatio para que funcionaran de manera agroecológica, en 2023 se tuvo el apoyo de las profesoras de la escuela primaria Lázaro Cárdenas para instalar allí el primer huerto agroecológico. Varios son los objetivos que se persiguen con esta estrategia:

1. Involucrar a las niñas y niños en el conocimiento de la agroecología y sus potencialidades, considerando el papel estratégico que tendrán para el futuro de la transición agroecológica.

2. Apoyar los procesos de enseñanza de las y los alumnos, principalmente en el área de ciencias naturales y en el conocimiento de las plantas y animales de su entorno. Al respecto, una anécdota reciente hace más relevante esta necesidad. En un pequeño mercado agroecológico que se instaló en el patio de la primaria, los niños se sorprendieron al conocer los huevos de codorniz que ahí se vendían. Esta reacción, que hubiera sido una reacción normal en una zona urbana, resultó extraña en una comunidad rural, donde se supone que las y los niños viven en contacto directo con la naturaleza.

3. Promover la agroecología entre las distintas familias que viven en la comunidad a través de las experiencias que las niñeces tengan en el huerto y que, posteriormente puedan transmitir sus padres. Esta comunicación potencialmente podría dar origen a la conformación de nuevas parcelas o huertos agroecológicos.

4. Incorporar los frutos del huerto agroecológico como ingredientes a los alimentos elaborados en el comedor escolar. Así se atienden dos necesidades del proyecto: por un lado, que las y los alumnos puedan consumir alimentos sanos y sustentables en beneficio de su nutrición y salud, y por otro, que paulatinamente modifiquen su cultura alimentaria para que las frutas, verduras y cereales vuelvan a ocupar un papel importante en sus gustos en lugar de comestibles industrializados, excesivos en azúcares y grasas. Al lograr lo anterior, las niñeces podrán influir también en cambios alimenticios en sus respectivas familias.

En el huerto escolar de la primaria Lázaro Cárdenas se trabaja para producir diversas hortalizas y frutas endémicas de la región, además de maíz y otros cereales y plantas medicinales.

Un aspecto fundamental que rige las actividades en el huerto es el interés de los facilitadores por no imponer a los niños ni a sus profesoras categorías académicas o discursos tecno-científicos. Por el contrario, de acuerdo con los principios del proyecto de transición agroecológica respecto al fomento a los diálogos de saberes transdisciplinares, en el huerto escolar se dialoga con las niñeces, para conocer y valorar sus propios saberes en la construcción de las alternativas para producción en el huerto. En esta labor, una figura que ha sido relevante es la escuela Pitenzin de saberes rurales para niñas y niños, de la que hablaremos enseguida.

Pitenzin. Escuela de saberes rurales para niñas y niños

Pitenzin, que en lengua náhuatl significa pequeño o pequeña, es un espacio educativo informal creado para fomentar el diálogo de saberes intergeneracional con las niñeces. Funciona mediante la metodología denominada pedagogía del bosque, como propuesta alternativa y de resistencia a la educación convencional.

Figura 1. Sesión de Pitenzin, 15 de julio 2023.

Fotografía tomada por Alejandro Macías


De acuerdo con la pedagogía del bosque, para aprender las niñas y los niños no tienen que estar en espacios cerrados y utilizar necesariamente materiales como lápices, cuadernos o productos de la tecnología. Por el contrario, también pueden hacerlo en entornos abiertos que los conecten con la naturaleza, donde las niñeces obtienen numerosos recursos didácticos (Pérez de Ontiveros, 2021: 1303-5) que les permitirán aprender de manera holística y experiencial, a través del juego libre y el desarrollo de la creatividad (Elices, 2023). En ese proceso, los educadores abandonan el papel de únicos poseedores del conocimiento para asumir el de facilitadores.

La pedagogía del bosque tiene varios objetivos: 1) reconectar a los niños y a las niñas con la naturaleza, que la conozcan, la entiendan y aprendan a quererla; 2) explorar diversas formas de aprendizaje holístico que pueden desarrollar las y los niños a través de las herramientas que les ofrece la naturaleza; 3) enseñar a los adultos que los tiempos de los niños para aprender son más importantes que los tiempos institucionales y burocráticos, y 4) socializar con las niñeces formas distintas de relacionarse con la naturaleza, en las cuales se conviva con ella y no se le quiera dañar.

Otro objetivo más de Pitenzin es fomentar el diálogo de saberes entre niñas y niños y entre estos y sus facilitadores, para encontrar diversas opiniones respecto a un tema o acción que se pretenda realizar, pues a pesar de su corta edad, las niñeces suelen poseer valiosos saberes provenientes de sus familias y sus respectivos entornos, y mucha iniciativa para encontrar soluciones que están nubladas para los adultos.

Referencias bibliográficas

Elices, M. (2023, 8 de junio). Escuelas Bosque: ¿qué son, cuál es su origen y en qué pueden beneficiar a los niños? Mel Elices. Educadora infantil. https://melelices.com/que-son-las-escuelas-bosque/

Pérez de Ontiveros, A. (2021). La Escuela Bosque como modelo de escuela alternativa: antecedentes, características y repercusión. Revista de educación ambiental y sostenibilidad, 3(1), 1303. http://dx.doi.org/10.25267/Rev_educ_ambient_sostenibilidad.2021.v3.i1.1303


  1. alejandrom@cusur.udg.mx

  2. lizeth.sevilla@cusur.udg.mx

  3. Proyecto dirigido por el Dr. Felipe de Jesús Lozano Kasten y el Dr. Alejandro Aarón Peregrina Lucano, ejecutado por la Enf. Yajaira Torres Valdovinos.