Los múltiples rostros de la ciudadanía, de Víctor Leonel Juan Martínez (reseña)

Miguel Ángel Vásquez de la Rosa[1]
Servicios para una Educación Alternativa (EDUCA A.C)

Ilustración  Ichan Tecolotl

Se estila decir que un libro, o una obra, es un retrato fiel de su autor. Esto, quizá no sucede en todos los casos, pero en este caso en particular, y en esta obra, tenemos un retrato nítido de Víctor Leonel. Víctor está a lo largo de toda su obra. El libro es un recorrido biográfico de sus intereses y prioridades académicas, pero también de sus pasiones, de sus preguntas por descifrar y resignificar. Aunque, como bien lo dice en la presentación, “todo libro es una obra colectiva”, no cabe duda de que, en ésta, Víctor está presente en su estado puro. Por ello quisiera iniciar este texto hablando de “los múltiples rostros” de Víctor.

Conocí a Víctor hace poco más de dos décadas, cuando era subdirector de la revista En Marcha. Su formación como abogado y periodista lo llevó también al terreno del activismo. México vivía un proceso de alternancia política con la llegada de Vicente Fox al poder y en Oaxaca experimentábamos la mitad del periodo de José Murat. Los cambios que se habían logrado en la década de los noventa en materia de política electoral y de pueblos indígenas se empezaban a estancar por las reyertas políticas locales y el autoritarismo subnacional. En esta coyuntura conocí a Víctor. Su trabajo periodístico y su contribución desde su formación jurídica y, además, como parte de una comunidad indígena, lo acercó a un colectivo de organizaciones civiles y académicas que pugnábamos por cambios en el entorno político y en especial en los sistemas normativos internos conocidos hasta entonces como Usos y Costumbres. Conformamos el Foro Ciudadano de Oaxaca, realizamos una propuesta de Reforma Electoral e, incluso, participamos en el proceso electoral de esa primera alternancia política fallida en Oaxaca, que fue la del año 2004. Víctor fue también consejero ciudadano del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca donde presidió la Comisión de Elecciones por Sistemas Normativos Internos. Fue, a su vez, un actor clave en las reformas de 2012 y 2015, y a la postre consolidó una formación académica con el doctorado y su trabajo de investigación y docencia.

Hago este recuento, del cual sin duda escapan muchos episodios, para decir que la obra que nos ocupa es resultado de la maduración de todo este trabajo, no sólo académico, sino también en el ámbito del periodismo, del servicio público, del activismo social, de la incidencia política, y sobre todo de lo asimilado en su comunidad de origen, Villa Díaz Ordaz. La obra no es, “solo” (y entrecomillo “solo”), un trabajo de carácter académico, es el trabajo de un pensador de las múltiples ciudadanías, de la autonomía y de los debates sobre la representación política de los pueblos indígenas en Oaxaca y en México.

Por ello, no es casual que el hilo conductor que va tejiendo la trama del libro es la ciudadanía, o las múltiples ciudadanías indígenas, su construcción, sus formas de acceso al poder público y su ejercicio.

Son, sin duda, varias las preguntas que motivaron al autor a escribir esta obra o, dicho de otra manera, que dieron pie a esta obra. Y que a la vez son preguntas fundamentales. Voy a mencionar dos, la primera está explícitamente en la obra, y la segunda subyace a todos los temas que se analizan.

Primera pregunta: ¿qué hace posible que en un estado como Oaxaca convivan dos regímenes electorales con principios encontrados, aquellos que se rigen por partidos políticos y los que se rigen por “usos y costumbres”? Oaxaca es un estado paradigmático, como menciona el libro. En Oaxaca las luchas autonómicas de los pueblos indígenas tocaron, o trastocaron, el sistema electoral. En la actualidad hay otros estados, como se menciona en el libro, donde a partir de importantes movilizaciones sociales y litigio estratégico, algunos municipios transitaron del régimen electoral de partidos políticos al de usos y costumbres. Es el caso del municipio de Oxchuc en el estado de Chiapas, la comunidad de San Francisco Cherán en Michoacán, y Ayutla de los Libres en Guerrero. “Las luchas del movimiento indígena son luchas por la ciudadanía. Los movimientos indígenas luchan por la democracia y la justicia, y lo electoral es una parte de esta lucha —cito a Víctor—, y no siempre la más importante”.

Segunda pregunta: ¿cuáles son los diálogos, las nuevas reglas, los pactos que hacen que estos sistemas pervivan a pesar de las dinámicas externas como la migración la globalización de la economía, la urbanización, etc.? Y este es uno de los planteamientos más desafiantes en la investigación: la permanencia en el tiempo de “los usos y costumbres”.

Aquí está presente un concepto que Víctor desarrolla en el libro, que es el conflicto. ¿Han estado exentas las comunidades y municipios del conflicto? Y la respuesta es no. De hecho, el conflicto es una condición.

En el capítulo “La praxis autonómica” se aborda la conflictividad política en Oaxaca. Cito a Víctor: “Entre las críticas que se hacen a los sistemas normativos indígenas se encuentra que, como se supone que están basados en la tradición, su capacidad de cambio y adecuación a nuevas circunstancias políticas y sociales es sumamente limitada, situación que podría tensar la política comunitaria al grado de la ruptura”.

Una buena parte del libro aborda cómo se dan entonces los procesos de cambio con continuidad (o sin ruptura), cómo se dan los procesos de negociación y diálogo, y cómo se reinventa la comunidad, a partir de otros usos y costumbres. Pero, también, cómo, y a esto han orillado las transformaciones en el ámbito de la justicia, se han judicializado los conflictos, se ha abierto la llave de la justicia electoral para los pueblos indígenas.

En los municipios del régimen de Sistemas Normativos Internos, “los actores políticos locales asumen una actitud pragmática: entran en negociación, inventan nuevas soluciones y buscan nuevas formas para regular sus relaciones y ejercer su ciudadanía”. De ahí se derivan múltiples formas de ejercer la ciudadanía y diversas y variada formas de nombrar y darse a sus propias autoridades indígenas: “desde aquellas que van de elecciones en asamblea a mano alzada tomando en cuenta el sistema de cargos, con base en principios y reglas comunitarias, hasta aquellas elecciones que se hacen en urnas y donde se utiliza la credencial de elector y participan no sólo ciudadanas y ciudadanos originarios de la comunidad, sino se permite la participación de avecindados migrantes y residentes en el extranjero”.

Víctor logra ir entrelazando a lo largo del libro, a partir de experiencias concretas de municipios como San Miguel Quetzaltepec, Santa Ana del Valle, Magdalena Ocotlán, Tlacochahuaya, San Juan Guelavía, San Sebastián Tutla, Choapam, San Miguel Tlacotepec, Villa Díaz Ordaz, San José del Progreso, entre otros municipios, las dinámicas, reacomodos, disputas internas, e incluso salidas pragmáticas, para abordar y resolver los diversos conflictos derivados de la elección y nombramiento de sus autoridades.

Una reflexión y análisis muy importante en esta obra tiene que ver con la participación de las mujeres. A partir del caso de la primera presidenta municipal en Santa María Tlahuitoltepec, se aborda el tema, cito:

Distintos factores que se han presentado en los últimos años han derivado en una participación más activa de las mujeres en la cosa pública. La migración, los conflictos, los programas sociales, la lucha por la igualdad de género, permiten la visibilización femenina que junto con otros factores como el acceso a la educación, el derrumbe de los estereotipos, la reconfiguración de lo femenino, los cambios en la estructura familiar (madres cabezas de familia, viudez, familias no parentales, esposas de migrantes) y sobre todo, aunque no sea muy palpable, los nuevos discursos acerca de la masculinidad y la feminidad. Este es un proceso que todavía tiene mucho camino por recorrer, pues el ejercicio de derechos no necesariamente elimina las desigualdades.

El contenido de la obra es realmente abundante. Toca también varios aspectos de la vida política de Oaxaca del siglo XX y principios de siglo XXI, el conflicto social del 2006, la primera alternancia política de 2010, la integración de ese nuevo gobierno y las demandas de los pueblos indígenas con la participación de Adelfo Regino en la Secretaría de Asuntos Indígenas y la incorporación de destacados dirigentes y dirigentas del movimiento indígena al gobierno de Gabino Cué, las modificaciones al marco y a la estructura jurídica, la creación de la Sala de Justicia Indígena, además de un repaso rápido de lo que fue y ha sido la lucha de la COPUDA por la defensa del agua y territorio y la creación del primer partido político indígena en México, el Partido de la Unidad Popular, PUP.

Víctor, afirma en su obra que, “la ciudadanía indígena es una muestra de resistencia cultural y la lucha por su proyecto de vida”. Pienso que efectivamente lo es, en especial aquellos que luchan por la defensa de su territorio y por el respeto a sus modos de vida comunitaria.

Para finalizar quiero comentar una anécdota personal y que se ve reflejada en lo que Víctor nos cuenta en su obra. En los años 2000 y 2003, en EDUCA nos encontrábamos en procesos de observación electoral en municipios de usos y costumbres. El municipio de Asunción Tlacolulita enfrentaba un conflicto electoral, ya que se impedía la participación de las mujeres en su proceso de nombramiento de autoridad. En ese tiempo se habían sumado observadores electorales internacionales para venir a Oaxaca a observar las elecciones en los municipios de mayor conflictividad. Vino a Oaxaca el encargado de asuntos políticos de la embajada de Alemania en México y nos acompañó al municipio de Tlacolulita. Al llegar a la comunidad solicitamos permiso a la asamblea para observar el desarrollo de su elección. Tardaron cerca de dos horas para deliberar si se otorgaba o no el permiso para estar presentes. Una vez dado el permiso estuvimos en una asamblea que duró más de seis horas, de las tres de la tarde a las nueve o diez de la noche. Al terminar la asamblea, sin contratiempos, el encargado de asuntos políticos de Alemania en México, de apellido Wolf, me dijo que estaba muy impresionado por el nivel de discusión y debate que había tenido la asamblea. “Qué interesante”, me dijo, “aquí la democracia se discute, se delibera. En Alemania la democracia se da por hecho”.

Pienso que el valor de una obra como el libro Los múltiples rostros de la ciudadanía es que documenta el alto grado de politización y la sofisticación de la política de los pueblos indígenas de Oaxaca y México. Esta tiene múltiples rostros que le dan un gran contenido y riqueza a su visión y proyecto cultural.

Juan Martínez, Víctor Leonel
2022 Los múltiples rostros de la ciudadanía. Multiculturalidad, representación política y poder local, Ciudad de México, Plaza y Valdés.


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