Música que cobija. El rebozo desde la perspectiva de mujeres compositoras y aproximaciones a sus audiencias desde la antropología de la música[1]

Isaura Carbajal Jiménez
ENAH



En México muchas generaciones de mujeres han usado rebozo, esta prenda de estructura rectangular cuyos extremos más cortos terminan en flecos o puntas ha sido elaborada en la mayor parte del país siguiendo técnicas textiles diversas, de tal manera que se puede encontrar en una gama muy amplia de estilos.

Si bien el uso de los rebozos ha sido documentado en múltiples soportes visuales este artículo se centra en la representación sonora de dicha prenda desde la perspectiva de mujeres compositoras, así como en la recepción de estas piezas musicales en sus audiencias.

Para tal tarea, priorizo la antropología de la música entendida como el campo que busca reivindicar el estudio de la música en tanto creación humana, al ser un elemento constante en la vida social ya sea de manera pública o privada. Para mostrar la importancia y valía de realizar investigaciones centradas en la música, John Blacking plantea que “la función de la música es reforzar ciertas experiencias que han resultado significativas para la vida social, vinculando más estrechamente a las personas con ellas.” (Blacking, 2006: 155)

Aunado a lo anterior Ruth Finnegan (2002) propone centrarse en los procesos activos, las prácticas y convenciones a través de las cuales las personas producen y experimentan colectivamente la música. En cuanto a las audiencias, sugiere que en la escucha y la experiencia musical intervienen emociones derivadas de pautas sociales interiorizadas y reinterpretadas por los individuos, de tal manera que éstos puedan apreciar o incluso descartar la música y sus contenidos.

Ambos autores puntualizan la importancia de preguntar ¿quién escucha?, ¿quién toca y canta? y ¿por qué?, así como el hecho de considerar a las audiencias no como receptores pasivos sino como parte plenamente activa en la práctica musical.

La metodología

El análisis se realiza a partir de tres composiciones musicales realizada por mujeres, siguiendo la metodología planteada por Finnegan (2002, 2003a, 2003b) que contempla además de los métodos tradicionales de la antropología, la revisión de prensa, así como la atención a las experiencias de los oyentes y su participación activa en la música, sea ésta presenciada en directo o a partir de música grabada, de tal forma que se puedan realizar aproximaciones a las respuestas de las audiencias.

De dichas composiciones se indica a su creadora e intérprete, también se mencionan las condiciones que propiciaron la creación de la pieza, de forma que en las obras se abordan temas que entretejen su historia personal y su trayectoria musical.

De igual manera, se contemplan algunos espacios de difusión y reproducción de las canciones, que perfilan el tipo de audiencias y la manera en que la música es experimentada, tal como Blacking (2006) y Finnegan (2003a) plantean sobre ciertas convenciones que los oyentes han adquirido para participar de la música. Además, estas perspectivas, permiten ubicar que en los espacios donde se difunde la música, los instrumentos, la vestimenta, los ritmos, el programa seguido y los elementos visuales son parte de la experiencia musical y de cómo es interpretada y apropiada por las audiencias. (Finnegan, 2003b.)

Corazón de rebozo de La Rebocería. Fotografía: Isaura Carbajal, 2022


Las compositoras, sus canciones y las audiencias

«El rebozo» [I] es una obra de Laura Marina Rebolloso Cuéllar, grabada por la artista y el Ensamble Marinero en 2011. Esta canción está basada en el son jarocho y surge gracias a una beca de composición de música con la que realiza algunas piezas cuya temática gira en torno a la maternidad que la artista experimentaba en esos momentos. Laura cuenta “’El rebozo’ es la historia de una mamá trabajadora”[2] refiriéndose a esa parte de su vida en la que vivía su maternidad, trabajaba, creaba música, y durante la cual, también atravesaba por una época difícil por el sensible fallecimiento de su padre y la violencia ejercida por su entonces pareja.

Dentro de esta coyuntura, relata cómo es que, gracias al apoyo que su madre le brindaba para cuidar a sus hijos, al arrullarlos con rebozo, al mostrarle cómo usarlo a la hora de cargar a su bebé, y tejiendo esa red de apoyo con ella y sus hijos, pudo salir adelante y continuar con la creación de su música, finalmente dice: “el rebozo es el mundo de las mujeres, es la solidaridad entre las mujeres.”[3]

Producto de estas vivencias, su canción es enunciada desde el punto de vista del descendiente, que es cobijado, arrullado y resguardado con esta prenda durante los primeros años de vida.

En el rebozo de cien colores me dormiré,
en el descanso, que ya no llore, me quedaré,
¡ay!, me quedaré, ¡ay! Mamá me quedaré.

Mamá, mamá, ¡ay! mami, mamá, quédate a mi lado, calor anhelado.
Seguro me siento, en brazos contento de amor, amarrado.
En el rebozo cuando me cargas, yo soy feliz,
tu pecho suena, en la noche larga soy codorniz, ¡ay! soy codorniz,
¡ay! soy codorniz.

Mamá, mamá, ¡ay! mami, mamá, quédate a mi lado, calor anhelado.
Seguro me siento, en brazos contento de amor, amarrado.

Esta pieza además de ser ejecutada y comentada durante la presentación del disco del cual forma parte, titulado El cascabel en mis venas, en espacios tales como el Centro de Ensayos para Orquestas del INBA en la Ciudad de México, en el Teatro del Estado de Veracruz, y distribuida con el apoyo de universidades y centros culturales en ciudades extranjeras; es socializada en diversas plataformas de música y en espacios de cuidado y acompañamiento de mujeres en etapas de embarazo, durante el alumbramiento y en los cuidados que conllevan los primeros años de vida de la descendencia.

La autora abre espacios de reflexión en su trayectoria, su perspectiva como mujer, música, hija, madre, esposa, estudiante, becaria, trabajadora, los aspectos negativos en su vida, que forman parte del tiempo en el que se creó y produjo la canción, la violencia vivida, los engaños, el rebelarse a las prácticas sexistas en la música, y reconocer que ella sabe, que ella crea, que ella canta, que es valiosa.

«El rebozo» [II] escrita en el año 2012 por Lilia Gabriela Zepeda Flores e interpretada por Dina Buendía y Fernando Rodríguez. Esta canción surge como un homenaje a los usos históricos del rebozo y a las mujeres de su familia que lo han portado durante varias generaciones, en especial a su madre de la que cuenta, fue parte del Ballet Folklórico de Yucalpetén en Yucatán en la década de los cuarenta del siglo XX.

Esta pieza fue compuesta a petición de Guadalupe Zepeda, tía de la compositora, para amenizar un desfile de Reb Art actualmente Paño de sol, empresa que se dedica a la divulgación, revalorización, rescate y venta de rebozos; además, la canción forma parte de un DVD que muestra ciento una formas de usar rebozo, de tal suerte que fue y es socializada en un espacio y en un material cuyo objetivo primario consiste en difundir e incentivar el uso de esta prenda de manera cotidiana al considerarlo como un accesorio de moda aplicable a diversos estilos de vestir de mujeres, hombres y niños.

Derivado de lo anterior, los discursos que se enuncian en esta composición exploran emociones emanadas del hecho de ver y portar un rebozo, remarcando la identidad mexicana a partir de la memoria de la participación de las mujeres durante la Revolución, así como su impronta durante la maternidad y la relación con una pareja.

Cuando miro aquel rebozo, se vuelca todo mi ser,
en mi México querido y el calor de mi querer (x2)
Siento a mi madre cercana, escucho su corazón
y aunque ella se ha marchado
este rebozo guarda su olor (x2)
Llevo también en la sangre, tantos recuerdos de glorias,
hembras revolucionarias luciendo rebozos con honor,
 luciendo rebozos con honor (x2)

Morena, morena mía, rechula por siempre serás,
 con ese elegante rebozo, yo te llevo hasta el altar.
Princesa de mis amores, vendedora un día de fiesta,
envuélveme en tu rebozo y véndeme un beso de amor. (se repite)

-Morena, morena mía
-soy de ti
rechula por siempre serás
-y tú de mí
-con ese elegante rebozo yo te llevo hasta al altar
-me voy contigo al altar
-princesa de mis amores
-te entrego mi vida
-vendedora un día de fiesta
-con el corazón
envuélveme en tu rebozo y véndeme un beso de amor

Orgullo llevo encendido, porque mexicana soy,
una historia de un rebozo en mi pecho por siempre te doy.

Tanto Laura Rebolloso como Gaby Zepeda comparten un sistema de valores vinculado socialmente a la prenda, ya sea la importancia como parte de su vestimenta cotidiana producto de una tradición heredada por mujeres de su grupo de parentesco, por ser cobijo durante sus infancias y auxiliar y abrigo en sus propias maternidades, como parte de sus ajuares de fiesta, así como por el conjunto de saberes de lo que implica lo hecho a mano. Ellas han vertido en sus canciones una experiencia individual que se comparte con la experiencia colectiva, de tal suerte que sus canciones han sido bien recibidas por mujeres y hombres con experiencias similares, así como por otros sectores que han reinterpretado este bagaje cultural y se lo han apropiado.

«El rebozo» [III] es ubicado como un son de tarima creado por María de los Ángeles Martínez Osorio, cantada por el grupo La Mixanteña de Santa Cecilia; de igual forma grabada por otras agrupaciones tales como Tlaxcamati para Radio Educación en octubre de 2018, por Los Tlaminques Cazadores de Tecuanes en la toma del INPI por mujeres otomíes en junio de 2021 y además es socializada en fandangos, en eventos realizados en museos e incluso en redes sociales.

Esta pieza expresa el uso del rebozo como prenda para bailar, como cobijo y cubierta, así como una suerte de amuleto.

Me compre un rebozo de esos de colores, me compre un rebozo de esos de colores
y lo voy a usar sin tantos temores, y lo voy a usar sin tantos temores.
Teje mujer teje, teje los colores, teje mujer teje, teje los colores,
 que si sólo hay negro, constrúyelo rojo, que si sólo hay negro, constrúyelo rojo.

Te saco a bailar, no a pedir amores, te saco a bailar, no a pedir pasiones.
No es para cargar penas o rencores, no es para cargar penas o rencores.
Teje mujer teje, teje los colores, teje mujer teje, teje los colores,
 que si sólo hay negro, constrúyelo rojo, que si sólo hay negro, constrúyelo rojo.

Me tapa del viento, me cubre en el sueño, me tapa del viento, me cubre en el sueño,
Me cubrió del mal, que eran tus amores, me cubrió del mal, que eran tus pasiones.
Teje mujer teje, teje los colores, teje mujer teje, teje los colores,
 que si sólo hay negro, constrúyelo rojo, que si sólo hay negro, constrúyelo rojo.

Esta canción se distingue al presentarse como una perspectiva individual, ajena en referencias a un grupo de parentesco o a cuestiones históricas. Algunas interpretaciones entre las audiencias la han ubicado más como una oda a la fortaleza y resiliencia de la propia mujer, a la autonomía en la toma de decisiones y la superación de adversidades. Si bien este tipo de interpretaciones puede o no coincidir con la idea a partir de la cual la compositora creó la canción, sí da cuenta de la recepción que tiene entre algunos de los escuchas y que como mencionaba Finnegan da cuenta de las prácticas musicales.

Finalmente, el estudio del rebozo a partir de la perspectiva de compositoras mexicanas da cuenta tanto de sus propias experiencias con la prenda, como su uso en diversos contextos y circunstancias, en espacios privados y públicos, tanto el uso durante el embarazo, la crianza, la vida diaria y las fiestas; como ceremonias oficiales y conmemoraciones nacionales. Además, a partir del estudio de la música de la mano de antropólogas como Ruth Finnegan podemos ahondar en el análisis de temas particulares como el papel y la lucha de las mujeres en la música, la solidaridad entre las mujeres, la construcción de la maternidad en México, y la violencia patriarcal.


Bibliografía

Blacking, John  (2006), ¿Hay música en el hombre?, Madrid, Alianza Editorial.

Finnegan, Ruth (2002), “¿Por qué estudiar música? Reflexiones de una antropóloga desde el campo”,                  en Trans. Revista Transcultural del Músicanúm. 6, s.p.

——————– (2003a), “Música y participación”,  en Trans. Revista Transcultural de Música, núm. 7, s.p.

——————– (2003b), “Music, Experience and the Anthropology of Emotion” en ed. Martin Clayton, Trevor Herbert, Richard Middleton, The Cultural Study of Music a Critical introduction, Nueva York y Londres, Routledge, pp. 181-192


[1] Este artículo se desprende de Carbajal Jiménez, Isaura (2021), «El rebozo: análisis de la trayectoria de una prenda icónica a partir del cancionero mexicano», Tesis de Licenciatura en Etnohistoria, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia.
isaudzul@gmail.com

[2] Rebolloso Cuéllar, Laura Marina [entrevista por ICJ], compositora, sonera y productora musical, El rebozo en su trayectoria personal y profesional, 2022, 27 de mayo, México.

[3] Ibid.