Ricardo A. Fagoaga Hernández
Investigador independiente
rfagoaga@gmail.com | Twitter: @rfagoaga
Cuando elaboré los mapas de mi tesis de Maestría en Historia, hace 18 años, no existían o apenas estaban en desarrollo los programas (software) libres y de código abierto de Sistemas de Información Geográfica (SIG). Tampoco existían repositorios en internet que permitieran la descarga de información de manera gratuita. Los mapas que hice para mi tesis tuvieron como base las cartas topográficas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y los modelos digitales de elevación, que permiten “dar la idea” de volumen y perspectiva orográfica.[1]
Imagen 1. Mapa
Fuente: elaboración propia con base en cartas topográficas y sombreados, INEGI.
Por las limitaciones en la forma de elaborar los mapas, a partir de programas de diseño y conocimientos básicos en la forma de visualizar datos, sólo pude integrar cierto tipo de información, en este caso localidades y clima de la Huasteca potosina en el siglo XVIII, y dibujar “a mano alzada” lo que yo consideraba los “límites” de las “jurisdicciones” de cada una de las localidades de acuerdo con la información que proporcionaban las fuentes primarias.
Esta rápida reflexión del trabajo que hice me sirve de introducción para compartir lo que considero son los pasos y elementos, mis experiencias en cómo elaborar cartografía que sirva para el análisis histórico (geografía histórica) y para dar un paso más allá en el uso de mapas que, por lo general, sirven como mero adorno o referencia geográfica a los lugares/regiones que estamos investigando.
En búsqueda del acceso abierto
En los últimos 20 años (más o menos) se ha llevado a cabo una revolución política, científica, tecnológica y de conocimiento relacionada con lo que conocemos como “Datos Abiertos”. La política de datos abiertos, propuesta por la comunidad científica en un principio, tuvo mucho más impacto cuando en la esfera política los datos se convirtieron en uno de los elementos para hacer responsables a los gobiernos de las políticas públicas que implementaron. Al mismo tiempo, quizás un par de décadas antes, algunas de las personas que colaboraban o enarbolaban la bandera de datos abiertos estaban involucradas en la creación de programas de computadora de código abierto que permitiera su uso libre por cualquier persona o que utilizara el código para transformar ese programa (Chignard, 2013; Verhulst, Zahuranec y Young, 2021).
De estas iniciativas surgió QuantumGIS (actualmente QGIS) como propuesta del Open Source Geospatial Foundation (OSGeo), un programa SIG gratuito y de código abierto que sirve para llevar a cabo análisis geoespacial a partir del uso de diversos formatos de datos espaciales y del uso de imágenes. Y este es el primero paso, lo primero que se debe hacer para iniciar el análisis geoespacial: DESCARGAR QGIS y los complementos necesarios (plugins) de manera gratuita. La primera vez que se utiliza este programa puede parecer un reto, pero hay diversos cursos breves y tutoriales en internet que ayudan a comprender los elementos básicos del manejo del programa.
El siguiente paso, que se puede dividir en dos partes, es la parte más técnica y en donde se define el tipo de datos que sirven como base y al mismo tiempo que definirá el tipo de análisis geoespacial que se requiere. Las “capas” o archivos de vectores (se conocen por la extensión de archivo como shapefile) se pueden descargar de diferentes repositorios. Los contornos de las masas continentales, litorales y las divisiones administrativas de los países se pueden encontrar en INEGI, UNAM, Natural Earth, Conabio, Conagua… o en repositorios como el de Harvard o la Universidad de California en Berkeley. En estos repositorios se pueden encontrar los elementos básicos para elaborar un mapa o encontrar archivos de datos mucho más complejos y que incluyen diferente tipo de información. Incluso, para quienes necesiten información como imágenes satelitales o fotografías pueden utilizar EARTHDATA de la NASA.
Esta primera parte es relativamente sencilla y en donde se encuentra la información más reciente. Sin embargo, para quienes estén buscando información histórica, por ejemplo, de divisiones administrativas coloniales tienen que echar mano de otros recursos para elaborar sus mapas. En el Sistema de Información Histórico-Geográfica de Hispanoamérica, HGIS de las Indias, se pueden descargar los archivos o capas de datos de toda la América española que permiten delinear las diferentes jurisdicciones administrativas del siglo XVIII o utilizar esas bases de datos para agregar información a diferentes escalas.
Y en esta segunda parte es donde deseo hacer énfasis en la escala de los mapas que se pueden elaborar. La siguiente imagen, que utilizo para mis clases de historia de la cartografía, me sirve para ilustrar cómo diferentes fuentes permiten reunir información en diferentes escalas.
Imagen 2. Escala para la elaboración de mapas
Las escalas que les comparto las elaboré a partir de una reflexión del análisis de padrones parroquiales de la Huasteca potosina (Escobar y Fagoaga, 2004). Del análisis de esos padrones encontramos que es posible conocer los nombres de barrios, parcialidades, haciendas, ranchos y otras localidades en la jurisdicción de parroquias, pero el gran problema era encontrar su ubicación geográfica. Sin embargo, con la experiencia acumulada a partir de la elaboración de otros mapas y con repositorios digitales en internet es posible reunir la suficiente información para “mapear” localidades a diferentes escalas y esto es lo que haría para encontrar la información:
I. Repositorios de mapas. Existen una gran cantidad de repositorios, con distintas características, que se encuentran en línea y que son una ayuda indispensable para la elaboración de cartografía. MAPILU del Archivo General de la Nación (AGN), que se encontraba en línea, es una fuente irremplazable de información, pero la calidad de las imágenes es pobre. La Mapoteca Manuel Orozco y Berra es otro repositorio, con motor de búsqueda, que permite la descarga de imágenes pero no se cuenta con información complementaria del mapa. Una ayuda o referencia es el libro reeditado de Materiales para una cartografía mexicana de Manuel Orozco y Berra (2012 [1871]). Esta versión del catálogo del siglo XIX incluye imágenes y referencias de la mapoteca que hacen la búsqueda más sencilla. También, es recomendable utilizar el libro de México a través de los mapas (Mendoza, 2000) para conocer el origen y características de la cartografía histórica de México.
Otros repositorios de mapas, en su mayoría impresos, tienen la característica o la gran ventaja de que están georreferenciados o las imágenes tienen mejor calidad. La David Rumsey Map Collection, en la Universidad de Stanford, es un sitio en internet obligado para quienes quieren elaborar cartografía histórica. La mayoría de los mapas impresos de esa colección han sido georreferenciados lo que permite utilizarlos de manera inmediata en programas como QGIS, ya sea utilizando una liga/link a la información o descargando la imagen que cuenta con metadatos de georreferencia. Otros repositorios, con imágenes en alta calidad, son: la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, la Biblioteca Pública de Nueva York, la Sociedad Geográfica Americana en la Universidad de Wisconsin-Madison, el Portal de Archivos Españoles, el portal Calisphere de la Univeridad de California, Gallica de la Biblioteca Nacional de Francia y el portal Europeana.
II. Repositorios de Manuscritos. Mencionar la búsqueda de manuscritos parece un lugar común, pero pienso que es necesario hacer énfasis en las colecciones en línea que permiten encontrar una gran cantidad de información de utilidad para la elaboración de cartografía. Los mormones, a través de su portal conocido como Family Search, permite la consulta digital y descarga de un sinfín de manuscritos de diversos periodos históricos. Un catálogo exhaustivo de manuscritos diversos se puede consultar en Harvard Dataverse, pero no cuenta con la información de padrones (aunque es relativamente sencillo encontrar la información). Los mormones tienen en su repositorio una gran cantidad de fondos del Archivo General de la Nación, el fondo Tierras, por ejemplo, que son de gran utilidad para la elaboración de cartografía. Otro lugar donde se pueden consultar diferentes repositorios o proyectos digitales, con gran cantidad de información sobre México se encuentra en el artículo de Isabel M. Povea y Ricardo A. Fagoaga (2017).
III. Noticias estadísticas impresas y manuscritas. Las estadísticas del siglo XIX, impresas o manuscritas, son una gran fuente de información que no es posible encontrar en bases de datos recientes. Las mejores guías se encuentran en los libros editados por Luis Arrioja Díaz Viruell (2016 y 2019) en donde cada capítulo analiza estadísticas, impresas o manuscritas, de diferentes estados, territorios o regiones de México. En el capítulo (Fagoaga, 2019) que me invitaron a escribir, en especial en las notas, hago referencia a una gran cantidad de estadísticas manuscritas y los archivos/ bibliotecas en las que se encuentran. Además, hago referencia a los mapas que se elaboraron para acompañar a esas estadísticas y cuáles son los alcances de la información que se puede recuperar de esos manuscritos, así como una explicación de cómo se desarrolló el proyecto estadístico nacional en la primera del siglo XIX.
IV. Archivo Histórico de Localidades Geoestadísticas (INEGI). Esta base de datos, elaborada a partir de diversos censos nacionales, es una de las mejores herramientas ya que se encuentra la información de cada una de las localidades de México desde 1895, su ubicación geográfica (grados, minutos, segundos) y los diferentes nombres a lo largo de más de un siglo, incluyendo la jurisdicción municipal a la que pertenece.
Ideas finales
La revolución de datos abiertos, la digitalización de grandes acervos manuscritos y las bases de datos con datos geográficos son la mejor apuesta para elaborar cartografía que sirva para el análisis geoespacial histórico. La homogeneidad y la cantidad de los datos, por ahora, dependen de la capacidad de cada investigador(a) y su capacidad de encontrar, ubicar y relacionar información de una o de cientos de localidades. En este brevísimo ensayo quise resaltar las diferentes fuentes para elaborar mapas que sirvan para la investigación histórica y al mismo tiempo compartir los repositorios, junto con la estrategia, que utilizo para encontrar información que no se encuentra en otras bases de datos.
Por último, mis recomendaciones son practicar elaborando mapas de viejas y nuevas investigaciones, improvisar algo nuevo y agregar información que un principio no se pudo encontrar. La otra recomendación es compartir la información y que sea de acceso abierto a quien quiera utilizar los datos. Quizá en un futuro próximo contemos con un repositorio en donde se concentre esa información.
Bibliografía
Arrioja Díaz Viruell, Luis Alberto (ed.) (2016), Registrar e imaginar la nación. La estadística durante la primera mitad del siglo XIX, vol. I. Jalisco, Estado de México, Nuevo México, Oaxaca, Sinaloa, Sonora y Veracruz, México, El Colegio de Michoacán-Universidad Veracruzana-El Colegio de Sonora.
Arrioja Díaz Viruell, Luis Alberto (ed.) (2019), Registrar e imaginar la nación. La estadística durante la primera mitad del siglo XIX, vol. II. Alta California, Baja California, Huasteca potosina, Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas, Tepic, Texas, Tlaxcala y Zacatecas, México, El Colegio de Michoacán-Universidad Autónoma de Zacatecas.
Chignard, Simon (2013), “A Brief History of Open Data”, en ParisTech Review, 29 de marzo. Consultado el 10 de mayo de 2022, disponible en http://www.paristechreview.com/2013/03/29/brief-history-open-data/.
Darnton, Robert (2009), “Google & the Future of Books”, en The New York Review, 12 de febrero, consultado el 10 de mayo de 2022, disponible en https://www.nybooks.com/articles/2009/02/12/google-the-future-of-books/.
Esocobar Ohmstede, Antonio y Ricardo A. Fagoaga Hernández (2004), “Los componentes socio-étnicos y sus espacios en las Huastecas a través de los censos parroquiales, 1770-1780”, en Estudios de Cultura Maya, vol. 25, pp. 219-256.
Fagoaga Hernández, Ricardo Alejandro (2004), “Circuitos mercantiles de la Huasteca potosina, 1743-1812”, México, Tesis de Maestría en Historia, El Colegio de San Luis.
——————– (2019), “Noticias locales para estadísticas nacionales. Inventario, temas y objetivos de las noticias estadísticas de la primera mitad del siglo XIX, en especial de la Huasteca potosina”, en Luis Arrioja Díaz Viruell, editor.
Mendoza Vargas, Héctor (coord.) (2000), México a través de los mapas, México, Universidad Nacional Autónoma de México.
Orozco y Berra, Manuel (2012 [1871]), Materiales para una cartografía mexicana, México, Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.
Povea Moreno, Isabel María y Ricardo A. Fagoaga Hernández (2017), “Escribir la historia de México colonial con herramientas digitales: medios digitales, experiencias y debates”, en Melánges de la Casa de Velázquez, vol. 47, núm. 2, pp. 285-289. DOI: https://doi.org/10.4000/mcv.7915.
Verhulst, Stefaan G, Andrew J. Zahuranec y Andrew Young (2021), “What drive for open science data can learn from the evolving history of open government data”, en The Conversation, 17 de marzo. Consultado el 10 de mayo de 2022, disponible en https://theconversation.com/what-the-drive-for-open-science-data-can-learn-from-the-evolving-history-of-open-government-data-156778.
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En mi tesis de maestría (Fagoaga, 2004), en el capítulo I, se encuentran tres mapas y en los cuadros las referencias a la información representada. Escogí el Mapa III porque es lo más cercano para ilustrar cómo elaborara los mapas a principio del siglo XXI. ↑