Los niños de la correccional. Etnografía que mira y escucha intramuros

Rodolfo Martínez Martínez
Laboratorio Audiovisual, CIESAS Ciudad de México


El libro Los niños de la correccional: fragmentos de vida sustenta su construcción en la mirada etnográfica con la que Elena Azaola Garrido, investigadora del CIESAS, logra penetrar los muros de la correccional para mirar su mundo interior. Allí escuchamos las voces que desde la soledad del reformatorio gritan en silencio sus reclamos de justicia a un mundo que los recluyó en una institución reformatoria que los deforma hasta que termina por destruirlos.

En esta investigación, Azaola habla de los propósitos que la llevaron a plantear la investigación etnográfica de los niños de la correccional que, convertida en libro, sirva para darles voz, y así escuchar la profundidad de su existencia, misma que se expresa desde la reclusión violatoria de sus derechos humanos, cuando ni siquiera han alcanzado todavía la mayoría de edad.

Al respecto, la autora explica los propósitos de su estudio:

El presente estudio intenta ofrecer un modo distinto de ‘mirar’. Es decir, al proponer que los menores tomen la palabra sobre su historia, sobre sus experiencias en la institución, surgen modos distintos de ‘mirar’, que contrastan con las historias que sobre ellos nos han ofrecido los expedientes de la correccional.[1]

Después agrega: “Estos modos distintos de ‘mirar’ son el objeto de este estudio y pretenden contribuir a situar y comprender al menor infractor en tanto que sujeto histórico y social.”[2]

Para concluir que

Transcribir los relatos, las historias de niños que han pasado por la correccional, no tiene otro propósito que el de contribuir a que puedan ser vistos desde una perspectiva diferente a la que nos ofrece el discurso de la Institución, ya sea a través de sus expedientes de la conducta que a menudo toman la palabra “explicarnos” sus actos.[3]

Luego de que la investigadora logra penetrar los muros de la correccional, ayudada de su instrumental teórico-metodológico con el cual ha logrado introducirse, se enfrenta a nuevos problemas y retos propios de la complejidad que caracteriza a la represión y la violencia intramuros de un reformatorio para menores.

Al respecto, destacan tres problemas que la investigadora no solamente enfrentó, sino que además resolvió (como lo prueba la publicación misma del libro): el “cemento” que consumen los jóvenes como enervante, la mentalidad mágica de los adolescentes y el sexo femenino de la misma investigadora.

El “cemento” o “chemo” aparece como un componente elemental de la vida íntima de los jóvenes reclusos, ya que los ayuda a escapar de la violencia del encierro mediante el sueño de la intoxicación que les produce.

Al respecto, la autora señala: “el ‘cemento’ […] si bien forma parte del capítulo de las pertenencias, sí era uno de los elementos que significaban la pertenencia a un determinado universo simbólico”.[4] Luego dice: “Los rasgos de lo que podríamos llamar una mentalidad mágica encontraban en el cemento un campo fértil para manifestarse”.[5] Para después agregar: “La mentalidad mágica no sólo se manifestaba en la relación con el cemento. Casi cualquier cosa que desconocían o que no lograban comprender, y hasta su cuerpo, eran objeto de explicaciones de esta índole”.[6]

Respecto del sexo femenino de la investigadora: aunque los jóvenes reclusos se sintieron atraídos por ella, mediante la comunicación, Azaola les mostró nuevas formas de relacionarse con una mujer, hasta entonces desconocidas para ellos, sin la mediación de relaciones sexuales o actos de violencia física y verbal.

En esta investigación, la escucha y el diálogo llevaron a la antropóloga Elena Azaola, a leer el alma de estos jóvenes, y luego a darles voz a sus reclamos. También la llevaron a encontrar en el interior de sus historias de vida y sus razones para delinquir.

El libro contiene seis capítulos, cada uno muestra en forma sintética, ordenada y clara la estructuración de una perspectiva etnográfica de las correccionales. Así, ayuda a mirar en modo diferente la vida de los púberes reclusos en la correccional, desde su complejidad interna real, y no desde los prejuicios respecto a ellos, que en el exterior de la correccional son dominantes.

  1. Azaola Garrido, Elena. Los niños de la correccional: fragmentos de vida, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ediciones de la Casa Chata, 2ª. edición 1995, pág. 19.
  2. Op. cit. pág. 20.
  3. Op. cit. pág. 21.
  4. Op. cit. pág. 34.
  5. Ibíd.
  6. Ibíd.