Korinta Maldonado[1]
Universidad de Illinois, Urbana-Champaign
Al inicio del año 2022 la Asamblea General de las Naciones Unidas inauguró el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas del Mundo (2022-2032) como respuesta frente a las políticas de asimilación por parte de los estados-nación y siglos de lógicas eurocéntricas las cuales han puesto en riesgo de desaparición sistemas de saberes propios de los pueblos indígenas, y causan el silenciamiento de sus lenguas, en tanto que éstas son contenedores y transmisores de estos sistemas. Uno de los factores más apremiantes que afecta la vitalidad de las lenguas de los pueblos indígenas y al cual se le suele poner poca atención, es la migración y sus profundos efectos, siendo está una realidad de cientos, sino miles, de pueblos indígenas del Abiayala. Me parece de suma importancia que para esta celebración se enfatice el trabajo que hacen las comunidades y organizaciones indígenas de la diáspora global para mantener promover y revitalizar sus lenguas.
En este pequeño texto narro la experiencia del colectivo Maya q’anjob’al, Pixan Konob’(corazón del pueblo en q’anjob’al), el cual lucha por la reivindicación de sus derechos lingüísticos como pueblos mayas desplazados de sus territorios de origen, y ahora parte de la diáspora maya en Estados Unidos. Escribo desde mi lugar como mujer migrante, mexicana, mestiza, activista, educadora, antropóloga hablante de Spanglish comprometida con las luchas por la justicia social. Escribo también, desde mi lugar como miembro activa del colectivo y acompañante de este caminar.
Pixan Konob’ emerge en 2019 con la idea de intervenir en la falta de acceso a los servicios públicos mediante la preparación de intérpretes q’anjob’ales. Posteriormente, el colectivo fue articulando una perspectiva muy compleja y rica como resultado de los talleres, reuniones, y encuentros con organizaciones de la diáspora indígena y nativoamericana,[2] trabajando con procesos mucho más amplios relacionados con la justicia lingüística y temas de la revitalización de las lenguas indígenas desde una perspectiva descolonizadora: por un lado, el colectivo se ubicó como parte de luchas y resistencias indígenas más amplias en conversación con organizaciones como Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO), La Liga Internacional Maya, y organizaciones mayas en Ohio y Nebraska por mencionar algunas. Por otro lado, el colectivo fue cambiando su visión del proyecto. Comenzó como un acto comunicativo para devenir un acto político de afirmación identitaria. Es decir, para muchos integrantes del colectivo la posibilidad de aprender a leer y escribir q’anjob’al ha sido un reencuentro con sus raíces. Los talleres de gramática q’anjob’al impartidos por B’alam Mateo Toledo, han sido un catalizador importante de este proceso de reflexión de su idioma, lo que ha generado a nivel comunitario importantes cambios en cuanto a las actitudes e ideologías lingüísticas.
Así pues, Pixan Konob’ fue adquiriendo nuevos matices y complejizando su quehacer como activistas y trabajadores de la lengua. El colectivo sitúa los saberes y epistemologías comunitarias en el centro de su práctica, lo que significa que la brújula que marca su caminar son los deseos, añoranzas, necesidades, estrategias y entendimientos sobre lo que significa hablar q’anjob’al fuera de su territorio. Así mismo, reconoce la lengua q’anjob’al como contenedora de saberes y prácticas que existen, circulan y se transforman en los contextos en los que se mueve, en este caso la diáspora maya en Champaign. Así pues, el q’anjob’al, el q’añol, o el q’anglish reflejan transformaciones de la lengua: los múltiples ajustes, formas y usos que adquiere en un contexto transnacional y las relaciones socioculturales y políticas interconectadas en las que se mueve. El reconocimiento de esta diversidad de q’anjob’ales, y las trayectorias que han llevado a muchos miembros de la comunidad a que ya no hablar su idioma no ha sido fácil, puesto que es revivir dolorosas y violentas historias de desplazamiento forzado. Estas perspectivas son resultado de un arduo proceso de reflexión que se genera a la hora de crear o traducir materiales y de intercambiar experiencias con otras organizaciones indígenas. Estos aprendizajes guían el compromiso de Pixan Konob’ de generar espacios donde se pueda hablar, consultar, leer, escribir en q’anjob’al, acceso a instituciones en q’anjob’al, y, también, de generar espacios de aprendizaje del idioma oral y escrito dentro de la comunidad.
Traduciendo información del departamento de salud pública de Champaign. Septiembre de 2020.
Pixan Konob’: de la germinación de una idea al caminar colectivo de un proyecto
Pixan Konob’ emerge, como idea, un caluroso día de septiembre, en un cuarto de hospital en donde las enfermeras buscaban comunicarse con Susana, compañera q’anjob’al y miembro inaugural del colectivo, quien se encontraba en trabajo de parto. Las enfermeras, después de conectarse por video con varios intérpretes de género masculino quienes estaban a cargo de la interpretación entre la paciente y el personal de salud, terminan sin poder comunicarse eficazmente. El primer intérprete tenía acento caribeño. El segundo, un acento argentino. Este último después de dos o tres minutos de interacción con Susana, quien por cierto estaba en parto activo, a modo de queja, declaró que la paciente no hablaba español.
“Recuerdo cuando fui al hospital y nadie me ayudó cuando nació mi niño. Nadie habla q’anjob’al en el hospital. Sólo ellos hablan español, pero el español de ellos casi uno no entiende … y cuando uno quiere hacer o decir algo, no nos entendemos…” (Susana)
Esa experiencia llena de tropiezos y desencuentros con los trabajadores de salud nos marcó a los tres. Desde distintos lugares platicamos sobre la urgente necesidad de intérpretes que hicieran el trabajo desde sus propios marcos culturales ya que no era ni es sólo un problema de comunicación. Así pues, seis meses después, Pixan Konob’, oficialmente se constituyó como el colectivo de justicia lingüística e intérpretes maya q’anjob’al, inicialmente con la misión de preparar intérpretes mayas que ayuden a desanudar las barreras lingüísticas desde sus propios marcos culturales.
Las ciudades de Champaign y Urbana están situadas en las tierras ancestrales de los pueblos odawa, sauk, ojibwe, illinois, kiikaapoi, myaamia, mascouten, wea, delaware, winnebago, menominee, mesquakie y chikasaw, de las cuales fueron desterrados forzosamente por colonos blancos. En su momento estos pueblos fueron reubicados al oeste del río Mississippi. Dada la efectividad de estás políticas de eliminación hacía estos pueblos nativo-americanos, Champaign hoy es una región en dónde no encuentras comunidades originarias de estas tierras. Champaign es más bien conocido no por está violenta política de eliminación de los pueblos indígenas, sino por ser un pueblo universitario, semi-urbano y predominantemente blanco. Es importante entender estos procesos políticos donde se inserta y mueve este colectivo.
Hoy el condado de Champaign es un nicho indígena/native hub de los pueblos mayas chuj, k’iche, q’eqchi’, kaqchikel, pero en particular del pueblo q’anjob’al santa eulelense con vínculos fuertes con sus comunidades de origen. De hecho, el municipio de Santa Eulalia en Guatemala está compuesto por nueve aldeas. Se podría considerar a Urbana-Champaign como la décima aldea por su densidad, vitalidad, y fuertes lazos con sus comunidades de origen. La primera familia q’anjob’al arribó en los años ochenta como parte del movimiento santuario —movimiento de iglesias progresistas, y activistas quienes proporcionaban refugio a personas que estaban huyendo de las distintas guerras civiles de Centroamérica—. En los últimos veinte años distintos pueblos mayas han hecho de Champaign su hogar. Durante este tiempo el flujo migratorio de santa eulalenses fue menor, pero constante. Sin embargo, fue a partir de 2014 cuando se produjó un rápido incremento de migración q’anjob’al a la zona, cambiando significativamente el tejido social de Champaign. Este nuevo escenario supuso un reto para las instituciones públicas, en cuanto a los servicios de acceso lingüístico. Hasta entonces, la noción predominante era que cualquier persona del sur del río Bravo hablaba español.
El colectivo está formado por jóvenes con diversas trayectorias y experiencias en Guatemala y Estados Unidos: algunos estudiantes, otros, padres de familia, trabajadores del hogar, maestros bilingües, entre otras especialidades. Unos apenas con meses de estar en el país, otros con algunos años bajo su brazo y otros, con décadas de haber llegado. Algunos miembros crecieron aquí y son hablantes de inglés y q’anjob’al, o, a veces, q’anglish; otros son hablantes de q’anjob’al y español, y muchos otros aprendieron a hablar español camino a Estados Unidos. Como mencioné al inicio, en los hogares de miembros del colectivo hay una diversidad importante en términos del uso del q’anjob’al, pero para muchos o para la mayoría en sus hogares se habla, como decimos aquí, mixteado. Un miembro del colectivo comenta:
“en mi casa nos gusta variar, con mi papá habló q’añol pero con mi hermano me gusta hablar inglés”
En el colectivo también participan no indígenas que fungimos como acompañantes y colaboradores de este proceso; buscamos subvenciones, organizamos y buscamos oportunidades educativas para fortalecer los procesos de vitalización y mantenimiento de las lenguas mayas en el condado de Champaign. Mucho del trabajo radica en promover el trabajo del colectivo en los espacios que generalmente son, por lo menos por ahora, no tan accesibles para este. Para las instituciones el trabajo de interpretación y de promoción requiere ser validado por diplomas y títulos.
No es una sorpresa, entonces, que pueblos que tradicionalmente migran enfrenten un mayor riesgo de que su lengua sea desplazada o matada. Lo factores sociales que llevan a estos procesos son múltiples, pero de gran peso es la falta de espacios fuera del hogar que permitan su mantenimiento, reproducción y crecimiento. Además, el peso del español como lengua mediadora genera dinámicas que amplifican estos procesos. Cabe destacar que desde el 2014 el rápido crecimiento de comunidades mayas en Champaign irrumpe en este paisaje social y lingüístico, particularmente blanco, monolingüe y sumamente racializado, al no encajar con las ideas predominantes de cómo “debe” verse y sonar un inmigrante que viene del sur del río Bravo (Rosa y Flores, 2017).
Para cuando la pandemia golpeó al mundo, la comunidad q’anjob’al de Champaign había crecido exponencialmente, su visibilidad y sonoridad eran altamente perceptibles. Los cambios fueron significativos: maestros, enfermeras, trabajadoras sociales, policías, entre otros servidores públicos y ciudadanos tenían un mejor entendimiento de la diáspora indígena del Abiayala, en especial de los pueblos mayas de Champaign.
Vemos entonces que el problema de las barreras lingüísticas no es sólo a un problema de acceso a las instituciones; refleja complejos ensambles, resultado del colonialismo e imperialismo y sus respectivos regímenes raciales por donde transitan las comunidades mayas tanto en Guatemala como en Estados Unidos. Pensar en soluciones sustentables, por tanto, requiere ubicar y entender a estos pueblos y sus dinámicas lingüísticas como transnacionales (Baez, 2014) y las múltiples dinámicas y estrategias que las comunidades emplean para sobrepasar estos ensambles de muerte.
Tiempos de pandemia y la mayanización de los espacios digitales
Como mencioné al inicio, el catalizador de este colectivo fue la pandemia a principios del 2020. Cuando surgió el colectivo Pixan Konob’, el principal objetivo era hacer frente a las barreras lingüísticas institucionales a las que los mayas en Champaign se han enfrentado históricamente y se siguen enfrentando. Con la pandemia, las barreras lingüísticas se convirtieron en una sentencia de muerte para las comunidades que hablaban lenguas no dominantes. En este contexto, las nuevas plataformas en línea se convirtieron en una herramienta fundamental para la difusión de información relacionada con las medidas de mitigación del COVID-19, los protocolos en los lugares de trabajo, y los recursos locales para la vacunación.
Esto es importante para esta historia porque el colectivo incorporó rápidamente estas tecnologías a su activismo lingüístico. Estas tecnologías no son nuevas para los miembros de la comunidad, la radio tiene una larga tradición en las comunidades mayas. Del mismo modo, las redes sociales como TikTok y Facebook son espacios que han sido utilizados por las comunidades mayas de la diáspora para conectarse con sus familias y para participar, aunque sea remotamente, en las actividades que organizan sus comunidades. En el ámbito local, estos espacios también tienen efectos importantes: además de reunir y convocar a la comunidad hablante de q’anjob’al local, irrumpen y penetran los paisajes sonoros de Champaign, mayanizando espacios predominantemente blancos y monolingües.
Grabación del programa B’eyb’al heb’ jichmam/Cultura de nuestros antepasados. Octubre de 2021.
Nichos lingüísticos: Glosarios COVID-19 y la elaboración de videos informativos
La elaboración de contenidos informativos durante la pandemia creó un espacio para que el colectivo se reuniera y discutiera la mejor manera de traducir contenido médico especializado y muchas veces términos nuevos. La elaboración de contenidos mediáticos durante la pandemia creó un espacio para que el colectivo se reuniera y se discutiera la información que se iba a traducir al q’anjob’al. A menudo nos reuníamos con un equipo que podía ayudarnos a entender el contenido. En muchas ocasiones contábamos con dos o tres miembros del colectivo, en muchas ocasiones el lingüista B’alam Mateo Toledo nos asesoraba via zoom, y cuando era necesario, buscábamos médicos familiarizados con la terminología, con la idea de elaborar una traducción significativa.
Un ejemplo significativo de estas dinámicas fue cuando nos enfrentamos a la traducción de facemask, algunos miembros se opusieron rotundamente a utilizar la palabra en español “mascarilla”. Otros, debatieron la importancia de utilizar el vocabulario que las comunidades conocían, y en este caso “mascarilla” era el término común utilizado localmente. Nos pusimos en contacto con B’alam para averiguar si existía esa palabra en q’anjob’al o posiblemente otro término en la región, para lo que él propuso que el colectivo pensará en otras palabras ya establecidas dentro de la lengua, que pudieran fungir o hacer la misma función que la palabra “mascarilla”. Después de discutir sin que se lograra ubicar una palabra con esas características, B’alam propuso la palabra “tx’ual tiej”, palabra que designa la bolsita o morralito que se usa para que los caballos coman. Todos los miembros del equipo se estremecieron ante la idea de utilizar una palabra relacionada con un animal. Se negaron, argumentando que los q’anjob’ales de Champaign no entenderían ese término. Estos espacios han sido sumamente productivos, a pesar de las tensiones, y nos revelan los de momentos de replanteamiento y reformulación del lenguaje en contextos diaspóricos. Estos debates ponen en relieve cuestiones sobre quién se considera como hablante, quién puede tomar decisiones sobre una lengua, sus usos y transformaciones; cuestiones finalmente políticas que ocupan un lugar central en el marco del reclamo lingüístico y su reflexión. Igualmente, cuestiones de lo que cuenta como fluidez, quién debe evaluar tales nociones, y la violencia que el término “fluidez” puede tener entre las comunidades indígenas que trabajan para mantener su lengua, fundamentales en este proceso.[3] Para nuestro trabajo como activistas de la lengua son fundamentales. Sin embargo, son reflexiones que se van dando en la praxis, en los distintos espacios que se van generando.
Redes sociales como espacios de negociación de la lengua
Las plataformas digitales han sido instrumentales en la difusión del trabajo de Pixan Konob’, especialmente durante la pandemia. Inicialmente abrimos una página de Facebook y TikTok con el objetivo de difundir información relacionada con las medidas de mitigación del COVID-19. La estrategia era tejer cuidadosamente contenido digital que resonara con la comunidad. Es decir, buscamos trabajadores de la salud en Guatemala, hablantes de q’anjob’al, quienes informaron sobre la importancia de la vacunación. Posteriormente, el colectivo inició con la labor de promover el q’anjob’al a través de pequeños videos enseñando la lengua, y con el objetivo de difundir los talleres y eventos organizados por nosotros. Esto, además de informar y promover la lengua, ha servido para debatir con la comunidad q’anjob’al en línea distintas perspectivas sobre el uso y valor del q’anjob’al. Por ejemplo, en un reciente post subido a TikTok para anunciar un taller de gramática q’anjob’al para la comunidad, un seguidor comentó: “mejor una clase de inglés y no q’anjob’al”, acompañado de un emoji de risa. El comentario tuvo algunos likes. Cabe destacar que los seguidores de esta plataforma son predominantemente hablantes de q’anjob’al, más que los seguidores en Facebook y, especialmente, Instagram. El comentario fue discutido en algunas de las reuniones con el colectivo, a lo que algunos compañeros contestaron que entendían ese punto de vista. Otros desaprobaron el comentario y se mostraron impacientes con estos puntos de vista. Aunque no fueron opiniones predominantes, son importantes porque reflejan las distintas tensiones y actitudes lingüísticas que circulan entre los distintos hablantes de q’anjob’al que usan estas plataformas para discutir y negociar perspectivas sobre el valor y relevancia de su lengua.
Finalmente, además de la labor de interpretación que muchos de los miembros ya practican, el colectivo ha generado importantes espacios de reproducción del q’anjobal que es consumido a nivel local, nacional y transnacional: un programa radio bilingüe que transmite desde el Centro de Medios Independiente de Urbana-Champaign, contenido en q’anjob’al para diferentes plataformas digitales (TikTok, Facebook e Instragram), materiales informativos relacionados con el COVID-19. A nivel institucional, Pixan Konob’ genera materiales digitales para distritos escolares, el departamento de salud, y organizaciones no gubernamentales. Los retos que el colectivo ha enfrentado son muchos pero los de mayor importancia son dos: 1) la presunción por parte de las instituciones de que con la traducción de avisos o notificaciones se resuelven las barreras lingüísticas, de que la interpretación al español es suficiente para comunicarse con miembros de la comunidad q’anjob’al o de que el conocimiento de la lengua tiene que ser respaldado por un doctorado o título de educación superior, que obstaculiza el trabajo del colectivo; y 2) las limitaciones estructurales de los miembros que impiden, en su totalidad, que se dediquen amplificar este trabajo. Son pocas la veces que todos los miembros están presentes debido a la necesidad de atender sus trabajos. Muchos se quedan, pero de igual manera muchos dejan de asistir debido al gran compromiso que implica este trabajo.
Por último, me parece que las acciones concretas son importantes, pero más lo son, por un lado, los conocimientos y estrategias que las comunidades indígenas de la diáspora movilizan para mantener vivas sus lenguas, que son de suma importancia para el futuro y vitalidad de éstas. Por el otro, las formas y los procesos en el ámbito, que han implicado que el colectivo se acerque de manera profunda y sistemática a su idioma, generando importantes reflexiones sobre la importancia de la lengua en la reproducción de la identidad de la diáspora maya.
Bibliografía
England, Nora C.
2003 «Mayan Language Revival and Revitalization Politics: Linguists and Linguistic Ideologies», American Anthropologist, vol. 105, pp. 733-743.
Pérez Báez, Gabriela
2014 «Determinants of Language Reproduction and Shift in a Transnational Community», International Journal of the Sociology of Language, vol. 2014, núm. 227, pp. 65-81.
Rosa, Jonathan, y Nelson Flores
2017 «Unsettling Race and Language: Toward a Raciolinguistic Perspective», Language in Society, vol. 46, pp. 621-647.
Rosa, Jonathan, y Nelson Flores
2023 «Rethinking Language Barriers & Social Justice from a Raciolinguistic Perspective», Daedalus, vol. 152, núm. 3, pp. 99-114.
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Investigadora del Departamento de Antropología/Programa de Estudios Nativo Americanos ↑
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Algunos de estos colaboradores que facilitaron talleres fueron el Instituto para el Desarrollo de las Lenguas Indio Americanas (AILDI-Universidad de Arizona), Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO) y por el lingüista q’anjob’al, B’alam Mateo Toledo (CIESAS-Sureste), quien nos ha acompañado de cerca y facilitado múltiples talleres sobre la grámatica q’anjob’al. Intercambios con activistas de las lenguas indígenas de México como Elizabeth Alvarado Garduño y Celerina Sanchez y activistas en Estados Unidos como Mathew Olmos y Cuitlahuac Martinez, miembros del colectivo Speak Nahuatl Language. ↑
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Recupero ideas de la intervención de Erin Debenport, así como de otras trabajadores de la lengua, durante el evento “Community Language Reclamation, Linguistic “Work” and the Future of Collaboration”, UCLA American Indian Studies Center. 13 de abril de 2023. ↑