Verónica Vázquez Valdés[1]
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México
Resumen:
Desde el surgimiento de la fotografía, se ha utilizado como un registro que plasma parte de la realidad. Desde arqueólogos, antropólogos sociales, etnólogos, sociólogos y comunicólogos, han usado la fotografía como una herramienta metodológica en la investigación o como principal fuente de investigación.
Este trabajo aborda una experiencia de antropología visual a través de la fotografía de los totonacos de un pueblo en la Sierra Norte de Puebla de México. En el cual los totonacos son los protagonistas de registrar su vida cotidiana. El material fotográfico fue analizado desde la semiótica de la fotografía y en una metodología participativa de diseño propio, para la comprensión de la cultura visual propia del grupo originario mencionado, confrontando lo encontrado con los parámetros de la cultura visual occidental.
El lente fotográfico: los totonacos de la Sierra Norte de Puebla
Los totonacos representan el 44% de la población indígena de la Sierra Norte de Puebla y el Totonacapan, según la CDI (2006: 48). Los totonacos son un grupo étnico mexicano de origen prehispánico. Hoy día habitan una porción que incluye parte de los estados de Puebla y Veracruz.
Con respecto a la reproducción fotográfica de los totonacos me pregunto: ¿quién los ha fotografiado?, ¿cómo han adquirido las fotografías que tienen en sus casas?… Cuentan las personas mayores, que antes no tenían fotógrafo en la comunidad, por lo que tenían que caminar a La Ceiba para tomarse la foto o, en su defecto, ir a Pantepec o Villa Juárez, a muchos kilómetros más. Si no encontraban al fotógrafo se iban a otros lugares aún más alejados como: Huauchinango o Poza Rica. En eventos religiosos como bodas, bautizos, confirmaciones, primeras comuniones y quince años, solían ir a la iglesia de La Ceiba y a su vez aprovechaban para tomarse la foto del recuerdo.
Es por ello que los totonacos de esa región cuidan y protegen sus fotografías como un gran recuerdo, ya que las suelen guardar en un forro de plástico y las colocan en sus altares. Otras personas enmarcan sus fotografías y son colocadas en el interior de la casa, por lo regular cerca de los altares. Las personas que no tienen la costumbre de los altares las suelen colocar en su habitación de dormir, y las fotos que no enmarcan, las guardan en una bolsa de plástico transparente dentro de una caja de cartón.
Foto: Verónica Vázquez Valdés, Armando, Fotógrafo de San Pedro Petlacotla, Puebla.
Desde el año de 1991 la comunidad de San Pedro Petlacotla cuenta con un fotógrafo llamado Armando R. Nació en Huauchinango, Puebla. Estudió ocho años en el Ejército Mexicano en Coahuila, donde aprendió fotografía. Su primer trabajo de este tipo fue precisamente en el ejército, donde tomaba fotografías al gobernador y a las personas que les entregaban despensas. Actualmente, Armando es muy conocido en la comunidad de San Pedro Petlacotla, las personas le encargan que tome fotografías en sus fiestas religiosas, cumpleaños, rituales de partera, rituales de costumbre y altares de todos santos.
La cámara fotográfica: semiótica de la fotografía
Vilches (1984) señala que la noción de texto se halla ampliamente teorizada por la lingüística textual y la pragmática, que la han seleccionado como objeto de análisis. Es a través de la textualidad donde es realizada no sólo la función pragmática de la comunicación, sino también, donde es reconocida por la sociedad.
Por otra parte, Eco (1981) enfatiza que el texto es una máquina semántico-pragmática que pide ser actualizada en un proceso interpretativo, cuyas reglas de generación coinciden con las propias reglas de interpretación. Bajo esta perspectiva, Lotman (1979) afirma que las novelas, los programas de televisión, las informaciones periodísticas, las fotos y las pinturas, pueden ser estudiados como textos.
Aquí nos enfocaremos a la semiótica de la fotografía, la cual se vertebra en la semiótica de la imagen. […] Cuatro líneas de la semiótica aplicada, cuyas bases se encuentran en los trabajos de Peirce, Hjelmslev, Greimas y Barthes dominan la investigación sobre la fotografía. Los trabajos de Brög, (1979) y Schmalriede (1981) siguen la tradición de Peirce y de la escuela de Stuttgart de Max Bense (1965). La semiótica glosemática de Hjelmslev fundamenta los trabajos de Lin- dekens (1971; 1973; 1976 y 1978). Floch se orienta por la semiótica estructural de Greimas (Floch, 1980; 1985; 1986), y Barthes se cuenta como uno de los clásicos de la semiótica de la fotografía (Barthes, 1961; 1964a; 1980a, 1980b). (Santaella y Nöth, 2003: 99)
Barthes es considerado como el pionero en desarrollar estudios semióticos de la fotografía, en sus dos artículos “El mensaje fotográfico” (1961) y “La retórica de la imagen” (1964), publicados hoy en día en el libro Lo obvio y lo obtuso. En el primer artículo, Barthes argumenta que la fotografía de prensa es un mensaje. Este autor enfatiza que en la fotografía, el mensaje denotado, al ser absolutamente analógico (es decir, privado de un código), es además continuo, y no tiene por objeto intentar hallar las unidades significantes del primer mensaje; por el contrario, el mensaje connotado comprende efectivamente un plano de la expresión y un plano del contenido: significantes y significados. Esto obliga, por tanto, a un auténtico desciframiento. En el segundo artículo, Barthes analiza un anuncio publicitario de Panzani (paquetes de pasta), resaltando el mensaje lingüístico, la imagen denotada y la imagen connotada.
Respecto a la imagen fotográfica, Barthes (1986: 13) señala que
no es real, pero, al menos, es el análogo perfecto de la realidad, y precisamente esta perfección analógica es lo que define a la fotografía delante del sentido común. Y así queda revelado el particular estatuto de la imagen fotográfica: es un mensaje sin código. De esta proposición se hace imprescindible deducir de inmediato un corolario importante: el mensaje fotográfico es un mensaje continuo.
Mientras tanto, Montalbán (2006: 53) señala que:
Como mediadora de significantes la imagen visual aporta contenidos ocultos y misteriosos al estudio y entendimiento de lo representado; así, simbolismo, representación, verdad y metáfora, confieren a la antropología visual un carácter de discurso semiótico, lingüística –si se prefiere–, no exento de connotaciones estéticas y artísticas capaces de suscitar discursos denotativos y, por qué no, de carácter emocional y subjetivo.
Por otra parte, Morris (1985) distingue en la semiosis tres dimensiones: sintaxis, semántica y pragmática. La sintaxis, considerada como el estudio de las relaciones sintácticas de los signos entre sí haciendo abstracción de las relaciones de los signos con los objetos o con los intérpretes. La semántica se ocupa de la relación de los signos con sus designata y, por ello, con los objetos que pueden denotar o que, de hecho, denotan. La pragmática es la relación de los signos con sus intérpretes.
El visor fotográfico: reflexiones de la cultura visual
En este trabajo fueron necesarias y útiles estas tres dimensiones de la semiosis; la sintaxis relacionada con la percepción, la semántica relacionada con el contenido visual y la pragmática en relación con el texto y su contexto para la construcción de un modelo de análisis fotográfico, el cual presenta una muestra metodológica de las fotografías tomadas por totonacos de San Pedro Petlacotla del municipio de Tlacuilotepec, Puebla, trabajo en el cual se les dio una cámara fotográfica a 16 personas de dicha localidad (dos mujeres adultas, dos mujeres jóvenes, dos mujeres adolescentes, dos niñas, dos hombres adultos, dos hombres jóvenes, dos hombres adolescentes y dos niños) para que ellos mismos registraran su cultura y su vida desde la manera propia de percibir el mundo, privilegiando los momentos que a su parecer eran de mayor importancia, así como los encuadres y planos que ellos decidieron usar sin ningún tipo de adiestramiento al respecto, pues lo que es importante para mí o para los miembros de mi cultura, no es necesariamente importante para ellos.
Figura 1: Modelo tetradimensional para el análisis de imágenes fotográficas (Vázquez, 2015: 71, 2017: 343)
Con base en dicho modelo se analizaron 456 fotografías de los 16 fotógrafos del grupo étnico totonaco para llegar a las siguientes reflexiones: 1) Los totonacos con experiencia migratoria, optaron por una gran selección de planos, ángulos y ejes al tomar sus fotografías. Considero que esto se debió a las experiencias visuales previas que observaron en las ciudades y en los medios de comunicación de cobertura nacional e internacional; 2) El 78% de las tomas fotográficas fueron en eje horizontal, con base en ello se puede decir que los totonacos están acostumbrados a percibir las imágenes visuales de izquierda a derecha y no de arriba abajo o de forma vertical. Sin embargo, este promedio también pudo haber sido por la comodidad de agarrar la cámara fotográfica en forma horizontal; 3) El 84% de las tomas fotográficas fueron en plano general, lo que reafirma el distanciamiento del contacto físico o acercamiento entre las personas, en comparación con otras culturas. Esto se hace evidente en la cotidianidad, tanto en los saludos de cortesía como en las relaciones afectivas de cualquier tipo, ya sea filiales, fraternales o conyugales, en donde el contacto físico se evita. De hecho, el saludo de mano entre los totonacos es apenas un ligero roce entre las palmas; 4) El promedio de las fotografías realizadas en el día fue 71.4% y en la noche el 28.6%. Para los totonacos es mejor realizar sus actividades laborales y de esparcimiento en el día, a la luz del Sol. Tal vez se deba a que en la cultura totonaca el Sol, Chichiní, es el gran dios totonaco, el Creador y el Dueño del Maíz. Tiene a sus órdenes, directamente o por medio de Aktsini, Dios del Agua, a los Truenos y a los Vientos, según afirma Ichon (1990).
Finalmente, este trabajo refleja el uso de la fotografía para los totonacos como un simple recuerdo de sus actividades diarias y considerada como un elemento de estatus, ya que no todos tienen acceso a ella. En la cultura de los totonacos se valora más la presencia entera físicamente de los actantes (personas, animales, cosas, acciones y lugares) y no tanto la composición estética occidental de la fotografía, como son los primeros planos. Es decir, los totonacos no conciben verse en su fotografías con una parte del cuerpo trunco o mutilado, están acostumbrados a observarse de cuerpo entero. Por ende, considero que este trabajo contribuye a la difusión visual en comunidades indígenas, para lograr mayor eficiencia en los trabajos de comunicación visual. Por lo anterior, pienso que cualquier antropólogo social, etnólogo, sociólogo y comunicólogo que vaya a realizar un trabajo visual en estas comunidades, deben considerar la percepción visual entre esas culturas para lograr de la manera más efectiva cualquier propaganda, publicidad, campaña o elemento visual que desee transmitir un mensaje.
Foto: Verónica Vázquez Valdés, 16 totonacos que registraron su vida cotidiana, San Pedro Petlacotla, Puebla.
Referencias:
Barthes, Roland (1986), “La retórica de la imagen”, en Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, Barcelona, Paidós.
————— (1986), “El mensaje fotográfico”, en Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, s.p., Barcelona, Paidós.
CDI (2006), Regiones indígenas de México, México, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Eco, Umberto (1987), Lector in fabula, Barcelona, Lumen.
Ichon, Alain (1990), La religión de los totonacas de la sierra, México, Instituto Nacional Indigenista (INI).
Lotman, Yuri (1979), Semiótica de la cultura, Madrid, Cátedra.
Montalbán Sánchez, Francisco José (2006), “La máquina etnográfica”, en Contraluz: Revista de la Asociación Cultural Arturo Cerdá y Rico, núm. 3, pp. 53-72.
Morris, Charles (1985), Fundamentos de la teoría de los signos, Barcelona, Paidós.
Santaella, Lucía y Winfred Noth (2003), Imagen: Comunicación, semiótica y medios, Kassel, Edition Reichemberger.
Vásquez, Verónica. (2015), Diversas miradas. La imagen fotográfica y su análisis para la investigación social. Imagen, memoria y patrimonio, México, El Errante-(Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
———— (2017), “Más allá del recuerdo: el uso de la fotografía en el pueblo totonaco”, en Olhar in(com)formado: Teorias e práticas na antropologia visual, Báez Landa, Mariano; Gabriel Alvarez, O. (orgs.), Editora UFG-Gráfica UFG-Editora da Imprensa Universitária-CIESAS.
Vilches, Lorenzo (1984), “Play it again, Sam”, en Anàlisi: Quaderns de comunicació i cultura, núm. 9, ejemplar dedicado a: Series: cine, TV), pp. 57-70.
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veronica.vazquezval@correo.buap.mx
https://orcid.org/0000-0001-5466-4679
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